La presencia Moche temprano en la Sección 1 de la Huaca del Sol, valle de Moche

Este estudio presenta nuevos datos referidos a la existencia de una ocupación Moche temprano en la Huaca del Sol. Como es sabido, hasta el momento es muy poca la información disponible sobre la ocupación Moche temprano para el sitio.

La Sección 1 de la Huaca del Sol, siguiendo la nominación dada por Hastings y Moseley (1975), fue estudiada inicialmente en 1972 por C. Chauchat en el marco del Proyecto Chan Chan – Valle de Moche (Fig. 6.1). Las evidencias registradas en ese entonces, aún inéditas, nos han servido como punto de partida para esta investigación, además de reforzar nuestra propuesta del momento inicial en este sitio.

El perfil estudiado por Claude Chauchat fue ampliado hacia el norte con la finalidad de definir la secuencia arquitectónica de esta sección del monumento, que la hemos denominado Unidad B (Herrera 1999). En esta ocasión presentamos la descripción e interpretación de los momentos de ocupación iniciales, así como el hallazgo de una tumba asociada a la segunda ocupación y que confirma la presencia de la ocupación Moche temprano en la Sección 1. Además, se presenta la descripción de todo el ajuar funerario y de las ofrendas, el análisis de la cerámica y del material óseo, así como la descripción de los metales.

Moche: hacia el final del milenio. Actas del Segundo Coloquio sobre la Cultura Moche
(Trujillo, 1 al 7 de agosto de 1999), Santiago Uceda y Elías Mujica, editores, T. I, págs. 189-216.
Lima, Universidad Nacional de Trujillo y Pontificia Universidad Católica del Perú, 2003.

La presencia Moche temprano en la Sección 1 de la Huaca del Sol, valle de Moche
Claude Chauchat
Bertha Herrera 189

 

 

Fig. 6.1. Plano de ubicación de la Unidad B en la sección 1 de la Huaca del Sol (según Herrera 1999).

LA HUACA DEL SOL

La Huaca del Sol forma parte del complejo arqueológico Huacas del Sol y de la Luna. Se encuentra ubicada en la parte oeste del complejo colindando por el norte con un promontorio rocoso denominado Cerro Negro, por el sur con la campiña de Moche, por el oeste con el río Moche y por el lado este con el área urbana, la Huaca de la Luna y el cerro Blanco.

La Huaca del Sol es una estructura monumental edificada sobre una planicie ligeramente inclinada de este a oeste, y su monumentalidad y elevación lograda destacan desde diferentes puntos del valle (Lám. 6.1a). Todo el edificio fue construido con adobes paralelepípedos elaborados en gravera de caña y madera, así como con rellenos de escombros y rellenos orgánicos. Presenta cuatro secciones bien diferenciadas y de diverso volumen. Para una mejor comprensión de esta área de estudio se ha tomado en consideración la propuesta establecida por Hastings y Moseley (1975), al considerar los niveles de la plataforma como secciones (1, 2, 3, 4) (Fig. 6.1 y Lám. 6.1a).

La Unidad B se localiza en la cara oeste de la Sección 1. Comprende un perfil producto de la destrucción del monumento en épocas pasadas, donde se aprecian muros, pisos y otros elementos (Lám. 6.1b).

UNIDAD B: PERFIL ESTE

Como se ha señalado anteriormente, este perfil corresponde a la ampliación de un corte hecho por Claude Chauchat a inicios de la década de los 70. El interés de volver a estudiar este corte radica en el hecho de que presenta una larga secuencia de eventos ocupacionales y constructivos. Ampliamos y profundizamos el corte inicial de Chauchat, ampliando en este sentido la secuencia del primer corte, que fuera usado por Theresa Topic (1977) en su tesis doctoral, y la descripción detallada se encuentra como Anexo 1 al final de esta contribución.

Lectura del perfil Este

Una de las primeras interrogantes que nos hicimos fue saber si esta secuencia en el perfil correspondía íntegramente al crecimiento del edificio Huaca del Sol o si había ocupaciones previas. La lectura de los diversos componentes nos ha permitido agruparlos en tres grandes paquetes (Lám. 6.1b y Encarte 6.1). Un primer grupo de capas corresponde de las más profundas hasta los pisos 14 y 15; un segundo evento corresponde hasta el piso 24, en este paquete aparecen rellenos más gruesos y muros de adobes mejor construidos. Se culmina con un paquete de relleno de adobes tramados en forma de bloques constructivos, muy semejante a los usados en la construcción de la Huaca de la Luna y Huaca del Sol. Visto de manera global, podemos indicar que sólo los rellenos de adobes constituyeron parte de la construcción de la Huaca del Sol; ello quiere decir que el núcleo central del edificio debió corresponder a las secciones 2 ó 3 y que la sección 1 fue ampliada tardíamente, muy posiblemente contemporánea con la construcción de la sección 4 (lado sur del edificio).

LAS OCUPACIONES TEMPRANAS

Comprenden una sucesión de pisos de consistencia compacta, separados por capas de rellenos de ocupación doméstica en los que se encuentra abundante cantidad de material orgánico y fragmentería cerámica doméstica. Se trata de viviendas reconstruidas rápidamente, no se han registrado muros bien edificados y asociados a los diversos pisos, por lo que no sería nada extraño que estas viviendas hayan tenido muros de quincha u otros materiales perecederos. La presencia de fogones y cerámica utilitaria doméstica le confiere el carácter de viviendas y bien podría sostenerse que este sector del monumento en este momento temprano constituyó parte del área urbana que circundaba el edificio.

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Fig. 6.2. Proyecto de Edificación 1: Fogón 1, de la excavación de C. Chauchat en 1972.

Hay que rescatar dos momentos culturales en estas ocupaciones tempranas. El primero es el fogón F1, de forma circular, asociado al piso P1. Este fogón fue elaborado con adobes y fue registrado ya por Chauchat en 1972 (Fig. 6.2). El segundo elemento, tema central de esta contribución, es el hallazgo, en la base del perfil, de una tumba con cerámica Moche temprana.

LAS OCUPACIONES MEDIAS

Corresponden a aquellas ubicadas entre los pisos 18 a 24, y están compuestas por una serie de elementos arquitectónicos formales que los diferencian de aquellos de la ocupación temprana. En primer lugar, los pisos son mejor acabados, la asociación con muros mejor definidos, con enlucidos y muros macizos. La presencia de banquetas indica que se trata de una arquitectura más de elite, siendo posible que se trate de arquitectura habitacional de gente relacionada con aquellos que ocupaban la Huaca del Sol.

Por otro lado, existe una mayor separación entre piso y piso y los rellenos serían más del tipo constructivo, que sepultan parcialmente la vieja arquitectura. Este comportamiento es muy semejante al registrado en el área urbana, por ejemplo en los conjuntos arquitectónicos 8 y 9 (Chapdelaine et al. 1997, Chapdelaine 1998).

LAS OCUPACIONES TARDÍAS

En el presente perfil sólo se ha registrado parte de los rellenos constructivos de adobes tramados, cuya altura se puede apreciar en la lámina 6.1b. Se trata de rellenos que conforman la Sección 1 de la Huaca del Sol, por lo que se puede indicar que es en este momento que el monumento adquiere las dimensiones y forma final, tal como se puede aún apreciar parcialmente por su lado este.

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a

b

Lám. 6.1. a) Vista panorámica de la Huaca del Sol. b)Vista general del perfil Este de la Unidad B.

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a  b c  d

Lám. 6. 2. a) botella 3; b) botella 5; c) canchero 4; y d) cántaro 6.

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LA TUMBA

Como se puede observar en el perfil (Encarte 6.1), la cámara funeraria ocupa la parte inferior por debajo del piso P5. Para la elaboración de la cámara y del acto de enterramiento fue necesario la rotura del piso P2, lo que implicó el desmantelamiento del muro de contención MC1. Ambos elementos mantienen una clara evidencia que sustentan esta propuesta. Posteriormente se colocó el relleno de material orgánico RMO2, el que sirvió para nivelar y ganar altura antes de la elaboración del piso P5.

La cámara funeraria

Al efectuarse el retiro de los escombros acumulados en el sector norte de la Unidad B, se registró una cámara funeraria en la base del perfil. Se trata de una estructura rectangular de

Fig. 6.5. Plano de la tumba mostrando la posición de los esqueletos.

2,23 m de largo x 1,20 m de ancho y 0,90 m de altura máxima, formada por cuatro muros de adobes paralelepípedos con caras lisas, de coloración uniforme. Las medidas promedio de los adobes son de 32 cm de largo x 23 cm de ancho y 12 cm de altura, y están dispuestos de soga y unidos con mortero de barro en las juntas y llagas; los muros no traman en las esquinas, sólo se adosan unos a otros (Figs. 6.3 a 6.5). Cabe mencionar que uno de los adobes del muro del lado este conserva la impronta de un pie derecho en la cara superior.

La cámara funeraria descansa sobre una matriz de arena, la misma que conformó la base. Dentro del relleno que cubría el entierro se ha recuperado evidencias de materiales que conformaban la techumbre, tales como cañas guayaquil con barro sostenidas por algarrobos a manera de vigas. En el perfil se observa que la cubierta ha cedido inclinándose hacia el norte, debido al derrumbe de la arquitectura, probablemente por efectos naturales.

EL ENTIERRO

El entierro está compuesto de dos individuos: un niño y un adulto enterrados uno sobre el otro. El individuo Nº 1 se ubicó sobre el segundo, denominado individuo Nº 2, y que puede ser considerado como el entierro principal (Figs. 6.5 y 6.6). Los restos óseos fueron recuperados por el antropólogo físico Mario Millones.

Fig. 6.6. Foto de la tumba mostrando los esqueletos y parte de los objetos en metal.

Individuo Nº 1

El esqueleto del individuo Nº 1 se encuentra ubicado al lado izquierdo del individuo Nº 2, unos centímetros antes de éste. Se trata de un niño, cuya posición es decúbito dorsal, orientado de sureste a noroeste, teniendo como referencia el cráneo. Los miembros superiores se encuentran extendidos a cada lado. El pie izquierdo se ubica sobre el pie derecho. A la altura de la boca se encontró una lámina de cobre fragmentada. Las osamentas se encuentran muy destruidas por causa de la humedad del lugar. El cráneo se encontró muy deteriorado, pudiéndose reconocer fragmentos de los huesos temporales, parietales y occipital; así como vértebras, costillas, fémures, tibias y peronés. También se observa la presencia de dientes completos (incisivos, caninos y molares) y coronas de otros dientes.

Los restos óseos fueron analizados por la especialista Florencia Bracamonte, para determinar la edad e identificar alguna patología. La edad a la muerte del individuo se ha determinado tomando en consideración los dientes, y según el análisis tenía aproximadamente 4 años ± doce meses.

Se pudo observar caries en un molar. En uno de los incisivos se presenta una pequeña anomalía que parece una bifurcación en la corona del diente. Los fragmentos de huesos largos presentan evidencia de una periostitis.

Los restos osteológicos están en mal estado de conservación, encontrándose fragmentados y astillados. Se aprecia la presencia de pigmento rojo y coloración verde en los dientes, probablemente debido a las láminas de cobre halladas dentro de la boca.

Individuo Nº 2

Se trata de un adulto en posición decúbito dorsal, orientado de suroeste a noreste, teniendo en cuenta el cráneo, el que, a la vez, presenta una ligera inclinación hacia el este. La extremidad superior izquierda se encuentra con la mano sobre la pelvis y la extremidad superior derecha está completamente extendida. Cabe mencionar que junto al húmero izquierdo se registró parte del cubito derecho, por lo que no se pudo definir si pertenece a este individuo. La extremidad inferior derecha presenta un desfasamiento del peroné, el cual se registró a la altura de la parte media del fémur derecho. Los pies de este individuo se encontraron juntos.

Dentro del inventario de huesos fue posible observar fragmentos de frontal, parietales, occipital, temporales, maxilar, mandíbula, vértebra, costillas, clavícula, omóplato, húmero, radio, cubito, pelvis, fémur, tibia, peroné y huesos de las manos y los pies, todos de ambos lados.

El sexo del individuo se pudo determinar como masculino, sobre la base de las características morfológicas del cráneo: glabella (frontal) y proceso mastoides (temporal), además de pronunciadas inserciones musculares en ambos húmeros.

La edad del individuo a la muerte se determinó a partir de la superficie articular de la pelvis derecha, lo que arroja un cálculo de 40 a 44 años aproximadamente.

Los dientes presentaban desgaste, y en el caso de los molares uno de ellos tenía un fuerte desgaste. Se observa la pérdida premortem del 1° y 2° premolar derecho, y del 1° molar derecho del maxilar; así como de premolares de mandíbula. En uno de los premolares se observó caries.

Se registró labiación incipiente en vértebras cervicales y dorsales, en costillas de ambos lados, en la clavícula derecha, en ambos omóplatos, en ambos húmeros, cubitos y radios, en falanges y carpos de las manos, en ambas pelvis, en el fémur derecho, la tibia derecha y los tarsos de los pies. En costillas derechas se aprecia crecimiento artrítico y macroporosidad de la epífisis medial de la clavícula derecha y en la epífisis proximal del húmero izquierdo; osteofitos en vértebras cervicales, dorsales y en el sacro; y porosidad en el fémur izquierdo.

Los restos óseos presentan mal estado de conservación, encontrándose muchos de ellos fragmentados y astillados, y en los huesos de la cara se observa coloración roja y verde.

Fig. 6.7. Objetos en metal encontrados en la tumba.

AJUAR FUNERARIO Y OFRENDAS

El individuo Nº 2 presentó un pigmento rojo (probablemente cinabrio), desde la nariz hacia la parte superior del cráneo de manera uniforme. En el interior de la boca contuvo un disco sólido ovalado de cobre dorado (Fig. 6.7 d) y sobre éste fragmentos de laminillas de una posible mentonera (Fig. 6.7 f), además de una lámina doblada del mismo material (Fig. 6.7 e).

También forman parte de las ofrendas y el ajuar los siguientes objetos de cobre: un depilador (Fig. 6.7 b), localizado junto al paramento interno del muro sur; un punzón (Fig. 6.7 c), a la altura del cráneo próximo al paramento interno del muro oeste; un cuchillo (Fig. 6.7 g) de cobre dorado sobre la clavícula izquierda; un instrumento de cobre (Fig. 6.7 h) con mango de madera ubicado al costado del extremo superior del fémur derecho, y junto a este último instrumento se encontró un fragmento de concha de la especie Choromytilus chorus.

A la altura de ambas clavículas se encontraron dos discos fragmentados y 13 cuentas tubulares de cristal de cuarzo diseminadas. Entre los fémures se ubicaron un depilador (Fig. 6.7 i) y una espátula de cobre (Fig. 6.7 j); 6 cuentas de turquesa, 4 cantos rodados y una masa compacta blanca de cal (Fig. 6.8). Así también, se halló restos de una ofrenda de camélido, ubicada a la altura de la parte superior de la tibia y peroné junto al paramento interior del muro este de la cámara. Junto a esta ofrenda, entre el cráneo y el paramento del muro sur, se ubicaron también restos de vegetales de la especie Lagenaria sp.

Fig. 6.8. Las cuentas en cristal de cuarzo y en turquesa.

El entierro se encuentra asociado a siete vasijas: dos botellas del tipo asa estribo, tres cántaros, un canchero y una olla incompleta (Fig. 6.4). La olla (1) se localizó sobre la extremidad superior derecha, el cántaro (2) se ubicó sobre el lado derecho de la pelvis, una de las botellas (3) se ubicó sobre la parte superior del fémur derecho y al lado de ésta junto a la parte interna del muro este se ubicó el canchero (4). Así mismo, a la altura de la tibia, peroné y pie derechos, y junto al paramento interno del muro este, se hallaron dos cántaros (5 y 6) y una botella (7) localizados en la parte superior de la tibia y peroné izquierdo, junto al paramento interior del muro norte.

Respecto a la preparación del cuerpo no se tiene ninguna evidencia, dado que el sitio no presenta buenas condiciones de preservación. En cuanto a la envoltura del cuerpo, se puede deducir que el individuo Nº 2 estuvo envuelto en un textil, correspondiendo según la clasificación de Donnan al tipo “envoltura con mortaja” (Donnan 1995: 125), dada la presencia de fragmentos de textil sobre la cara, a la altura de la clavícula derecha y junto a las vasijas. Además, se registró fragmentos de petate elaborados en Cyperus sp (junco) en proceso de desintegración, lo cual indica que el individuo estuvo postrado sobre éste.

LA CERÁMICA

La cerámica está compuesta de seis vasijas completas y una incompleta, a las que se les ha denominado con números correlativos de acuerdo a su posición altimétrica. Las vasijas se encontraron fragmentadas, posiblemente por la presión de los sedimentos superiores, aunque no ha sufrido alteración la posición de las ofrendas.

Fig. 6.9. Dibujo de la vasija sin cuello ni borde.

El análisis consistió en un estudio descriptivo, aún cuando las vasijas estaban fragmentadas, con el objetivo de reconocer las características diagnósticas como elaboración (técnica de manufactura y cocción), composición de la pasta y sus propiedades físicas. Para identificar las formas se procedió a pegar la mayor cantidad de fragmentos de cada vasija, considerándose la morfología y la decoración, siendo esta última categoría básica para la definición estilística teniendo en cuenta técnicas, motivos, área de decoración y colores. Este material fue analizado con la ayuda de la Arql. Violeta Chamorro Castillo.

Se han identificado tres formas, las cuales fueron clasificadas dentro de la categoría de vasijas cerradas. Estas corresponden a dos botellas, un canchero y tres cántaros. Además, se analizó una vasija incompleta (vasija 1, Fig. 6.9), cuya forma no fue posible identificar por no presentar cuello ni borde.

