La Luna sobre los Andes: una revisión del animal lunar

Animales mitológicos se encuentran en casi todas las culturas. En el Viejo y Nuevo Mundo, las imágenes sobrenaturales ocupan roles específicos en la mitología y cosmología. En la mitología peruana, el más conocido y el más antiguo es el Animal Lunar. Este estudio intenta aclarar varias preguntas que han surgido sobre este animal mitológico.

Tres de los animales mitológicos más conocidos en el Viejo Mundo son el Grifo, la Quimera y el Dragón. Curiosamente, ellos combinan varios elementos naturales para formar un animal híbrido, dotado de poderes sobrenaturales. Animales como el Grifo (Fig. 11.1a) incorporan aspectos de, por lo menos, tres diferentes animales (Enciclopedia Británica 1994, Enciclopedia Americana 1999). Los elementos de estos animales son seleccionados por su simbolismo dentro de la cultura. En el antiguo Oriente el Grifo estaba compuesto por el cuerpo del león, la cabeza y alas del águila y la cola de una serpiente. Se creía que estas criaturas vivían en las montañas cuidando tesoros de oro. En la mitología ellos actuaban como guardianes y simbolizaban protección. La Quimera (Fig. 11.1b), un ser mítico de la Grecia antigua, combina los elementos de tres animales: la cabeza del león, el cuerpo de la cabra y la cola de serpiente. Esta estaba asociada con las montañas, especialmente con volcanes. Los animales que conforman la Quimera representan especies de diferentes elevaciones y pendientes. Uno de los aspectos imaginarios de la Quimera es su habilidad de exhalar fuego, lo cual es un derivado de su origen volcánico, fenómeno natural que causa gran devastación (Enciclopedia Americana 1999).

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Pero quizás el mejor y más conocido de los animales mitológicos es el Dragón (Fig. 11.1c). Varias versiones de este ser se encuentran en la mitología de culturas que se extienden desde Europa hasta Asia. El Dragón generalmente combina la cabeza del cocodrilo, alas de murciélago y cuerpo y escamas de serpiente o lagartija. También tiene la capacidad de exhalar fuego. Como es de esperar, en su vasta distribución el Dragón adquiere una variedad de roles simbólicos y diversos significados, los cuales a menudo son contradictorios. Por ejemplo, los dragones pueden ser protectores o inspiradores de terror, asociados con guerra o combate (Enciclopedia Británica 1994). Simultáneamente, los dragones eran símbolos de fertilidad, poder y bienestar (Bourgignon 1999). A diferencia de estos seres mitológicos, el Animal Lunar combina un animal natural con elementos no encontrados en la naturaleza, creando un ser sobrenatural.

Después de haber visto los animales que han sido documentados en la historia, podemos situar el Animal Lunar dentro de este gran contexto. Este breve repaso de los seres mitológicos más conocidos ofrece cuatro conceptos útiles en el estudio de sus contrapartes del Mundo Andino. En primer lugar, estos ejemplos del Viejo Mundo tienen una estructura compuesta, que consiste en varias partes de animales reales. En segundo lugar, los elementos imaginarios, como la exhalación de fuego, se combinan con otros no imaginarios para formar un ser verdaderamente sobrenatural. En tercer lugar, dos de las criaturas del Viejo Mundo están asociadas a un territorio específico: la Quimera y el Grifo moran en las montañas volcánicas. En cuarto lugar, en sus culturas de origen estos animales simbolizan múltiples funciones y cualidades. Finalmente, como imágenes que persisten, los significados asociados con estos seres continúan cambiando y desarrollándose en el tiempo y el espacio. Posteriormente, mostraremos cómo estos conceptos se aplican al estudio del Animal Lunar.

DEFINIENDO CARACTERÍSTICAS ESPECÍFICAS

El Animal Lunar es uno de los animales mitológicos más prolíficos en la costa norte peruana, trazando su desarrollo iconográfico y rol cosmológico en un periodo de mil quinientos años. Se le puede conocer por las siguientes características. El Animal Lunar tiene: 1) cuatro patas; 2) largas salientes que se extienden de su cabeza y cola; 3) un hocico cuadrado; 4) clara y visible dentadura; 5) un cuerpo arqueado y sinuoso; 6) garras largas; y 7) una variedad de ornamentaciones como espalda y cola con remate dentado.

