Santa Rosa – Quirihuac y Ciudad de Dios: asentamientos rurales en la parte media del valle de Moche

Los Moche (200-800 d.C.) fueron una sociedad compleja, caracterizada por una diferenciación social bien marcada (Alva y Donnan 1993a, 1993b; Donnan 1995), organización laboral compleja (Hastings y Moseley 1975), guerras (Kutscher 1955, Donnan 1978, Hocquenghem 1978, Wilson 1988) y una alta especialización en la producción de diferentes bienes (Donnan 1978; Russell et al. 1994a, 1994b). Mucho de nuestro conocimiento sobre los Moche se ha derivado de los estudios iconográficos de la cerámica (Larco Hoyle 1945, Benson 1972, Donnan 1978, Castillo 1989, Bourget 1991, Quilter 1997), así como de la atención prestada a los edificios monumentales y a las tumbas (Donnan y Mackey 1978; Alva y Donnan 1993a, 1993b; Donnan 1995; Donnan y Cock 1997). Si bien es cierto que estos estudios han permitido un gran avance en nuestra comprensión de los Moche, consideramos que información complementaria de áreas de habitación domésticas, que no reciben generalmente mucha atención, también pueden contribuir con importante información para entender mejor la organización social Moche y sus formas de vida. Las recientes investigaciones, siguiendo de alguna manera la tradición del Proyecto Arqueológico Valle de Virú (Strong y Evans 1952, Willey 1953), sobre estudios de patrones de asentamientos (Willey 1953, Wilson 1988, Leonard y Russell 1992, Billman 1996), y la excavación de lugares domésticos de producción y consumo (Bawden 1982, Pozorski 1982, T. Topic 1982, Shimada 1994, Chapdelaine et al. 1997, Uceda 1997, Uceda y Armas 1997, Chapdelaine 1998, Tello 1998), están proporcionando un importante punto de partida, aún cuando todavía nuestra comprensión sobre la cultura Moche y sus formas de vida es limitada.

Nuestras investigaciones en lugares de vivienda en 1997, en dos pueblos rurales en la parte media del valle de Moche, relacionados con la actividad agrícola, han proporcionado datos importantes sobre los cambios de la cultura Moche durante su desarrollo (Fig. 7.1). En el sitio de Santa Rosa-Quirihuac, del periodo Moche temprano, los agricultores tuvieron aparentemente un carácter de auto suficientes. En el sitio de Ciudad de Dios del periodo Moche tardío, a pesar de las limitadas excavaciones que hemos realizado, parece desprenderse que la producción agrícola estuvo más directamente controlada por el estado. La información, a pesar que provienen solamente de dos pueblos rurales, parece reflejar posibles cambios en la organización de la producción agrícola y de cómo el Estado moche evolucionó.

 

Santa Rosa – Quirihuac y Ciudad de Dios: asentamientos rurales en la parte media del valle de Moche
George Gumerman IV
Jesús Briceño Rosario

 

Moche: hacia el final del milenio. Actas del Segundo Coloquio sobre la Cultura Moche

(Trujillo, 1 al 7 de agosto de 1999), Santiago Uceda y Elías Mujica, editores, T. I, págs. 217-243.

Lima, Universidad Nacional de Trujillo y Pontificia Universidad Católica del Perú, 2003.

 

 

 

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Fig. 7.1. Mapa de la costa norte del Perú mostrando la ubicación de los sitios Santa Rosa-Quirihauc y Ciudad de Dios.

 

LOS TRABAJOS ARQUEOLÓGICOS EN LUGARES DOMÉSTICOS MOCHE

Los lugares domésticos son los componentes básicos de la organización social en una sociedad. Al abordar nuestro interés en estudios arqueológicos de lugares domésticos, no solamente queremos orientar nuestra comprensión sobre detalles de las áreas de vivienda, sino también para empezar a tener un panorama más amplio de la organización social Moche en su conjunto. Bawden (1982: 166) ha llamado la atención sobre el hecho de que los lugares domésticos Moche son muy pocas veces tomados en cuenta, a pesar de su gran importancia. Específicamente, ha señalado:

“Study of the residential dwelling produces information pertaining to the basic unit of social organization–the individual household. The nature of household organization, however, is directly affected by the governing regulatory canons of the community. In other words, household organization reflects specific sociopolitical factors, which in turn are shaped by the community’s methods of adaptation to its physical and cultural environments…. the household constitutes a microcosm of wider social patterning, and its study should lead toward better understanding of specific cultural forces acting within and upon a society than may be derived solely from examination of its centers of corporate authority” (Bawden 1982: 181).