Botellas de asa estribo

Se trata de dos botellas asa estribo de cuerpo globular, una de base anular de 95 mm de diámetro por 120 mm de alto (botella 3, Fig. 6.10, Lám. 6.2 a) y la otra de base plana de 103 mm de diámetro (botella 5, Fig. 6.10, Lám. 6.2 b). En ambos casos presentan una asa cilíndrica de 3 mm de espesor, terminando en un pico corto y recto de 35 mm de alto, cuyo labio presenta un reborde delgado que sobresale a manera de bisel en su lado externo. El diámetro de la apertura del pico es de 22 mm, el asa mide 115 de largo y 65 mm de alto (botella 3) y la segunda 110 mm de largo y 65 de alto (botella 5). El cuerpo de las vasijas son ligeramente más

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Fig. 6.10. Dibujos de las botellas asa estribo: a la izquierda la pieza 3 y a la derecha la pieza 5.

altos que el asa estribo, miden 165 mm de diámetro y 128 mm de alto (botella 3) y 146 mm de diámetro y 103 mm de alto (botella 5).

Las botellas son de manufactura moldeada y la cocción es oxidada, la vasija (5) presenta una oxidación incompleta en el cuerpo, pero el asa estribo si lo está; su temperante es de mica y arena fina, de grano muy fino (1/6-1/8 mm); el color de su pared varía de anaranjado claro a marrón grisáceo en el cuerpo y rojo en el asa estribo pre cocción, el tratamiento superficial es pulido semi brillante; el interior en ambas es alisado.

La técnica decorativa es el pintado rojo sobre crema con pincel. Los motivos son generalmente geométricos, líneas paralelas, líneas oblicuas de 1 a 3 mm y zoomórfico (lagartijas). Ambas botellas presentan el decorado cubriendo el cuerpo. La botella 3 (Fig. 6.10, Lám. 6.2a) presenta 6 divisiones verticales de líneas paralelas que empiezan desde el inicio del cuerpo y terminan justo donde empieza el soporte; cada división muestra una lagartija en posición vertical cuyos cuerpos presentan tres grecas paralelas.

La botella 5 presenta dos líneas verticales partiendo de ambos lados del asa estribo y delimitan dos hemisferios, cada uno con una lagartija pero en posición horizontal; el cuerpo de los animales presenta 6 líneas paralelas verticales de donde se desprenden líneas horizontales pequeñas (Fig. 6.10, Lám. 6.2 b).

Fig. 6.11. Dibujo del canchero (vasija 4).  

Canchero

Es una vasija cerrada, presenta una carena que empieza en la parte inferior del cuerpo, justo donde se inicia la parte de la base, cuyo borde es cóncavo de labio semi redondeado (Fig. 6.11, Lám. 6.2b). El grosor de su pared es de 60 mm de espesor, tiene una agarradera que consiste en un mango cónico vacío, el cual se ubica en la parte inferior del cuerpo; éste tiene un pequeño orificio en la parte inferior posiblemente para evitar su fractura en el momento de la cocción, su base es convexa. Las dimensiones del mango son 115 mm de largo y 55 mm de diámetro; el diámetro máximo del cuerpo es de 174 mm y la boca de 53 mm, la altura es de 106 mm.

El canchero es de manufactura modelada, la cocción es oxidada, el temperante es de mica y arena, de grano muy fino (1/6-1/8 mm); el color de la pared, el interior y el núcleo es de anaranjado claro a anaranjado, valor 5 en la escala de Mohs, el tratamiento superficial externo es semi pulido y el interior alisado áspero.

La técnica decorativa consiste en el pintado con pincel de color rojo sobre crema. Los motivos son geométricos, líneas que delimitan círculos y triángulos concéntricos de 4 mm de espesor. El motivo está ubicado en la parte media y superior del cuerpo y consiste en 2 círculos concéntricos desde el inicio del borde; del segundo círculo se desprenden 5 triángulos isósceles,

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Fig. 6.12. Dibujo de los cántaros. A la izquierda la vasija 2 y a la derecha la vasija 7.

dando la forma de una estrella, estos a su vez presentan internamente 3 triángulos concéntricos no uniformes (Lám. 6.2c).

Cántaros

Dentro de la muestra se han identificado 3 cántaros completos de diferentes tamaños. El cántaro 2 (Fig. 6.12) es de cuerpo globular ligeramente carenado en la parte media, con borde evertido y labio redondeado. El cuello mide 114 mm de diámetro y 73 mm de alto, mientras que las dimensiones del cuerpo son: 226 mm de diámetro, 185 mm de altura y 110 mm el diámetro de la base. El cántaro 6 (Fig. 6.13) presenta una carena en la parte media inferior del cuerpo, el cuello mide 103 mm de diámetro y 74 mm de alto; el cuerpo tiene un diámetro de 189 mm y 136 de alto; la base tiene un diámetro de 97 mm. En cántaro 7 (Fig. 6.12) es de cuerpo globular; el cuello presenta un diámetro de 82 mm y 69 mm de alto; el cuerpo tiene un diámetro de 137 mm y 109 mm de alto; la base tiene un diámetro de 84 mm Las vasijas 6 y 7 tienen borde evertido y el labio semi redondeado. Todas tienen base plana y el grosor de la pared es de 4 mm de espesor.

Los cántaros son de manufactura moldeada, la cocción es oxidada, el temperante es de mica, arena fina y cuarzo, de grano muy fino (1/6-1/8 mm). El color de la pared, al exterior, interior y núcleo, varían de marrón claro a anaranjado, la dureza es de 5 en la escala de Mohs.

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Fig. 6.13. Dibujo del cántaro con pintura antropomorfa, vasija 6.

El tratamiento superficial externo es semi pulido a alisado y el interior alisado, presentan una capa fina de engobe rojo y crema (cántaro 2).

La técnica decorativa consiste en el pintado con pincel en color rojo sobre crema o crema sobre rojo, y el moldeado en alto relieve. Los motivos son en formas de líneas, bandas gruesas, círculos, así como representaciones zoomórficas y fitomórficas. Los motivos se ubican en la parte media del cuerpo.

El motivo decorativo del cántaro 2 consiste en tres maíces en alto relieve, dispuestos en sentido diagonal, distribuidos de forma simétrica en la parte superior del cuerpo, delimitados por dos bandas horizontales paralelas, una ubicada en el contorno del cuello y la otra en la parte media del cuerpo.

El cántaro 6 presenta una línea circular en el contorno del cuello, de donde se desprenden 4 líneas perpendiculares hasta otra línea ubicada en la parte media del cuerpo, formando 4 paneles. En el interior de cada uno de los paneles se presentan monos asimétricos. El animal, pintado de color crema sobre el color natural de la vasija, está representado en posición horizontal y la cola enroscada hacia arriba (Fig. 6.13, Lám. 6.2 d).

El cántaro 7 presenta la técnica de decorado en positivo y modelado en alto relieve. Consiste en 5 círculos de 0,06 m de diámetro hechos cuando la pieza aún estuvo fresca, delineados con una banda de color crema post cocción.

ORNAMENTOS

Cuentas de cristal de cuarzo. Consiste en trece cuentas confeccionadas en cristal de cuarzo, de forma tubular, las que debieron constituir un collar. Presentan una superficie pulida y han sido trabajadas en ambos extremos dando la apariencia de doble cono el interior del orificio; además conservan residuos de pigmentos rojos y algunas tienen pequeñas fracturas en sus extremos (Fig. 6.8). Se han dividido en tres grupos según sus dimensiones. Para el grupo 1, que cuenta con dos ejemplares, el largo es 31,98 mm y el diámetro promedio es de 14,23 mm. El segundo grupo, que cuenta con cuatro ejemplares, tienen un largo que varía de 19,5 a 22,3 mm con un diámetro máximo de entre 12,1 a 13,9 mm. Finalmente, el tercer grupo consta de siete ejemplares y el largo varía entre 16,31 y 20,02 mm, y el diámetro varía entre 10,65 y 9,08 mm.

Cuentas de crisocola. Consiste en seis cuentas pequeñas, de forma circular e irregular, cuyos orificios no están centrados. Un ejemplar tiene un diámetro de 8,51 mm y un espesor de 4,80 mm y los otros cinco ejemplares tienen un diámetro promedio de 4,55 mm y un espesor de 2,75 mm (Fig. 6.8).

Orejeras. Se trata de dos discos fragmentados con orificio central, que pueden ser reconstruidos. Ambos conservan fragmentos de madera adheridos en el lado posterior. El derecho presenta pigmento rojo no uniforme. Sus medidas son: el diámetro del orificio es de 20 mm y el del disco de 32,54 mm; el espesor es de 4,2 mm.

Líticos. Lo conforman cuatro cantos rodados de coloración negra, gris y marrón; tienen características de pulidores. Sus dimensiones máximas y mínimas son las siguientes: 28,58 y 14,31 mm de largo, 20,5 y 10,90 mm de ancho y 14,02 y 4,19 mm de espesor.

Masa de cal. Consiste en una esfera semicompacta de barro que estuvo revestida de cal, tiene un diámetro de 50,13 mm aproximadamente.

OBJETOS DE METAL

Lámina. Está elaborada en cobre dorado asociada al individuo Nº 1, se encuentra dentro de la boca, totalmente fragmentada. Su peso aproximado es 12 gr.

Depilador. Objeto de uso personal del individuo, elaborado de una lámina de cobre doblada, de perfil semilunar (Fig. 6.7 b). Tienen un largo máximo de 31,9 mm, un ancho máximo de 6,92 mm, un espesor de 6,92 mm y un peso de 5 gr.

Punzón. Instrumento de cobre hecho con la técnica del martillado; presenta cuatro lados y punta roma, posiblemente por desgaste (Fig. 6.7 c). Su estado de conservación es bueno; fue envuelto en un textil del cual sólo se recuperó pequeños fragmentos. Sus dimensiones son: 114,4 mm de largo; 2,2 mm de ancho en la parte distal y 5 mm en su parte proximal.

Placa. Formó parte del ajuar del individuo Nº 2, ya que se encontró dentro de la boca. Está elaborada en cobre dorado y tiene forma ovalada (Fig. 6.7 d). Presenta buen estado de conservación. Mide 74,04 mm de largo, 52 mm de ancho, 12,5 de espesor y pesa 180 gr.

Lámina. Lámina doblada en cobre dorado, muestra cinco dobleces siendo la figura final rectangular y sólida (Fig. 6.7 e). Su largo en el estado actual es de 51,7 mm, 28,5 mm de ancho, 9,7 mm de espesor y pesa 20 gr.

Laminillas. Fragmentos de láminas delgadas hechas en cobre dorado, las que forman parte de una mentonera (Fig. 6.7 f). Se concentra en un diámetro aproximado de 150 mm y su peso es de 5 gr.

Cuchillo. Instrumento en cobre dorado, presenta una perforación en el extremo superior del mango, la cual aún conserva el hilo que fue colocado con la finalidad de sujetar. La técnica de elaboración fue el martillado (Fig. 6.7 g). Se encuentra totalmente envuelto en textil. Mide 158 mm de largo, 92,3 mm de ancho, 4,7 mm de espesor y pesa 190 gr.

Cincel. Instrumento de cobre con mango de madera, el cual se encuentra destruido. Fue elaborado con la técnica del moldeado y posteriormente modelado (Fig. 6.7 h). Presenta fragmentos de textil adheridos. Mide 62,2 mm de largo, 11,7 mm de ancho en la parte distal y 11,1 en la proximal. Pesa 27 gr.

Depilador. Confeccionado en una lámina de cobre doblada, tiene la forma de una semiluna (Fig. 6.7 i). Se diferencia del anterior (Fig. 6.7 b) por tener el mango más grueso. Mide 37,16 mm de largo; 25,46 mm de ancho máximo y un espesor máximo de 9,15. Pesa 8 gr.

Espátula. Instrumento de forma rectangular con mango tubular, hecho en cobre con la técnica del martillado (Fig. 6.7 j). En la parte plana hay restos adheridos de fragmentos de textil. Sus dimensiones son: 132 mm de largo, 11,5 de ancho en la parte plana y 5,1 mm en el mango; 3,6 mm de espesor máximo y 11,1 mínimo. Pesa 22 gr.

CONSIDERACIONES FINALES

Para un mejor entendimiento del pueblo mochica como una cultura emergente, que logró su desarrollo y crecimiento plasmado en sus grandes obras, es necesario conocer sus inicios ya que las evidencias aquí presentadas corresponden principalmente al Moche temprano.

Actualmente son pocos los datos acerca de la presencia Moche temprano en el complejo arqueológico de las Huacas del Sol y la Luna, y en general en todo el valle, por tanto la información proveniente de la Unidad B en la Sección 1 de la Huaca del Sol nos brinda algunas luces para el mejor conocimiento sobre la naturaleza de esta temprana ocupación.

Las primeras evidencias correspondientes a la fase inicial de Moche fueron registradas por Theresa Lange Topic (1977) en sus excavaciones ejecutadas en el corte 4 situado en la Sección 2 de la Huaca del Sol. Ahí encontró tres vasijas asociadas al entierro 3, que consisten en dos botellas que muestran el labio pronunciado característico del Moche I y un cántaro con decoración negativa propio del Gallinazo. También documentó un fragmento de asa estribo Moche II ubicado sobre el piso 4 del complejo arquitectónico B.

El reciente hallazgo de una tumba en la Unidad B (Sección 1), que aquí se ha descrito, constituye un elemento que permite una mejor interpretación al respecto. Esta tumba presenta características que la particularizan debido a que se trata del primer entierro registrado en una cámara funeraria, ya que los entierros 1, 2 y 3 documentados por Topic (1977), y los entierros 1 y 2 registrados por Hastings y Moseley (1975), ambos localizados en la Sección 2, son de fosa simple.

La construcción de la cámara, la calidad de las ofrendas y el ajuar funerario confieren al individuo un rango considerable en la sociedad Moche de ese entonces. Ciertos rasgos de los ornamentos que acompañan a este entierro indican que se trata de un individuo que sale de la condición de clase baja. En este sentido, es interesante resaltar la presencia de objetos de metal (cobre y cobre dorado). En primer lugar cabe destacar el cuchillo, que a pesar de no presentar ningún tipo de decoración representa uno de los símbolos más importante en la ritualística Moche. Otro elemento de estatus es la mentonera, así como el collar de cuentas de cristal de cuarzo –cuya presencia es muy rara en entierros Moche sencillos– pues su confección demanda un largo tiempo. Mención aparte merece los depiladores que formaron parte de los objetos personales del individuo y que evidentemente servían para depilarse la barba como parte del acicalamiento personal de los hombres importantes de la época (Alva 1999).

La presencia de dos botellas asa estribo, como parte de las ofrendas en el entierro, tienen una relevancia mayor, pues son uno de los mejores indicadores cronológicos que tenemos por ahora en ausencia de fechados radiocarbónicos. De acuerdo con la clasificación estilística de la cerámica Moche propuesta por Larco (1948), estas vasijas corresponderían a la fase II. Si uno examina las representaciones de las lagartijas hechas de trazos gruesos, ellas se asemejan a muchas que Larco ilustra en especímenes cerámicos Moche I (Larco 1948: 19).

Los cántaros (vasija 6 y vasija 7) y el canchero (vasija 4), también muestran diseños en líneas gruesas, como monos estilizados (vasija 6), bandas con diseños internos (vasija 7) y triángulos concéntricos que definen una estrella de cinco puntas (vasija 4), motivos que tienen sus inicios en la época Salinar (Larco 1944). También Donnan y McClelland (1997: 105), en el entierro Nº 35 procedente de Pacatnamú, registraron un ceramio Moche con un motivo parecido al comentado, junto a otra pieza de filiación Gallinazo.

En la medida en que los diseños de los ceramios antes descritos comparten similitudes a los previamente asignados a las fases I y II de Moche, hemos creído conveniente agruparlos bajo la denominación de Moche temprano. De este modo, nos permite correlacionar este hallazgo y su cronología con la arquitectura habitacional del perfil estratigráfico estudiado.

Un elemento comparativo a esta posición cronológica sería el entierro Nº 3 de filiación Moche I hallado por Theresa Topic (1977) en la arena natural que antecede a la arquitectura. Esta suposición se basa en el hecho de que la tumba que nosotros presentamos también se encuentra en una capa de arena por debajo de las primeras construcciones. Por ello, proponemos que la arquitectura de los primeros pisos corresponde al periodo Moche temprano. Si comparamos la calidad arquitectónica de los conjuntos ahora conocidos para las fases tardías Moche en el sitio, las construcciones del perfil este de la Unidad B, son de menor calidad constructiva. Mucho más similares son las evidencias arquitectónicas de la sección media del perfil, donde la presencia de muros hechos con adobes asentados de cabeza y enlucidos y la presencia de banquetas las hace comparables con aquellas construcciones residenciales de los conjuntos arquitectónicos 8 y 17 (Tello 1998).

Estas evidencias nos conducen a plantear que en las secciones 1 y 2 de la Huaca del Sol se encuentran las primeras manifestaciones de arquitectura habitacional para el Moche temprano, cuando probablemente fue un sitio pequeño y organizado pero con cierta evidencia de estatus, constituyendo de esta manera el antecedente del área residencial Moche, lo que sería concordante con la naturaleza aún débil del Estado moche. Por otro lado, la secuencia constructiva nos señala dos hechos importantes: de un lado, el núcleo de la Huaca del Sol en este momento del Moche temprano sólo abarcaría las secciones 2 y 3; y el segundo hecho es que la forma final de la Huaca del Sol corresponde a la parte última de la secuencia, que se asociaría con las últimas residencias de la zona urbana, es decir con fecha posterior a los 650 d.C. (Chapdelaine 1998:113). La sección media del perfil corresponde a una arquitectura mejor elaborada y bien puede indicarnos que en este momento la elite Moche adquirió mayor poder y el Estado se centralizó y probablemente expandió su territorio. No es casual que para estos niveles de ocupación se asocia cerámica del estilo Moche III y IV, formas que se registran como dominantes en lo que fue el territorio Moche.

