Inscripción
La Ciudad Sagrada de Caral (Perú) (C 1269) fue inscrita en la Lista del Patrimonio Mundial de la Convención de la UNESCO de 1972 como bien cultural bajo los criterios (ii) (iii) (iv), en la 33° Sesión del Comité del Patrimonio Mundial, realizada en Sevilla, España, el 30 de junio de 2009.
Significado Cultural
La Ciudad Sagrada de Caral-Supe se ubica en un pequeño y fértil valle en la costa central del Perú, a 182 km al norte de Lima y a 50 km de distancia del mar. El sitio es un extenso asentamiento arqueológico prehispánico de aproximadamente 62 hectáreas de extensión, en el que destaca la concentración de 32 edificios públicos, 6 de los cuales son grandes estructuras piramidales.
En su momento de mayor esplendor, Caral había encabezado un sistema de asentamiento que congregó 17 sitios similares, pero menos monumentales ubicados en el mismo valle, así como otros más pequeños en los valles vecinos. Investigaciones científicas han demostrado que la Ciudad Sagrada de Caral-Supe y el complejo sistema de asentamientos que administró, se habría empezado a gestar alrededor del año 3000 a.C., hecho que lo convierte en la manifestación más antigua de civilización en el Perú y en todo el continente americano.
La Ciudad Sagrada de Caral-Supe refleja el auge de la civilización en las Américas. Como estado sociopolítico completamente desarrollado, es notable por su complejidad y su impacto en el desarrollo de asentamientos en todo el valle de Supe y más allá. Ofrece el testimonio más temprano de un modelo de organización urbana gestado de manera autónoma por las sociedades andinas, y replicado a lo largo de muchos siglos por distintas civilizaciones locales hasta la llegada de los españoles.
El sitio, ubicado sobre una amplia terraza desértica vecina al río Supe, denota una estricta planificación, estando sus edificios alineados a lo largo de un eje paralelo al curso del río.
Se distinguen en él dos grandes sectores, denominados Alto y Bajo, dispuestos uno al lado del otro. El sector Alto es el más importante y concentra cinco grandes edificios piramidales, así como un extenso sector residencial de casas de quincha alrededor de una gran plaza elipsoidal. El sector Bajo se ubica detrás del núcleo principal, más lejos del río, y está compuesto por una fila de edificios públicos comandados, en uno de sus extremos, por la gran Pirámide del Anfiteatro. Además de los edificios ceremoniales más notables, la Ciudad Sagrada de Caral- Supe incluye sectores residenciales para gente de distinto rango, una serie de templos menores y talleres para la producción de adornos personales.
Además de la traza urbana, la complejidad de la sociedad de la Ciudad Sagrada de Caral-Supe se percibe en el diseño mismo de sus edificios. Sus pirámides principales fueron levantadas con bloques de piedra unidos con argamasa y bolsones de piedra sujetas en redes de fibra vegetal, llamados shicras. Bloques inusualmente grandes fueron dispuestos como refuerzo en las esquinas de los muros de contención o formando las jambas de entradas a espacios de especial relevancia. Tanto para el acarreo de estos bloques, como para la construcción de las pirámides mismas, se requirió la participación de un alto número de trabajadores procedentes de un territorio que posiblemente excedió los límites del valle. El diseño original de las pirámides evidencia un primoroso apego a la simetría, sin lugar a dudas concebido por maestros constructores que posiblemente también dirigieron las obras sobre el terreno.
Este diseño fue, subsecuentemente, alterado tras numerosas remodelaciones constructivas que se sucedieron a lo largo de mil años.
La prestancia de los líderes locales se percibe en diversos elementos presentes en la arquitectura monumental. Sus residencias son sólidas, elegantes y espaciosas, generalmente dispuestas en la inmediata proximidad de una gran pirámide.
La importancia del culto como herramienta de control social se advierte en los distintos tipos de contextos y espacios ceremoniales asociados a las pirámides. Entre ellos se cuenta con menhires o huancas, cuartos que encerraron un fogón votivo, altares y una curiosa forma de recinto circular rodeado por un muro masivo. El hallazgo de un quipu – un instrumento de cuerdas similar al que los incas usaron para contabilizar los aportes de la masa tributaria – dentro de un ambiente de la Pirámide de la Galería, nos indica que en Caral se estaban manifestando mecanismos de gestión estatal que alcanzaron gran refinamiento en épocas muy posteriores.
Criterio (ii): Caral es la mejor representación de la arquitectura del Arcaico Tardío y la planificación urbana en la antigua civilización peruana. Las pirámides, las plazas circulares hundidas y el trazo urbano, que se desarrollaron durante siglos, influyeron en los asentamientos cercanos y, posteriormente, en gran parte de la costa peruana.
Criterio (iii): Dentro del valle de Supe, la manifestación de civilización más antigua conocida en las Américas, Caral es el ejemplo de asentamiento más desarrollado y complejo dentro del período formativo de la civilización (el período Arcaico Tardío).
Criterio (iv): Caral es impresionante en cuanto al diseño y la complejidad de sus elementos arquitectónicos y espaciales, especialmente sus pirámides monumentales y las plazas circulares hundidas, características que dominarían una gran parte de la costa peruana durante muchos siglos.
Condiciones de Integridad y Autenticidad
a Ciudad Sagrada de Caral-Supe está sorprendentemente intacta, básicamente debido a que fue súbitamente abandonada y recientemente descubierta. Después de que sus ocupantes originales la dejaran, fue reocupada solo dos veces y en tiempos muy distantes: una vez alrededor del año 1000 a.C., y otra entre los 900 y 1440 d.C. Dado a que estas dos ocupaciones fueron efímeras y se concentraron en las afueras de la urbe, no perturbaron sus estructuras arquitectónicas más representativas.