Al igual que Bawden (1982), nosotros también proponemos que el estudio de los lugares domésticos ampliará nuestro conocimiento de la cultura Moche. Conjuntamente con el avance de los estudios sobre la iconografía, los patrones funerarios y de asentamientos, se espera que la información detallada procedente de áreas de habitación nos ayude a esclarecer mejor nuestra comprensión de algunas de las principales interrogantes existentes sobre la sociedad Moche. Por ejemplo, la mayoría de arqueólogos están actualmente de acuerdo en que Moche estuvo dividido en dos áreas: norte y sur (Castillo y Donnan 1994b; Shimada 1994; Bawden 1995, 1996). Sin embargo, no existe un acuerdo entre los investigadores para explicar cómo fue la naturaleza exacta de la organización social y política en cada área: ¿Cada área tuvo una unidad política unificada y centralizada con una capital correspondiente? o, ¿existieron varios grupos de poder en cada área? Adicionalmente, sabemos que la compleja organización de los Moche cambió a través del tiempo con periodos de expansión y reestructuración (Shimada 1994, Bawden 1996). Estas y otras interrogantes pueden encontrar una explicación sobre la base de los estudios en lugares domésticos.

Aún cuando éstos no son muy comunes, se han realizado algunos estudios en lugares domésticos Moche que han proporcionado importante información sobre la cultura Moche en general. Varios de estos estudios han enfatizado principalmente sobre la complejidad arquitectónica en lugares residenciales y administrativos (Bawden 1982, Pozorski 1982, T. Topic 1982, Shimada 1994, Chapdelaine et al. 1997, Uceda 1997, Uceda y Armas 1997, Chapdelaine 1998, Tello 1998). En los casos de Galindo y las Huacas del Sol y la Luna, si bien las áreas urbanas habrían cumplido funciones similares, con un patrón arquitectónico diferente, existen variaciones significativas que pueden estar indicando cambios en el carácter de la producción, el control y administración por el Estado moche (ver Costin y Earle 1989).

En Pampa Grande (Shimada 1994), Huaca de la Luna (Uceda et al. 1997, 1998) y en Cerro Mayal (Russell et al. 1994a, 1994b), entre otros sitios, las excavaciones a gran escala han demostrado cómo estuvieron organizados y administrados los talleres de producción de bienes, como por ejemplo la cerámica, por el Estado moche.

Las excavaciones en lugares domésticos han mejorado también nuestros conocimientos sobre la dieta de los Moche. Por ejemplo, las investigaciones en la zona urbana de las Huacas del Sol y de la Luna han demostrado que los Moche consumieron grandes cantidades de recursos marinos como mariscos y peces, así como camélidos (Pozorski 1976, 1982; Cárdenas et al. 1997; Vásquez y Rosales 1998; ver también Gumerman 1994a, 1994b). Asimismo, hay una preferencia por almacenar productos como maíz y frijoles para ser consumidos por los especialistas, y las frutas no fueron un componente significativo de la dieta Moche.

A pesar que estas investigaciones en lugares domésticos Moche han proporcionado muchos avances, es necesario usar métodos de excavación especiales para entender las características y detalles más importantes de los lugares domésticos. Si se utiliza solamente grandes cernidores (peor si no se utilizan), no podríamos estar discutiendo sobre el consumo de ciertos alimentos como por ejemplo el cuy o la sardina, cuyos huesos se pierden usando cernidores de 1/8 de pulgada. Por ejemplo, en el Complejo El Brujo, de las 48 muestras analizadas por Campbell (1999) y Hough (1999), utilizando un cernidor de 1 mm se recuperó más de 2000 huesos de sardina y anchoveta. También, utilizando un cernidor de 0,5 mm se recuperaron huesos y más de 6500 pequeñas semillas (ver más adelante la descripción del método).

Por otro lado, las investigaciones sobre aspectos domésticos de la sociedad Moche generalmente han concentrado la atención en los principales centros urbanos y lugares de producción de bienes centralizados. Sin embargo, para entender realmente a los Moche se necesita tener también una orientación más regional, que considere las variaciones inherentes que existen siempre en sociedades complejas (Gumerman 1997a). Si bien es cierto que necesitamos examinar las áreas domésticas en los centros principales, también es necesario dar atención a los lugares menos interesantes o impresionantes, como son los pequeños pueblos Moche que se encuentran localizados en los lugares rurales o marginales de los valles.

DESCRIPCIÓN DEL PROYECTO:
SANTA ROSA-QUIRIHUAC Y CIUDAD DE DIOS

En 1997 Brian Billman, conjuntamente con los autores, realizaron excavaciones en los dos pueblos rurales Moche, Santa Rosa-Quirihuac y Ciudad de Dios, ubicados en la parte media del valle de Moche. Este proyecto tenía como un objetivo principal entender el origen del Estado moche en este valle (Billman et al. 1999). Los datos que hemos obtenido en estos dos lugares domésticos, nos están ayudando a comprender la organización y producción agrícola Moche.