Por lo tanto, la Unidad B evidencia hasta el momento una de las secuencias ocupacionales mejor documentadas de la ocupación Moche en el sitio y bien puede ser considerada como una secuencia de referencia, hasta el momento en que se realicen nuevas excavaciones en profundidad en el sitio. Debemos destacar en este perfil que las primeras ocupaciones se asocian a una arquitectura Moche temprano de carácter habitacional; las ocupaciones medias a la zona residencial asociada a cerámica Moche III y IV; y la parte final de la secuencia corresponde al crecimiento final de la Huaca del Sol, pero debido a que para esto último no tenemos una asociación clara con los estilos alfareros, sólo podemos decir que sería contemporánea o posterior al estilo Moche IV (Herrera 1999).

BIBLIOGRAFÍA

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1999 Sipán. Descubrimientos e investigaciones. Edición del autor, versión resumida de la edición de Backus y Johnston S. A. A. de 1994. Lima, Perú.

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  1997  “Los complejos arquitectónicos urbanos de Moche”. En: Investigaciones en la Huaca de

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DONNAN, Christopher y Donna McCLELLAND

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HASTINGS, C. Mansfield y M. Edward MOSELEY

1975 “The adobes of Huaca del Sol and Huaca de la Luna”. American Antiquity 40 (2): 196203. Washington, D.C., Society for American Archaeology.

HERRERA MEJÍA, Bertha

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LARCO HOYLE, Rafael

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1948 Cronología arqueológica del norte del Perú. Biblioteca del Museo de Arqueología Rafael Larco Herrera, Hacienda Chiclín. Buenos Aires, Sociedad Geográfica Americana. TELLO, Ricardo

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TOPIC, Theresa

1977  Excavations at Moche. Tesis doctorado. Department of Anthropology, Harvard University. Cambridge.

ANEXO I. DESCRIPCIÓN DEL PERFIL ESTE

A continuación presentamos la descripción detallada del perfil Este, por tratarse de una información novedosa para la Huaca del Sol, y por que nos permite entender el proceso de construcción del monumento. Asimismo, nos permitirá comprender la importancia de los elementos arquitectónicos que se visualizan en esta unidad, la que manifiesta una serie de asociaciones que posteriormente darán como resultado la identificación de unidades arquitectónicas. La descripción se inicia desde la base del perfil, de abajo hacia arriba, detallando cada elemento arquitectónico e intentando establecer una asociación inmediata tanto horizontal como vertical.

C1: Esta capa se presenta en la base de todo el perfil. Está compuesta de arena eólica, de consistencia suelta, color beige. Sobre ella descansan todos los eventos constructivos que se visualizan en este perfil.

C2:  Capa cultural de superficie sinuosa, conformada de arena y tierra compacta, color marrón.

Esta capa constituye la base del primer proyecto de edificación.

RMO1: Relleno con material orgánico, cuyo fin fue nivelar la superficie. Sus características son similares a los rellenos RMO; RMO’’, RMO’’’, RMO’’’’. Están compuestos de tierra grumosa de consistencia compacta, color beige oscuro, con restos de vegetales, óseos, malacológicos, y concentraciones de cenizas y carbón.

P1: Piso localizado al sur del muro divisorio MD1, elaborado de arcilla de consistencia compacta, color beige oscuro. Posteriormente sobre éste se edificó el muro de contención MC3. Tiene un espesor promedio de 0,08 m.

P2: Se ubica al norte del muro divisorio MD1, conservando aproximadamente sólo 5 m pero, probablemente, continuó hasta adorarse al muro de contención MC1. Conformado de arcilla de consistencia compacta, cuya coloración varía de beige oscuro a gris debido a la presencia de ceniza. Tiene un espesor promedio de 0,06 m.

MD1: Se trata de un muro divisorio, orientado de este a oeste, elaborado de adobes, que debido a su compactación da la apariencia de ser sólo un bloque de tierra. Mide aproximadamente 0,40 m de ancho por 0,90 m de altura.

MC1: Muro de contención, construido de adobes paralelepípedos de caras lisas unidos con mortero de barro, color beige, de los cuales sólo se registró una hilada debido a que fue desmontado.

MC2: Muro de contención, orientado de este a oeste y adosado al muro MC1. Mide 0,28 m de ancho por 0,60 m de alto. Fue construido con adobes paralelepípedos de caras lisas, a excepción de uno que presenta impronta de gavera de caña.

MC3: Muro de contención, situado en el extremo sur del perfil, orientado de este a oeste, está formado de adobes paralelepípedos de caras lisas aunque uno de ellos registró huellas de gavera de caña (Información de Chauchat 1972). En la cara norte muestra fragmentos de enlucido de barro que forma media caña con el piso P1.

RMO2, RMO3, RMO4: Rellenos con material orgánico, cuyas características son las mismas. Fueron colocados con el objeto de nivelar la superficie y ganar altura para la elaboración del piso P5. De consistencia semicompacta, de color marrón y gris, están compuestos de tierra, restos de vegetales, malacológicos, óseos y concentraciones de ceniza

P3, P4, P5: Estos tres pisos presentan atributos semejantes y se mantienen mejor conservados que los primeros. El piso P5 se localiza al norte del muro MD1, evidenciando una remodelación P5′; el piso P4 se encuentra hacia el sur del mismo muro y el piso P3 hacia el sur del muro MC3. Están compuestos de arcilla compacta color marrón claro y tienen un espesor promedio de 0,08 m.

RMO5, RMO6: Rellenos con material orgánico, de características similares. Ambos están compuestos de tierra, restos vegetales y malacológicos. Específicamente en el relleno RMO6 se presentan fuertes concentraciones de ceniza y fragmentería de cerámica. Estos rellenos tuvieron como finalidad elevar y nivelar la superficie que sirvió de base para la elaboración de los pisos P6, P7 y P8.

P6, P7, P8: Estos pisos muestran la misma estructura. El piso P6 se localiza al sur del muro MD1 y el piso 7 al norte de dicho muro, prolongándose hasta el muro MD2. El piso P8 conserva un fragmento que se asocia por medio de un revoque con el lado norte del muro MD2 y probablemente se extendió hasta el muro MC2; posteriormente éste presenta una remodelación P8’ que se presenta hasta el muro MC2. Estos pisos fueron elaborados de arcilla de consistencia compacta, color marrón claro y tienen un grosor promedio de 0,08 m.

MD2: Muro divisorio, con orientación este-oeste, que sólo conserva un adobe paralelepípedo de cara lisa, asociado al piso P8.

RMO7, RMO8, RMO9, RMO11, RMO12: Rellenos con material orgánico que tuvieron la función de nivelar la superficie a lo largo de todo el perfil. Están compuestos de tierra marrón claro de consistencia compacta, restos óseos, malacológicos y fragmentos de cerámica.

MC4: Muro de contención, orientado de este a oeste, conformado por una hilera de adobes paralelepípedos unidos con mortero de barro.

P9, P10, P11: El piso P9 se sitúa al sur del muro de contención MC4, el piso P10 al norte de dicho muro y el piso P11 al norte del muro divisorio MD1, conservando este último sólo una porción de 1,60 m. Estos pisos fueron elaborados de arcilla compacta color marrón claro y tienen un grosor promedio de 0,06 m.

F2: Fogón que intruye el piso P10. Tiene una forma cóncava y aún conserva en su interior restos de vegetales carbonizados, entre los que se puede identificar principalmente vainas de algarrobo, el cual está cubierto por una capa de ceniza gris claro.

RMO10: Relleno con material orgánico, que viene a ser la base que soporta al piso P12. Está compuesto de tierra de consistencia semicompacta color beige oscuro, y contiene restos óseos, vegetales y malacológicos.

P12, P13: El piso 12 se asocia con el lado sur del muro MD3, mientras que el piso P13 se asocia con el extremo norte del mismo muro. Ambos pisos son contemporáneos y presentan características semejantes: están compuestos de arcilla de consistencia compacta color beige y tienen un grosor promedio de 0,07 m. Además, el piso P13 evidencia una remodelación que probablemente se prolongó hasta el muro de contención

MC5.

MD3: Muro divisorio, orientado de este a oeste, sólo conserva dos adobes paralelepípedos de caras lisas mostrando uno de ellos una coloración anaranjada debido a que fue reutilizado.

MC5: Muro de contención, orientado de este a oeste, elaborado con una hilera de adobes paralelepípedos de caras lisas, unidos con mortero de barro. El paramento norte de este muro se asocia por medio de un revoque con el piso P14; estos elementos posiblemente se relacionan con otros que no son visibles en este perfil.

P14: Piso, elaborado de arcilla de consistencia compacta, presenta una coloración anaranjada debido a que fue expuesto al fuego y en algunas partes se registró acumulaciones de ceniza. Tiene un grosor promedio de 0,07 m.

RMO13, RMO14: Rellenos con material orgánico, colocados con la intención de lograr un nivel más elevado y dar paso a la elaboración de nuevos elementos. Están constituidos de tierra, de consistencia semicompacta color beige y que exhiben diferentes tonalidades debido al contenido de material orgánico como restos óseos, vegetales y malacológicos. Contienen restos de fragmentos de cerámica, así como concentraciones de ceniza y carbón.

MD4: Muro divisorio, orientado de este a oeste, construido de adobes paralelepípedos de caras lisas unidos con mortero de barro. Presenta enlucido en el extremo norte y está asociado al piso P7.

MD5: Muro divisorio, orientado de este a oeste, elaborado de adobes paralelepípedos de caras lisas, unidos con mortero de barro. Evidencia un color anaranjado como consecuencia de quemas efectuada en el piso P17.

P15: Piso, de superficie regular, que se sitúa al norte del muro MD1 y probablemente se prolongó hasta el muro de contención MD4. Está compuesto de arcilla de consistencia compacta y coloración beige oscuro. Tiene un espesor de 0,07 m.

P17: Piso, ubicado junto al paramento norte del muro MD4, con el cual forma media caña. Integrado de arcilla compacta color marrón y en algunas zonas anaranjadas como consecuencia de las quemas efectuadas en el lugar. Tiene un grosor de 0,07 m.

MD6: Muro divisorio, orientado de este a oeste. Está conformado de tres hiladas de adobes paralelepípedos de caras lisas, unidos con mortero de barro. Conserva una altura aproximada de 0,40 por 1 m de largo.

RMO15: Relleno con material orgánico, cuyo objetivo fue cubrir el espacio entre los muros MD4 y MD6. Está constituido de tierra compacta color beige oscuro y contiene restos de vegetales, malacológicos, óseos, grumos y fragmentos de adobe.

P16: Piso, que se encuentra delimitado por los muros MD4 y MD6. Está integrado de arcilla de consistencia compacta, color beige oscuro. Tiene un grosor de 0,06 m.

RMO16, RMO17: Ambos rellenos con material orgánico, se encuentran cubriendo y nivelando la superficie a lo largo de todo el perfil. Están compuestos de tierra de consistencia compacta, color beige oscuro y contienen restos de vegetales, malacológicos y óseos, así como fragmentos de cerámica.

P18: Piso que corre a lo largo de todo el perfil, presentando dos remodelaciones: P18’ y P18’’. Se asocia al muro MD7. Está compuesto de arcilla compacta color beige oscuro y algunos restos orgánicos (malacológicos y vegetales). Tiene un grosor de 0,09 m.

MD7: Muro divisorio, enlucido en el paramento sur, edificado de adobes rectangulares dispuestos de soga y cabeza unidos con mortero de barro. Mide aproximadamente 1,20 m de alto por 1,40 m de largo.

MER1, MER2, MER3: Muros estabilizadores, cuyo fin fue fijar y dar firmeza al grueso relleno RMO18, evitando de esta manera que colapse. Cada uno de estos muros fueron hechos de una sola hilera de adobes dispuestos sin ningún orden.

RMO18, RMO18’, RMO18’’, RMO18’’’: Relleno con material orgánico, constituido por una considerable cantidad de restos orgánicos, pero con un grado más alto de compactación. El fin fue sellar la arquitectura precedente y a la vez marcar una diferencia en cuanto a la función del sitio. Contiene tierra que varía de tonalidades: beige, marrón y gris, como consecuencia de la variedad de restos orgánicos aquí presentes. Así mismo, existen grumos, piedras y fragmentos de cerámica.

CP1: Cimiento de piso, viene a ser la preparación del piso P19, formado por una hilada de adobes paralelepípedos de caras lisas, unidos con mortero de barro.

P19: Se trata de un piso que corre a lo largo de todo el perfil a excepción del extremo norte, donde se encontró roto. Fue elaborado de arcilla, de consistencia compacta. Tiene un grosor de 0,06 m.

MC6: Muro de contención, orientado de este a oeste, formado por tres hiladas de adobes paralelepípedos de caras lisas unidos con mortero de barro. Mide aproximadamente 0,40 m de alto por 0,80 m de alto.

MC7: Muro de contención, orientado de este a oeste, construido de cuatro hiladas de adobes paralelepípedos de caras lisas. Mide aproximadamente 0,60 m de alto por 2,20 m de largo. Su estado de conservación es malo.

RE2: Relleno de escombros, constituido por tierra, grumos, adobes enteros y fragmentados provenientes de viejas arquitecturas. Tiene una consistencia semicompacta y la coloración es beige.

P20: Piso, localizado sólo en la parte media del perfil dado que en el extremo sur fue destruido. Está compuesto de arcilla, de consistencia compacta color beige. Tiene un grosor 0,06 m.

MD8: Muro divisorio, asociado al piso P20, edificado de siete hiladas de adobes paralelepípedos unidos con mortero de barro. Mide aproximadamente 1 m de altura por 0,85 de largo. Su estado de conservación es regular.

RE1, RE3, RE4: Rellenos de escombros, cuya finalidad fue sellar los espacios y ganar altura. Contienen tierra, grumos, adobes fragmentados, su consistencia es semicompacta y la coloración beige.

P21, P22: Ambos pisos se asocian con el muro MD8, el primero hacia el extremo norte y el segundo hacia el extremo sur. Están compuestos de arcilla compacta, color beige. Tienen un grosor de 0,07 m.

RE5: Relleno de escombros, hecho con el objeto de ganar altura. Está constituido por tierra, grumos, adobes enteros y fragmentados provenientes de viejas arquitecturas. Tiene una consistencia semicompacta y su coloración es beige.

MD9: Muro divisorio, orientado de este a oeste, edificado de adobes paralelepípedos y enlucido en el paramento este. Se asocia con la banqueta BA1 y mide aproximadamente 0,60 m de largo por 0,60 m de alto.

P23: Piso, localizado en el extremo sur del perfil, asociado al muro MD9 y a la banqueta BA1. Está conformado de arcilla de consistencia compacta color beige. Tiene un grosor de 0,09 m.

BA1: Banqueta, edificada de hiladas sucesivas de adobes unidos con argamaza y revestidos con enlucido.

RE6, RE7: Relleno de escombros, cuyo objetivo fue sellar los espacios, ganar altura y nivelar la superficie para dar paso a una nueva arquitectura.

P24: Piso regular, de superficie uniforme que corre a lo largo de todo el perfil. Contiene arcilla de consistencia compacta de color beige. Tiene un grosor de 0,08 m.

RAT1, RAT2, RAT3, RAT4, RAT5, RAT6: Relleno de adobes tramados dado por una sucesión de hiladas de adobes unidos con mortero de barro que dan como resultado seis bloques verticales

Prácticas funerarias Moche en el complejo arqueológico Huacas del Sol y de la Luna

El estudio de las prácticas funerarias Moche se inicia con las excavaciones realizadas por Uhle en la plataforma ubicada cerca a la Huaca de la Luna (Uhle 1915). Luego, en la década de los treinta, Larco (1938, 1939) continúa con este trabajo en el valle de Chicama, cuya cerámica de los contextos funerarios le permite establecer una secuencia estilística de cinco fases para el periodo Moche (Larco 1948), así como los trabajos de Ubbelohde-Doering (1983), durante las temporadas de 1937 y 1938 en Pacatnamú. Más recientemente, los estudios sobre las prácticas funerarias son diversos: Donnan y Mackey (1978) en las Huacas del Sol y de la Luna; los estudios realizados en Sipán (Alva 1988, Alva y Donnan 1993); en San José de Moro (Castillo y Donnan 1994); en La Mina (Narváez 1994); en el sitio de las Huacas del Sol y de La Luna (Uceda et al. 1994, Chapdelaine et al. 1997 y 1998, Tello 1997 y 1998, Uceda 1997, Chapdelaine 1998a y 1998b); y en el complejo El Brujo (Franco et al. 1999).

Prácticas funerarias Moche en el complejo arqueológico Huacas del Sol y de la Luna
Ricardo Tello
José Armas
Claude Chapdelaine

A pesar que este tema ha sido bastante tratado, queremos en esta oportunidad presentarlo desde una óptica comparativa que nos permita observar las similitudes y diferencias entre los contextos funerarios según su distribución espacial. Para ello, el presente estudio se basa en una muestra de 38 tumbas Moche excavadas en la zona urbana y en la Plataforma I de la Huaca de la Luna del complejo arqueológico Huacas del Sol y de la Luna, durante las temporadas de 1991 a 1998 y dentro del marco general del Proyecto Arqueológico Huaca de La Luna que ejecuta la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Trujillo.

Moche: hacia el final del milenio. Actas del Segundo Coloquio sobre la Cultura Moche

(Trujillo, 1 al 7 de agosto de 1999), Santiago Uceda y Elías Mujica, editores, T. I, págs. 151-187.

Lima, Universidad Nacional de Trujillo y Pontificia Universidad Católica del Perú, 2003.

