¿Existe o no existe una filosofía inca?

Actualmente existen dos posiciones respecto a que si los incas desarrollaron un pensamiento filosófico. Un grupo mayoritario configura la tesis negativa, en el sentido que los incas, del periodo mítico, no lograron saltar hasta ese nivel, que no dejaron la religiosidad, aunque tenían maneras de pensar; y otro grupo que sustenta la tesis afirmativa, por lo que pasemos a revisar detenidamente estas posiciones.

Extracto de la tesis:
La Filosofía en los incas
Autor: Juan Pablo Anticona Cebrián

1.1 Tesis negativa (No existe una filosofía inca).

Según la leyenda de Garcilaso de la Vega, Manco Cápac y Mama Ocllo salen del lago Titicaca y caminan con dirección al Cusco con una barra de oro que se hundiría en el lugar donde se debería fundar la ciudad capital del imperio. La barra de oro se hunde en el cerro Huanacaure (Valle del Cusco, al sur de la ciudad) y Manco Cápac baja reluciente, vestido en plata ante los pobladores del Cusco que, sorprendidos, acuden a su llamado y se someten.

El historiador Pons Musso (1995) menciona que Manco Cápac se dedicó a enseñar a los hombres el cultivo de la tierra, hacer sembríos, construir arados y demás instrumentos de labranza, hacer acequias para aprovechar el agua de los arroyos, y también a fabricar calzado. Mama Ocllo se dedicó a enseñar a las mujeres, los oficios propios de ellos como hilar lana y algodón y tejer, hacer vestidos para ellas mismas, sus maridos e hijos, así como todos los demás oficios propios de la mujer. Estos primeros gobernantes del Cusco fueron pues, “grandes maestros”, pero no pensadores. José Carlos Mariátegui (1987) en sus 7 ensayos de interpretación de la realidad peruana tiene un capítulo llamado El Factor Religioso, 1. La Religion del Tawantinsuyo, donde efectivamente, solo se refiere a mitos, ritos y “religión quechua”, y donde opina que: La religión del Tawantinsuyo no estaba hecha de complicadas abstracciones, sino de sencillas alegorías”. De otro lado, para el amauta comunista, los incas con su religión animista trataban “no tanto de sustituir como de elevar la religiosidad de los pueblos anexados a su imperio”. Además, dice: (1,987) “La iglesia tenía el carácter de una institución social y política. La iglesia era el Estado mismo” . Por tanto, si para Mariátegui, la religión inca era simple, sencilla, y era lo que había en todas las instancias sociales, no cabía hablar de una filosofía.

En el tomo I de La Historia de la Filosofía del filósofo e historiador soviético Miguel Alejandro Dynnik (1962), capítulo VIII, en su 3° parte titulada La filosofía en los países de América Latina durante el siglo XVIII, vemos que empieza la historia de los países latinoamericanos desde que (1962) “fueron colonias de las naciones europeas – España, Portugal y otros-durante largo tiempo”. En ese sentido, coincidimos con la afirmación de Manrique Enriquez en el sentido que (2002) “Dynnink no hace referencia alguna a América precolombina donde pudo considerar la presencia de un pensamiento filosófico en las culturas Azteca, Maya o Tawantinsuyana aunque les negara la factura de una filosofía”.

Son muchas las voces que afirman no existir una filosofía en el incario y periodo prehispánico. Citando Manrique Enriquez, (2002) al filósofo peruano Augusto Salazar Bondy, indica que este dijo en su libro La filosofía en el Perú (1967) segunda edición, para justificar el inicio del estudio de la filosofía del Perú desde el periodo de la conquista:

(…) “no existen fuentes escritas originales para la investigación del pensamiento anterior (de los españoles) y ser los documentos disponibles versiones indirectas de testimonios orales en los cuales la investigación, que hasta ahora se ha hecho, no ha llegado a distinguir con criterio seguro, en primer término, lo que es original de lo que interpretación occidentalizada y, en segundo término, si hubiera lugar a ello, los contenidos mítico-religiosos de los propiamente racionales…prescindiremos del pensamiento anterior a la conquista española, que si bien posee algunos caracteres comunes a la reflexión filosófica, debe incluirse más bien en las formas de la weltanschauung (concepción del mundo) o en las del periodo mítico”.

Salazar Bondy desestima el pensamiento incaico, pues no sólo le niega el carácter filosófico, sino que lo considera como weltanschauung, y como periodo mítico. Esta posición la reiterará en otra obra posterior.

Según Manrique Enriquez (2002) Francisco Miró Quesada, (1974) en su libro que trata del Despertar y Proyecto del Filosofar Latinoamericano (sf), refiere que:

Claro que América Latina tiene historia. Brillante llena de emocionantes aventuras. Pero la filosofía nada tiene que ver en el asunto. Dos imperios fabulosos iluminan el origen. Pero estos imperios no tuvieron una filosofía. -El imperio inca es uno de esos imperios-, y que si “el pensamiento filosófico en su más prístino origen es la culminación del pensamiento mítico (…) El instante supremo en que del mito se pasa a la filosofía es inubicable (…) En América indígena hubo por cierto mitos tan grandes y honrosos como en las más grandes culturas de oriente y de occidente. Pero esos mitos murieron antes de que pudiera cuajar la gran transformación. Nada tuvieron que hacer con el despuntar de nuestra actividad filosófica.

Fabio Anselmo Sánchez Flores, (2012) en la introducción de su tesis El sentido del mundo y la existencia en las culturas prehispánicas del antiguo Perú para optar la licenciatura en filosofía señala que, en las culturas prehispánicas del antiguo Perú, existieron concepciones del mundo, no menos ricas en mitos y leyendas que la cultura griega e hindú, pero que, a diferencia de éstas, aquéllas, a pesar de la riqueza, no alcanzaron a gestar un pensamiento filosófico propiamente dicho, quedando catalogada su concepción como una visión o asunción del mundo, pero no una filosofía propiamente dicha.

De otro lado, en el resumen de su misma tesis, Sánchez Flores, señala que la presencia de las concepciones pre incas e incas, de principio y origen (arjé), orden y armonía (cosmos), naturaleza (physis) y el desarrollo y devenir (logos), si bien son algo limitadas por su horizonte mítico y su constitución de sentido del mundo, permite aseverar que, en contraste con las afirmaciones de Augusto Salazar Bondy, Francisco Miró Quesada Cantuarias , David Sobrevilla y para la doctora María Luisa Rivara de Tuesta, los antiguos peruanos sí estuvieron en condiciones culturales de haber gestado un pensamiento filosófico autóctono en base a estos conceptos, si la cultura occidental no hubiera irrumpido abruptamente en el proceso de su desarrollo cultural El filósofo peruano David Sobrevilla, también se ocupó de este tema. En el IV Congreso Nacional de Filosofía, en Arequipa, en 1991, según Mejía Huamán, el Filósofo, en aquella oportunidad, haciendo una crítica al libro del pensador mexicano Miguel León-Portilla: (1956) La Filosofía Náhuatl Estudiada en sus Fuentes, demostró que no era posible hablar de una filosofía precolombina en América; recurriendo al análisis de la visión helénica tradicional del mundo, y luego mostrando las situaciones que posibilitaron el surgimiento de la filosofía griega, concluyó diciendo que, puede hablarse de un pensamiento pero no de una filosofía precolombina”.

