Túpac Yupanqui, el inca que habría descubierto Oceanía
El legado histórico del antiguo imperio incaico se enriquece con la figura de Túpac Yupanqui, el décimo soberano de este imperio. Surgió como heredero y sucesor de su padre, el inca Pachacútec, y compartió el trono con él durante un período que probablemente abarcó desde sus 15 hasta los 30 años de edad, entre los años 1456 y 1461.
Durante este tiempo, Túpac Yupanqui participó activamente en la expansión del imperio, conquistando nuevos territorios en el sur, el este y el norte. Se le atribuye la conquista de las regiones de Chimor, Collasuyo y Contisuyo, así como la expansión del imperio hasta el río Maule en Chile.
Túpac Yupanqui también fue un gran administrador y constructor. Se encargó de la construcción de importantes obras públicas, como la red de caminos del imperio, el acueducto de Chinchaysuyu y la ciudad de Machu Picchu.
Su reinado fue un período de gran prosperidad para el imperio incaico. El imperio se expandió hasta su mayor extensión territorial y alcanzó un alto nivel de desarrollo cultural y económico.
Túpac Yupanqui, el inca explorador
La curiosidad y la sed de exploración fueron dos de las principales características de Túpac Yupanqui, el décimo soberano del imperio incaico. Durante su estadía en Ecuador, tras la conquista del Golfo de Guayaquil, escuchó relatos sobre dos misteriosas islas: Auachumni y Ninachumbi, con las cuales los lugareños mantenían contacto.
Estas historias despertaron un interés genuino en el joven ‘auqui’ (príncipe heredero en el Imperio incaico). Ansioso por desentrañar estos enigmas, preparó una imponente flota de balsas para emprender una travesía hacia el oeste.
La expedición partió desde la costa ecuatoriana en 1480. La flota estaba compuesta por cientos de balsas, cada una de las cuales podía transportar hasta 50 personas. Además de los soldados, los barcos también transportaban provisiones, herramientas y animales.
La travesía fue larga y dura. Los navegantes tuvieron que enfrentarse a fuertes vientos y corrientes. Sin embargo, su determinación y espíritu de aventura les permitió superar todos los obstáculos.
Tras varias semanas de navegación, los incas finalmente llegaron a las islas Auachumni y Ninachumbi. Las islas eran de origen volcánico y estaban deshabitadas. Sin embargo, los incas encontraron indicios de que habían sido habitadas en el pasado.
Túpac Yupanqui y sus hombres exploraron las islas durante varios días. Recolectaron muestras de rocas y plantas, y realizaron observaciones astronómicas.
La expedición de Túpac Yupanqui fue un hito en la historia del imperio incaico. Fue la primera vez que los incas exploraban el océano Pacífico. La expedición también demostró el espíritu aventurero y la curiosidad intelectual del décimo soberano incaico.
¿Llegaron los incas a la Polinesia?
La leyenda cuenta que en el año 1465, el hijo del inca Pachacútec, Túpac Yupanqui, alcanzó las remotas islas de Mangareva, Nuku Hiva y Rapa Nui. Sin embargo, no existen evidencias contundentes que respalden esta historia.
La evidencia arqueológica
Los arqueólogos han encontrado algunas evidencias que podrían sugerir que los incas tuvieron contacto con la Polinesia. Por ejemplo, en Mangareva, se han encontrado restos de cerámica incaica. También se han encontrado similitudes entre la arquitectura incaica y la polinesia.
Sin embargo, estas evidencias son insuficientes para demostrar que los incas llegaron a la Polinesia. Es posible que los objetos incaicos encontrados en Mangareva llegaran allí a través de rutas comerciales. También es posible que las similitudes arquitectónicas sean el resultado de un desarrollo independiente.
La evidencia oral
Hay algunas tradiciones orales que sugieren que los incas llegaron a la Polinesia. Por ejemplo, en Rapa Nui, se cuenta la historia de un hombre llamado Hotu Matu’a, que llegó a la isla en una gran balsa. Algunos investigadores creen que Hotu Matu’a podría haber sido un inca.