Métodos y medios

Siendo nuestro interés el estudio de lugares domésticos, la consideración más importante para seleccionar las áreas de excavación ha sido que las áreas de vivienda presenten buenas posibilidades de preservación. En el sitio de Santa Rosa-Quirihuac se ha excavado una variedad de complejos bien conservados, distribuidos a lo largo del sitio, que ha proporcionado una amplia muestra de ellos. En el sitio de Ciudad de Dios, por limitaciones de tiempo, solamente se realizaron excavaciones en un complejo. Billman y su equipo continúan en la actualidad excavando en Ciudad de Dios, y esperamos que estos trabajos proporcionen una muestra más amplia de este importante pueblo rural Moche.

El área de los cuartos de cada complejo fue dividida en unidades de excavación. El tamaño de las unidades ha variado con relación al tamaño de los cuartos. El promedio de las unidades fue de aproximadamente 2 x 2 metros. Las unidades fueron excavadas estratigráficamente y todo el material fue pasado por un cernidor de 1/4 de pulgada. Todos los artefactos diagnósticos fueron recolectados y analizados. El registro detallado de cada una de las unidades de los cuartos nos ha permitido examinar la distribución de los artefactos y las áreas de actividad.

Un aspecto importante del método utilizado ha sido la forma de obtener las muestras de tierra. Se recolectó muestras de todos los fogones, depósitos de ceniza, de los pisos y de una variedad de depósitos de basura. La ubicación de las muestras colectadas, así como los detalles de la distribución de los artefactos dentro de cada unidad, fueron anotados en mapas y fichas. El tamaño de las muestras varió, pero podemos decir que el promedio fue de 4 litros de tierra. Conocer el volumen de la muestra ha sido importante, por cuanto nos ha permitido estandarizar los resultados por la cantidad de la densidad de material por litro de tierra. Por ejemplo, si bien nuestras excavaciones en Santa Rosa-Quirihuac fueron más intensivas, por la cuantificación del volumen conocemos que la densidad de mazorcas de maíz fue de 3,54 por 1000 litros de tierra, comparado con la alta densidad de 11,75 por 1000 litros en Ciudad de Dios. Además de medir la cantidad de tierra que excavamos, también se anotó el volumen y número de baldes de tierra que se excavó en cada nivel de excavación.

Las muestras de tierra se pasaron a través de cernidores de1/4 y 1/8 de pulgada. Todo el material cultural, incluyendo conchas, huesos, restos botánicos (incluyendo carbón de madera), cerámica y líticos, fueron colectados del cernidor de 1/4 de pulgada. Del cernidor de 1/8 de pulgada se recolectó todo el material botánico que no fuera madera (por ejemplo semillas y mazorcas) y huesos. De la tierra que pasó del cernidor de un 1/8, se tomó un litro para realizar análisis de flotación, con el objetivo de separar los restos botánicos y fauna de la tierra que aún había quedado. Para la flotación se utilizó el método simple de un balde para decantar los materiales. La tierra fue ubicada en un balde grande de agua y los restos de flotación fueron decantados en un tamiz que contenía una malla de gasa fina. El balde fue llenado de agua y decantado varias veces hasta que no hubo material de flotación visible. Una vez secado el material de flotación se pasó por un juego de cernidores (1mm y 0,5mm) y las semillas y huesos identificables fueron clasificados y colectados. El uso de estas muestras estandarizadas nos ha permitido explorar, en detalle, las actividades domésticas Moche.

LOS SITIOS DE SANTA ROSA-QUIRIHUAC Y CIUDAD DE DIOS

La información de las áreas de vivienda de los pueblos de agricultores de Santa Rosa Quirihuac y Ciudad de Dios, está reflejando los cambios que se produjeron en relación con la producción agrícola Moche en esta parte del valle. La arquitectura doméstica es la que sobresale en estos sitios que no incorporaron arquitectura monumental. Dentro del conjunto de cerámica, las jarras son los que más predominan (Fig. 7.2). Asimismo, batanes y manos de moler son muy recurrentes en ambos sitios. Generalmente, cada vivienda en Santa Rosa-Quirihuac tenía un batán y mano de moler, mientras que en el área excavada de Ciudad de Dios existió una mayor cantidad de grandes batanes que fueron preparados previamente para tal fin y numerosas manos de moler. La gran cantidad de azadas de piedra en ambos sitios (Fig. 7.3), indica que por lo menos parte de la población estuvo dedicada a la actividad agrícola. La alta densidad de azadas, lascas de piedra, batanes y manos de moler, y vasijas para depositar alimentos, están reflejando que tareas domésticas formaron una gran parte de la vida diaria de los habitantes. La actividad agrícola y la preparación de comida fueron, particularmente, dos de las actividades centrales de estos pueblos rurales.