Siguiendo a Mejía Huaman (2005), La doctora María Luisa Rivara de Tuesta sostiene que:

El pensamiento anterior a la conquista española, concepción sui géneris, desarrollado principalmente por las cultura Maya, Azteca e Inca, constituye inquietante tema de investigación… que encuentran las proyecciones de esa estructura de pensamiento en las masas que han permanecido casi al margen de la cultura occidental”. (…): “Las concepciones sobre Wiraqocha, pacha y runa son las que constituyen el tema central de esta síntesis del pensamiento incaico”. Estos temas se apreciarán en el mito, seguidamente en la poesía, y, finalmente, a la llegada de los conquistadores europeos, habrían estado culminando… en apreciaciones de carácter reflexivo”.

Por último, el doctor Mario Mejía Huamän, discípulo del doctor Miró Quesada y de la doctora María Luisa Rivara de Tuesta, a pesar de anhelar una filosofía inca, señala en su obra Hacia una filosofía andina (2005) lo siguiente:

Es verdad que los inkas, en muchos campos del saber, estuvieron alcanzando la explicación científica; sus conocimientos fueron frutos de la observación, experimentación, comparación y generalización, como es el caso de la ingeniería hidráulica, el mejoramiento genético, la arquitectura, la medicina, la farmacología y algunas leyes en el campo de lo que hoy podemos llamar la sociología y la planificación. En cambio sus reflexiones sobre el principio y fundamento de la realidad, sobre sus primeras y últimas causas, no fueron de carácter filosófico, ya que no pudieron desligarse de la explicación mítico-religiosa. Respecto a los inkas, puede hablarse de la existencia de una concepción del mundo o un pensamiento inka, más no así de una filosofía inka.

Es clara la opinión del doctor Mejía Huamán en el sentido que no puede afirmarse categóricamente que existió una filosofía incaica porque lo afirmaron Garcilaso, Guamán Poma o Luís Valcárcel; estos escritores no fueron filósofos, sino fueron cronistas e historiadores. Además, el hecho de que existan conceptos de carácter filosófico en las culturas andinas milenarias, no significa necesariamente que hayan tenido filosofía. Las categorías –dice- son conceptos con los que se hace reflexión filosófica; pero, no son Filosofía. Para el maestro cusqueño (2005)

La filosofía es todo un discurso racional y no la aglutinación de categorías o proposiciones sueltas. Como enseña Aristóteles, los conceptos y las palabras sueltas no son proposiciones, menos juicios.

Para el doctor Mejía, la existencia de conceptos filosóficos en la sociedad incaica no prueba que hayan tenido Filosofía. Y aún va más allá pues, este estudioso del pensamiento andino, aspira lo siguiente (2005):

(…) aspiremos a crear una filosofía nacional, una filosofía andino inca, que se encuentran vigentes e incólumes en la mayoría de los pueblos integrantes del glorioso fraterno y humanitario mundo Tawantinsuyano. Porque los amantes de la filosofía debemos despojarnos definitivamente de síndrome del colonialismo mental y partir del estudio, investigación, interpretación y análisis de nuestra realidad concreta para luego proyectarnos hacia el logro de conclusiones generales universales al servicio de la humanidad.

Concluimos con el anhelo de estos investigadores y estudiosos de que haya una filosofía inca racional, pero afirman que no hay una filosofía como la griega y que más bien los incas vivieron en el mito y la religión, que dentro de los tres periodos (mito-filosofía y ciencia), los incas no llegaron a dar el salto al “logos”, a pesar que hayan tenido algunos conceptos filosóficos.

1.2. Tesis afirmativa (Existe una filosofía inca).

Empezaremos diciendo que, la leyenda de Manco Cápac y Mama Ocllo de Garcilaso, que según la recién fallecida historiadora María Rostworowski (1999) no es relatada por ningún otro cronista, tiene mucha similitud con una leyenda sobre el origen del pueblo japonés. Garcilaso, no sabemos si copiando esa leyenda asiática, quiere darle a su pueblo natal un origen fantástico y noble, como el de otros pueblos de la antiguedad Pero lo cierto es que, en un principio, los primeros señores incas enseñaron oficios y buen comportamiento; no hay señal de que enseñaran algo más abstracto. Y luego generaron una organización en los grupos de pobladores del Cusco, una sólida organización que en ese momento (aproximadamente siglo XIII-XIV dc) marcó diferencia (no sabemos si por suerte o no) pues ese fenómeno no se dio en otro pueblo y lugar, utilizando lo aprendido de los grupos preincaicos anteriores (desde Chavín, pasando por Wari, hasta los Chimú), esta organización les dio poder y les generó luego una gran expansión territorial.

En la página de internet anécdotas de Moleskine, Carlos Zeballos menciona el paralelismo entre la leyenda de Garcilaso y la leyenda de la fundación del pueblo japonés, basándose en el libro de Francisco A. Loayza, (1926) Manko Kapa. El fundador del imperio de los incas fue japonés.

Obedeciendo el mandato de las augustas divinidades, Izanagi, con un koko, báculo en forma de lanza, salió de las mansiones celestiales en compañía de su hermana Izanami. Y franqueando el puente del cielo, que es el arco iris, llegó la divina pareja a una superficie líquida y espesa. Era el mar. Sumerge Izanagi el báculo en las aguas saladas, y al retirarlo, las gotas desprendidas se convirtieron en islas. Y a una de ellas, la isla de Onorogo, bajaron los dos hermanos celestiales. Y luego se apartaron para dar la vuelta a la isla, cada uno por su lado, Izanagi fue por la izquierda e Izanami por la derecha. Al encontrarse después, Izanagi tomó por esposa a su hermana Izanami. (sf).

El doctor Mario Mejía Huamán (2005) en su grupo de ensayos Hacia una filosofía andina, nos señala los representantes de la posición que afirma que sí hubo una filosofía incaica. Nos narra que en el siglo XVI es el Inca Garcilaso de la Vega quien hace mención en los Comentarios Reales de los Incas, sobre la existencia de filósofos en el Tawantinsuyo. Lo seguirá Felipe Guamán Poma de Ayala, quien en su obra La primera nueva crónica y buen gobierno hace referencia a Juan Yunpa como un filósofo en el Tawantinsuyo.