NUESTRA MUESTRA

Nuestra muestra consiste en ciento once representaciones de animales lunares, pertenecientes a las culturas Gallinazo, Vicús, Moche, Recuay, Chimú y Chimú-Inka. La forma principal de estas representaciones es en cerámica, pero además hemos encontrado ejemplos en metal, madera, hueso y textil. Su vasta presencia en la muestra, refuerza la importancia del mismo en la cosmología de la costa norte y la sierra. Lamentablemente, en la mayoría de los objetos estudiados se desconoce su origen y por lo tanto se carece de información acerca de su contexto arqueológico específico. El área geográfica en consideración incluye los valles de Casma norte hasta el valle de Lambayeque en la costa y el área de Recuay en la sierra. Sin embargo, exceptuando Recuay, la extensa distribución en la costa sugiere que el origen del animal mitológico se encontraba más bien en la costa que en la sierra.

a

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  b c

Fig. 11.1. Tres animales mitológicos del Viejo Mundo. El Grifo (a); La Quimera (b) y El Dragón (c) (Enciclopedia Americana 1999, 2000; Enciclopedia Británica 1994).

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CRONOLOGÍA Y ORIGEN

A pesar de que Bruhns (1976) publicara un artículo definitivo sobre esos seres hace casi veinte años, nuestro estudio es diferente porque demuestra una mayor continuidad y el origen costeño. Aunque fue Kutscher (1950) el primero en usar el nombre, otros expertos mencionan esta criatura con una variedad de nombres: “Animal crestado”, “Felin monstreaux”, “El adversario S”, “Monstruo de la Luna”, etc. (Lavallée 1970, Benson 1972, Donnan 1992). La mayoría de expertos en el tema coinciden en que el estilo Moche es altamente similar en tema y estilo con las culturas Salinar y Gallinazo. A pesar de que Bruhns (1976) está de acuerdo con esta declaración, no considera que el Animal Lunar se originara en estas culturas, sino más bien en la Recuay. Existen representaciones con estas características diagnósticas en Gallinazo y Vicús (Reichert 1977), las cuales anteceden a Moche. Es más, el Animal Lunar aparece en

Fig. 11.3. En los ejemplos moldeados de Moche I procedentes de Dos Cabezas se pueden ver las características del gato montés.

Moche I completamente desarrollado, que implica un origen anterior a este estilo. Nos gustaría, por tanto, ofrecer una hipótesis alternativa basada en la evidencia encontrada en la cerámica y la analogía biológica, y es que el Animal Lunar se origina en la costa norte antes de Moche. Nuestro estudio encontró una continua presencia de este ser desde los tiempos Gallinazo (ver Lumbreras 1979), hasta la época Colonial.

Algunos expertos consideran que el Animal Lunar se compone de elementos de varios animales (Menzel 1977: 63), como el perro, zorro o iguana. Otros autores, tales como Tello (1923), creyeron que el modelo para el Animal Lunar fue el jaguar. Sin embargo, tenemos evidencia de que un felino costeño fue usado como modelo del mismo. Este felino tiene el nombre científico de oncifelis colocolo o el nombre común de gato montés (Peters 1991, Sáenz 1998), el cual posee orejas puntiagudas, cuerpo manchado y extremidades rayadas (Fig. 11.2). Esta especie tiene pelo largo que da a su lomo una apariencia dentada u ondulada. Estas son precisamente las características encontradas en la cerámica moldeada Moche I excavadas en la misma tumba de Dos Cabezas por Donnan en 1998 (Fig. 11.3; ver Donnan en este volumen). El uso del símbolo dentado a lo largo del espinazo del Animal Lunar puede referirse a la espalda de un gato erizado. También, el uso del símbolo dentado en la espalda, o las proyecciones que se extienden desde la cabeza y cola, continúan durante casi toda la historia del Animal Lunar. El gato montés ha sido encontrado en áreas a lo largo de la costa desde las lomas hasta mil metros sobre el nivel del mar (Kitchener 1991). Lamentablemente, poco se conoce sobre los hábitos de este evasivo animal pero, como la mayoría de felinos, caza de noche. Esta actividad nocturna nos permite relacionarlo con la Luna, que a su vez está asociada con la criatura sobrenatural.

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Fig. 11.4. Los ejemplares pintados del Animal Lunar de Moche (fases I a III) (tomado de Sawyer 1966; Donnan 1992; Sotheby’s 1993).