 

Fig. 5.1. Ubicación de las tumbas en la zona urbana de las Huacas del Sol y de la Luna.
Conjunto Arquitectónico Nº de Tumba Código en Fig.5.1 . Conjunto Arquitectónico Nº de Tumba Código en Fig.5.1
6 1 T1 17 1 T17
7 1 T2 18 1 T18
2 T3 25 1 T19
3 T4 2 T20
4 T5 3 T21
8 1 T6 4 T22
2 T7 5 T23
3 T8 6 T24
4 T9 7 T25
9 1 T10 26 1 T26
2 T11 Plaza Pública 1 T27
3 T12 Taller Alfarero 1 T28
4 T13 2 T29
5 T14 Centro de Visitantes 1 T30
15 1 T15 2 T31
16 1 T16 3 T32

En los trabajos de la zona urbana participan estudiantes de la Universidad de Montreal (Canadá), dirigidos por Claude Chapdelaine y cuyos objetivos fueron conocer el funcionamiento del sitio Moche y estudiar el desarrollo urbano y del Estado en la costa norte del Perú

Conjunto Arquitectónico

No de Tumba Características constructivas Individuo Inhumación del Individuo Cerámica Fase

Moche

Ubicación de objetos de cobre

Ofrendas de animales

Sexo

Edad

(años)

Orientación

Posición

6 1 Fosa Indeterminado 04-Ago N – S DV 2 CH.Temp B,M,P -.-
7 1 Fosa Femenino 35-49 S – N DD 9 IV R,B,M,

OTRO

-.-
2 Fosa Masculino Adulto S – N DD -.- IV -.- -.-
3 Fosa Masculino Adulto S – N DD 5 IV B,T,OTRO -.-
4 Fosa Indeterminado 12 S – N DD 3 IV B,T,OTRO c
8 1 Fosa Masculino Adulto E – O dC 1 III -.- -.-
2 Fosa Femenino Adulto O – E DD -.- III OTRO -.-
3 Fosa Masculino 20-24 E – O DV 7 III -.- c
Indeterminado Infante E – O DV
4 Fosa Masculino 35-45 S – N DD 5 III -.- -.-
9 1 Cámara Masculino 24-34 S – N DD . IV ? OTRO .
2 Cámara Indeterminado Adulto . . . IV ? OTRO c
3 Cámara Indeterminado 03-Abr . . . IV ? OTRO .
Indeterminado 03-Abr
4 Cámara . . . . . IV ? OTRO .
5 Cámara Indeterminado 15 S – N dC . IV OTRO -.-
15 1 Fosa Masculino Adulto S – N DD 4 III B,T -.-
Indeterminado Infante E – O DD T
16 1 Cámara Femenino 35 . . 33? IV OTRO ? c
Indeterminado Infante
17 1 Fosa Masculino Adulto S – N DD 24? IV OTRO ? c
18 1 Cámara Masculino Joven S – N DD 2? III M,OTRO -.-
25 1 Fosa Indeterminado 02-Mar S – N DD 2 IV M,P,T c,r,p
2 Fosa Femenino 36-40 S – N DD 55 IV R,M,P c
3 Fosa Indeterminado 11-Dic S – N DD 34 IV B,M -.-
4 Fosa Femenino 30-40 S – N DD 15 IV R,M,P c
5 Fosa Indeterminado 36-45 . . 19? IV B,M .
6 Fosa Indeterminado Adulto . . 22? IV B,P .
7 Fosa Masculino 45 S – N DD 8? IV B,M c
26 1 Cámara Masculino 48 S – N dC 29 IV ? OTRO c
Plaza Pública 1 Fosa Femenino 25 S – N dC 23 IV M,P -.-
Taller Alfarero 1 Fosa Masculino 40 S – N DD 4 IV R c
2 Fosa Femenino 40-50 S – N DD 43 IV R,B,M,P r
Centro de Visitantes 1 Fosa Indeterminado 5+-16 meses S – N DD 10 IV B -.-
2 Cámara Masculino 60 S – N DD 59 IV B,M c
3 Fosa Indeterminado 04-May E – O DD 1 IV -.- -.-

  

N = Norte   DD = Decúbito Dorsal   R = Rostro   c = camélido

S = Sur   DV = Decúbito Ventral   B = Boca   r = roedor

E = Este   dC = de Costado   M = Manos   p = pez

O = Oeste   P = Pies

T = Tórax

Cuadro 5.1. Detalle de las tumbas de la Zona Urbana Moche de las Huacas del Sol y de la Luna.

 

(Chapdelaine 1998a). Asimismo, participan estudiantes de la Universidad Nacional de Trujillo como parte de sus prácticas pre-profesionales, fueron dirigidos por Santiago Uceda y se persiguen los mismos objetivos ya mencionados (Uceda et al. 1997). En cuanto a los estudios en la Huaca de la Luna, están orientados a establecer la función, cronología y comprender el desarrollo arquitectónico del monumento (Uceda et al. 1994); son dirigidos por Santiago Uceda y también se cuenta con la colaboración de estudiante de la UNT.

LAS TUMBAS DE LA ZONA URBANA

En total son 32 tumbas que representan el 84% del total de la muestra analizada. Se ubicaron en la planicie que separa a las Huacas del Sol y de la Luna (Fig. 5.1) y fueron excavadas durante las temporadas de 1995 a 1998. Se distribuyen dentro de doce conjuntos arquitectónicos y una plaza pública que forman parte de la red urbana Moche del sitio en mención. Se registraron en el siguiente orden espacial: una tumba en el conjunto 6, cuatro tumbas en el conjunto 7, cuatro tumbas en el conjunto 8, cinco tumbas en el conjunto 9, una tumba en el conjunto 16, una tumba en el conjunto 15, una tumba en el conjunto 17, una tumba en el conjunto 18, siete tumbas en el conjunto 25, una tumba en el conjunto 26, una tumba en la plaza pública entre el conjunto 11 y el 12, dos tumbas en el conjunto del taller de alfarero y tres tumbas en el conjunto arquitectónico donde actualmente funciona el Centro de Visitantes (Cuadro 5.1).

De todas estas tumbas, 21 se hallaron intactas, mientras que las 11 restantes fueron alteradas por excavaciones clandestinas. Sin embargo, para los propósitos del presente estudio todas mostraron información importante, aunque indudablemente se perdieron datos irreparables en las tumbas parcialmente disturbadas.

Características constructivas

Según las características de construcción, las tumbas se clasifican en dos tipos: tumbas de fosa y tumbas de cámara (Cuadro 5.2).

Las tumbas de fosa son las más simples y generalizadas para la zona urbana. Este tipo consiste en la excavación de una fosa de acuerdo al tamaño del individuo a inhumar, con una profundidad promedio que alcanza los 80 cm, por 2,10 m de largo y 85 cm de ancho. Para la construcción en la mayoría de los casos se rompieron los pisos de la arquitectura o también se ubican por encima del piso de la última ocupación del sitio en una matriz de arena eólica. Luego de ser inhumado el cadáver se rellenaba con el mismo material propio del área, pudiendo además ser selladas con el piso de la siguiente ocupación. Según la tipología de tumbas establecida para San José de Moro (Castillo y Donnan 1994: 119), se ubican en la categoría de “tumba de pozo”.

Las tumbas de cámara representan una construcción más compleja, que requiere de mayor tiempo y la participación de otras técnicas. La cámara es fabricada con adobes dispuestos

Conjunto Arquitectónico Nº de

Tumba

Características Constructivas

Fosa Cámara
6 1 x .
7 1 x .
2 x .
3 x .
4 x .
8 1 x .
2 x .
3 x .
4 x .
9 1 . x
2 . x
3 . x
4 . x
5 . x
15 1 x .
16 1 . x
17 1 x .
18 1 . x
25 1 x .
2 x .
3 x .
4 x .
5 x .
6 x .
7 x .
26 1 . x
Plaza Pública 1 x .
Taller Alfarero 1 x .
2 x .
Centro de Visitantes 1 x .
2 . x
3 x .
Total 23 9

Cuadro 5.2. Características constructivas de las tumbas en el centro urbano Moche.

en hiladas y en una fila o más, según el tamaño de la fosa donde se ubicará, pues el propósito es crear un espacio uniforme en su interior, donde se pueda enterrar un individuo. Este espacio no difiere en dimensiones a las tumbas de fosa, excepto que la altura promedio llega a los 90 cm. Los paramentos de la cámara no tienen ningún tratamiento adicional del enlucido, como puede ser pintura o nichos. De manera similar a las tumbas de fosa, pueden intruir en los pisos de la arquitectura, pero no han sido encontradas hasta el momento dentro de la capa de arena posterior al piso tardío. Este tipo de cámara, según la clasificación establecida por Donnan (1995: 136), se ubica en la categoría de “cámara rectangular”. También se registró una cámara construida “sobre el piso”, asociada a la arquitectura del conjunto 16 (Chapdelaine et al. 1998: 245).

Merece una mención especial la tumba encontrada en la plataforma del conjunto arquitectónico 18 (Tello 1997, 1998), debido a que su sistema constructivo se asemeja al de la tumba 2 de la Huaca de La Luna (Uceda et al. 1994: 280-284). La cámara se comporta como un encajonamiento dentro de bloques constructivos de adobes, dejado exprofesamente durante la construcción de la plataforma. La cubierta es a doble agua, creada a través de adobes que se apoyan en el reborde de la cámara y entre sí para formar un ángulo interno. Además de este tipo de cubierta, debieron también existir otras formas de techar las tumbas de cámara, usando vigas de madera o de caña de guayaquil.

Fig. 5.2. Conjunto arquitectónico 25, individuo y ofrendas de la tumba 1.

Inhumación del individuo

Casi todos los individuos descansan sobre el piso de la tumba y en ocasiones sobre ofrendas de cerámica u objetos de metales (Cuadro 5.1). Lamentablemente, es escasa la información que se pudo recuperar referente a la preparación del cadáver, pues sólo se registraron algunas improntas de textil y cañas como elementos componentes del ataúd o “fardo” funerario.

El cadáver siempre se ubica al centro de la tumba, generalmente en posición decúbito dorsal (Figs. 5.2 a 5.5) y en ocasiones de costado (Fig. 5.6) o decúbito ventral (Fig. 5.7). La orientación generalizada es de sur a norte, es decir la cabeza ubicada al sur y los pies al norte, pero también existen entierros orientados de este a oeste. Muy pocas veces se encuentran orientados de oeste a este, como en el caso de una tumba de la fase Moche III; o de norte a sur, como en el caso de una tumba del conjunto 6 que es de la época Chimú Temprano (Chapdelaine et al. 1999).

.

Fig. 5.3. Conjunto arquitectónico 25, vista y dibujo de planta del individuo de la tumba 2.

Cuando el cadáver está ubicado decúbito dorsal y de sur a norte, la mirada puede estar hacia el este u oeste y ocasionalmente hacia el norte, mientras que los que están decúbito ventral se orientan de este a oeste y con la mirada simplemente hacia abajo. En cuanto a los entierros en posición de costado, generalmente se orientan de sur a norte, pero también existen de este a oeste; pueden descansar en su lado derecho o izquierdo, mirando hacia el frente.

Casi todos los cadáveres decúbito dorsal están extendidos y muy pocas veces semi extendidos; las extremidades superiores están pegadas a los lados, y las manos pueden estar por encima de la pelvis o al costado de ella; así como recogidas hacia el tórax. Las extremidades inferiores se juntan a la altura de los pies y pueden estar superpuestas o separadas.

El caso del individuo uno de la tumba 3 (conjunto arquitectónico 8), está decúbito ventral, las extremidades superiores se recogen contra el vientre y los pies están superpuestos. Los cadáveres de costado generalmente están semi extendidos, pero también existen flexionados, y las extremidades superiores se recogen hacia el tórax o están semi extendidas (Fig. 5.7).

Los individuos

El estudio de antropología física ha determinado que los individuos inhumados son de ambos sexos y de edades que oscilan entre 2 a 60 años de edad al momento de su muerte (Cuadro 5.4).

El individuo de la tumba del conjunto arquitectónico 6 es un infante de 4 a 8 años y de sexo indeterminado (Chapdelaine et al. 1997: 78). En el conjunto arquitectónico 7 se han excavado cuatro individuos en sus respectivas tumbas: el individuo 1 es de sexo femenino y de 35 a 49 años; el segundo y tercer individuo son de sexo masculino y adultos; mientras que el individuo 4 es un adolescente, de unos 12 años de edad (Chapdelaine et al. 1997, Chapdelaine 1998a, 1998b y 1999).

Conjunto Arquitectónico

Nº de

Tumba

Orientación . Posición .
S-N E-O O-E N-S Decúbito Dorsal Decúbito Ventral

De Costado

6 1 . . . x . x .
7 1 x . . . x . .
2 x . . . x . .
3 x . . . x . .
4 x . . . x . .
8 1 . x . . . . x
2 . . x . x . .
3 . x . . . x .
. x . . . x .
4 x . . . x . .
9 1 x . . . x . .
2 ? . . . ? . .
3 ? . . . ? . .
4 ? . . . ? . .
5 x . . . . . x
15 1 x . . . x . .
. x . . x . .
16 1 ? . . . . . .
17 1 x . . . x . .
18 1 x . . . x . .
25 1 x . . . x . .
2 x . . . x . .
3 x . . . x . .
4 x . . . x . .
5 ? . . . ? . .
6 ? . . . ? . .
7 x . . . x . .
26 1 x . . . . . x
Plaza Pública 1 x . . . . . x
Taller Alfarero 1 x . . . x . .
2 x . . . x . .
Centro de Visitantes 1 x . . . x . .
2 x . . . x . .
3 . x . . x . .
Total 21 5 1 1 21 3 4

Cuadro 5.3. Inhumanación de los individuos en las tumbas de la zona urbana.

Son cinco los individuos que se han podido identificar hasta el momento en el conjunto arquitectónico 8: el primero es de sexo masculino y adulto; el segundo es una mujer adulta; el tercero es un hombre de 20 a 24 años; el cuarto es un infante; y el quinto es un hombre de 35 a 40 años que presentó pintura roja en el rostro.

El análisis de antropología física de los restos óseos del conjunto arquitectónico 9 están en curso, pero por versiones de Millones (comunicación personal, 1999) se puede adelantar que existe un individuo de sexo masculino entre 24 a 34 años, un adulto de sexo indeterminado, dos infantes entre 3 a 4 años y un individuo de 15 años de edad.

La tumba del conjunto arquitectónico 15 está constituida por dos individuos. El individuo principal es de sexo masculino y adulto, el segundo es un infante (Chapdelaine 1999).

El individuo del conjunto arquitectónico 16 es de sexo femenino, de más de 35 años y sufrió de artritis (Chapdelaine et al. 1998: 247). El personaje del conjunto arquitectónico 17 es un hombre adulto, mientras que el individuo del conjunto 18 es de sexo masculino, pero joven.

Conjunto Arquitectónico Nº de

Tumba

Sexo Edad (años) Estatura (cm)
6 1 indeterminado 4-8 .
7 1 femenino 35-49 .
2 masculino adulto .
3 masculino adulto .
4 indeterminado 12 .
8 1 masculino adulto .
2 femenino adulto .
3 masculino 20-24 .
indeterminado infante .
4 masculino 35-45 .
9 1 . . .
2 . . .
3 . . .
4 . . .
5 . . .
15 1 masculino adulto .
indeterminado infante .
16 1 femenino 35 .
17 1 masculino adulto .
18 1 masculino joven .
25 1 indeterminado 2-3 73
2 femenino 36-40 150
3 indeterminado 11-12 130
4 femenino 30-40 138
5 indeterminado 36-45 .
6 indeterminado adulto .
7 masculino 45 157
26 1 masculino adulto .
Plaza Pública 1 femenino 25 .
Taller Alfarero 1 masculino 40 155
2 femenino 40-50 150
Centro de Visitantes 1 indeterminado 5+ 6 meses .
2 masculino 60 154
3 indeterminado 4-5

.

Cuadro 5.4. Los individuos de las tumbas de la zona urbana Moche.

 

 

….

En el conjunto arquitectónico 25 se han registrado siete individuos. El primero es una infante de entre 2 a 3 años y 73 cm de estatura. La única patología que se le observó es la presencia de criba orbitalia en ambas órbitas, que actualmente se asocia con anemia por deficiencia de hierro. El segundo individuo es de sexo femenino, de 36 a 45 años y 150 cm de estatura. Se puede observar en la porción posterior del parietal derecho la existencia de una fractura consolidada, probablemente producto de un golpe, pero que cicatrizó sin mayores consecuencias. Así mismo, las falanges distales muestran una leve artritis en ambas manos, y es interesante indicar también la presencia de pintura roja en su rostro. El tercer individuo es de 11 a 12 años y 130 cm de estatura. No fue posible observar ninguna patología. El cuarto individuo es de sexo femenino, de 30 a 40 años y 138 cm de estatura. Entre las patologías que se le identificó está la artritis, a través de las huellas dejadas en las falanges distales de la mano izquierda; así como las hipoplasias dentales registradas en los defectos de crecimiento del esmalte. El quinto individuo tiene entre 36 a 40 años y se ha podido observar la miositis osificans como patología. El individuo 6 es un adulto, cuya única evidencia de patología la constituye una leve caries en el tercer molar; no es posible determinar exactamente otras características, debido a que está incompleto producto de la huaquería, al igual que el individuo 5. Finalmente, el séptimo individuo es de sexo masculino, de 45 años y 1,57 m de estatura. No presenta patologías, excepto inicio de artritis en algunas de las falanges distales de la mano derecha (Millones 1999: 75-97).

Fig. 5.6. Conjunto arquitectónico 8, individuo y cerámica de la tumba 1.

El individuo de la tumba del conjunto arquitectónico 26 es de sexo masculino, adulto y presenta huellas de una herida en el cúbito derecho (Chapdelaine 1999).