Mejía Huamán (2005) nos narra el movimiento que generó el Doctor Humberto Vidal Unda en el Cusco, luego de su viaje a México en los sesentas:

En torno al tema, en 1965 la Facultad de Letras y Ciencias Humanas, de la Universidad San Antonio Abad del Cusco, promovido por el Doctor. Humberto Vidal Unda, quien a su retorno de México y haciendo eco a la existencia de una Filosofía Azteca organizó un Coloquio sobre Cultura y Filosofía Incas. Fue ponente magistral el Doctor. Antero Peralta Vásquez. Para el Pensador arequipeño, existe filosofía inka, «tal como suena, i filosofía de primera mano: Una auténtica aspiración al saber universal, un efectivo saber de la razón humana que explica, para su gente y para su momento, la realidad total y el puesto del hombre en el cosmos». Esta filosofía habría sido, una «cosmovisión arcaica», que llegó a su apogeo en Tiawanako o Pachakamaq; «forma originaria de pensamiento… larva» de Filosofía. Saber mítico, religioso, mágico; intuición de «un saber del mundo» y de «la vida» en su totalidad. Esta filosofía habría explicado: «el origen del mundo, papel del hombre en el cosmos, normas de conducta individual y social, sentido del mundo, saber de la finalidad del universo, del hombre y de la historia». Los pensadores habrían sido los hamawt’as. «Dado el nivel mental de la época, filosofía de buena ley». El maestro arequipeño señala como fuentes para su estudio –aunque algunas dejan mucho que desear por el desconocimiento del quechua- las crónicas; los temas de religión y magia.

Asimismo, comenta en su obra que el mismo Doctor Francisco Miró Quesada Cantuarias que no es creyente de una filosofía andina, contagiado de estas aseveraciones, e inspirado en la fuerza colectiva de la comunidad de Marco en Jauja: (…) sostuvo la existencia de una Filosofía Sapiencial en la cultura indígena andina. A partir del III Congreso Nacional de Filosofía realizado en Trujillo, Va contando Mejía Huamán sobre los pensadores que opinan en pro de una filosofía inca, en 1991, el profesor Víctor E. Díaz Guzmán, escribe un pequeño libro titulado Filosofía en el Antiguo Perú; (1994). Víctor Mazzi Huaycucho, en la Presentación de una exposición sobre Juan Yunpa, hace mención a la existencia de una Filosofía inca; y que luego, Juvenal Pacheco Farfán escribe el libro La Filosofía Inka y su proyección al futuro (1995).

Que en el Primer Congreso Nacional de Filosofía, el Profesor Héctor Isaías Loayza Guerra, sustentó una ponencia intitulada Reflexiones Acerca de la Religión Indígena en el Perú, en el que hace referencia a la existencia de una filosofía incaica y trata específicamente de la filosofía religiosa incaica. En el III Congreso Nacional de Filosofía, que tuvo como cede la Universidad San Agustín de Arequipa; a su vez, en el V Congreso Nacional de Filosofía, llevado a cabo en la Universidad de Lima, en 1994, el profesor Martín Leonardo Chalco, sostuvo una ponencia intitulada “El problema de la filosofía del Inkario en relación al pensamiento actual”. Mejía Huamán en su obra se detiene a revisar las tres posiciones que le parecen las más relevantes, La de Víctor E. Diaz, Víctor Mazzi Huaycucho y Juvenal Pacheco Farfán.

1) Posición de Víctor E. Díaz. En 1991, el Profesor Víctor E Díaz Guzmán publicó un libro titulado Filosofía en el Antiguo Perú, en cuya Introducción sostiene:

Perú no escapa a esta concepción, nociones como urin y hanan están reflejando una realidad contradictoria, pero real y social. La naturaleza tiene causas y origen, la necesidad de existencia, de allí que las categorías y conceptos deben designar las peculiaridades de esta realidad.

Sabemos que es difícil hablar de una disciplina filosófica en el Perú antiguo (incanato) en sentido absoluto y con la perspectiva actual; en primer lugar por el desconocimiento de las ramas o especialidades que integran dicha disciplina, y, en segundo lugar, porque ‘las limitaciones culturales’ impidieron que las especulaciones llegaran a la alta comprensión de los fenómenos filosóficos” Trata temas como del hombre, la historia y la cultura; de las concepciones cosmogónicas; de las concepciones escatológicas, de Dios, y de la moral incaica.

2) Posición de Víctor Mazzi Huaycucho. Mejia Huaman indica que en un pequeño libro titulado Presentación de Juan Yunpa, Mazzi defiende la existencia de una Filosofía inka y sostiene que no era una filosofía como se conoce en occidente, tuvo distinto significado y un entendimiento singular del universo. Mazzi agrega que el pensador no colocaba al hombre andino por encima del entorno cosmogónico, lo coloca en igualdad de condiciones como un miembro más de su existencia. En el capítulo Pensar y Filosofar, Mazzi sostiene que al no existir un estudio sistemático y riguroso del pensamiento andino no se aceptan las categorías del mismo, pero esto no quiere decir que no se haya generado.

Mejía Huamán (2005) indica que, mientras Juvenal Pacheco sostiene que había una filosofía a la que se puede tipificarse como idealista, paralela a la dialéctica, Mazzi sostiene que el pensamiento dialéctico estaba en formación: Existen indicios de un pensamiento dialéctico que estaba en formación, que entendió que el universo se movía, tenía dinámica propia (se alimentaba, crecía, engendraba y perecía); tuvo la certeza de un todo contradictorio, opuesto en el hanan y el urin (arriba y abajo), polaridad que a su vez se subdivide en otros opuestos como izquierda derecha (…) Desde luego, no era una filosofía tal como la que se conoce en occidente, tuvo distinta significación y un singular modelo de entendimiento del universo” (…) Filosofar para el indio no es una creencia, ni un proceso de intelectualización de la realidad. Más que un sistema de creencias es ante todo vivencia.

3). Posición de Juvenal Pacheco Farfán. En su libro La Filosofía Inka y su Proyección al Futuro, el profesor Juvenal Pacheco Farfán, manifiesta que en el Tawantinsuyo:

Se alcanzó a desarrollar una sociedad equilibrada, con producción excedentaria, donde se materializó el ideal del bienestar general. De donde podemos inferir que toda la organización socioeconómica, política y cultural, estaba sustentada en una Filosofía. (…) La filosofía, como elemento cultural se origina desde el momento en que el hombre alcanza dos categorías universales: ser social y ser racional”. De donde podemos inferir que toda la organización socioeconómica, política y cultural, estaba sustentada en una Filosofía.