DESCRIPCIÓN DEL ANIMAL LUNAR EN CADA CULTURA

Este ser mitológico tuvo una larga vida en la cosmología de la costa norte, por lo tanto su representación en la iconografía de estas culturas cambia con el tiempo. Para demostrar esta continuidad hemos trazado el desarrollo de estos cambios morfológicos por cultura y, en el caso de Moche, por fases.

Moche I a III

Dentro de las fases I a III hay veintitrés vasijas que componen nuestra muestra. Hemos agrupado las fases I a III, ya que muestran características comunes frente a las fases más tardías. Dentro de Moche I hay dos piezas moldeadas excavadas por Donnan en el sitio de Dos Cabezas (Fig. 11.3; ver contribución de Donnan en este volumen), que muestran varias características típicas de Moche I a III: 1) las largas proyecciones que se extienden desde la cabeza y la cola; 2) orejas puntiagudas; 3) hocico exagerado; 4) dientes prominentes; 5) garras grandes; y 6) cuerpo arqueado.

Una de estas vasijas difiere de la mayoría de las imágenes porque no es un cuadrúpedo, más bien tiene una cola que actúa como reemplazo de sus patas traseras. También notamos que las representaciones cerámicas tridimensionales del Animal Lunar se encuentran sólo en las primeras fases. Aquí podemos apreciar la ornamentación dentada a lo largo del lomo, espalda y cola que podría representar el lomo asemejando la melena del gato montés. Estas formas dentadas siguen apareciendo periódicamente a lo largo de la extensa vida del Animal. En estos ejemplos moldeados podemos ver cómo el Animal Lunar se muestra diferente con relación a aquellos pintados.

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Crestas decoradas X X X X X X .
Dientes visibles X X X X X X .
Orejas puntiagudas X X X X X X .
Parado X X X .
Nariz exagerada X X X X X X .
Sentado sobre sus ancas X X X X X X
Espalda dentada X X X X X
Cuerpo arqueado X X X X X X
Lengua proyectada X X X X X
Cola con animal cabeza X X X
No hay cresta X X X
Con tocado X X
Orejas redondas X X
Asociado con la Luna . X . X X X X X

Cuadro 11.1.

Características presentes en las diferentes fases.

Los ejemplares pintados exponen extraordinarias similitudes existentes entre las fases I, II y III de Moche (Fig. 11.4). Casi todos se encontraron pintados en finas vasijas de asaestribo. La única diferencia en la cara de estos animales es el ojo redondeado en los ejemplos pintados comparados con los tridimensionales que los tienen almendrados. Ambos tipos de representaciones tienen una proyección desde la cabeza, pero varían en la forma y ornamentación de estas proyecciones. Algunas terminan en espirales, curvas o zigzag. Los Animales Lunares moldeados muestran colmillos enormes, pero en los pintados se observa una boca llena de dientes pequeños. Ambos tipos tienen un hocico cuadrado. La mayoría (70%) de ellos están sentados sobre sus ancas en las tres primeras fases (Cuadro 11.1). Aunque algunos de los ejemplares pintados no tienen cuerpos decorados con manchas, otros continúan mostrando las manchas del gato montés. También, los ejemplos de Moche I-III casi siempre muestran una ornamentación en el hocico, frecuentemente en forma de ringorrango.[1] Por lo tanto, las dos características de la cabeza son: hocico triangular o ringorrango, y una proyección de la cabeza. Las asociaciones con objetos celestiales, ya sean estrellas o la Luna, comienzan en Moche II en las representaciones pintadas.

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Fig. 11.5. Dos ejemplos de Animal Lunar de la cultura Moche (fases IV y V) (tomado de Kutscher 1983; Colección privada, Lima).

Moche IV y V

Nuestra muestra cuenta con veintidós representaciones de la fase Moche IV y dos de Moche V. En Moche IV y V ocurren cambios morfológicos que no constituyen características nuevas, sino más bien demuestran una reorganización de rasgos ya existentes. Dentro de Moche IV, el Animal Lunar tiene pocos cambios en su representación (Fig. 11.5). Por ejemplo, ambas salientes de la cabeza y la cola muestran más detalles. La mayoría tiene escaleras pero algunos tienen triángulos a los lados de la extensión de las salientes. Esta ornamentación ocurre a lo largo de la extensión de estas salientes. Otro rasgo que se vuelve más prominente es la ornamentación del rostro. Esta se manifiesta en las líneas proyectadas desde los ojos o en las líneas en la cara. El cambio más obvio se observa en la postura del Animal Lunar, que ahora está siempre posado sobre sus cuatro extremidades en la luna creciente.