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Fig. 7.2. Histograma de la cerámica doméstica de Santa Rosa-Quirihauc y Ciudad de Dios.

El sitio de Santa Rosa-Quirihuac

Santa Rosa-Quirihuac (MV-74) se ubica en la margen derecha y parte media del valle de Moche, cerca al pueblo de Bello Horizonte (Fig. 7.1). El sitio está constituido por una alta concentración de estructuras domésticas, hechas de mampostería de piedra y quincha, que se extienden desde el borde de la quebrada Santa Rosa hasta la pendiente del cerro, abarcando un área de 14 hectáreas aproximadamente (Fig. 7.4 y 7.5). Las estructuras de quincha han sido destruidas por la expansión del pueblo moderno de Bello Horizonte. La primera atención que recibió el sitio fue durante el desarrollo del Proyecto Chan Chan – Valle de Moche. Theresa y John Topic, según las notas de campo existentes, excavaron parcialmente tres de los grandes conjuntos de viviendas. Durante su reconocimiento en 1991, Billman (1996) realizó un registro del sitio de Santa Rosa-Quirihuac, que se complementó con pequeñas colecciones de muestras de cerámica diagnóstica. Por la gran cantidad de cerámica doméstica Gallinazo, sobresaliendo los tipos de jarras cara gollete, Castillo Inciso y Castillo Modelado, Billman indica que el sitio fue ocupado durante el periodo Gallinazo. Una ocupación Chimú se registró también en la parte más alta del sitio.

Fig. 7.3. Azadas de piedra de Santa Rosa-Quirihuac.

Las excavaciones realizadas en 1997 se centraron en los conjuntos arquitectónicos que presentaban un buen estado de conservación, con el propósito de obtener información relacionada con las actividades de producción y consumo en este sitio. Se excavaron ocho pequeños conjuntos bien conservados, de los cuales seis presentaron una ocupación Moche temprano y dos una ocupación Chimú.

Si bien los tipos de cerámica predominantes fueron principalmente de carácter doméstico (Figs. 7.6 y 7.8), la presencia de botellas del tipo Moche I, a pesar de haber sido muy pocos los fragmentos, indican que el sitio fue ocupado durante el periodo Moche temprano. Uno de los hallazgos más importantes para confirmar que el sitio fue ocupado durante el periodo Moche temprano ha sido un depósito de ceniza sellado. Dentro de la ceniza, asociado con vasijas Gallinazo del tipo cara gollete, se encontró un cuello de botella asa estribo de la fase Moche temprano o Moche I. Otros tres fragmentos de cuellos de botellas asa estribo Moche I también se recuperaron en otros contextos del sitio (Fig. 7.7). Estos cuatro fragmentos de botellas asa estribo representan la mayoría de la cerámica fina que se ha recuperado (Mehaffey 1998). La cerámica in situ de Santa Rosa-Quirihuac está revelando que las fases Gallinazo tardío y Moche I corresponden a un mismo periodo de tiempo. Esto significa que la tradición de la producción de cerámica doméstica Gallinazo continua, a pesar de los cambios culturales y políticos que se produjeron en la elite de la sociedad. Algo similar se observa en el complejo de Huaca Dos Cabezas, valle de Jequetepeque (Donnan y Cock 1998, Donnan en este volumen), aunque en nuestro caso, Santa Rosa-Quirihuac, no se trata de un gran centro de carácter monumental.

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Fig. 7.4. Plano de Santa Rosa-Quirihuac.

 

 

Fig. 7.5. Vista general de Santa Rosa-Quirihuac.

 

La frecuencia de cuencos y ollas es baja, especialmente para un lugar doméstico, como es el caso de Santa Rosa-Quirihuac. Nosotros asumimos que esta baja frecuencia se debe en parte al corto tiempo de ocupación del sitio. Al tiempo de abandonar el sitio, es posible que las pequeñas vasijas de cerámica como ollas y cuencos fueron llevadas por los ocupantes, mientras que las grandes vasijas se quedaron en el lugar.

Del análisis arquitectónico del sitio se observa que existieron pocos cuartos en cada conjunto, no presentándose remodelaciones o superposiciones de pisos en ningún caso (C. Campbell 1998). Estas características nos llevan a pensar que el sitio fue ocupado durante un periodo de tiempo muy corto. Consideramos que es muy importante esta información, por cuanto pocos son los casos de sitios que tienen una ocupación con un periodo de tiempo muy corto, lo que nos podría ayudar a refinar la cronología sobre el origen de la sociedad Moche. Fechados de radio carbono 14 se encuentran en proceso.