Pacheco opina que, los incas, en muchos campos del saber, estuvieron alcanzando la explicación científica; sus conocimientos fueron frutos de la observación, experimentación, comparación y generalización, como es el caso de la ingeniería hidráulica, el mejoramiento genético, la arquitectura, la medicina, la farmacología y algunas leyes en el campo de lo que hoy podemos llamar la sociología y la planificación. En cambio sus reflexiones sobre el principio y fundamento de la realidad, sobre sus primeras y últimas causas, no fueron de carácter filosófico, ya que no pudieron desligarse de la explicación mítico-religiosa. Respecto a los inkas, puede hablarse de la existencia de una concepción del mundo o un pensamiento inka, más no así de una filosofía inka. Respecto al origen de la Filosofía Inka Pacheco Farfán sostiene: “…la filosofía, como elemento cultural se origina desde el momento en que el hombre alcanza dos categorías universales: ser social y ser racional” “…es producto resultante de mentes colectivas, conciencias sociales”. Sin duda, la filosofía es un elemento cultural, pero que, no necesariamente se origina cuando el hombre alcanza las categorías universales de “ser social y ser racional”.

El doctor Mejía Huamán se encargará en su libro de ensayos Hacia una filosofía andina de formular las críticas necesarias y a desvirtuar estas tres posiciones. Nosotros nos hemos limitado a exponer estas posiciones como parte de este subcapítulo. Lo que podemos agregar es que, definitivamente, no podemos tratar el pensamiento andino con los mismos esquemas del pensamiento griego, no cabría; pero eso tampoco implica la afirmación de que los incas hayan desarrollado un sistema de pensamiento, netamente lógico y abstracto. Lo que sí nos va quedando claro hasta ahora, es que los hatunruna, los cumunkuna los pobladores que desarrollaban sus labores en el campo, en el hilar, en la alfarería, en la artesanía o en la metalurgia, no pudieron desarrollar una filosofía como la griega u occidental, como veremos más adelante.

El profesor Magister Oscar A. Agrada Espinoza, (2012) en su artículo publicado en internet No sólo existe una Filosofía Eurocentrista, sustenta que sí hubo filosofía en el Antiguo Perú, como también la hubo en la China de La Dinastía Tang (Lao Tsé, Confucio), o en la Grecia de Sócrates. Indica que más allá de una visión occidental Eurocentrista, hubo racionalidad en la cosmovisión andina. Una nítida concepción del mundo como sustento filosófico. Una manera de comprender la realidad en su conjunto. Agrada encuentra por ejemplo «El Mito de las Cavernas» de Platón en una conversación sencilla con los «taitas» (señores del ande) o los Apus Wiracochas sobre el «maimantan inti» (de donde es el sol), «maimantataj runa» (de dónde es el hombre). Agrada Espinoza afirma que la Filosofía Inca, no sólo es un ejercicio teórico abstracto alejado de la realidad social. En el mundo andino, su filosofía, se sintetizó en el concepto de que las cosas inanimadas y animadas tenían vida, y todos saben comer, beber y comunicarse entre sí: el hombre con las montañas, con los ríos, etc.

Defiende el profesor Agrada la posición referente a que existieron en el tahuantinsuyu hombres dedicados al saber y a la reflexión como praxis permanente. La existencia de estos sabios dedicados al conocimiento, como lo testimonia el cronista español Martín de Murúa así: «y tenían juntamente estos Ingas unos médicos o filósofos adivinos que se dicen Guacácue, los cuales andaban desnudos por los lugares más apartados y sombríos desta región… sin reposo ni sosiego se daban a la adivinanza o filosofía».

La filosofía de los Amautas también está en Garcilaso. En el mundo tawantinsuyano, el hombre era sólo un ser más de todo lo existente, no era lo central; por ello, se dedicaron a la búsqueda incansable de la armonía entre todos los entes vivientes, por ejemplo no ensuciar el río y los mares, agradecer a la Mamapacha por las abundantes cosechas que sustentan la vida, agradecer al Sol por su luz y calor de todos los días, etc. El filosofar servía para la acción práctica de la comunidad imperial.

De otro lado, afirma Agrada que, es probable la versión de algunos cronistas que sostienen que los Amautas o la administración incásica hayan destruido toda evidencia de una forma de escritura como el Kelljay. Hasta hoy los hombres del ande, las masas campesinas refieren en el idioma quechua: «Papay kelljaycapuay» que quiere decir: «Señor escríbemelo”. O el «Tukuymikuyun” (Todo se mueve) que nos recuerda al griego Heráclito. Agrada infiere entonces que, no puede afirmarse en estos tiempos que los Incas no hayan tenido una forma de escritura o un pensamiento dialéctico. Afirma que los Amautas fueron sabios, filósofos y maestros. Ellos, tuvieron que haber sistematizado una concepción del mundo, una manera de pensar y reflexionar sobre la vida; sobre cómo debía funcionar la extraordinaria maquinaria estatal y administrativa. Cómo debía funcionar a la perfección el control social y el colectivismo clasista a través de hábiles principios éticos-filosóficos como el “Ama Llulla”, “Ama Sua” y el “Ama Kella”.

El profesor Agrada considera que el hombre andino filosofaba y estaba en lo racional de acuerdo a su tiempo y desarrollo. Y que ya se había iniciado la dura lucha entre el materialismo e idealismo en la filosofía y esta guiaba a las otras disciplinas del saber humano como las ciencias, el arte, la pedagogía (yachachisun), etc. Que en el mundo andino, la filosofía, la religión y las ciencias tienen que conducirte a la práctica económica, política y social, de otra forma no se concibe estas disciplinas del saber. Para ésta filosofía nada está separado, todo está interrelacionado. Hay contradicciones en el Hanan (arriba), Hurin (abajo); pero también hay unidad y lucha de contrarios. Agrega Agrada que la filosofía Andina o Inca, no es un racionalismo puro, por cuanto la masa incásica, sabe desde hace miles de años que la razón separa y la vida une. Se nutre y se sigue nutriendo del mito. Es una racionalidad concreta donde el pensamiento no sustituye a la vida. Se hace filosofía desde el ámbito de la cultura materna a través de sus códigos lingüísticos y culturales. Un caso excepcional son sus Kipus, como lengua visible y sus conocimientos acerca de la ciencia de su tiempo, como la Matemática (Aritmética, Método de Comparación. y Geometría), La Física (Palanca, Equilibrio, Principio de los Vasos Comunicantes, Mecánica y Dinámica), Astronomía (La Vía Láctea y el Zodiaco), Medicina (El Hampi Camayoc o médico que conocía las bondades de la medicina natural, y la curación de la sífilis, trepanaciones craneanas); los Incas también tuvieron conocimiento acerca de la Botánica, la Química, Geografía y Ecología, Economía, Ciencias Sociales, Lingüística, Pedagogía, Derecho, máquinas como la chaquitajlla. No eran pues “salvajes”, como arguyen los invasores. Eran civilizaciónes con una visión científica y filosófica.