A pesar que las asociaciones celestiales empiezan en la fase II, es en la fase IV cuando aparecen la mayoría de ellas. En general, las fases IV y V manifiestan una disminución en frecuencia de representaciones. Según Donnan (comunicación personal), la imagen de la derecha en la Fig. 11.5 es el único ejemplo del Animal Lunar en la fase V en la iconografía de línea fina. Este ejemplo muestra gran cantidad de detalles, como es típico del estilo Moche de línea fina. Los cambios principales ocurren en las salientes del Animal Lunar: así como las proyecciones de las piezas moldeadas del Moche I, son dentadas en Moche V. Además, en Moche V la proyección de la cola termina en una culebra, en lugar de en formas geométricas. Finalmente, las proyecciones de la cabeza que se dan en el ejemplo en la figura 11.5 apuntan hacia afuera en lugar de apuntar hacia el cuerpo.

Transicional

Durante el tiempo entre la caída de Moche y el surgimiento del estado Chimú, el cual es algunas veces conocido como periodo Transicional, el Animal Lunar persistió. El Transicional

Fig. 11.6. El Animal Lunar durante el periodo Transicional (tomado de San José de Moro Tumba MU404; Bruhns 1976).

no es bien conocido debido a la escasez de sitios excavados correspondientes a este periodo. Como corresponde a una época de reorganización, la iconografía no está estandarizada. Nuestra muestra para el Transicional consiste en sólo cuatro ejemplos.

Mientras algunos ejemplos se asemejan al Animal Lunar de la fase IV de Moche, otros se tornan más simplificados. La imagen de la izquierda en la figura 11.6 mantiene las salientes de la cabeza y la cola, mientras que del lado derecho muestra sólo la cola hacia atrás sobre el cuerpo arqueado. El hocico cuadrado continúa, no así la lengua hacia afuera, y el ojo es de forma almendrada en lugar de redondo. En ambos ejemplos se observa ornamentación dentada, bien en las proyecciones de la cola y la cabeza, o bien en el lomo.

Resulta interesante que el ejemplo del lado izquierdo (Fig. 11.6) mantiene la posición de pie, tan importante en Moche IV, mientras que en el ejemplo del lado derecho la postura regresa a su estado más temprano, sentado erecto sobre sus ancas. La asociación con la Luna continúa en este periodo.

Chimú y Chimú-Inka

Nuestra muestra contiene veintisiete ejemplos de los periodos Chimú y Chimú-Inka. Bajo el dominio Chimú, el Animal Lunar sufre muchos cambios. Los cambios más importantes se dan en las áreas de la cabeza y la cola. Uno de los principales cambios en los tiempos Chimú es la reconfiguración de la cara, específicamente el cambio del hocico cuadrado al puntiagudo, lo cual da al Animal Lunar una apariencia más cercana a la de zorro (Fig. 11.7). La boca cambia y en más de la mitad de la muestra no expone los dientes. Igualmente, encontramos un cambio en la forma de la oreja, de puntiaguda a redonda. El ojo puede ser redondo o almendrado. Los Chimú reemplazan la proyección crestada de la cabeza con el tocado creciente del Divino rey. De este modo el Animal Lunar es transformado en un ícono estatal.

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Fig. 11.7. Una imagen de la cultura Chimú y otra de Chimú-Inka (tomado de una colección privada, Trujillo; Museum fur Volkerkunde, Berlin VA 14712).

Otro de los cambios más significativos durante este periodo se da en la forma de la cola, que ahora es segmentada (Fig. 11.7). Esta forma se asemeja a las borlas asociadas a la realeza Chimú (A. Rowe 1984). El cuerpo del Animal Lunar se sigue manteniendo arqueado y es muy común la ornamentación dentada a lo largo del lomo. La mitad de los Animales en nuestra muestra están sentados sobre sus ancas, mientras que la otra mitad están parados.

Después de la Conquista de la costa por los Inkas no hubo cambios significativos del Animal Lunar, mostrando que los Inkas usaron la ideología de los Chimú en lugar de imponer sus propias creencias. El Animal mantiene todas sus características, incluyendo el uso del tocado creciente del Divino rey. Aunque su oreja continua siendo redondeada más que apuntada, el único cambio consistió en que en lugar de una, se representaron dos de ellas. Durante los tiempos Chimú y Chimú-Inka, la mayoría de los Animales Lunares aparecen representados en asociación bien con la Luna llena o con la Luna creciente.