Sin embargo, estas tradiciones orales son poco fiables. Son relatos que se han transmitido de generación en generación, y es probable que hayan sido distorsionados con el tiempo.
¿La teoría de las expediciones precolombinas es cierta?
La teoría de que los pueblos de América del Sur y la Polinesia tuvieron contacto en la antigüedad ha sido objeto de debate durante siglos. En los últimos años, sin embargo, las investigaciones arqueológicas y antropológicas han proporcionado nuevas evidencias que respaldan esta teoría.
Similitudes culturales y lingüísticas
Una de las principales evidencias que apoyan la teoría de las expediciones precolombinas son las similitudes culturales y lingüísticas entre los pueblos de América del Sur y la Polinesia. Por ejemplo, ambos pueblos comparten una tradición de construcción de pirámides, así como prácticas de navegación marítima avanzadas. Además, se han encontrado similitudes en el vocabulario de ambas lenguas, lo que sugiere un posible contacto entre ellas.
Leyendas polinesias y sistemas de escritura andinos
Otra evidencia que apoya la teoría de las expediciones precolombinas son las leyendas polinesias que hablan de viajes a tierras remotas. Por ejemplo, la leyenda de Hotu Matu’a, que cuenta la historia de un hombre que llegó a Rapa Nui en una gran balsa, ha sido interpretada por algunos investigadores como una posible referencia a una expedición incaica. Además, se han encontrado sistemas de escritura andinos en islas como Mangareva y Rapa Nui, lo que sugiere que hubo contacto entre ambas culturas.
Las similitudes entre la arquitectura incaica y la polinesia
El interés por el posible contacto entre los pueblos de América del Sur y la Polinesia se ha incrementado en los últimos años. Una de las razones de este interés es la existencia de similitudes entre la arquitectura incaica y la polinesia.
En la isla de Pascua, por ejemplo, se encuentran las famosas estatuas moai, que son enormes esculturas de piedra que representan a antepasados. Estas estatuas son similares a las que se encuentran en la ciudadela de Machu Picchu, en el Perú.
En la isla de Mangareva, en el archipiélago de las Tuamotu, se encuentra la ciudadela de Vinapú, que también presenta similitudes con la arquitectura incaica. Por ejemplo, ambas ciudades están construidas con piedras de gran tamaño que están perfectamente encajadas.
Leyendas polinesias y crónicas históricas
Además de las similitudes arquitectónicas, también existen algunas leyendas polinesias que sugieren un posible contacto con los pueblos de América del Sur.
En la isla de Nuku Hiva, se cuenta la historia de un rey navegante llamado Hotu Matu’a, que llegó a la isla en una balsa. Algunos investigadores creen que Hotu Matu’a podría haber sido un inca.
En la crónica del siglo XVI del cronista español Pedro Sarmiento de Gamboa, se menciona la existencia de una isla llamada Ninachumbi, que se encuentra en el océano Pacífico. Algunos investigadores creen que Ninachumbi podría ser la isla de Pascua.
La Propuesta de Del Busto
El libro de José Antonio del Busto Duthurburu, Túpac Yupanqui, propone que las expediciones marítimas del décimo soberano del imperio incaico, Túpac Yupanqui, se dirigieron hasta las islas de Oceanía.
Del Busto basa su hipótesis en las crónicas de varios cronistas españoles del siglo XVI, como Martín de Murúa, Cabello de Balboa y Pedro Sarmiento de Gamboa. Estas crónicas mencionan la existencia de expediciones incas a las islas del Pacífico, y describen a los incas como hábiles navegantes.
El historiador peruano examina las descripciones de los cronistas, contrastándolas con lo conocido sobre las islas de Oceanía. Encuentra coincidencias que parecen indicar que las expediciones incas llegaron hasta allí.
Por ejemplo, las crónicas mencionan la captura de individuos de origen melanésico por parte de los incas. Esto es consistente con la presencia de población melanésica en las islas de Oceanía.