Insiste Agrada que, si todos estos conocimientos científicos, conocieron los antiguos peruanos; entonces, por qué minimizar en ellos su racionalidad concreta, su «amor a la sabiduría». O es que solamente Platón y Sócrates, «amaron» la sabiduría, y las masas eran ignorantes. Para Aristóteles, el origen de la filosofía tiene una clave «El hombre empieza a filosofar, para huir de la ignorancia». No sólo de «algunos», como lo presumían ciertos filósofos griegos. Por supuesto, los «civilizadores» invasores del Imperio Inca (la banda de Francisco Pizarro), desde un comienzo minimizaron a la masa incásica, su capacidad de pensar, analizar y hacer Ciencia, tildándolos de «animales parecidos al hombre», carentes de toda racionalidad. Para él es evidente que toda esa patraña obedecía a un plan político de corte feudal colonial. “De pensantes y no pensantes. De mandones y obedientes”.

Por último, agrega el profesor Agrada que, se olvida o se ignora, que la civilización andina o peruana, es una de las tres únicas civilizaciones- junto con la Mesopotámica y la mesoamericana que surgió autónomamente, sin vinculación y precedente cultural alguno, como es el caso, de las otras grandes civilizaciones: egipcia, india, china, griega o romana. Por eso dice, la comprensión de su historia debe enmarcarse dentro de su espacio, de su tiempo y reconocimiento, es decir, hay que comprender su contexto social e histórico dialéctico. Dice que lo esencial es que la vocación filosófica en los andes Incas, llegó también a adquirir conciencia de sí y busca su expresión.

De otro lado, encontramos el caso del filósofo arequipeño Carlos Augusto Manuel Zevallos Vera (2,007), que publicó un artículo titulado ¿Existe una filosofía incaica? Para la Universidad Alas Peruanas, donde su respuesta es afirmativa por lo siguiente:

Los argumentos e investigaciones de ambos lados se sustentan, para unos, en los cánones de lo que rigurosamente se entiende por filosofía apoyados por la concepción occidental eminentemente crítica, racionalista, humanista y, para otros de espíritu indigenista y peruanista, como el ayacuchano Ántero Peralta Vásquez, el cusqueño Humberto Vidal y el filósofo Ayacuchano César Guardia Mayorga y otros, sostienen que los incas poseyeron una filosofía concordante con sus ideales de poder y dominación política y social, lo que nos lleva a reconocer que tuvieron una concepción de su mundo y de su vida de acuerdo con sus sentimientos naturales y espontáneos de concebir un Creador Supremo de todo lo existente y someterse a su designio como fue Wiracocha para la sierra imperial y Pachacamac para la costa que no llego a someterse totalmente al imperialismo cusqueño. Para nosotros la filosofía inca participó del mismo fenómeno que caracteriza a la Filosofía Oriental de los Hindúes, Chinos, Árabes, Asiáticos en general, cuyo pensamiento y sentimientos fueron dominados por los misterios y los enigmas metafísicos, mitológicos y sobrenaturales indefinibles e incognoscibles, sometidos a su dominio con total entrega de sus conductas estoicas y conformistas y tanto personal como colectivamente no tenía una diferenciación entre religión y filosofía, como acontece en la concepción occidental de los griegos que fija una división entre religión fundada en la fe, y la filosofía, fundada en la razón, no obstante lo cual, la crítica y la opinión de los occidentales reconocen la existencia de una filosofía hindú, China, Árabe pero los críticos peruanos y latinoamericanos de formación occidentalizada no reconocen la existencia de una filosofía Inca. Los quechuas pertenecían a una comunidad dominada por las tradiciones mitológicas mágicas y religiosas, igual que el oriente asiático. El imperio se fundó a partir de la leyenda de Manco Cápac y Mamá Ocllo emergidos del Lago Titicaca y con el mandato del Dios Sol para fundar un Imperio; los incas obraron en una comunidad dominada por el fenómeno religioso mezclado con el mito, igual que el oriente asiático y no por esto dejamos de hablar y estudiar la filosofía de Oriente a pesar del peso dominante de sus creencias sobre la razón. El imperio incaico tuvo personajes dedicados a la cultura, educación y la investigación espiritual e intelectual como fueron los Amautas y contó con consejeros como los Orejones que por su vejez y experiencia vivida eran dignos de ser escuchados por los incas mandantes. El imperio fue inspirado por una concepción política, económica y social demostrativa de la ideología y la filosofía imperialista de conquista y dominio como lo han sido todos los imperios del mundo, sin descuidar las exigencias de su pueblo con el reparto de tierras de cultivo con equidad, reservándose para sí la mayor y mejor parte. El Imperio Incaico ha dejado muestras de su política en organización agraria, aprovechando el desnivel de los terrenos con regadío muy ingenioso, caminos de herradura, arquitectura prodigiosa como Machu Picchu, un arte textil heredado de las culturas pre-incas, en la sucesión de sus gobernantes, en la jerarquía social de su población y en la capacidad guerrera y conquistadora de sus hombres representados por Pachacutec que conquistó los pueblos hasta el río Maule en Chile. Todo esto y más son claros signos que el imperio incaico tenía una concepción filosofía muy definida que le permitió constituirse en una de las potencias imperialistas pre-coloniales como lo fue también el imperio Azteca de México.

El filósofo Gustavo Flores Quelopana, (2007) en su artículo de internet Trayectoria de la filosofía andina peruana divide en dos grupos a los creyentes de una filosofía andina precolombina. Por un lado menciona una Filosofía Andina Universitaria, (donde ubica a Juvenal Pacheco Farfán, Víctor Mazzi Huaycucho, Víctor Díaz Guzmán y al profesor sanmarquino Ladislao Cuéllar) y por otro la Filosofía Andina Independiente (Paucca, Rafayle y Rojas, y Máximo Grillo). Sobre el profesor Ladislao Cuéllar, profesor de filosofía de la Universidad de San Marcos, Flores Quelopana menciona que es autor de numerosas obras de la especialidad, en el debate de la filosofía prehispánica ha participado con dos libros: Sí ha existido y existe una filosofía del Perú y América Latina (1997) y Las dos vertientes del filosofar latinoamericano (2006), refiere que Cuellar considera que la razón es universal y que por ello, en América hubo filosofía en la etapa prehispánica.