La tumba ubicada en la plaza pública entre el conjunto 11 y 12 correspondió a un individuo de sexo femenino y de 25 años de edad (Chapdelaine 1998a: 99).

En el taller de alfarero se excavaron dos tumbas, cuyos cadáveres fueron analizados por el antropólogo físico John Verano. El individuo de la tumba 1 es de sexo masculino, de unos 40 años, 155 cm de estatura y de buena conformación ósea. Esta persona sufrió de varias alteraciones o traumatismos profesionales (traumatismos en las manos y artritis en la columna), producto de los trabajos de alfarería. En la tumba 2 se inhumó un individuo de sexo femenino, de 40 a 50 años y de 150 cm de estatura. Sufrió de artritis en la columna vertebral, manos y rodillas; además se observó una fractura consolidada en el radio izquierdo (Uceda y Armas 1997: 98 y 102).

Finalmente, del Centro de Visitantes provienen tres individuos encontrados en sus respectivas tumbas. El primer individuo es un infante de 5 años (± 6 meses); presenta como patologías en la órbita izquierda dos pequeños orificios porosos que indican la existencia de criba orbitalia y en ambos parietales tiene una lesión en el tejido compacto que puede

Fig. 5.7. Conjunto arquitectónico 8, individuo y ofrendas de la tumba 3.

relacionarse con una encefalitis de origen diversa. El segundo individuo es de sexo masculino, de 60 años y 154 cm de estatura. Como patología se observa un desgaste pronunciado en la carilla articular distal izquierda de la clavícula y del acromion del omóplato, que podría deberse a alguna actividad física específica del brazo izquierdo. El tercer individuo es un infante de 4 a 5 años; las patologías registradas son: una leve cribia orbitalia que actualmente se asocia con la anemia por deficiencia de hierro, así como periostitis en tres costillas derechas y una izquierda, cuya inflamación sería de origen traumática (Millones 2000: 215-233).

La cerámica

Generalmente la cerámica era colocada después de depositar el cadáver en la tumba, bajo un orden establecido previamente y se ubica hacia los pies, cráneo, costados y sobre el cadáver. Algunas veces los ceramios de mejor calidad eran rotos exprofesamente, estrellándolos sobre el piso o arrojándoles piedras; este acto también se ha registrado durante el sellamiento de la sepultura (Fig. 5.8). A medida que se avanzaba con el ritual de la inhumación, también se depositaban más ceramios, pero en menor proporción a los existentes en la parte inferior de la tumba (Láms. 5.1 y 5.2; Figs. 5.9 y 5.10).

El total de la muestra está conformada por 419 ejemplares pertenecientes a las tumbas objeto de este estudio (Cuadro 5.5). Las vasijas cerradas son las predominantes y están representadas por 315 ejemplares que equivalen al 75,18% del total de la muestra analizada.

Fig. 5.8. Conjunto arquitectónico 25, detalle de la cerámica de la tumba 2.

 

De estas vasijas, los cántaros alcanzan el porcentaje mayor con 168 ejemplares (40,10%), luego siguen 102 botellas (24,34%), 27 ollas (6,44%), 9 jarras (2,15%), 7 cancheros (1,67%) y finalmente dos tinajas (0,48%). Mientras tanto, las vasijas abiertas son 93, que representan el 22,20% del total de la muestra analizada y están conformadas por 81 floreros (19,33%) y 12 cuencos (2,86%). Por último, también se tiene tres figurinas, dos pequeñas vasijas escultóricas, dos piruros y cuatro vasijas no identificadas, 11 elementos que conforman el 2,63% del total de la muestra analizada.

De todas las tumbas estudiadas, la que presenta mayor cantidad de cerámica (59 ejemplares) es la tumba 2 del Centro de Visitantes (Láms. 5.3), perteneciente a un individuo de sexo masculino y de 60 años de edad. Luego sigue la tumba 2 del conjunto arquitectónico 25 (Lám. 5.1), con 55 ceramios y pertenece a una mujer de 36 a 40 años de edad. En tercer lugar está la tumba 2 del taller de alfarero, presentando 43 ceramios y pertenece a una mujer de 40 a 50 años. Finalmente, sigue la tumba 3 del conjunto arquitectónico 25 con 34 ceramios y pertenece a un infante de 11 a 12 años (Fig. 5.10).

La cerámica, en general, no presenta evidencias de uso doméstico y aparentemente éstas habrían sido elaboradas exclusivamente para la inhumación de los individuos, lo que también se puede observar en la forma y decoración de las vasijas que sugieren una producción en serie, característica propia de la fase Moche IV (Donnan 1965: 128). Se exceptúan de este patrón los ceramios de mejor calidad que tienen huellas de uso y posiblemente formaban parte de los objetos personales del difunto. Su forma y decoración es variada, pero generalmente similares a los publicados por Donnan y Mackey (1978). Es necesario indicar que las siete ollas de la tumba 3 del conjunto arquitectónico 8 se hallaron incompletas y con improntas que indican una función doméstica, si bien esta tumba pertenece a la fase III de Moche.

Conjunto Arquitectónico Nº de

Tumba

Vasijas Cerradas Vasijas Abiertas Otros Total
Botella Canchero Olla Cántaro Jarra Tinaja Subtotal Florero Cuenco Subtotal N %
6 1 . . 2 . . . 2 . . -.- . 2 0.48
7 1 2 . . 6 . . 8 1 . 1 . 9 2.15
2 . . . . . . -.- . . -.- . . 0
3 . . . 5 . . 5 . . -.- . 5 1.19
4 . . . 2 . 1 3 . . -.- . 3 0.72
8 1 1 . . . . . 1 . . -.- . 1 0.24
2 . . . . . . -.- . . -.- . . 0
3 . . 7 . . . 7 . . -.- . 7 1.67
4 4 1 . . . . 5 . . -.- . 5 1.19
9 1 . . . . . . . . . . . ? .
2 . . . . . . . . . . . ? .
3 . . . . . . . . . . . ? .
4 . . . . . . . . . . . ? .
5 . . . . . . . . . . . ? .
15 1 . . . 3 . . 3 . 1 1 . 4 0.95
16 1 5 . . 16 . . 21 7 1 8 4 33 7.88
17 1 2 2 1 15 . . 20 2 . 2 2 24 5.73
18 1 1 1 . . . . 2 . . -.- . 2 0.48
25 1 . . . . . . -.- . . -.- 2 2 0.48
2 13 . 5 25 . . 43 12 . 12 . 55 13.1
3 12 . 2 13 . . 27 7 . 7 . 34 8.11
4 2 . 3 5 . . 10 5 . 5 . 15 3.58
5 7 . 3 8 . . 18 1 . 1 . 19 4.53
6 1 . 4 16 . . 21 1 . 1 . 22 5.25
7 5 . . 2 . . 7 1 . 1 . 8 1.91
26 1 12 1 . 10 2 . 25 3 1 4 . 29 6.92
Plaza Pública 1 4 . . 4 5 . 13 7 3 10 . 23 5.49
Taller Alfarero 1 1 . . . . . 1 2 . 2 1 4 0.95
2 5 . . 19 2 . 26 10 6 16 1 43 10.3
Centro de Visitantes 1 2 . . 8 . . 10 . . -.- . 10 2.39
2 23 2 . 11 . . 36 22 . 22 1 59 14.1
3 . . . . . 1 1 . . -.- . 1 0.24
Total N 102 7 27 168 9 2 315 81 12 93 11 419 100
% 24.34 1.67 6.44 40.10 2.15 0.48 75.18 19.33 2.86 22.20 2.63 100

.

Cuadro 5.5. La cerámica de las tumbas de la zona urbana Moche.

Los objetos de cobre

Los objetos de cobre forman parte de las ofrendas y por lo general se colocaban directamente sobre el cuerpo del individuo durante la preparación del “fardo” funerario. Del total de las 32 tumbas analizadas, solamente 5 –que representan el 15,6%– carecen de este tipo de ofrendas. Los objetos de cobre se presentan con más frecuencia en la boca, manos, pies, rostros y/o tórax del individuo; así como en menor porcentaje sobre la pelvis (Cuadro 5.6). Desde luego que también se registran objetos fuera del “fardo” que pudieron ser colocados antes o durante la inhumación del individuo. Como ejemplo tenemos nueve objetos bivalvos ubicados por debajo del cadáver de la tumba del conjunto arquitectónico 18 (Fig. 5.11). Dentro de la boca del cadáver generalmente se colocaban láminas pequeñas o medianas dobladas, pero también se han registrado otros objetos como: depilador, anzuelo y prendedor. Los metales

.

.

Lám. 5.1. Arriba: Ofrendas de la tumba 2 del conjunto arquitectónico 25. Abajo: botella de la tumba 2, que representa a un personaje portando un objeto en la mano; la otra es una botella de la tumba 2 y representa a un prisionero.

 

Lám. 5.2. Nivel 2 de la cerámica de las tumbas 3 y 4, conjunto arquitectónico 25.

 

Conjunto Arquitectónico Nº de

Tumba

Ubicación Forma
Rostro Boca Manos Pies Pelvis Tórax Otro Lámina Prendedor Aguja Piruro Cuchillo Depilador Otro
6 1 . x x x . . . x . . . . . x
7 1 x x x . . . x x . x x x . .
2 . . . . . . -.- . . . . . . .
3 . x . . . . x x . . . . x .
4 . x . . . x . x . . . . . x
8 1 . . . . . . -.- . . . . . . .
2 . . . . . . x . x . . . . .
3 . . . . . . -.- . . . . . . .
4 . . . . . . -.- . . . . . . .
9 1 . . . . . . ? x . . . . . .
2 . . . . . . ? x . . . . . .
3 . . . . . . ? x . . . . . .
4 . . . . . . ? x . . . . . .
5 . . . . . . x . . x . . . .
15 1 . x . . . x . x . . . . . .
. . . . . x . x . x . . . .
16 1 . . . . . . ? x . . . . . .
17 1 . . . . . . ? x . . . . . .
18 1 . . x . . . x . . . . . x x
25 1 . . x x . x . x . . . . . .
2 x . x x x . . x . . . . . .
3 . x x . . . . x . . . . . .
4 x . x x . . . x . . . . . .
5 . x x . . . . x . . . . . .
6 . x . x . . . x . . . . . .
7 . x x . . . . x . . . x . .
26 1 . . . . . . ? . . x . . . .
Plaza Pública 1 . . x x . . . x . . x . . .
Taller Alfarero 1 x . . . . . . x . . . . . .
2 x x x x . . . x x . . x . .
Centro de Visitantes 1 . x . . . . . x . . . . . .
2 . x x . . . . x . . . . . .
3 . . . . . . -.- . . . . . .

.

Cuadro 5.6. Ubicación de los objetos de cobre de las tumbas de la zona urbana Moche.

ubicados en el rostro son láminas grandes a manera de máscaras que pueden estar conformadas por una o más piezas. Los objetos que se presentan en las manos del cadáver tienden a formas más diversas, como: cuchillo, depilador, piruro, espátula y láminas, cuya ubicación puede estar en cualquiera de las dos manos o en ambas a la vez. En los pies o tórax mayormente se colocan láminas pequeñas o de tamaño mediano pero dobladas. Finalmente, en la pelvis se han registrado láminas y cuchillos, éste último cogido en la mano del cadáver.

Además de los objetos en mención existen agujas y alambres que integran el ajuar funerario. La existencia de objetos de cobre directamente asociados al cuerpo del individuo, pueden presentarse en la mayoría de las partes antes mencionadas o en cualquiera de ellas indistintamente.

Otras ofrendas

También se registraron restos de animales asociados a 13 tumbas, que representan el 41% del total de las tumbas estudiadas (Cuadro 5.7). Todas presentan restos de camélidos, excepto la tumba 2 del taller de alfarero que sólo presentó restos de cuy a la altura del brazo derecho del individuo. En la tumba 1 del conjunto arquitectónico 25 se encontró siete vértebras

Conjunto Arquitectónico Nº de

Tumba

Restos Collar de Cuentas Vasijas de Arcilla sin cocer
Camélido Roedor Pez
6 1 -.- . . x .
7 1 x . . . .
2 -.- . . . .
3 -.- . . . .
4 x . . . .
8 1 -.- . . . .
2 -.- . . . .
3 x . . . .
4 -.- . . . .
9 1 ? . . . .
2 x . . . .
3 ? . . . .
4 ? . . x .
5 -.- . . x .
15 1 -.- . . . .
16 1 x . . . .
17 1 x . . . x
18 1 -.- . . . .
25 1 x x x . .
2 x . . x x
3 -.- . . . .
4 x . . . .
5 ? . . . .
6 ? . . . .
7 x . . . .
26 1 -.- . . . .
Plaza Pública 1 -.- . . . .
Taller Alfarero 1 x . . . .
2 . x . . .
Centro de Visitantes 1 -.- . . . .
2 x . . . .
3 -.- . . .

.

Cuadro 5.7. Otras ofrendas de las tumbas de la zona urbana.

de pescado y un hueso de cuy sobre el abdomen, y un hueso de camélido cerca de los miembros inferiores del cadáver; el contexto sugiere que estos restos óseos formaban parte del relleno transportado durante el ritual. Mientras que en la tumba 2 de este mismo conjunto se ubicó el cráneo y extremidades de un camélido en la cabecera izquierda del individuo (Fig. 5.9d). La tumba 4 del conjunto arquitectónico 25 presenta al costado de la pierna izquierda del individuo un fragmento quemado de extremidad de camélido. En la tumba 7 del conjunto 25 se ubicó la mandíbula de un camélido cubriendo parcialmente las órbitas del individuo y también las extremidades del camélido aproximadamente a 10 cm por encima del cráneo y hacia las costillas del individuo. En las restantes ocho tumbas, los huesos están representados mayormente por extremidades de camélidos (Fig. 5.12), pero también se ha registrado el cráneo, como es el caso de la tumba 2 del Centro de Visitantes; así como un feto de camélido sin cabeza ni extremidades en la tumba 3 del conjunto arquitectónico 8.

Entre otras ofrendas se hallaron vasijas de arcilla sin cocer en la tumba del conjunto arquitectónico 17 y en la tumba 2 del conjunto 25; así como collares compuestos de cuentas en cerámica, hueso o piedra, en las tumbas de los conjuntos arquitectónicos 6, 9 (tumba 5), 15 y 25 (tumba 2), asociados alrededor del cuello de los cadáveres.

.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

.....

Fig. 5.9. Dibujo de planta de la cerámica de la Tumba 2 del conjunto arquitectónico 25: a) nivel 1; b) nivel 2 A; c) nivel 2 B; d) nivel 3; y e) nivel 4.

Fig. 5.10. Conjunto arquitectónico 25, dibujo de planta del nivel 2 de la cerámica de las tumbas 3 y 4.

LAS TUMBAS DE LA PLATAFORMA I, HUACA DE LA LUNA

Fig. 5.11. Conjunto arquitectónico 18, segundo nivel de ofrendas de la tumba 1.

La muestra procedente de la Plataforma I de la Huaca de la Luna está conformada por seis tumbas (Cuadro 5.8; Fig. 5.13), que equivalen al 16% del total analizado y se hallaron entre 1991 y 1997 asociadas al relleno de adobes tramados que cubre el edificio B de la plataforma principal de la Huaca de La Luna (Uceda y Canziani 1998: 147) y pertenecientes a la fase estilística Moche IV, según la secuencia establecida por Larco (1948). Existen cinco tumbas más registradas en las excavaciones, pero lamentablemente fueron disturbadas por buscadores de tesoros y los escasos elementos culturales recuperados están siendo analizados, por tal motivo no han sido consideradas en la muestra del presente estudio.

Características constructivas

Considerando las características de construcción, las tumbas procedentes de la Plataforma I de la Huaca de la Luna se pueden clasificar en: a) Tumbas de cámara y b) Tumbas de fosa.

Tumbas de cámara. La cámara se construye mediante la técnica del encajonamiento, esto quiere decir que cuando se comienzan a cubrir los edificios con el relleno de adobes tramados, se deja un espacio exprofesamente para una tumba, por lo tanto los bloques de adobes crean una cámara de forma rectangular cuyas dimensiones varían de acuerdo al número de individuos a inhumar. Cuando se trata de un individuo, las dimensiones promedio son 2,10 m de largo, 80 cm de ancho y 90 cm de alto. Pero también existen cámaras más complejas, como es el caso de la tumba 5 (Tello 1995: 71-72), cuando el encajonamiento se presentó acondicionado por muros formando una cámara propiamente dicha compuesta de dos compartimientos, con piso de barro y midió 2,80 m de largo por 2,10 m de ancho y 1,10 m de alto.

Tumbas de fosa. Este tipo de tumba es más simple y se presenta con menos frecuencia. La construcción se realiza mediante el desarmado del relleno de adobe tramados para obtener un espacio de forma rectangular, por esto el corte tiende a ubicarse hacia los paramentos de los bloques constructivos, y cuyas dimensiones están de acuerdo al tamaño del individuo a inhumar, pero están dentro del promedio establecido para las tumbas de cámara. A diferencia del tipo anterior de tumbas, en estos casos no se habían previsto realizar originalmente durante el proceso de sellar el edificio. También estas fosas fueron acondicionadas con tierra, cascote y barro, para nivelar la superficie de la base, así como para ordenar los elementos ofrendados.