Las áreas típicas de vivienda consisten de conjuntos que incorporaron dos o tres cuartos, algunos fogones, depósitos de ceniza y una banqueta. Por ejemplo, el Conjunto 3 está constituido de tres cuartos que formaron dos áreas de residencias separadas, con accesos independientes. Un área de residencia está definida por un cuarto, con un fogón y montículo de ceniza, dos banquetas a diferentes niveles, dos batanes y depósitos de basura conteniendo ceniza, carbón, huesos quemados, conchas marinas y fragmentos de cerámica. La otra área, ubicada inmediatamente al este, estuvo conformada por dos cuartos, con una banqueta, dos fogones, dos montículos de ceniza, un batán y una depresión donde se habría colocado una vasija (Figs. 7.9 y 7.10).

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Quirihuac.  Santa Rosa-Quirihuac.

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Fig. 7.8. Vasijas domésticas Gallinazo de Santa Rosa-Quirihuac.

 

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Fig. 7.9. Conjunto 3 en Santa Rosa-Quirihuac.

 

Fig. 7.10. Conjunto 3, Santa Rosa-Quirihuac.

El Conjunto 7 se encuentra también dentro del patrón anteriormente descrito, aún cuando es más pequeño (Figs. 7.11 y 7.12). La entrada al conjunto es a través de un patio abierto (aproximadamente 5 x 3 m) que comunica a un cuarto de 5,5 x 3,75 m, dividido por una banqueta de 5,5 x 2,2 m y un pequeño muro en su parte central. Sobre un piso no bien hecho, junto al muro norte del cuarto, se encontró los restos de un gran fogón de forma amorfa. Aparentemente, los depósitos de ceniza que se encontraron en el área del patio fueron de la limpieza de este fogón. Un gran batán estaba también ubicado en el área del patio, cerca al cuarto y al fogón.

Similar a los conjuntos 3 y 7, ha sido muy común encontrar fogones amorfos y depósitos de ceniza en otros conjuntos del sitio de Santa Rosa-Quirihuac. Generalmente, cada conjunto ha tenido varios pequeños fogones y depósitos de ceniza. La mayoría de estos fueron relativamente poco profundos (menos de 10 cm), formados de una manera cóncava y no fueron preparados formalmente. Sin embargo, dos de estos fogones estuvieron alineados con unos cuantos adobes. El Conjunto 8, uno de los pocos conjuntos con un piso preparado, tuvo varios fogones de forma amorfa y depósitos de ceniza típicos de la mayoría de los conjuntos (Fig. 7.13). Este conjunto también presentaba un fogón definido por tres adobes que se colocaron sobre el piso.

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  Fig. 7.12. Conjunto 7, Santa Rosa-Quirihuac.  

 

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Los restos botánicos provienen principalmente de los numerosos fogones y depósitos de ceniza, cuya carbonización ayudó a su preservación. Se ha recuperado una variedad de especies, predominando frijoles, maíz y semillas de algodón. También se ha identificado diferentes especies silvestres. El análisis del material procedente de los cernidores de 0,5 mm, aún está en proceso de identificación. Una de las semillas silvestres más interesante que se ha recuperado es de un cactus, lo que estaría indicando que también se consumió este tipo de frutos.

Ryser (1998) ha demostrado que los frijoles (Phaseolus vulgaris, P. lunatus, y Canavalia spp.) fueron los que se cultivaron en gran abundancia. Un total de 132 frijoles se han recuperado de un contexto no disturbado en Santa Rosa-Quirihuac. La frecuencia de frijoles fue de 18,69 por 1000 litros de tierra analizada (Fig. 7.14). Dentro de los frijoles comunes (Phaseolus vulgaris) se han sido identificados 10 tipos diferentes, que representan probablemente distintas

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Fig. 7.14. Histograma del maíz y frijoles de Santa Rosa-Quirihuac y Ciudad de Dios.

variedades. También se ha recuperado una muestra de pallar (P. lunatus), y varias muestras del genero Canavalia (“pallar de los gentiles”). La diversidad de especies y variedades nos hace pensar en la posibilidad que los agricultores de Santa Rosa-Quirihuac cultivaron principalmente frijoles.

Es interesante resaltar que en Santa Rosa-Quirihuac, la presencia del frijol es cuatro veces más que la cantidad de maíz (Zea mays) (Fig. 7.14). De 1as muestras analizadas solamente se ha recuperado 3,54 fragmentos de mazorcas de maíz en 1000 litros de tierra (Tate 1998). Los granos de maíz son más comunes que las mazorcas, pero tampoco fueron abundantes. A partir de las medidas de la morfología de las mazorcas, Tate (1998) solamente ha identificado cuatro tipos distintos de maíz en Santa Rosa-Quirihuac.