Nelson Paucca Gonzales, Rusbel Jhon Cuadra y Roberto Rojas Franco, graduados de licenciados en educación a fines del 2006 en la Universidad La Cantuta con la tesis La Racionalidad Filosófica del pensamiento Andino o la concepción tetrádica del universo. El pensamiento de Paucca, Rafayle y Rojas, representa la variante de un culturalismo intercultural. Culturalismo porque asumen el paradigma de lo mitocrático para dar cuenta de la racionalidad andina, tomando distancia del enfoque nativista y del eurocéntrico; e intercultural porque rechazan la visión monocultural de la filosofía y defienden la existencia de su sentido multívoco. El aspecto intercultural de su enfoque responde a su postura a favor de la existencia de filosofías regionales, contextuales y hasta etnofilosofías; todo lo cual se ha visto estimulado por las corrientes de la filosofía liberacionista e inculturada.

Flores Quelopana señala también al estudioso Máximo Grillo Annunziata, que es un médico endocrinólogo de profesión, que ha escrito el breve folleto Filosofía andina prehispánica (2002). Y dice, que el pensamiento de Máximo Grillo representa una variante del “nativismo ecologista”, porque atribuye el pensar filosófico a la cultura propia basado en el argumento de la universalidad de la razón, aderezándola con un carácter ecológico. Su pensamiento se mantiene dentro del horizonte nativista al partir del presupuesto aristotélico de la universalidad de la razón, al igual que el profesor Ladislao Cuellar.

El estudioso arequipeño de temas andinos, Javier Lajo, en su libro Qhapaq Ñan, La ruta inka de sabiduría (2003) se esfuerza por defender en su libro la idea de que el tawantinsuyu tuvo filosofía, y hace suya la pregunta que se formula, al igual que Cristo, la descubridora del Qhapaq ñan o “camino incaico”, María Sholten, ¿Qué es la verdadς. Destaca esta obra por la idea que plantea Lajo, referente a que el Qhapaq Ñan incaico, no es un simple camino andino que une Bolivia, Perú y Ecuador, sino que fue un camino especial, diseñado por el poblador incaico en diagonal, a un ángulo de 45° fundamentalmente para mantener el equilibrio en el movimiento de rotación de la tierra, para mantener el delicado equilibrio del mundo y evitar los pachacutis o desastres y cataclismos que el poblador incásico siempre temió. Ese “gran camino” nos mostraría la ruta de la sabiduría y del conocimiento de la cultura andina.

Entonces, como decíamos, trata Lajo de plantear que el Qhapaq Ñan sería la “escuela” de la sabiduría y de la civilización inca, y junto con esto, nos introduce en las leyes del pensamiento andino. Es así que en (2003:81 en adelante) nos habla de Yanantin o dualidad complementaria, la dualidad andina, contrarios que se complementan: Manco Qhapaq y mama ocllo, los templos cuadrados o pachatata (padre cosmos) y los de forma circular o pachamama (madre cosmos), los Hanan y Urin Cusco, panacas y ayllus, inkas y collas, masculino y femenino. A ese simbolismo relacional Lajo lo llama “vincularidad, que son vínculos de complementación y proporcionalidad”. Y menciona los términos illay (iluminación de la mente) e illawi (iluminación de la pareja humana amarrada por las serpientes koas y asirus (las serpientes de la cosmovisión andina que también forman paridad). A su vez, la diagonal, inscrita en un cuadrado y ésta en un círculo da lugar a la cruz del tiwanaku o tawa-paqa. Que explicará como segunda ley. Lajo (2003:86) explica el TINKUY o segunda ley de la sabiduría andina quechua, como un cuadrado y un círculo que son complementarios y proporcionales, e introduce hábilmente los términos chekka (verdad), con chekkelluwa (línea de la verdad o diagonal), lo que nos remite nuevamente al Qhapaq ñan o camino correcto o de los justos. En el cuadrado inserto en el círculo, trazando diagonales forma la cruz de tiwanacu o tawapaqa tawa (cuatro) paqa (tierra, territorio u oculto, escondido). Por último, une los dos términos y forma la palabra yanan-tinkuy, que presenta como “proporcionalidad de los complementarios”. Y nos dice (2003):

Esta cruz andina es la tawapaqa que surge del yanan-tinkuy simbólico y que significa precisamente “cruz-puente” o vínculo de compromiso o amarre entre uno y el otro cosmos; dado que el mundo andino vive un cosmos par, o lo que es lo mismo, la existencia es un “pariverso”88, que es un concepto diferente al “universo” (o multiverso) de la cultura occidental. 

Recordando a Carl G. Jung, Lajo compara el qhapaq ñan con el TAO chino como “sentido o camino del encuentro del hombre consigo mismo, con su verdad”, a nosotros nos recuerda el yin y el yang, que en otra de las iconografías incas aparece también dibujado, pero como figuras en forma escalonada, oponiéndose. Contándonos una leyenda amazónica que decía que los inkas tenían el secreto de la vida, nos refiere que la tawapaqa o tawachakana implica el tiempo y espacio, PACHA, el cosmos. y que el vocablo yana no solo significa negro, sino mujer u hombre enamorado, sino que yanan sería sustancia, esencia. Por lo que YANAN-TINKUY, sería el equivalente a CHEKKALLUWA: “El camino de la verdad”, que tendría relación con la palabra YANANTIN “ambos amantes juntos”. Lajo también recuerda que Da Vinci traza un cuadrado y un círculo en el “hombre de Vitrubio” para mostrar los vínculos entre la arquitectura y el cuerpo humano.

Luego seguirá diciendo que en el mundo andino hay una aspiración de reequilibrar el mundo a partir del equilibrio de la pareja humana, de la comunidadsociedad y de la naturaleza, o sea, que en el caso de la sociedad inka, esta procuró monitorear el ángulo de incidencia de los rayos solares sobre la tierra con sus inti watanas y el qhapaq ñan para controlar o re-establecer el ángulo óptimo del eje terrestre. La tierra estaría inclinada con mucha fragilidad, como un trompo en movimiento. La vincularidad cosmos-hombre o pacha-runa, vendría a ser una vincularidad yanan-tinkuy intin-pacharuna o (wiracocha-pacha-runa, que bien llevada asegura la continuidad del mundo. Lajo mismo sostiene entonces, una “praxis sagrada histórica” y una “aspiración trascendente” –religiosa- para detener el pachakuti cósmico con un pachakuti humano, para hacer de la tierra una verdadera morada de inmortalidad. Todo esto explicaría su arquitectura megalítica y en alta montaña, para prevenir la destrucción y los cataclismos.

Por eso Lajo sostiene (2003).

Toda esta vocación y prevención a los “cataclismos cósmicos” tendría que ver no solamente con el avance de la ciencia y la tecnología del hombre andino, sino con la superación de una “conciencia individual primitiva y monomaníaca (megalómana, ególatra y desequilibrada), y la conquista de una conciencia comunitaria superior, medio-ambiental y cósmica. Queda claro que para el mundo andino, esto no es un problema de “religión”, “moral” o “ética”, sino de niveles o estados de conciencia que representan para los andinos, “los vínculos complementarios y proporcionales” del hombre con la comunidad y con la naturaleza. 