LA SECUENCIA:
CAMBIOS EN LOS CARACTERES ICONOGRÁFICOS

Para recapitular, aquí presentamos la secuencia del desarrollo del Animal Lunar en los estilos desde Moche I hasta Chimú-Inka (Fig. 11.8). Como dijimos anteriormente, a pesar de que las diferentes tradiciones artísticas variaron de alguna manera en los detalles de sus representaciones, el Animal Lunar permanece claramente reconocible a través de los mil quinientos años de su existencia (Cuadro 11.1). Desde Moche I a Moche IV, al menos durante la mitad de este periodo, el Animal Lunar cambió muy poco. Los cambios principales se centraron en la cabeza y en la postura, y la mayoría de esas transformaciones tuvieron lugar durante Moche IV. Estos cambios son muy sutiles y se manifiestan en las líneas proyectadas desde los ojos o las líneas en la cara.

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Fig. 11.8. La secuencia del desarrollo del Animal Luna en los estilos Moche I hasta Chimú-Inka.

El otro cambio en Moche IV es que el Animal Lunar está parado sobre sus cuatro extremidades en la Luna creciente, en lugar de sentado sobre sus ancas. Se da también el comienzo de una tendencia que continúa hasta el periodo Chimú-Inka y que muestra la cola rematada en forma de cabeza de animal. En Moche V es una serpiente y en Chimú y ChimúInka el animal representado es un pez. Como han señalado varios autores, los temas iconográficos ilustrados en Moche V son más similares en contenido a las culturas posteriores que a aquellos de Moche I a Moche IV (Cf. McClelland 1990). Las características usadas más habitualmente para describir al Animal Lunar, como las proyecciones desde la cabeza, las grandes garras o la fiera dentadura, están en decadencia después de Moche V (Cuadro 11.1). Hay muchos arcaísmos que tienen lugar después de Moche V. Estos resurgimientos incluyen el uso de la ornamentación dentada en la espalda y un alto porcentaje de los Animales están sentados sobre sus ancas.

Los cambios más abruptos ocurren en tiempos Chimú, cuando el Animal, por primera vez en su historia, toma formas antropomorfizadas. Específicamente, el Animal Lunar pierde la proyección de la cabeza y en vez de ésta se usa el tocado creciente del Divino rey. Al mismo tiempo se manifiestan otros cambios, como la ausencia de dientes grandes y garras. El resultado es el de una apariencia de menos ferocidad; mejor dicho, menos mítico y más naturalista. En tiempos Chimú-Inka no hay diferencias significativas. Los únicos cambios destacables son la presencia de dos, en lugar de una oreja y una larga lengua proyectada que a menudo es bifurcada como en ejemplos tempranos Moche.

Recuay

Ahora que hemos establecido las características más saltantes del Animal Lunar y cómo éstas se mantienen a través del tiempo, podemos regresar a la pregunta sobre la relación entre Moche y Recuay. Nuestra muestra contiene treinta ejemplos de Recuay, pero no es posible seriarlos debido a que la cronología Recuay está todavía en estudio. Por lo tanto, es mejor comparar los rasgos estilísticos.

Como observamos en la figura 11.9, el animal mítico Recuay parece ser contemporáneo con el Animal Lunar de las fases I a III de Moche. Smith (1978), en su estudio sobre Recuay, encontró la mayor semejanza entre los animales míticos representados en Moche III y Recuay. Como en Moche, las salientes en la cabeza y la cola generalmente terminan ya sea en un gancho o en espiral, pero carecen de los detalles encontrados en Moche IV. Lo que resulta interesante es que hay ejemplos en Recuay con la cola que termina en forma de pez o serpiente. En Moche esta característica se da principalmente en Moche IV. Las orejas tienden a ser puntiagudas, el ojo es redondo y es visible la lengua. En Recuay la nariz es generalmente triangular, mientras que en Moche I-III la forma de la nariz es triangular o ringorrango. El cuerpo está claramente arqueado y generalmente no tiene manchas. El animal mítico en Recuay es mostrado usualmente sentado sobre sus ancas como sus contemporáneos Moche. El Animal no cambia a la postura sobre sus cuatro patas como en Moche IV. Pero la mayor diferencia entre Moche y Recuay es la continuidad del cuerpo del Animal en maneras deformadas. Por ejemplo, muchas imágenes del Animal no tienen sus patas traseras como en el asa estribo de Moche I (Fig. 11.3). Es posible que la continuación de esta característica implique un significado o uso diferente del Animal en estas dos culturas. El animal mítico es uno de los motivos más comunes en el estilo Recuay y aparece como una figura mayor o menor en la mayoría de los ejemplares cerámicos que conocemos.