N° de

Tumba

Caracte. Construc. Individuo Inhumación del Individuo Cerámica Fase

Estilística

Ubicación de

Objetos de Cobre

Ofrendas de Animales
Sexo Edad

(años)

Estatura (cm) Orientacion Posición
1 Cámara Masculino 20-35 186 ± 3 E-W DD 10 IV R,T,Pe,P,H .
2 Cámara Masculino 20-35 186 ± 3 S-N DD 17 IV R,B,T,Pe,M,P c,p,otro
3-4 Fosa Masculino 40-45 163-170 S-N DD 7 IV R,M, Otro c
5 Cámara Femenino 18-20 154.9 ± 3 S-N DD ** IV Otro c, otro
* * * -.- -.-
8 Cámara Femenino 50-60 155 S-N DD 37? IV R,M,P c
12 Fosa Masculino Adulto 152 S-N DD 18 IV r,b,t,m,p c

* Cuadro N° 5.9  N = Norte  DD = decúnito dorsal  R = Rosto  c = camélido

** Cuadro N° 5.10  S = Sur  B = Boca  p = pescado

  E = Este  M = Manos

  W = Oeste  P = Pies

T = Tórax

Pe = Pelvis H = Húmero
Cuadro 5.8. Tumbas de la Plataforma I, Huaca de la Luna.

 

 

Fig. 5.13. Dibujo de planta de la Plataforma I señalando la ubicación de las tumbas.

Las cubiertas

Se han registrado dos tipos de cubierta: de adobes y de vigas. En el caso de las cubiertas de adobes, los adobes están distribuidos de manera paralela en número de dos a lo largo de la cámara. Este ordenamiento particular de los adobes forma una cubierta a manera de bóveda, dado que los extremos de los adobes se apoyan entre sí formando un ángulo interior; mientras que el otro lado se apoyaban en el borde de las paredes de la cámara.

En cuanto a las cubiertas de vigas, sobre esta cubierta se ubicaron los rellenos de adobes tramados y en algunos casos se cubrió en primer lugar con cantos rodados y lajas, como es el caso de la tumba 5. En este tipo de cubierta se han empleado tres materiales: algarrobo, caña guayaquil y caña brava. Las vigas de algarrobo se utilizaron en estado natural, de forma sinuosa y algunas presentan en uno de sus extremos un horcón; este detalle nos induce a pensar que en un primer momento fueron utilizadas como postes para crear techos en determinados espacios. Sin embargo, en la cobertura de las tumbas se pueden distribuir de tres maneras: a) Vigas que siguen la orientación de la tumba, b) Vigas transversales a la orientación de la tumba y c) Vigas que se cruzan alternadas siguiendo la orientación y trasversales a la tumba.

En cuanto a las cubiertas de caña guayaquil y caña brava, éstas fueron amarradas con soguillas y en algunos casos sobre ellas se colocó un petate posiblemente con la finalidad de evitar la filtración de tierra. También pueden estar reforzadas con vigas de algarrobo.

Fig. 5.14. Plataforma I, Huaca de la Luna, ataúd de cañas y osamenta de la tumba 8.

Preparación del cadáver

Dado el mal estado de conservación de la mayoría de los contextos, no fue posible recuperar toda la información referente a la preparación del cadáver, pero se puede afirmar que son dos las maneras como llegan los cuerpos hasta la ubicación final en la tumba: a) Estructura de cañas y b) Ataúd de cañas, siguiendo la clasificación establecida por Donnan (1995: 125 y 131).

En cuanto al tipo estructura de cañas, se trata de un tipo de “fardo” y está presente en las tumbas 3/4 y 12. Se trata de un soporte de cañas amarradas con fibra vegetal donde se coloca el cadáver para luego ser envuelto con textiles. También han sido reportados en el centro urbano Moche de las Huacas del Sol y de La Luna (Donnan y Mackey 1978) y en Pacatnamú (Ubbelohde-Doering 1983, Hecker y Hecker 1992).

En cuanto al tipo ataúd de cañas, se registró en las tumbas 2, 5, 8 y posiblemente en la tumba 1. Estos ataúdes están fabricados de cañas dispuestas a lo largo y transversales a los extremos, amarrados con fibras vegetales cada cierto tramo. Las dimensiones promedio son 2 metros de largo por 50 cm de ancho y 25 cm de alto (Fig. 5.14). Este tipo de sarcófago también fue registrado en Pacatnamú (Ubbelohde-Doering 1983, Hecker y Hecker 1992).

Los individuos

Los individuos se ubicaron en posición extendida decúbito dorsal, la cabeza está al sur y los pies al norte; excepto el individuo de la tumba 1 que se encuentra orientado de este a oeste (Cuadro 5.8). Las extremidades superiores se extienden lateralmente y las manos se juntan a la altura de la pelvis; mientras que las extremidades inferiores también se extienden y se juntan a la altura de los pies. La mirada de estos cadáveres es hacia cualesquiera de los cuatro puntos cardinales.

Los individuos de las tumbas 1 y 2 son de sexo masculino, de entre 20 a 35 años, de 168 ± 3 cm de estatura y con buena contextura física. El individuo de la tumba 1 presentó fracturas en la segunda y quinta falange del pie derecho y posiblemente tuberculosis aguda, observable en las clavículas. Posiblemente este individuo murió producto de una enfermedad crónica. Mientras que al individuo de la tumba 2 se le detectó artritis ligera en la primera y quinta vértebras lumbares, así como en los pies (Uceda 1997: 181).

El individuo de la tumba 3/4 es de sexo masculino, de 40 a 45 años, entre 1,63 a 1,70 m de estatura y de contextura robusta. La patología que se le identificó es la artritis en las articulaciones de las manos y pies, vértebras lumbares y toráxicas, así como en la clavícula. También presentó traumatismos en el cráneo, en dos dedos de la mano derecha y en la clavícula izquierda.

En cuanto a la tumba 5 se han registrado 11 individuos de los cuales el ubicado en el reborde de la cámara es una mujer, de entre 18 a 20 años y de 154,9 ± 3 cm de estatura (Cuadro 5.8). Las patologías que presenta en el ámbito dental son hipoplesia del esmalte en el canino derecho del maxilar, formación de cálculos en todos los dientes y reabsorción ligera del alveolar del maxilar. Mientras que dentro de la cámara se ubicaron partes de 10 individuos de ambos sexos y de edades que oscilan entre los 5 a 35 años (Cuadro 5.9) (Tello 1995, Uceda 1997).

La tumba 8 presenta un individuo de sexo femenino, entre 50 a 60 años y de 1,55 m de estatura. Finalmente, el individuo de la tumba 12 es adulto, de sexo masculino y tiene 1,52 m de estatura (comunicación personal de Millones, 1999).

La cerámica

En términos generales, los ceramios han sido elaborados para ser depositados como ofrendas, pues no presentan huellas de uso doméstico y se fabricaron en serie, a través de moldes, así como también por su decoración; excepto las piezas escultóricas que se distinguen por su mejor calidad y belleza. La muestra está conformada por 89 vasijas (Cuadro 5.8), casi todas pertenecientes a la fase Moche IV según la secuencia ceramográfica establecida por Larco (1948). Las botellas son las que predominan, luego siguen los cántaros, floreros, jarras, cancheros y olla.

N° de Individuo

Sexo

Edad

(años)

Estatura

(cm)

1

Femenino

25-35

154 ± 3

2

Femenino

18-35

157 ± 3

3

Femenino

19-24

147 ± 3

4

Masculino

20-23

152,7 ± 3

5

Masculino

21-25

166,5 ± 3

6

Masculino

20-30

Indeterminado

7

Indeterminado

5-7

Indeterminado

8

Indeterminado

9-11,5

Indeterminado

9

Indeterminado

10-15

Indeterminado

10

Indeterminado

12-15

Indeterminado

Cuadro 5.9. Individuos dentro de la cámara de la tumba 5, Huaca de la Luna.

En la tumba 1 se registraron 10 ejemplares, de los cuales cinco se ubicaron hacia el lado sur del cadáver y cinco hacia el lado norte. Ocho son botellas asa estribo, de cuerpo globular y pintadas de color rojo sobre crema; y dos botellas asa lateral, escultóricas y de mejor calidad que representan a un guerrero (Fig. 5.15a) y a un músico.

La tumba 2 presentó 17 ceramios, de los cuales hay un florero, un canchero (Fig. 5.16), un cántaro y 14 botellas. Diez de estas botellas son de cuerpo globular, asa estribo y decoradas con diseños de aves color marrón oscuro sobre fondo crema (Fig. 5.15b); y una es escultórica, asa estribo lateral y representa un ave (Fig. 5.15c). Es interesante indicar que esta última vasija fue rota intencionalmente durante el ritual funerario.

La cerámica de la tumba 3/4 está representada por dos cántaros iguales que representan en escultura a un reptil (Lám. 5.4a); cuatro botellas asa estribo, escultóricas y con labios ligeramente biselados (Fase III de Moche), de las cuales tres son representaciones antropomorfas (Lám. 5.4b y c) y una zoomorfa: lobo marino (Lám. 5.4d); y finalmente un canchero con engobe crema pintado por figuras geométricas de color rojo.

a

  b c

Lám. 5.3. Tumba 2 del Centro de visitantes: a) detalle de la cerámica en la tumba; b) ceramio escultórico de la tumba 2; c) botella que representa a un sacerdote orando.

   a b

   c d

     f

.

Lám. 5.4. Cerámica de las tumbas 3-4 y 8, Plataforma I de la Huaca de la Luna.

...

Fig. 5.15. Cerámica de la tumba 1 y 2, Plataforma I, Huaca de la Luna: botellas escultóricas y pictóricas.

.....

Son 37 los ceramios registrados para la tumba 8, después del análisis en gabinete, además se agregan 6 piruros. Estas vasijas se distribuyen en 15 cántaros, 13 floreros, 6 botellas, 2 ollas y un cuenco, y debido a que la tumba fue parcialmente saqueada no se conoce el numero exacto de las ofrendas (Figs. 5.14, 5.17 y 5.18, Láms. 5.4e y f). Finalmente, de la tumba 12 se recuperaron 18 ceramios, cuyo análisis está en curso.

Es necesario indicar que la tumba 5 se comporta como un repositorio de ofrendas para el templo de Huaca de la Luna (Tello 1995, Uceda 1997), por tal motivo se pudo identificar hasta 340 partes de ceramios diferentes como componentes de estas ofrendas (Cuadro 5.10).

Los objetos de cobre

Las ofrendas de metal estuvieron dispuestas en su mayoría directamente sobre las osamentas de los personajes y éstas debieron estar formando parte de su indumentaria. Generalmente se localizan en las diferentes partes del individuo (Cuadro 5.8):

Cráneo. Sobre el rostro de los individuos de las tumbas 1 y 2 se han evidenciado una lámina a manera de máscara, así como restos de cobre en el rostro del individuo de la tumba 8. También cubriendo el rostro del individuo de la tumba 12 se ha encontrado una lámina de metal envuelta en un textil y en su boca se colocó una lámina rectangular. A la altura del maxilar superior derecho de la osamenta de la tumba 3/4 existen huellas de cobre. De la boca del individuo de la tumba 2 se recuperó una lámina.

Tórax. Hacia el lado izquierdo sobre el tórax de la osamenta de la tumba 2 se hallaron discos laminares con orificios en la parte superior, la mayoría tiene un centímetro de diámetro.

FORMA

FRAGMENTOS

EJEMPLARES

Efectivos

%

Efectivos

%

VASIJAS

ABIERTAS

FLORERO

141

13,78

40

9,78

CUENCO

13

1,27

2

0,49

VASIJAS

CERRADAS

BOTELLA

249

24,34

88

21,51

CANCHERO

35

3,42

8

1,95

OLLA

45

4,40

15

3,67

JARRA

8

0,78

4

0,98

CANTARO

405

39,59

159

38,88

TINAJA

24

2,35

24

5,87

BASES

103

10,07

69

16,87

TOTAL

1.023

100

409

100

Cuadro 5.10. Cerámica de la tumba 5, Plataforma I de la Huaca de la Luna.

Así mismo, al nivel de las vértebras dorsales y lumbares se registraron láminas rectangulares de 4 x 6 cm y con orificios hacia sus bordes; también se registró una placa semicircular y con un borde dentado. Hacia el lado derecho del tórax se ubicó una espátula. El individuo de la tumba 1 presentó láminas en el lado izquierdo y derecho del tórax. Así también, el individuo de la tumba 12 tenía un disco laminar sobre su lado izquierdo.

Pelvis. El individuo de la tumba 2 presentó en esta parte del cuerpo una vasija pequeña de cobre laminado a manera de “calero”, la cual era sostenida por su mano derecha. También en la tumba 1 se ubicó un objeto de cobre laminado, similar al registrado en la tumba 2 y estaba sobre el húmero derecho del individuo. Además, en ambos personajes se registraron placas rectangulares.

Manos. Sobre ambas muñecas del individuo de la tumba 12 se ubicaron placas rectangulares; así como para la osamenta de las tumbas 3/4 y 8 se identificaron huellas de objetos de cobre.

Pies. En esta parte del cuerpo se colocaron placas rectangulares en los individuos de las tumbas 1, 2, 8 y 12.

Otras ofrendas

Además de las ofrendas anteriormente descritas se han registrado mates conteniendo alimentos en la tumba 2, destacando 8 especies de moluscos, 3 especies de gasterópodos, 2 especies de caracoles terrestres, 2 especies de bivalvos, peces y restos de llama: cabeza y extremidades. También se agregan restos de maíz, palta, lagenaria y semillas de coca.

 

Fig. 5.17. Plataforma I, Huaca de la Luna, nivel 1 de la cerámica de la tumba 8.

En las tumbas 3/4 y 8 también se colocaron mates conteniendo alimentos, se pudo observar vértebras, extremidades y el cráneo de camélidos. Para la tumba 5 entre otras especies se registró restos de llama. Finalmente, en la tumba 12 tenemos las extremidades y la cabeza del camélido.

Entre otras de las ofrendas tenemos 8 vasijas (3 cántaros y 5 floreros) de arcilla sin cocer asociadas a la tumba 8 y otras más para la tumba 12.

Fig. 5.18. Plataforma I, Huaca de la Luna, nivel 2 de la cerámica de la tumba 8.

COMENTARIOS

Los datos arqueológicos acá presentados muestran que los ritos y ceremonias Moche son una respuesta a la preocupación de todos los integrantes de la sociedad respecto a la muerte,sin distinción de clase social, sexo, edad u oficio. Desde luego que existen diferencias en la preparación, ofrendas y rituales entre los dignatarios de la Huaca de la Luna y los residentes de la zona urbana, debido al nivel de la estructura social a la cual pertenecen. A pesar de estas diferencias hay elementos comunes que escapan al control de la elite, por estar enmarcados dentro de una sola concepción ideológica. Indudablemente los componentes del ritual estarán de acuerdo a la condición social del difunto, por lo tanto habrán elementos exclusivos de cierta clase social. Esta manifestación cultural se puede observar en las tumbas objeto del presente estudio, en donde la manera de inhumar al individuo es similar tanto para la Plataforma I de la Huaca de La Luna como para la zona urbana; es decir, por lo general una posición extendida, decúbito dorsal y orientado de sur a norte; las extremidades superiores extendidas lateralmente y las inferiores se juntan a la altura de los pies.

En cuanto al género, los individuos son de ambos sexos, pero con edades que oscilan entre los 2 a 60 años para la zona urbana y sólo mayores de 18 años para la Huaca de la Luna. Esta diferenciación de edades estaría relacionada directamente a las funciones desarrolladas por los individuos de estas dos áreas, para lo cual la edad habría sido uno de los requisitos exigidos en la Huaca de la Luna.

En cuanto al ajuar, no se muestra algún tipo de discriminación respecto a la cantidad de ofrendas de cerámica, a diferencia de una igual o mayor calidad generalmente para algunos ceramios en las tumbas de la Huaca de La Luna, aunque hay un elemento común que los une y está representado por el ritual de romper las piezas mejor elaboradas, como es el caso de la botella escultórica de la tumba 2 de la Huaca de La Luna y las botellas antropomorfas de la tumba 2 y 3 del conjunto arquitectónico 25. A esto hay que agregar las técnicas de manufactura, forma y decoración de la cerámica que es igual en ambas áreas, aunque predominan las botellas para Huaca de la Luna y los cántaros para la zona urbana. Además, las tumbas con mayor cantidad de cerámica pertenecen a la zona urbana, lo que nos permite preguntarnos: ¿esta diferencia se compensaría con el mayor valor simbólico que tendrían las botellas de Huaca de la Luna con relación a los cántaros de la zona urbana? Lo que sí es claro y objetivo es que casi todos los individuos de estas dos áreas en estudio tuvieron acceso a la producción alfarera.

En cuanto a los objetos de cobre, la tradición consistía en ubicarlos directamente en el cuerpo del individuo y en ciertas partes específicas, como son en el rostro, boca, manos y pies. Pero, en el caso de la Huaca de La Luna hay una cantidad mayor de objetos de cobre situados en el tórax del cadáver, en comparación a los personajes de la zona urbana, lo que se debería a la diferencia de indumentaria con las cuales se prepararon los cadáveres.

Otra de las similitudes es la presencia de ofrendas de algunas partes del camélido, generalmente las extremidades y el cráneo, así como de vasijas de arcilla sin cocer.

La diferencia más importante entre las prácticas funerarias en ambos sectores estaría en la complejidad y mayor duración que habrían tenido éstas para la inhumación de los oficiantes en Huaca de La Luna con relación a los realizados para los personajes enterrados en la zona urbana, aparte de la exclusividad adquirida de quedarse inhumados en el templo, desde luego. Pero, a la vez existen elementos comunes que se presentan para ambas áreas y que son las ofrendas de huesos humanos (Hecker y Hecker 1992). En la Huaca de la Luna está representada por la tumba 5 como ofrenda al templo (Uceda 1997), mientras que en la zona urbana se manifiesta como ofrendas para la inhumación de individuos, como son los casos del cráneo adicional en la tumba 1 del conjunto arquitectónico 7, la reapertura de la tumba del conjunto 26 (Chapdelaine 1999), la ausencia del cráneo del individuo de la tumba 2 del conjunto 8 y el cráneo adicional en la tumba 3 del mismo conjunto, aunque estas dos últimas tumbas pertenecen a la fase Moche III.