El bien y el hombre, fluyen con la realidad y la naturaleza, solo así puede viabilizarse, existir o ser. En el mundo andino, lo malo, lo injusto, lo incorrecto, no existe plenamente o son temporales, el tiempo y la vida los anulan, pero, si el ser humano “desequilibra” mucho la vida y el mundo, el pachakuti “los barre” de la tierra, y la vida vuelve a comenzar. Lajo llama a toda esta enseñanza la “Escuela del Qhapaqkuna”. Finaliza el estudioso arequipeño diciendo que a los filósofos occidentales les servirá todo lo dicho como prueba de un “pensamiento sistematizado indígena”, propio y originario de estas latitudes que explica que para los andinos solo es posible la existencia en el cruce de dos cosmos paralelos y combinados. Dos cosmos con un puente de interrelación que origina la existencia, y que, comparado con el universo occidental explicaría el egoísmo, la guerra y el extravío con que vive el hombre occidental.

Es obvio que hasta este momento presentamos el sistema más convincente y coherente del pensamiento andino, un pensamiento sabio, pero que parece mantenerse aún en el ámbito religioso.

El filósofo suizo Josef Estermann (2009) publicó un artículo llamado La filosofía quechua, donde explica que la filosofía incaica comenzó en el tawantinsuyu con la imposición de runasimi, y que el pensamiento quechua no ha terminado con el imperio, sino que continuó y continúa, aunque de manera clandestina u oculta. Dice que “pensamiento incaico” o incluso “filosofía incaica” al ser tratado por diversos autores se referiría al pensamiento o a la ideología imperial, que fue una síntesis de influencias culturales y sapienciales de muchas culturas milenarias. Y que como la escritura jeroglífica empleada por ellos no ha sido descifrada, las fuentes del pensamiento incaico la encontramos en las fuentes arqueológicas, paleontológicas u orales. Dice (2009)

Al referirse a las filosofías indígenas en general o a las filosofías andinas en particular, la academia filosófica tiende a cualificar este tipo de filosofías como pensamiento, etnofilosofía, cosmovisión o simplemente sabiduría. Como con cualquier filosofía, se trata de filosofías contextuales, y el contexto en este caso es sobre todo, de tipo cultural, étnico y religioso. Es cierto que en el caso del pensamiento quechua (o de la filosofía quechua) no existen textos históricos de primera mano, no hay autoría individual y no existen instituciones de elaboración y difusión del saber filosófico Universidades, institutos, comunidades de sabios).37 Sin embargo, desde una perspectiva intercultural, se trata de un pensamiento filosófico distinto de la tradición occidental dominante, e incluso distinto de la gran mayoría de corrientes filosóficas de América Latina.

Refiere Estermann que las culturas andinas a las que pertenecen la cultura quechua y aimara tienen rasgos sapienciales, filosóficos y civilizatorios en común, en el caso de la quechua no sólo es el idioma, sino sus costumbres, ritos, principios, éticas y modos de vida. Cree también que la pachasofía quechua es la sapiencia filosófica andina de un universo ordenado y basado en principios directrices. Como los principios de relacionalidad, correspondencia, complementariedad, reciprocidad y ciclicidad. Estermann ve dos posibilidades a futuro para el pensamiento quechua, o queda vigente como algo exótico, una pieza de museo que se hallará en internet sin exponentes, o se unirá a la filosofía occidental y con la globalización se difuminará. Para las comunidades quechuas aún sigue viva y en crecimiento.

1.2.1. Dioses y Hombres de Huarochirí.- Es una recopilación hecha por Francisco de Ávila, entre 1,598 y 1,608, con ayuda de Tomás, su asistente, al efecto, nos procuramos de dos versiones, la de Arguedas de 1,966, y la del 2,008 hallada en Internet, llamada ¿TOMAS? Ritos y tradiciones de Huarochirí, edición bilingüe, del editor Gerard Taylor. Hablamos aquí de otro gran esfuerzo por recopilar lo que sería la cosmovisión andina, teniendo en cuenta que tenemos muy poca información escrita sobre el pensamiento andino de todo el tawantinsuyu. Esta es la recopilación sólo del Valle de Huarochirí de la sierra de Lima, y en lo que México nos lleva ventaja. Lo que probaría que el conquistador español fue mucho más cruento y destructivo por estos lares. Aun así, revisando estos valiosos relatos, comprobamos que son mitos e historias sobre Dioses y su accionar desde tiempos pretéritos hasta el tiempo de los incas. Hay toda una gama de Dioses como Huallallo Carhuincho, Curinaya Viracocha, Cavillaca, Hananmaclla y sus hijos Pariacaca y Chaupiñamca, otras “huacas” como Macahuisa, hijo de Pariacaca, Llocllayhuancu, hijo de Pachacámac y datos a tener en cuenta, como la adoración al sol en el Titicaca y a Pachacámac en la costa por mandato del inca; la función que cumplían los “cinco días” como lapso de tiempo para huir de la muerte, para volver de la muerte, como duración de las fiestas, o como tiempo para que se desprenda el ánima del cuerpo. Pariacaca estaba formado por cinco hombres, tuvo cinco hermanos, etc. Lo más llamativo en las dos traducciones es que, la traducción de Taylor parece más clara o más moderna.

Mientras la traducción de Arguedas (2015) dice: (…) porque la gente para adorar decía así: “Curinaya Viracocha, hacedor del hombre, hacedor del mundo, tú tienes cuanto es posible tener, tuyas son las chacras, tuyo es el hombre; yo”.

En Arguedas encontramos en quechua “coniraya viracocha runa camac pacha camac” (Corinaya Huiracocha, fuerza del hombre, fuerza de la tierra-Cosmos) La de Taylor (2008) dice: (…) ya que los hombres, cuando, adoraban a Cuniraya, le dirigían el rezo siguiente: «Cuniraya Huiracocha, tú que transmites la fuerza vital a la tierra y al hombre, a ti no te falta nada; tú posees chacras, tú posees hombres» . En Taylor encontramos la misma frase en quechua, pero varía la “c” por “k” y “q”: «Cuniráya/. Huiracocha runakamaq, pachakamaq, (Curinaya Huiracocha, fuerza del hombre, fuerza de la tierra-Cosmos) Si es el mismo contenido, ¿por qué diferentes términos? Para nosotros, una cosa es que la huaca sea el hacedor, la fuerza, el poder, y otra que la huaca sea el transmisor de “la fuerza vital”. Lo que daría pie a mayor especulación o a una mayor defensa de los que están en pro de una filosofía tawantinsuyana.