También las crónicas mencionan la presencia de fauna local que es similar a la descrita en las narraciones incas. Por ejemplo, se mencionan tortugas gigantes, que son endémicas de las islas Galápagos.
“Conocimos Vinapú el 14 de marzo de 1967 y lo volvimos a visitar, varias veces, a partir del 24 de febrero de 1999. En todas las oportunidades nos causó la misma impresión: las piedras ligeramente ventrudas, los cortes precisos, los ángulos exactos, las junturas impecables y el pulido parejo. También había un parentesco en las piedras incrustadas y en las esquinas redondeadas. Todo recordaba a la fortaleza cusqueña”, se lee en una de las páginas del libro “Túpac Yupanqui, descubridor de Oceanía”, de José Antonio del Busto Duthurburu.
Comprobando el posible recorrido de Túpac Yupanqui
En 1947, el explorador noruego Thor Heyerdahl realizó una expedición marítima desde Perú a la Polinesia utilizando una balsa de madera balsa, similar a las que se usaban en la época precolombina. La expedición Kon-Tiki fue un éxito, y demostró la viabilidad de las travesías transoceánicas desde Sudamérica a Oceanía.
La expedición Kon-Tiki partió de Perú el 28 de abril de 1947. La balsa, llamada Kon-Tiki, estaba construida con troncos de balsa, y contaba con una cubierta de paja y una vela. En la balsa viajaban seis personas, entre ellas el propio Heyerdahl.
La travesía fue larga y dura. La balsa atravesó el océano Pacífico durante 101 días, y recorrió una distancia aproximada de 8.000 kilómetros. El 7 de agosto de 1947, la Kon-Tiki llegó a la isla de Raroia, en la Polinesia Francesa.
El éxito de la expedición Kon-Tiki fue un hito en la historia de los descubrimientos. Demostró que era posible realizar travesías transoceánicas desde Sudamérica a Oceanía utilizando tecnología precolombina.
La expedición también impulsó la teoría de los lazos precolombinos entre América y Oceanía. Heyerdahl creía que los incas podrían haber realizado expediciones a Oceanía, y que las similitudes culturales entre ambas regiones eran el resultado de este contacto.
Más pruebas de los incas
El posible contacto entre América y la Polinesia es un tema que ha sido objeto de debate durante siglos. Existen evidencias que sugieren que ambas regiones estuvieron conectadas en la antigüedad, pero aún no hay consenso sobre la naturaleza y el alcance de este contacto.
Una de las evidencias más sólidas que apoyan la teoría del contacto precolombino es la presencia del camote en la Polinesia. Este tubérculo, nativo de América, se cultiva en la Polinesia desde hace siglos. Se cree que pudo haber sido llevado a la Polinesia por los incas, quienes tenían una gran tradición de navegación.
Otra evidencia que apoya la teoría del contacto precolombino son los estudios genéticos. Un estudio realizado en 2014 a 27 individuos de Rapa Nui reveló que un 8% de su composición genética tiene raíces en los nativos del continente americano. Esto indica una mezcla que ocurrió siglos antes de la llegada de los europeos.
Sin embargo, también existen evidencias que sugieren que los polinesios pudieron haber llegado a América antes que Cristóbal Colón. Un estudio genético más reciente, llevado a cabo en 2020, apunta a la presencia de nativos americanos en la Polinesia alrededor del año 1200 antes de Cristo.
Las construcciones en Vinapú
Una de las evidencias más sólidas que apoyan la teoría del contacto precolombino es la construcción de Vinapú, una estructura que se encuentra en la isla de Pascua, en la Polinesia. Esta construcción es muy similar a las construcciones incas, y su nombre, en quechua, significa «licor que embriaga fuertemente».
El nombre de Vinapú en quechua es un detalle importante, ya que sugiere que la construcción fue construida por los incas. El quechua era el idioma oficial del imperio inca, y era hablado por los incas en todo su territorio, incluyendo la isla de Pascua.