Como comentario final, podemos agregar que las prácticas funerarias Moche son variadas e implican a todos los integrantes de la sociedad como respuesta a la preocupación respecto a la muerte. Las diferencias están en la forma de presentación que obedece a la estructura de las clases sociales. Los sucesos o elementos comunes presentes en las ceremonias y ritos fúnebres sin distinción, indican el derecho adquirido como miembros de una sociedad cuya concepción ideológica tiende a inmortalizar el alma, a través del paso exitoso del mundo de los vivos al mundo de los muertos, tanto para los personajes de Huaca de La Luna como para los residentes de la zona urbana Moche.

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1998“Análisis de la secuencia arquitectónica y nuevas perspectivas de investigación en la Huaca de la Luna”. En: Investigaciones en la Huaca de la Luna 1996, Santiago Uceda, Elías Mujica y Ricardo Morales, editores, págs. 139-158. Trujillo, Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de La Libertad – Trujillo.

UCEDA, Santiago, Elías MUJICA y Ricardo MORALES (editores)

1997  Investigaciones en la Huaca de la Luna 1995. Trujillo, Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Trujillo.

UCEDA CASTILLO, Santiago, Ricardo MORALES GAMARRA, José CANZIANI AMICO y María MONTOYA VERA

1994 “Investigaciones sobre la arquitectura y relieves policromos en la Huaca de la Luna, valle de Moche”. En: Moche: propuestas y perspectivas. Actas del Primer Coloquio sobre la Cultura Moche (Trujillo, 12 al 16 de abril de 1993), Santiago Uceda y Elías Mujica, editores. Travaux de l’Institute Français d’Etudes Andines 79: 251-303. Lima, Universidad de La Libertad – Trujillo, Instituto Francés de Estudios Andinos y Asociación Peruana para el Fomento de las Ciencias Sociales.

UHLE, Max

  1915  “Las ruinas de Moche”. Boletín de la Sociedad Geográfica de Lima 30 (3-4): 57-71. Lima.

188  R. Tello, J. Armas y C. Chapdelaine

La arquitectura residencial y la subsistencia de los habitantes del sitio de Moche

RESUMEN:

En los años 70, los autores condujeron investigaciones en el sitio de Moche, como miembros del Proyecto Chan Chan – Valle de Moche. Parte de estas investigaciones incluyeron la excavación de una casa excepcionalmente bien preservada, la cual fue descubierta dentro de una amplia zona con arquitectura doméstica en la planicie que se extiende entre la Huaca del Sol y la Huaca de la Luna. Esta casa se caracterizaba por tener muros de más de 2 m de altura, varios nichos, compartimientos, camas hechas con adobe y áreas de almacenamiento. También se excavó un raro pavimento de círculos elaborados con adobes triangulares, el cual se localizaba al sur de la arquitectura residencial.

La otra área excavada estuvo en la parte superior de la sección noreste de la Huaca del Sol. Esta excavación consistió en un corte estratigráfico que dejó a la vista un basural de la ocupación Moche. Los datos que se recuperaron indican que el sistema Moche de aprovisionamiento y procesamiento de recursos de flora y fauna fue eficiente y estuvo bien organizado.

Moche: hacia el final del milenio. Actas del Segundo Coloquio sobre la Cultura Moche

(Trujillo, 1 al 7 de agosto de 1999), Santiago Uceda y Elías Mujica, editores, T. I, págs. 119-150.

Lima, Universidad Nacional de Trujillo y Pontificia Universidad Católica del Perú, 2003.

 

ARQUITECTURA RESIDENCIAL Y SUBSISTENCIA DE LOS HABITANTES DEL SITIO DE MOCHE: EVIDENCIA RECUPERADA POR EL PROYECTO CHAN CHAN – VALLE DE MOCHE
Shelia Pozorski
Thomas Pozorski

INTRODUCCIÓN

Este artículo describe las excavaciones realizadas por los autores en el sitio de Moche (valle de Moche) durante la década del 70, cuando participamos en calidad de estudiantes en el Proyecto Chan Chan – Valle de Moche, así como cuando nos desempeñamos como codirectores del Programa Riego Antiguo.

Como se están ejecutando nuevos trabajos en este sitio (Uceda et al. 1994, 1997) y acerca de la cultura Moche en general (Hocquenghem 1987; Castillo 1989; Alva 1992, 1994; Alva y Donnan 1993; Campana 1994; Uceda y Mujica 1994; Bawden 1996), es importante que estos datos, que fueron obtenidos anteriormente, sean accesibles a los estudiosos involucrados con la cultura Moche.

Aquí describiremos los resultados de tres excavaciones distintas: 1) Las excavaciones estratigráficas realizadas en la Huaca del Sol en 1973, para obtener datos sobre la subsistencia Moche, como parte de una evaluación diacrónica de los sistemas de subsistencia en el valle de Moche; 2) El trabajo de campo realizado en 1972 en el área de arquitectura residencial localizada cerca al borde sur de la llanura que se extiende entre la Huaca del Sol y la Huaca de la Luna; y 3) Las excavaciones realizadas en 1979 para explorar unas estructuras similares a canales, ubicadas al sur de la Huaca del Sol, las cuales dejaron expuesto un raro pavimento formado por círculos de adobes o rosetas (Fig. 4.1).

SUBSISTENCIA MOCHE

El estudio de la subsistencia Moche formó parte de una investigación más amplia orientada a documentar cambios en la subsistencia y la dieta prehistórica en el valle de Moche (Pozorski 1976, 1979a, 1979b). Se excavaron basurales ricos en restos de flora y fauna en sitios grandes y pequeños, dentro de un esfuerzo orientado a obtener muestras de la mayoría de las principales culturas y periodos temporales de este valle. La muestra del periodo Intermedio Temprano proviene del sitio de Moche, específicamente de una zona con acumulación de basura ubicada en un área baja del lado oeste de la cima de la Huaca del Sol. Aunque pareciera inusual hallar basura en esta ubicación, el depósito fue profundo y claramente in situ. Se expusieron unos 280 cm de basura, el componente estratigráfico quedó claramente visible, y la cerámica recuperada documenta una secuencia que va desde Moche hasta Chimú Temprano (Pozorski 1976: 25, 48-50). Los sistemas de subsistencia y dieta documentada en Moche son tanto similares como diferentes al ser comparados con periodos más tempranos y más tardíos.

.

Fig. 4.1. Mapa del sitio de Moche, que presenta las ubicaciones de la excavación estratigráfica, las zonas este y oeste de arquitectura residencial y los círculos de adobes.

 

Recursos de Fauna

Los datos de fauna procedentes del sitio Moche indican que los mamíferos terrestres fueron la principal fuente de proteínas de la dieta (Cuadro 4.1). Esto representa la culminación de una tendencia que fue evidente, por primera vez, durante el periodo Inicial y el Horizonte Temprano en Caballo Muerto, donde los animales terrestres –venados y camélidos– devinieron más importantes aunque todavía aportaban menos proteínas que los recursos marinos (Pozorski 1976: 227-228; 1979a: 174, Tabla 1; 1983: 28-37). En el periodo Intermedio Temprano, más del 90% del volumen de la proteína animal provino de especies domesticadas de camélidos. El estiércol de camélido también fue muy abundante en la basura excavada (Pozorski 1976: 114115). Estas especies pueden ser fehacientemente identificadas como llama (Lama glama) en los tiempos Moche, debido a que estos animales han sido representados frecuentemente en el arte realista de la cerámica moldeada y pintada. A menudo muestran cabestros y se les representa cargando sacos (Bawden 1996: 66, 131; Benson 1972: 91-92; Donnan 1976: 31, 94, 99; 1978: 40, 113, 115, 129; Horkheimer 1973: lámina que mira hacia la pág. 80; Shimada y Shimada 1985: 16).

La casi total dependencia de los habitantes de las huacas de Moche a la carne de llama, sumado a la abundancia de estiércol en la basura, sugiere que hubo una gran cantidad de estos animales en la vecindad del sitio. Sin embargo, los principales rebaños de los cuales procedieron los animales consumidos en Moche, pudieron haber sido mantenidos en áreas localizadas más al interior y a mayor altitud, ahí donde la tierra no podía ser cultivada y ofrecía con mayor facilidad abundante pastura. Es probable que estos rebaños fueran controlados por el Estado moche.

En las excavaciones de la Huaca del Sol se recuperó una gran cantidad de huesos de llama, lo cual ha permitido evaluar varios factores culturales relacionados a la economía y al procesamiento de la carne de llama. Esta evaluación se basa en los datos acerca de: la edad del animal, la frecuencia de huesos quemados, la frecuencia de los tipos de hueso, y las marcas producidas por el hombre en los huesos (Pozorski 1976: 113-118; 1979b).

Se hizo una evaluación parcial de la estructura de la edad de la población de llamas en base al criterio de la fusión (se detuvo el crecimiento) o no fusión (hubo crecimiento) de las epífisis de los huesos apropiados para el estudio. En base a la secuencia de la fusión epifisial se ha desarrollado una serie de etapas concernientes a la edad (Wing 1972). Cuando los datos de los huesos procedentes del sitio de Moche se evaluaron de acuerdo a las etapas progresivas de fusión, se determinó que los animales consumidos aquí generalmente fueron adultos muy jóvenes. Estos datos relativos a la edad indican que los animales consumidos proceden de rebaños criados principalmente para producir carne. Este escenario refleja el hecho que, después que los animales fueron seleccionados como ganado de casta, hubo una mayor eficiencia en la matanza de animales de carne, tan pronto éstos alcanzaron el tamaño de un adulto. En esta edad los animales ya no ganan un peso sustancial, pero consumen un forraje valioso (Pozorski 1976: 115-116; 1979b: 150).

. Número Número Peso Volumen % de la
Especies de niveles mínimo de en de dieta de
. en que se individuos gramos comida carne
. encuentra . . en cm3 .
Moluscos . . . . .
Scutalus sp. (caracol terrestre) 12 59 40.0 118.0 +
Choromytilus chorus (choro) 8 1 7.5 + +
Semimytilus algosus (choro) 10 7 10.0 6.5 +
Brachidontes purpuratus (choro) 8 47 15.0 23.5 +
Pinctada mazatlanica (ostra de perla) 1 1 +
Argopecten purpuratum (concha de abanico) 2 1 2.5
Protothaca thaca (almeja) 5 1 5.0 10.0 +
Eurhomalea rufa (almeja) 3 1 5.0 + +
Mesodesma donacium (macha) 11 15 37.5 45.0 +
Donax peruvianus (almeja) 14 4514 3460.0 2257.0 2.7
Semele corrugata (almeja) 2 1 2.5 30.0 +
Fissurella sp. (barquillo, lapa) 12 11 27.5 110.0 +
Tegula atra (caracol) 9 15 25.0 15.0 +
Turbo Níger (caracol) 12 40 55.0 40.0 +
Crepidula dilatata (pique) 1 1 + + +
Polinices cf. Cora (caracol) 3 4 + 2.0 +
Sinum cymba (caracol) 1 1 + + +
Thais chocolata (caracol) 12 46 52.5 32.0 +
Thais delessertiana (caracol) 8 22 32.5 33.0 +
Cantharus cf. Inca (caracol) 6 13 7.5 + +
Nassarius gayi (caracol) 6 8 2.5
Olivella columellaris (caracol) 1 2 +
Prunum curtum (caracol) 1 1 +
Mitra orientalis (caracol) 1 1 + + +
Concholepas concholepas (chanque) 1 1 5.0 + +
Chiton (2 especies) (barquillo) 10 3 30.0 30.0 +
Crustáceos . . . . .
Platyanthus orbignii (congrejo) 13 9 35.0 170.0 +
Balanus tintinnabulum (barquillo) 4 2 +
Peces . . . . .
Mustelus sp. (tollo) 2 1 + 88.0 +
Rhinobatos planiceps (guitarra) 1 1 + 12.5 +
Paralonchurus peruanus (roncador) 8 2 + 372.0 +
Sciaena deliciosa (lorna) 9 3 + 577.5 +
Mugil cephalus (lisa) 3 1 + 277.5 +
Pescados no identificado 8 + + +
Aves . . . . .
Pelicanus sp. (pelícano) 1 1 + 64.0 +
Aves no identificado 10 35.0 490.0 +
Mamíferos . . . . .
Roedores 8 12 +
Cavia porcellus (cuy) 8 11 10.0 483.0 +
Canis familiaris (perro) 6 1 + 136.0 +
Otaria byronia (lobo del mar) 4 1 27.5 2898.0 3.5
LLama glama (llama) 13 5 1647.5 56644.0 68.1
Mamífero no identificado 13 430.0 18275.0 22.0
Valores menos que 1% . . . . 3.7
Total . . . 83189.5 100.0

Cuadro 4.1. Restos de la fauna de la Huaca del Sol.

La evidencia más directa de los métodos de procesamiento de animales procede de las marcas de corte y golpes realizados en los huesos recuperados durante la excavación. Estos datos, junto con las frecuencias de tipos de hueso, pueden ser usados para reconstruir los procedimientos estandarizados que tuvieron lugar desde el momento en que la llama fue sacrificada hasta su utilización. Después que se retiró el cuero el animal fue desarticulado, usualmente cortando las articulaciones. Probablemente, gran parte de las pequeñas unidades fueron cocinadas junto con los huesos; sin embargo, la carne fue cortada de las unidades esqueletales más grandes, para reducirla a porciones manejables. Por último, los huesos grandes fueron quebrados para extraer la médula. Al evaluar la frecuencia de huesos quemados según tipos específicos de hueso y la sección del cuerpo del cual provenían, se determinó que la mayoría de huesos no estuvieron quemados. Esto puede estar relacionado con el cocimiento realizado en contenedores. Las mayores frecuencias de quemado se encuentran en las costillas y las vértebras, lo cual sugiere que estas partes del cuerpo pueden haber sido asadas. Otros huesos, especialmente los metapodios, que son anchos y densos, fueron transformados en instrumentos (Pozorski 1976: 117-118, 1979b: 156-168).

El segundo mamífero domesticado que fue consumido por los pobladores de las huacas de Moche es el cuy (Cavia porcellus) (Cuadro 4.1; Pozorski 1976: 118-119; 1979a: 175). Probablemente estos animales fueron criados en el interior y alrededor de las casas, donde se les puede mantener con sobras. Aún cuando no son un elemento dietético importante, su frecuencia indica que los cuyes fueron una alternativa popular frente a la carne de llama. Los pequeños amontonamientos de huesos de perro identificados en los materiales Moche, indican otra fuente menor de proteína animal. Aún cuando no constituyeron una fuente de alimento, los roedores fueron inusualmente abundantes y tuvieron un impacto en la subsistencia Moche. Las partes internas de las semillas de muchas plantas cultivadas, en especial la calabaza, fueron consumidas por roedores (Cuadro 4.1; Pozorski 1976: 118-119).

En la basura se recuperaron cantidades importantes de caparazones de Scutalus (caracol terrestre). Probablemente éstos fueron recolectados de las rocas y arbustos existentes en las áreas de vegetación dispersa, para ser utilizados como alimento.

Los restos de lobo marino, pelícano (Pelecanus sp.), peces y moluscos marinos, reflejan el contínuo contacto con la zona costera (Cuadro 4.1). Sin embargo, a diferencia de la situación de los sitios más tempranos, estos animales constituyeron una fuente alimenticia de mínima importancia, y proporcionaron menos del 5% del total de la proteína animal. Las especies de moluscos explotadas en el periodo Intermedio Temprano ya no fueron los tipos que proporcionaban una cantidad de carne significativa. La mayor parte de proteína provino de sólo una especie, la pequeña Donax peruvianus, una concha de la zona de orilla. Las otras especies que se encuentran en menor cantidad son, predominantemente, de los tipos de playa rocosa, lo cual, al parecer, indica que los moluscos consumidos en Moche fueron recolectados de la margen sur del río, en dirección a la punta rocosa de Salaverry, donde estas especies son comunes (Pozorski 1976: 119-120; 1979a: Tabla 1).

Recursos de flora

En el interín existente entre el periodo Inicial y la ocupación de las Huacas de Moche, siglos más tarde, hubo un pequeño cambio en el inventario total de las especies de plantas cultivadas que se utilizaron en el valle de Moche (Cuadro 4.2). En vez de ello, los cambios ocurrieron en las frecuencias de las especies, en particular de las plantas alimenticias, lo cual indica diferencias en el énfasis dietético (Pozorski 1976: 120-121).

Especies Número de Número de Peso en Volumen de % de la
. niveles en semillas gramos comida en dieta
. que se encuentra . . cm3 vegetal
Plantas cultivadas . . . . .
Zea mays (maíz) 13 87 tusas 195.0 3756.5 33.6
Arachis hypogaea (maní) 5 4 15.0 22.0 +
Phaseolus vulgaris (frijol) 11 176 cáscaras 35.0 152.0 1.4
Gossypium arbadense (algodón) 10 45 42.5
Capsicum sp. (ají) 9 27 pedúnculos + 540.0 4.8
Cucurbita sp. (calabaza) 12 894 pedúnculos 25.0 4000.0 35.8
Lagenaria siceraria (mate) 14 895.0
Persea americana (palta) 5 4 15.0 500.0 4.5
Inga feuillei (pacae) 4 2.5 + +
Bunchosia armeniaca (cansaboca) 2 2 + 20.0 +
Psidium guajava (guayaba) 4 4 5.0 132.0 1.2
Lucuma obovata (lúcuma) 6 17 5.0 2062.5 18.4
Plantas silvestres . . . . .
Alga no identificada 5 +
Cenchrus echinatus 4 15 +
Panicum sp. (grama) 1 +
Gynerium sagittatum (caña brava) 14 895.0
Scirpus tatora (totora) 5 2.5
Prosopis chilensis (algarroba) 10 103 +
Especies mezclados con fibras 14 1182.5
Plantas no identificadas 11 2.5
Valores menos que 1% . . . . 0.3
Total . . . 11185.0 100.0%

Cuadro 4.2. Restos de los materiales orgánicos recuperados de la Huaca del Sol.