En todo caso, mientras en la versión de Arguedas, abunda la palabra “poder” en la versión de Taylor abundan las menciones de fuerza vital. El profesor Zenón DEPAZ en su obra “La cosmovisión andina en el Manuscrito de Huarochirí” (2,015) señalará kama como “El ánimo vital” “vitalidad” o “potencia vital”.

Otro detalle, en ambas versiones, Cahuillaca queda preñada de Cuniraya Huiracocha sin tener relaciones sexuales con él, sólo habiendo comido “el fruto de un árbol” (una lúcuma madura con el semen de la huaca), lo que nos recuerda la increíble anunciación de María y el pecado cometido por Eva al comer el fruto prohibido, siendo evidente en este párrafo (de 1598-1608) la influencia de la introducción del evangelio a la fuerza por parte del conquistador español, pues han pasado más de sesenta y seis años de su entrada en Cajamarca (1532).

Un dato más que refuerza nuestra posición de la influencia española, se presenta con un hombre llamado Tamtañanca, señor muy poderoso, tanto que tenía llamas amarillas, rojas y “azules”, la versión de Arguedas (2015) cita en quechua “asol llama” y la de Taylor “azul llama”. Encontramos los estudios modernos de William Gladstone (1858), Lazarus Geiger, y últimamente del investigador hebreo Guy Deutscher (1969) que indican que la creación y definición del color azul es netamente occidental, que fue el último color en definirse y que los pueblos originarios no lo podían ver, siendo que estos ven en vez del azul un color medio vino o rojo anaranjado. Puesto que el color se delimita con la definición, al no tener los nativos prehispánicos ese color en su léxico, no lo conocían. (Huatiacuri, un poderoso hijo de Pariacaca sugiere a un hombre bailar con una cusma azul) por lo que el color era la novedad por esas épocas.

Notamos que la palabra perdonar tampoco existe en el léxico nativo del tahuantinsuyu, en quechua figura igual que en el español (mana hukllaktapas perdonaspa). Pariacaca no perdonó a la comunidad de Huayquihusa que no le dio de beber chicha en una fiesta importante, y los eliminó luego de cinco días.

Retomando nuestro tema, es evidente que el texto del manuscrito de Huarochirí trata sobre dioses y mitos, trata historia de huacas, no sobre filosofía inca, pero sí posee elementos para ser considerados filosóficamente, y que son bien tratados por el profesor Depaz en La cosmo-visión andina en el manuscrito de Huaróchiri, elementos como pacha (el mundo), yana (la complementariedad), waca (lo sagrado), kama (ánimo vital), y yachay (experiencia), que anteriormente fueron tratados por Lajo, con terminología similar y bastante éxito.

1.2.2. Los Q´eros. Antes de cerrar el presente extracto queremos plantear el caso de la comunidad de los Q´eros. Esta comunidad es un grupo étnico de unos 2500 miembros que viven al pie de los glaciares andinos, cerca del valle sagrado de los Incas, en el Cusco, en los valles de Paucartambo, con vistas de la selva amazónica, en altitudes de entre los 1400 y los 5000 msnm.

Los pobladores de esta comunidad de las alturas del Cusco afirman ser los descendientes directos de los sacerdotes incas que huyeron de los conquistadores españoles para refugiarse en las montañas, y continuar con su mismo modo de vida, hace casi quinientos años. Ellos permanecieron aislados del mundo hasta la expedición etnológica del Doctor Oscar Núñez del Prado en 1955, lo que les permitió evitar el mestizaje y conservar gran parte de las tradiciones y rituales de la época Inca. Este pueblo generoso, quechua hablante, son alegres y hospitalarios. Se muestran elevados espiritualmente, delicados y respetuosos, y sorprenden las condiciones materiales tan difíciles en las que viven. Tienen una armonía con su ambiente natural; altas montañas glaciales donde cultivan y crían a sus llamas y alpacas. Se movilizan entre los 5000 y los 1400 msnm.

Los Q´eros, más que cualquier otra comunidad indígena, han conservado sus tradiciones culturales antiguas, como la agricultura, la espiritualidad o el uso de las plantas medicinales con fines terapéuticos, directamente desde la sabiduría de sus sacerdotes Incas. Viven en armonía y respetan la naturaleza, las montañas y todas las cosas que representan el espíritu de la vida a su alrededor. Ellos entienden el poder que la belleza de la naturaleza, lo que les permite existir felices en un ambiente hostil. La práctica de los rituales a la pachamama, (madre Tierra), una de las más poderosas de la cosmología andina, también les ha permitido obtener la distinción de la gente como el último «Ayllu de los Incas».

Los Q´eros son considerados por la gente como chamanes muy poderosos y reconocidos. Sus ceremonias rituales con plantas alucinógenas como el “San Pedro58 Wachuma”, todavía la practican hoy en día y enseñan la sabiduría de los espíritus de la naturaleza y la cosmovisión andina. Los mitos y leyendas incas y amazónicas todavía las tienen muy presentes, y se cuentan por vía oral en la comunidad desde hace generaciones.

Ellos esperan el Pachacuti positivo, momento en que este mundo dará un giro, retornando a la armonía y poniendo fin a la época de caos y desorden. Durante la celebración de la fiesta anual del «Regreso de las Pléyades» en Tiawanaku, las personas ahí reunidas, se quedaron asombradas al ver aparecer a los Queros, vestidos con el emblema Inca del Sol, anunciando que el tiempo de las profecías había llegado: “Los hemos estado esperando durante 500 años, dijeron».

La antigua profecía menciona que este es el momento del gran encuentro, llamado mastay y es tiempo de la integración de los pueblos de los cuatro puntos cardinales. Los Q´eros, en la persona de Nicolás Pauccar, paqo, chamán o pampamisayoc, están ofreciendo ahora sus enseñanzas a Occidente, como preparación para el día en que el Águila del Norte y el Cóndor del Sur, vuelen juntos otra vez. Pauccar revela aspectos de la cosmovisión andina, explicándola con conocimiento científico actual. Pauccar y los Q´eros son los principales personajes de la película-documental “Humano” (2013), realizada por el cineasta argentino Alan Stivelman.

Concluimos que la mayoría de investigadores y estudiosos de esta posición creen que hay una filosofía inca por algunos rasgos racionales o porque anhelan que haya una filosofía inca racional (pues encontraron que los incas vivían en el mito y en la religión).

La posición de los Q´eros nos sorprendió con su originalidad, pues hablan de aprendizaje por medio de la observación y de compromiso. La naturaleza es parte de ellos y la ven con respeto. Dicen que es imprescindible aprender de los ríos, los árboles, las rocas. Honrar a los hermanos, a la Madre Tierra, al Gran Espíritu. Honrarse a uno mismo y a toda la Creación.

Entonces hemos conocido opiniones de los pensadores más resaltantes, a los más selectos representantes en contra y en pro de una filosofía inca, y presentando a esta antigua comunidad nativa quechua.

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