Además del nombre, la construcción de Vinapú también presenta similitudes arquitectónicas con las construcciones incas. Por ejemplo, ambas utilizan piedras de gran tamaño que están perfectamente encajadas, sin necesidad de mortero.
Estas similitudes sugieren que la construcción de Vinapú fue construida por los incas. Esto respalda las crónicas antiguas que narran la expedición naval de los incas hacia Oceanía.
En el siglo XVI, el marino, escritor e historiador español Pedro Sarmiento de Gamboa relató en su crónica sobre Túpac Yupanqui:
“Andando Topa Inga Yupanqui conquistando la costa de Manta y la isla de la Puná y Túmbez, aportaron allí unos mercaderes que habían venido por la mar de hacia el poniente en balsas, navegando a la vela. De los cuales se informó de la tierra de donde venían, que eran unas islas, llamadas una Auachumbi y otra Niñachumbi, adonde había mucha gente y oro. Y como Topa Inga era de ánimos y pensamientos altos y no se contentaba con lo que en tierra había conquistado, determinó tentar la feliz ventura que le ayudaba por la mar… y… se determinó ir allá. Y para esto hizo una numerosísima cantidad de balsas, en que embarcó más de veinte mil soldados escogidos”.
La crónica prosigue:
“Navegó Topa Inga y fue y descubrió las islas Auachumbi y Niñachumbi, y volvió de allá, de donde trajo gente negra y mucho oro y una silla de latón y un pellejo y quijadas de caballo…”.
Este relato de Sarmiento de Gamboa describe una expedición naval inca que llegó a las islas de Auachumbi y Niñachumbi, que se cree que son las islas de Pascua y Mangareva, respectivamente. La crónica menciona que la expedición inca trajo consigo gente negra, oro, una silla de latón y un pellejo y quijadas de caballo.
El relato de Sarmiento de Gamboa es una evidencia importante que apoya la teoría del contacto precolombino entre América y la Polinesia. Sin embargo, también es importante señalar que este relato es solo un relato, y que no hay evidencia arqueológica que lo corrobore.
La construcción de Vinapú y el relato de Sarmiento de Gamboa son dos evidencias importantes que apoyan la teoría del contacto precolombino entre América y la Polinesia. Sin embargo, aún se necesitan más investigaciones para confirmar esta teoría.
Huellas de Tupac en las tradiciones de Mangareva
Una de las evidencias más sólidas que apoyan la teoría del contacto precolombino entre América y Oceanía se encuentra en la isla de Mangareva, en la Polinesia Francesa. En esta isla, se encuentran varios elementos culturales que sugieren una posible conexión histórica con el Imperio Inca, en particular con el líder Túpac Yupanqui.
Evidencias culturales:
**El nombre de un cuerpo de agua denominado Te-Ava-nui-o-Tupa, que significa «El gran mar de Tupa». El nombre «Tupa» es un nombre común en las culturas andinas, y se asocia con el dios supremo de los incas.
**Una danza local que representa a un personaje conocido como «un hombre rojo». Este personaje se viste con una máscara y una capa roja, y lleva una lanza en la mano. Algunos investigadores creen que este personaje podría ser una representación de Túpac Yupanqui, quien era conocido por su piel clara y su cabello rojo.
**Las embarcaciones tipo pae pae que se encuentran en Mangareva son similares a las naves que se usaban en la región andina de Ecuador y Perú. Estas embarcaciones están hechas de troncos de árboles, y tienen una forma alargada y estrecha.
Influencia de Tupa en Mangareva:
La influencia de Tupa en Mangareva podría haber promovido la llegada de poblaciones melanésicas que impactaron en la composición genética de los habitantes locales.
Los relatos y prácticas culturales que sobreviven en la isla, manteniendo vivo el legado de Túpac Yupanqui por más de 500 años, evidencian la relevancia de su figura en la historia y cultura polinésicas.
Las evidencias culturales encontradas en Mangareva sugieren una posible conexión histórica con el Imperio Inca. Sin embargo, aún se necesitan más investigaciones para confirmar esta teoría.