Aún cuando la identificación de los restos de fauna recién se está empezando, los habitantes de Santa Rosa-Quirihuac solamente consumieron pequeñas cantidades de animales terrestres y algunos recursos marinos. Estos resultados preliminares parecen indicar que se trataría de huesos de camélidos, a pesar que la mayoría de los huesos están muy fragmentados. Se encuentran varias especies de mariscos, siendo Donax sp. la especie más común. También existen restos de peces, pero son muy raros.

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Fig. 7.15. Plano preliminar de Ciudad de Dios.

 

Fig. 7.16. Vista general de las excavaciones en Ciudad de Dios.

 

Considerando que la arquitectura no fue bien elaborada, la existencia de pequeños espacios de vivienda, y la predominancia de cerámica doméstica, podemos establecer que los agricultores de Santa Rosa-Quirihuac fueron gente común y muy pobres. El tamaño pequeño de los conjuntos nos estaría indicando que las áreas de vivienda estuvieron conformadas por familias pequeñas. Teniendo en cuenta las similitudes entre los conjuntos, las familias fueron relativamente auto suficientes. Ante la falta de grandes áreas de depósitos y la presencia de pequeños y amorfos fogones en cada conjunto, la producción fue, probablemente, a un nivel familiar.

Ciudad de Dios

El objetivo principal de realizar estudios en Ciudad de Dios ha sido el poder comparar los datos de este sitio con la información obtenida en Santa Rosa-Quirihuac, a pesar de que ambos sitios presentan características diferentes. Nuestras investigaciones se han realizado solamente en un conjunto (Conjunto 2), de los cinco que conforman el sitio.

Ciudad de Dios (MV-83) está ubicado a 5 kilómetros al este de Santa Rosa-Quirihuac, parte media y margen derecha del valle Moche, en las faldas de un cerro de donde se desprenden varias colinas (Fig. 7.1). El sitio comprende 1,3 hectáreas, sobresaliendo cinco grandes conjuntos arquitectónicos (Figs. 7.15 y 7.16). Al sur se encuentra el Asentamiento Humano de Ciudad de Dios.

Fig. 7.17. Excavaciones en el Conjunto 2 de Ciudad de Dios, con detalle de los grandes batanes.

Quienes por primera vez registraron el sitio fueron Theresa y John Topic, durante el reconocimiento de sitios fortificados que realizaron en la parte media del valle de Moche. Posteriormente Billman, en 1991, lo registra con mayor detalle como parte de sus estudios de reconocimiento de la parte media del valle de Moche, y elabora los planos preliminares del sitio.

Los cinco grandes conjuntos se localizan en la cima de cinco colinas angostas, que fueron modificadas por una serie de grandes aterrazamientos. Dos de estos conjuntos (conjuntos 2 y 3), presentan una mampostería de piedra canteada, subdivididos por diversos patios y áreas de habitación. Casi en la parte baja de las colinas recorre un canal Chimú, aunque parece estar también asociado con la ocupación Moche del sitio. El conjunto 2 mide 90 por 30 m, y contiene 55 espacios interiores, mientras que el conjunto 3 mide 50 por 25 m, con 35 espacios interiores.

 

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En 1997, durante una corta temporada de trabajos de campo, se limpiaron una pequeña parte de tres terrazas del conjunto 2. La terraza 1 midió 28 x 17 m, resaltando un gran patio, y por lo menos tres cuartos, que fueron excavados en un 50%. La terraza 2 midió 28 x 12 m, limpiándose solamente la mitad del área de un patio y de un cuarto, que además presentaban disturbamiento por la presencia de un pozo de huaquero (Fig. 7.17). Finalmente, se limpio un pozo de huaquero en la terraza 3. A pesar de los grandes y pequeños pozos de huaqueros en las tres terrazas, nuestras excavaciones permitieron registrar pisos, fogones y depósitos de basura intactos. Se obtuvo una muestra representativa de fragmentos de grandes vasijas para guardar productos, ollas, cuencos, finas botellas asa estribo, floreros, sonajas y figurinas (Mehaffey 1998). Todos los tipos de cerámica pertenecen al estilo Moche IV y una cantidad de cerámica fina (Figs. 7.18 y 7.19). Los artefactos líticos incluyen batanes, manos de moler, azadas y lascas utilizadas. También se obtuvo una muestra de pequeños fragmentos de restos de cobre. Asimismo, se recuperó en buen estado de conservación una abundante cantidad de restos de plantas quemadas y no quemadas, huesos de camélidos, cuyes y peces.

A partir de la basura doméstica que se recuperó, podemos decir que el conjunto 2 se trató de varias residencias de gran tamaño. La presencia de muchos fragmentos de cerámica fina Moche IV y algunos objetos de metal, complementados por el gran esfuerzo e inversión de trabajo que habría significado la construcción de las terrazas, nos hace pensar fuertemente en una ocupación de familias de elite Moche.