Fig. 11.9. El animal mítico Recuay parece ser contemporáneo con el Animal Lunar de Moche (fases I a III) (tomado de Sawyer 1966).

ASOCIACIONES

El Animal Lunar está asociado con actividades y objetos particulares. Lo que denominamos objetos asociados se refieren únicamente a los que están situados inmediatamente al lado del Animal, y no incluyen todas las imágenes que están en el artefacto, como figuras moldeadas. Podemos, además, dividir las asociaciones en objetos y actividades.

La mayoría de estos objetos son celestiales, ya sea la luna o las estrellas. Durante mil quinientos años ésta es la principal asociación en la costa con el animal mítico (Cuadro 11.1). La Luna es mostrada en distintas fases en las diferentes culturas. En Moche la Luna tiene siempre forma creciente, así como en el Transicional. No obstante, en Chimú y Chimú-Inka la Luna está representada llena o creciente. El otro objeto celeste más frecuentemente representado es una figura en forma de cruz con cuatro puntas, que ha sido interpretada como estrella debido a que aparece más frecuentemente asociada con la Luna (Bruhns 1976). En Moche el cincuenta por ciento de las representaciones tienen un tema celestial. En el periodo Transicional, a pesar de tener pocos ejemplos, la Luna está también representada. En ambos, Chimú y ChimúInka, la Luna es el único objeto asociado con este animal mitológico. Sabemos que la Luna es más importante que el Sol en la cosmología de la costa norte, lo que refuerza nuestra propuesta del origen costeño del Animal Lunar (Calancha [1638] 1974-77).

En la cultura Recuay, a pesar de que el Animal es una copia del animal mítico Moche, nunca está asociado con la Luna (Reichert 1977). Hay objetos con forma de cruz de cuatro puntas que están también asociados con el ser mítico Recuay. Esto podría indicar que el Animal Recuay, aunque no con la Luna, estuvo asociado con el cielo y las estrellas. Frecuentemente los Animales Lunares aparecen en pares, con las caras mirándose uno al otro. Esta característica se manifiesta claramente en el ídolo de El Brujo (Vallejos 1997), que tiene dos de estos seres encima de una figura humana. Aves, serpientes y peces están habitualmente asociados con el animal mítico, especialmente en Recuay. Por supuesto, las aves tienen una relación con el cielo y con el movimiento entre la tierra y el aire. En muchas culturas, las serpientes son importantes por su habilidad de transformarse. Es posible que estos animales simbolicen una cualidad trascendental del Animal Lunar, que podría moverse entre los dos mundos (Turner 1985: 64).

Finalmente, hay varias asociaciones que ligarían esta criatura con el mar. Una mujer sobrenatural, asociada con el mar, hace su aparición en las representaciones iconográficas Moche tardío (Hocquenhem y Lyon 1980). La mujer es vista conduciendo un bote sobrenatural con forma de creciente. De acuerdo con Cordy-Collins (1977), el bote con forma de creciente es una metáfora de la Luna. Por tanto, la Luna y el mar están estrechamente ligados. Por extensión, esto podría indicar que el Animal Lunar no se asocia sólo con el cielo, sino también con el mar, y posiblemente con la figura de la mujer sobrenatural. Esta relación, aunque indirecta, nos ofrece un reflejo más completo de la cosmología de la costa norte. En el libro más reciente de Donnan y McClelland (1999: 176), se da a conocer que en Moche V, un círculo que tiene líneas radiales o una cara en su centro, es un símbolo para el mar. El Animal Lunar de Moche V mostrando en la figura 11.5 es descrito parado en una luna creciente y tiene el símbolo del mar arriba de su cuerpo. Esta es una evidencia más que la asociación entre el mar y el Animal Lunar empieza en Moche V.