Adicionalmente, el sitio no ha sido objeto de excavaciones clandestinas, básicamente debido al poco valor comercial de los objetos que contiene. La sociedad que ocupó Caral no produjo objetos de cerámica, finos textiles o artículos de metal, que son los que suelen alcanzar precios atractivos en el mercado negro de antigüedades.
Otro aspecto que ha aportado al notable estado de integridad del sitio es su lejanía respecto a grandes centros poblados.
La Ciudad Sagrada de Caral-Supe se encuentra dentro de un ambiente rural, en el que las principales señales de actividad humana reciente consisten en pequeños campos de cultivo. Al margen de instalaciones turísticas construidas con materiales locales, el sitio no presenta edificaciones modernas permanentes en su inmediata proximidad. El único camino vehicular que discurre a lo largo del valle pasa por el lado opuesto del río, y es preciso cruzar un puente peatonal para llegar al sitio En resumen, tanto el sitio arqueológico como su paisaje cultural y natural de gran belleza, proyectan una imagen de sosiego e imperturbabilidad que favorece la interpretación del bien.
No se debe pasar por alto, sin embargo, que el sitio arqueológico es muy antiguo (5000 años) y, por lo tanto, evidencia claras señas de deterioro causadas por agentes naturales. Los sismos son una amenaza frecuente en la costa del Perú y muchos de ellos han ocasionado el desplome parcial de los muros de contención de las terrazas de las pirámides. Fenómenos como El Niño – Oscilación Sur (ENSO), si bien infrecuentes en esta parte de la costa, no son absolutamente ajenos y han tenido un impacto muy severo sobre la arquitectura de tierra (enlucidos y morteros). El viento, que sopla incesantemente sobre la terraza aluvial, acarrea partículas de arena que desgastan las antiguas estructuras, especialmente aquellas levantadas con materiales orgánicos (quincha).
La Ciudad Sagrada de Caral-Supe es una obra magistral de urbanismo y arquitectura prehispánica que, antes del año 1994, yacía olvidada e inalterada en un lugar distante de un valle de la costa del Perú. A partir de ese año, un equipo de investigadores peruanos asumió la responsabilidad de poner en valor el sitio, profundizando el conocimiento acerca de sus antiguos habitantes y desenterrando y estabilizando sus estructuras.
Las labores de conservación arquitectónica han seguido estándares internacionales, limitándose a realizar anastilosis y reintegraciones de los muros de piedra y respetando todos los añadidos posteriores a la fábrica original de los edificios. Las excavaciones arqueológicas, por otro lado, han demostrado que el sitio todavía contiene objetos producidos y usados por sus antiguos habitantes, incluyendo algunos que, tras varios análisis, han permitido determinar que la ciudad fue ocupada entre el 3000 y 1800 a.C. y más específicamente en el Período Arcaico Tardío. La autenticidad del sitio, incluyendo su traza urbana, sus componentes arquitectónicos y los contenidos de sus diversas superficies y espacios de uso, está garantizada y está siendo adecuadamente resguardada.
Gestión La Ciudad Sagrada de Caral-Supe está protegida por la legislación peruana vigente. Esto es, por la Constitución Política del Perú (artículo 21°) y por la Ley N° 28296, Ley General del Patrimonio Cultural de julio de 2004. El 1° de agosto de 2002, antes que esta ley fuera promulgada, la Resolución Directoral Nacional N° 720/INC ya había declarado a los sitios de Caral y Chupacigarro, en el valle de Supe, como Patrimonio Cultural de la Nación. La subsecuente Resolución Directoral Nacional N° 645/INC, de agosto de 2003, aprobó el plano de delimitación de estos dos sitios. El área protegida, que cubre 626 hectáreas, abarca tanto las zonas arqueológicas intangibles como el marco paisajístico circundante.
La Ciudad Sagrada de Caral-Supe es uno de los pocos sitios arqueológicos peruanos que cuenta con el respaldo de un proyecto especial auspiciado por el Estado peruano. La Zona Arqueológica Caral (ZAC) fue creada el 10 de febrero de 2003, como Proyecto Especial Arqueológico Caral-Supe (PEACS), mediante Decreto Supremo N° 003-2003-ED, que adicionalmente le concedió autonomía administrativa, financiera y científica.
Dos años más tarde, la Resolución Directoral Nacional N° 689/ INC le otorgó al PEACS todas las facultades del entonces Instituto Nacional de Cultura (ahora Ministerio de Cultura) en lo que concierne a la protección, conservación, investigación, puesta en valor, difusión y promoción del patrimonio cultural y sitios arqueológicos dentro de su territorio de acción (el valle de Supe y áreas vecinas). La Ley N° 28690 del 18 de marzo de 2006, dispuso que el Decreto Supremo 003-2003-ED tuviera fuerza de ley. En octubre de 2010, con la creación del Ministerio de Cultura, la Zona Arqueológica Caral fue adscrita a ese ministerio, como Unidad Ejecutora 003.
El PEACS trabaja bajo las directrices de un plan de gestión, aprobado el 25 de mayo de 2005 mediante Resolución Directoral Nacional N° 688/INC. En lugar de centrarse en un sitio específico, este plan de manejo tiene un alcance mucho más amplio, pues se enfoca en concretar la protección de todos los sitios arqueológicos del valle de Supe, integrándolos dentro de las perspectivas de desarrollo económico y cultural de la población de la cuenca. El plan de gestión, ha sido actualizado a finales de 2008, es ejecutado por el PEACS en coordinación con autoridades comunales y municipalidades y está demostrando su valor como herramienta exitosa de gestión.