El análisis parcial de la arquitectura del sitio, nos indica que Ciudad de Dios es un asentamiento más complejo que Santa Rosa-Quirihuac. Se observa un mejor tratamiento de los muros, los que incluso en algunos casos son de adobe. Los muros de piedra tienen un mejor acabado. Tomando en consideración estas características arquitectónicas, que están asociadas a una gran cantidad y diversidad de vasijas finas que hemos descrito, es posible pensar que el conjunto 2 se trata de una área de elite, ocupada durante el periodo Moche tardío (C. Campbell 1998).

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A pesar de la presencia de mucha cerámica fina, parece que las actividades más importantes que realizaron los habitantes de Ciudad de Dios fueron la producción agrícola y la preparación de grandes cantidades de comida. La alta presencia de azadas de piedra, el canal que recorre por las colinas y el estar muy cerca del valle agrícola, es lo que nos hace pensar que la actividad agrícola fue una de las actividades que realizaron los habitantes de Ciudad de Dios.

Al mismo tiempo, nos llama la atención que siendo el conjunto 2 posiblemente una área de elite, las actividades domésticas sean las más predominantes. Grandes batanes que fueron preparados previamente (algunos sobrepasan el metro de largo), y manos de moler se encontraron distribuidos por todo el conjunto. Es probable que estos batanes fueron usados para moler maíz, el producto más predominante que se ha recuperado en Ciudad de Dios. La densidad de maíz ha sido de 11,75 fragmentos de mazorcas por 1000 litros de tierra, más de tres veces de la cantidad que se encontró en Santa Rosa-Quirihuac (Fig. 7.14). También es interesante que siete tipos de maíz hayan sido identificados en Ciudad de Dios, comparado con los cuatro tipos registrados para Santa Rosa-Quirihuac (Tate 1998).

Mientras que la frecuencia y diversidad de maíz se incrementa en Ciudad de Dios, no sucede lo mismo con los frijoles. Los frijoles (Phaseolus vulgaris y Canavalia spp.) que se han recuperado, han sido en frecuencias más bajas (6,27 por 1000 litros de muestras de tierra). En Santa Rosa-Quirihuac se tiene hasta ahora casi tres veces más cantidad de frijoles que en Ciudad de Dios. Asimismo, los tipos de frijoles también decrecen en Ciudad de Dios, habiéndose solamente identificado tres tipos de P. vulgaris y dos tipos del genero Canavalia spp.(“pallar de los gentiles”). También es interesante resaltar el hecho que no se hayan recuperado pallares (P. lunatus), que son un elemento importante en la iconografía Moche medio y tardío (Ryser 1998).

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Al igual que el incremento de maíz, también se presenta un incremento sorprendente de huesos largos de mamíferos en Ciudad de Dios. Aún cuando están en proceso de identificación, la mayoría de los huesos parecen ser de camélidos. Caso contrario sucedió en Santa RosaQuirihuac, donde solamente se ha observado pequeños y fragmentados restos de grandes mamíferos. En Ciudad de Dios muchos de los huesos están casi enteros, por lo que podrían ser fácilmente identificables.

También es abundante la cantidad de mariscos en Ciudad de Dios comparado con Santa Rosa-Quirihuac. Nuevamente el Donax sp. domina la muestra, pero la Scutalus sp., Prisogaster niger, Tegula atra y Thais chocolata también son comunes. Asimismo, se recuperó pequeñas cantidades de restos de peces.

La alta frecuencia de vasijas domésticas, es otro tipo de evidencias que nos indica que el almacenamiento y preparación de alimentos fueron las actividades más significativas en Ciudad de Dios (Mehaffey 1998). La cantidad de tinajas indican que el almacenamiento –probablemente de comida– fue muy importante (Fig. 7.20). Es interesante que las recientes excavaciones en el complejo Arqueológico El Brujo por Gumerman, están demostrando que la preparación de comida fue una actividad muy importante en este complejo durante la ocupación Moche y hay más variedad en cerámica (debe ser interesante conocer la frecuencia de este tipo de tinajas en la zona urbana de las Huacas del Sol y de la Luna).

Fig. 7.21. Fogón construido de adobes del cuarto 3 del Conjunto 1 de Ciudad de Dios.

La recuperación de tinajas sin cuello, que son generalmente utilizadas en la producción de la chicha (Moore 1989), indican la posibilidad de la preparación de chicha en este lugar. A pesar de no ser muy comunes las tinajas sin cuello, es interesante su distribución. La totalidad de tinajas sin cuello han sido encontradas solamente en un cuarto (cuarto 3). El cuarto contenía un gran fogón hecho de adobes que medía más de 80 x 200 cm y un área inmediata con depósitos de ceniza de aproximadamente 1 m de diámetro (Fig. 7.21). El fogón fue construido por dos hileras de adobes, separados por 40 cm y estuvo lleno de ceniza y carbón.