La actividad más común asociada con el Animal Lunar es el sacrificio humano. Por ejemplo, hay varias representaciones del Animal portando una cabeza trofeo y/o un cuchillo tumi. Estos se encuentran también en la cultura Recuay y en el periodo Transicional, sin embargo no aparecen en Chimú. Aunque no es un sacrificio humano, hay un vaso Moche que muestra una inusual escena de guerra (Hocquenhem 1987: Fig. 200). Esta escena representa seres humanos en combate con animales sobrenaturales, y el Animal Lunar está mirando todo parado en el cielo. De hecho, en el 56% de los casos de nuestra muestra, este ser aparece junto con la Luna. Es claro, entonces, que existe evidencia suficiente para usar el término Animal Lunar y que la asociación entre este animal y la Luna existe en la costa por lo menos desde la fase II de Moche (Cuadro 11.1).

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Fig. 11.10. En la cultura Moche existen tres animales mitológicos que tienen características similares: el Animal Lunar; el Jaguar de la Mirada Volteada y el Monstruo Strombus (tomado de colección privada; Purin 1979; Museum Rietberg, Zurich).

CONCLUSIONES

En nuestra introducción presentamos una breve síntesis de los tres principales animales sobrenaturales del mundo de la mitología: el Grifo, la Quimera y el Dragón. Este análisis da como resultado cuatro principios comunes de los seres mitológicos: 1) estructura compuesta, 2) dotes sobrenaturales, 3) territorio específico y 4) múltiples funciones. Ahora es posible aplicar estos conceptos al Animal Lunar.

A diferencia del Grifo, la Quimera y del Dragón, cuyas estructuras compuestas combinan partes del cuerpo de por lo menos tres diferentes animales, hemos demostrado que el Animal Lunar es una representación basada enteramente en el gato montés, el oncifelis colocolo. Así, también hay representaciones Gallinazo, Vicús y Moche de este animal en su forma natural, claramente distinta de los animales sobrenaturales. Mientras algunos argumentan que el Animal Lunar Chimú tiene una apariencia de zorro, hemos demostrado la continuidad del mismo desde sus orígenes como felino.

Sin embargo, no es sólo la representación naturalista de un felino, sino que también está dotado de características sobrenaturales, como sus elaborados salientes en la cabeza y cola. Algunos rasgos naturales están exagerados, distinguiéndolo del felino real. Por ejemplo, el ojo es usualmente redondo y muy grande, a diferencia de los ojos felinos. También las garras son enormes y demuestran ferocidad.

Mientras que el Grifo y la Quimera están asociados con montañas, el territorio del Animal Lunar es el cielo, lo cual se demuestra en su constante asociación con la Luna y estrellas. Los especialistas han notado que en la cultura Moche existen otros dos animales mitológicos: el “Monstruo strombus” (Cf. Donnan 1978) y el “Jaguar de la mirada volteada” (Cordy-Collins 1998) (Fig. 11.10). Estos animales míticos comparten características similares, como se ve en la cabeza con la presencia de grandes dientes y orejas puntiagudas. El “Jaguar de mirada volteada” comparte el remate de la cola en cabeza de serpiente con el Animal Lunar. No obstante, estos animales tienen su territorio específico, el mar y la tierra, y sólo aparecen en las fases IV y V de Moche. A pesar de que hemos sugerido que el Animal Lunar estaría asociado con el mar, como el “Monstruo strombus”, el primero es el único animal mitológico que aparece habitando los cielos.

Como los animales míticos del Viejo Mundo, el Animal Lunar, debido a su longevidad, tiene múltiples funciones como su relación con el cielo y los sacrificios. Existió por largos periodos de tiempo en las culturas costeñas, pero no cambió mucho en su apariencia o asociaciones.

En los tiempos Chimú, la cosmología de la costa norte estaba ligada a la realeza divina. Este cambio se manifiesta en el Animal Lunar cuando toma los adornos del “Rey con el tocado creciente”. El Animal Lunar es manipulado para propósitos ligeramente diferentes a través de su historia, por lo cual se mantuvo reconocible por lo menos mil quinientos años, desde Gallinazo hasta los tiempos coloniales. Claramente este ser fue una figura importante en la cosmología de la costa norte. Simultáneamente, la presencia perdurable del mismo provee un testimonio de continuidad en la cosmología costeña, lo cual sugiere que a pesar del cambio de la organización socio-política, la cosmología costeña persistió.

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