Tomando en consideración todas estas diversas evidencias, la preparación de banquetes o grandes comidas habría sido un componente importante de las actividades realizadas en esta parte del sitio de Ciudad de Dios. La producción de la chicha se infiere a partir de la alta frecuencia de maíz, grandes batanes, muchas manos de moler, el gran fogón hecho de dos hileras de adobe y los fragmentos de tinajas sin cuello asociados (Moore 1989, Hastorf y Johannessen 1993, Mehaffey 1998). La alta frecuencia de herramientas líticas, posiblemente usadas para preparar la abundante cantidad de carne de camélidos, sugiere que además de la producción de chicha, los habitantes de Ciudad de Dios también prepararon carne de camélidos para las grandes comidas o banquetes (Mehaffey 1998).

Pero, ¿quiénes fueron los que estuvieron participando de las grandes comidas o banquetes y por qué existe una alta frecuencia y diversidad de tipos de cerámica? Nuestra inferencia es que los habitantes de Ciudad de Dios fueron agricultores. El asentamiento de Ciudad de Dios fue probablemente ocupado por gente de elite y comunes. El Conjunto 2 posiblemente representa el lugar doméstico de supervisores de un nivel medio, quienes controlaron la producción agrícola. Los supervisores, como una manera de recompensar la actividad realizada por los agricultores, habrían preparado los grandes banquetes. A manera de hipótesis se plantea que la gran cantidad de finas vasijas de cerámica, que se encuentran en el sitio de Ciudad de Dios, fueron los objetos que recibieron los supervisores como una forma de pago a sus servicios prestados. Como se ha señalado líneas arriba, nuestras investigaciones en Ciudad de Dios han sido preliminares, por esta razón existen probablemente varias explicaciones sobre las diversas actividades domésticas que se realizaron en este lugar. Actualmente Billman continua con las investigaciones en Ciudad de Dios y esperamos que sus trabajos nos ayuden a clarificar mejor nuestro conocimiento de este importante sitio rural Moche en la parte media del valle.

CONCLUSIONES

La comparación entre los sitios de Santa Rosa-Quirihauc y Ciudad de Dios, refleja la manera como se dieron los cambios en la producción agrícola durante el proceso de evolución del Estado moche. Santa Rosa-Quirihuac, un pueblo Moche temprano, con conjuntos arquitectónicos muy similares y con pequeñas variaciones, parece indicar que las diferencias en estatus fueron mínimas o no existieron. La presencia de una arquitectura no bien elaborada, cerámica doméstica con muy pocas vasijas finas, fogones pequeños sin un tipo de estructura que los soporte, el uso de vasijas para almacenar productos, nos hace decir que los habitantes de Santa Rosa-Quirihuac fueron muy pobres, con una producción agrícola de autosuficiencia y a un nivel familiar.

En cambio en Ciudad de Dios, un asentamiento Moche tardío, la preparación de grandes comidas o banquetes consumió una parte importante de la producción agrícola. Proponemos, a manera de propuesta, que quienes supervisaron la producción agrícola habrían sido miembros de la elite, pero de un nivel medio. Como parte de sus obligaciones y para corresponder el trabajo realizado por los agricultores, los supervisores tuvieron que ofrecer grandes banquetes, en los que se consumió carne de camélido y chicha.

A manera de una conclusión preliminar, podemos decir que durante el periodo Moche temprano la producción agrícola en la parte media del valle de Moche habría sido independiente, a un nivel familiar, sin un aparente control por un grupo de poder. Por el contrario, durante el periodo Moche tardío, el Estado moche estuvo más directamente involucrado en el control y supervisión de la producción agrícola.

Finalmente, queremos señalar que esta perspectiva de estudiar lugares domésticos rurales Moche, pueden también generar una base de información muy detallada, para ampliar nuestro entendimiento sobre la cultura Moche y sus cambios.

AGRADECIMIENTOS

Queremos expresar nuestro agradecimiento a la Curtiss T. y Mary G. Brennan Foundation, Art Muir, y a la Northern Arizona University por financiar nuestros estudios. A Flor Díaz Deza por su gran ayuda en los trabajos de campo y en el análisis de la cerámica. Nuestro especial agradecimiento a los obreros Wilmer Guzmán, César Guzmán y Andrés Guzmán. Asimismo, nuestro agradecimiento a Cathy Campbell, Doug Mehaffey, Gail Ryser y James Tate por soportar los fuertes días de trabajo de campo y análisis de los materiales. A Jorge Sachún Ruíz, Ian Hough, Doug Mehaffey, Gail Ryser y Erik Whiteman por las ilustraciones. Finalmente, nuestro profundo agradecimiento a Brian Billman por sus sugerencias y motivarnos a trabajar en esta parte del valle de Moche.

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