Todas las especies cultivadas que se identificaron en los sitios más tempranos estuvieron presentes en Moche, incluyendo algodón, mate, calabaza, maní, frejol común y ají. Los árboles cultivados incluyen lúcuma, palta, pacae, cansaboca y guayaba. El maíz es la única especie que ha cambiado más entre la época de la cerámica temprana y la parte Moche del periodo Intermedio Temprano. La única muestra más antigua, procedente del sitio de Gramalote, consistió en dos mazorcas; mientras que la excavación en la Huaca del Sol proporcionó casi 200 mazorcas y fragmentos. El maíz sólo fue precedido por la calabaza, que fue la planta alimenticia más abundante en volumen. El fragmento de un metate procedente del basural sólo refleja esta importancia creciente del maíz (Pozorski 1976: 121).

. Largo en mm. Ancho en mm. .
Sitio arqueológico Muestra Tamaño Media Rango Muestra Media Tamaño Rango
. . promedio . . . . mediano .
Padre Abán 9 11.2 11 10-13 9 6.2 6 5-7
Alto Salaverry 122 11.0 11 8-14 136 6.6 7 5-8
Gramalote 98 12.5 12 9-17 101 7.7 7 5-12
Moche 65 16.3 16 11-18 78 9.3 9 7-12
Galindo 177 13.4 14 11-18 173 7.7 8 6-9
Chimú Temprano 45 17.2 17 14-21 59 9.1 9 7-12
Chan Chan SIAR 19 15.6 15 12-19 21 8.1 8 7-11
Chan Chan Rivero 1 17.0 17 17 1 10.0 10 10
Caracoles 133 15.5 15 12-24 141 8.6 8 7-13
Choroval 547 14.6 15 9-21 609 8.3 8 5-13

Cuadro 4. 3. Tamaño de las semillas de Curcurbita sp.

. Largo en mm. Ancho en mm. .
Sitio arqueológico Muestra Tamaño Media Rango Muestra Tamaño Media Rango
. . promedio . . . promedio . .
Padre Abán 4 6.5 6 6-7
Alto Salaverry 47 15.6 15 12-18 75 7.1 7 5-9
Gramalote 9 16.1 16 15-18 10 7.4 7 7-8
Moche 107 16.4 16 14-20 115 8.0 8 6-12
Galindo 4 14.5 14 14-15 6 7.3 7 6-8
Chimú Temprano 50 16.1 16 13-21 31 8.3 8 7-11
Chan Chan SIAR 4 15.0 15 12-17 5 8.8 10 6-11
Caracoles 105 16.6 17 11-20 108 8.8 9 6-12
Choroval 253 17.5 18 10-21 256 9.8 10 6-14

Cuadro 4. 4. Tamaño de las semillas de Lagenaria sp.

. . Largo en mm. . Ancho en mm. .
Sitio arqueológico Muestra Tamaño Media Rango Muestra Tamaño Media Rango
. . promedio . . . promedio . .
Gramalote 1 55.0 55 55 1 15.0 15 15
Moche 35 54.1 52 30-116 35 15.0 14 9-24
. 1 * 29.0 29 29 1 * 8.0 8 8
Galindo 6 * 27.2 25 24-32 6 * 9.3 9 5-16
Chimú Temprano 12 38.0 35 22-50 12 10.8 10 6-15
Chan Chan SIAR 18 42.3 36 27-72 18 12.4 14 7-18
Caracoles 42 47.6 43 27-89 42 11.6 11 5-18
. 2 * 29.5 29 29-30 2 * 7.0 5 5-9
Choroval 216 53.7 53 17-104 216 13.1 13 4-20
. 16 * 33.6 31 21-57 16 * 8.4 8 5-12

* muestras quemadas

Cuadro 4.5. Tamaño de las tusas enteras de Zea mays.

Las demás plantas cultivadas, que fueron importantes en las épocas más tempranas, mantuvieron su importancia durante el periodo Intermedio Temprano. La evaluación de la reconstrucción del aporte combinado y la frecuencia persistente de las especies de flora, revela que las plantas cultivadas como el algodón, el mate, la calabaza, el maní, el frejol y, en menor medida, el ají, fueron las especies dominantes. Dentro de las frutas, la lúcuma fue la más significativa en la dieta Moche (Pozorski 1976: 121).

Cuando se compararon las mediciones realizadas en el material florístico Moche con los datos de sitios más tempranos, se documentó un importante incremento de tamaño en algunas especies. El más dramático es el incremento de casi el 25% en el tamaño de la semilla de calabaza; pero el tamaño de la semilla del mate también muestra un ligero incremento (Cuadros 4.3 y 4.4). Todas las corontas de maíz procedentes de la basura Moche son bastante largas, y el número de hileras de los granos es también mayor y variado; por lo general es aún mayor que los ejemplares que proceden de los sitios del subsiguiente periodo Intermedio Tardío (Cuadros 4.5, 4.6 y 4.7).

Las plantas silvestres no parecen haber tenido gran importancia dentro de la dieta Moche, pero fueron usadas comúnmente como materiales constructivos. Entre éstas se incluye la caña, proveniente del área cercana al río Moche, y los tallos de la totora (Pozorski 1976: 122).

Observaciones

En base a los datos de subsistencia procedentes de la Huaca del Sol, es posible discutir tentativamente las tendencias existentes en la época Moche. Las fuentes de recursos eficientes utilizadas en los periodos anteriores, devinieron en sistemas de producción de alimentos eficientemente organizados. Con este incremento en la organización, la producción de alimento fue mayor y definitivamente más confiable.

El examen de las fuentes de proteína animal documentada en Moche revela un énfasis en la domesticación de la llama, a tal punto que las otras fuentes de carne fueron de menor importancia. Esto sugiere que este recurso estuvo siendo controlado y mantenido por el Estado moche para el abastecimiento de carne y, posiblemente, de fuerza de trabajo y lana. La estructura de la edad de los animales de carne y los patrones de las marcas de carnicería sugieren procedimientos estandarizados en este procesamiento, lo cual es otra posible característica de este control (Pozorski 1979b: 156-168). Este sistema de producción de carne tan organizado tierra adentro, produjo un grado de control y una fiabilidad en cuanto al abastecimiento de carne, lo cual no era posible para los grupos más tempranos localizados al interior, los cuales tuvieron que valerse de diversas fuentes de proteína.

Diámetro en mm. . .
Sitio arqueológico Muestra Tamaño promedio Media Rango
Gramalote 1 13.0 13 13
Moche 133 10.8 10 5-19
. 26 * 7.1 7 4-11
Galindo 2 7.5 7 7-8
. 336 * 7.2 7 3-12
Early Chimu 71 10.9 9 5-15
. 1 * 9.0 9 9
Chan Chan SIAR 85 8.6 8 4-15
. 102 * 6.7 7 4-10
Chan Chan Rivero 54 7.6 7 4-13
. 30 * 7.0 7 4-10
Caracoles 106 9.8 10 5-16
. 42 * 7.5 7 5-11
Choroval 362 11.4 11 4-20
. 378 * 7.9 8 4-13

* muestras quemadas

Cuadro 4.6. Tamaño de las tusas fragmentadas de Zea mays.

Porcentaje de Cada Número de las Hileras . . .
Sitio arqueológico Muestra 4 6 8 10 12 14 16
Gramalote 2 0 0 0 100.0 0 0 0
Moche 189 0 0 20.6 39.7 27.0 12.2 0.5
Galindo 344 0 1.7 49.1 43.0 4.4 1.7 0
Chimú Temprano 81 0 0 11.1 62.9 19.8 6.2 0
Chan Chan SIAR 204 1.0 2.0 48.0 47.0 1.5 0.5 0
Chan Chan Rivero 84 0 0 44.0 46.4 8.3 1.2 0
Caracoles 195 0.5 0.5 45.1 51.3 2.6 0 0
Choroval 969 0.4 0.6 38.1 56.3 4.4 0.1 0

Cuadro 4.7. Número de las hileras de las tusas de Zea mays.

 

Las cantidades en extremo pequeñas de los otros alimentos animales que fueron consumidos, probablemente son el resultado de la recolecta esporádica por parte de individuos o de pequeños grupos, y del riesgo en la atención de los animales. Quizás el creciente énfasis en la llama se correlaciona, en alguna medida, con el decremento de las poblaciones de moluscos, hecho documentado para el periodo Intermedio Temprano. Sin embargo, el consumo de cantidades importantes de carne de camélido durante el periodo Inicial y el Horizonte Temprano, cuando aún existían los grandes moluscos en la bahía de Huanchaco, sugeriría que la declinación de la población de moluscos no fue el único factor involucrado. Con mayor probabilidad, la carne proveniente del interior fue adoptada rápidamente dentro del inventario de alimentos animales desde épocas muy tempranas y devino popular, aún con mayor rapidez, antes que los recursos marinos tradicionales fueran menos disponibles (Pozorski 1976: 123-124; 1979a: 175).

Hay varios rasgos en los datos de las especies de flora procedentes de la Huaca del Sol, que evidencian los esfuerzos por incrementar la producción agrícola. Los canales que corresponden a los tiempos Moche y que se extienden fuera de los límites de los cultivos modernos, indican que se incorporaron a la irrigación áreas nuevas y más extensas. Estas representan una inversión considerable, en particular de trabajo, y es probable que también fueran controladas al final por el Estado moche. El algodón, el mate, la calabaza, el maíz, el maní y los frejoles comunes surgieron como las principales plantas de cultivo, debido a que pudieron ser producidas en gran cantidad en los extensos campos irrigados. Las frutas fueron relativamente menos favorecidas en términos de la producción masiva y el almacenamiento, y tuvieron menos énfasis en los tiempos Moche con respecto a los periodos más tempranos. Todos los cultígenos dominantes, excepto la calabaza, pudieron ser reducidos con éxito a formas apropiadas para su almacenaje, facilitando así la acumulación del excedente de productos agrícolas. Finalmente, el incremento en el tamaño de las semillas de los cultígenos puede indicar una selección diferencial y/o un abastecimiento de agua más importante para los campos de cultivo. La selección artificial pudo haber servido para incrementar el tamaño y la productividad, y presumiblemente para seleccionar y concentrar nuevas cualidades positivas. La expresión final de todos estos factores combinados fue un sistema agrícola en extremo eficiente en cada etapa, empezando con la apertura de nuevas tierras para la irrigación, y probablemente sujeto al control estatal (Pozorski 1976: 124-125).

Las actividades de subsistencia en el periodo Intermedio Temprano estuvieron dominadas por los esfuerzos orientados al incremento sistemático de la producción. Cuando el sitio de Moche emergió como el centro de un estado poderoso, entonces se desarrolló un sistema de subsistencia compatible que liberó a la comunidad del interior de la dependencia de la costa. Un control similar de la producción agrícola aseguró para el Estado la atención de las necesidades dietéticas restantes. Además, al contrario del nivel de organización que implicó el control del Estado moche sobre los principales sistemas de producción, los datos de subsistencia provenientes de la Huaca del Sol también documentan un persistente factor humano. Los individuos o pequeños grupos estuvieron consumiendo todavía especies menores. Probablemente ellos cuidaron sus propios pacaes o guayabas en huertos asociados a las viviendas y viajaron a la zona costeña cercana para pescar y recolectar moluscos y algas (Pozorski 1976: 125-126).

ARQUITECTURA RESIDENCIAL

Fig. 4.2. Mapa de la zona oeste de arquitectura residencial, con la localización de las Áreas 1-3.

El Proyecto Chan Chan – Valle de Moche dedicó la temporada de campo del verano de 1972 a estudiar el sitio de Moche. Theresa Topic se ocupó de la investigación acerca del sitio y de la cultura del mismo nombre para su tesis (Topic 1977 y 1982). Se realizaron excavaciones estratigráficas a gran escala cerca a la Huaca del Sol para establecer una secuencia cronológica del sitio; se descubrió y excavó el cementerio Chimú Temprano localizado entre las huacas, y se excavó un área de arquitectura residencial, que es parte de lo que hoy se conoce como un gran complejo urbano (Chapdelaine et al. 1997), como un esfuerzo orientado a determinar si el sitio de Moche fue una ciudad o un centro ceremonial (Figs. 4.1, 4.2). Shelia Pozorski, junto con Dennis Heskel, estudiante graduado de Harvard, supervisó gran parte de la excavación realizada dentro de esta arquitectura residencial, y fue responsable de la excavación y registro de tres de las áreas de arquitectura más compleja (Fig. 4.2) (Pozorski 1980). El Área 1 corresponde a un grupo de habitaciones especialmente bien conservadas, y que parece formar una sola unidad que muestra una cohesión interna; el Área 2 está formada por una fila de nichos y una plataforma cercana, así como por un recinto dividido en cuatro partes, el cual se localiza exactamente al exterior y al norte del Área 1, aunque probablemente no correspondía a ésta; y el Área 3 es un conjunto de cuatro recintos contiguos que forman el borde sur de un complejo mucho más amplio que se extendía más hacia el norte, el mismo que no fue excavado por completo. La preservación del interior del área examinada fue mucho mejor hacia el lado sur, debido a que las estructuras estuvieron cubiertas por una gruesa capa de arena eólica; y estas estructuras, que estuvieron mejor conservadas, fueron objeto de excavaciones más completas.

Toda la arquitectura aquí descrita fue construida con adobes rectangulares moldeados, hechos con sedimento arenoso marrón, los cuales tienen como medidas promedio 28 + 3 por 20 + 3 por 16 + 3 cm. Estos adobes fueron tendidos usando mortero húmedo de 2-3 cm de espesor en las juntas verticales y horizontales. La composición del mortero empleado en esta construcción es la misma que la de los adobes. La mayor parte del revoque que se ha empleado tiene un color y composición similares a los adobes y al mortero. Todas las superficies, incluyendo las exteriores de los muros, están cubiertas por una capa de enlucido de 1-3 cm de espesor.

Área 1

Es un área residencial compleja, que estuvo dividida en un recinto central, tres recintos pequeños, y un área ocupada por una plataforma elevada con nichos (Fig. 4.3). El complejo tiene forma rectangular, y las dimensiones internas son: 8,06 m de norte a sur por 8,95 m de este a oeste. En esta área

Fig. 4.4. Recinto con cuatro compartimientos visto desde el sur, donde se observan los compartimientos internos y el friso de adobes.

la preservación es excelente, y el muro este del complejo conservaba una altura de 2,33 m, la cual probablemente se aproxima a su dimensión original. No es muy claro si toda la estructura estuvo cubierta por un techo. Cerca a la cabecera del muro este y a 196 cm de altura a partir del piso del recinto central hubo una saliente que podría haber funcionado como soporte de la cubierta, junto con la parte superior de los nichos de la pared sur. Existe una importante evidencia de la infestación de termitas en las cabeceras de los muros y en la parte superior de los nichos, la cual procedería del material orgánico usado como cubierta, como es el caso de la madera y la caña. Sin embargo, no hubo evidencias de enlucidos con improntas de caña en el recinto central, aunque este tipo de hallazgos sucede por lo común en otras áreas que tienen cubiertas.

La entrada hacia la parte que fue excavada en el Área 1 fue a través de la esquina noroeste, donde se desciende 43 cm al interior del recinto central, a partir de una plataforma de entrada y pasando un vano de 108 cm de ancho. Sin embargo, esta entrada no parece ser el verdadero acceso exterior –el cual probablemente se localiza debajo de una gran duna de arena–, sino más bien un acceso interno de un área de ingreso formada por la plataforma de entrada. Esta interpretación es sugerida por el hecho que el muro que forma el lado norte de esta entrada tenía 181 cm de altura, sobre la plataforma de entrada; pero el muro que forma el lado sur de la entrada tenía sólo 96 cm de altura, a partir del piso de la mencionada plataforma, lo cual permitió visualizar fácilmente el espacio comprendido entre esta plataforma y el recinto central.

Cuando uno se desplaza en círculo alrededor de la parte interna del Área 1, puede hallar numerosos recintos y rasgos: un pequeño recinto dividido en cuatro compartimientos, una plataforma elevada con nichos, un muro con nichos, un área de molienda, posibles plataformas para dormir, un depósito, y adicionalmente una posible plataforma para dormir o dormitorio. Cada una será descrita en adelante siguiendo el orden de las agujas del reloj.

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EL RECINTO PEQUEÑO CON CUATRO COMPARTIMIENTOS

Fig. 4.5. Planos y perfiles de los dos recintos con cuatro compartimientos ubicados en la zona arquitectónica oeste.

A lo largo del muro oeste del Área 1 hay un pequeño recinto de forma rectangular, que está dividido internamente en cuatro compartimientos (Figs. 4.3 a 4.5). Las dimensiones internas promedian 1,59 m de norte a sur por 1,88 m de este a oeste, y el piso está aproximadamente a 26 cm por debajo del piso del recinto principal. Cada uno de estos pequeños compartimientos fue delimitado, al menos en tres de los lados, por la estructura central en forma de cruz y por los salientes que se alinean en tres de los lados del recinto. Los compartimientos tienen diferentes dimensiones: el más pequeño, ubicado al suroeste, mide 63 cm de norte a sur por 83 cm de este a oeste, y el más grande, localizado al noreste, mide 77 cm de norte a sur por 96 cm de este a oeste. La estructura en forma de cruz y las salientes tienen una altura que oscila entre 25 a 33 cm sobre el piso del recinto, excepto la saliente oeste del compartimiento que se halla ubicado al noreste, la cual mide 41 cm de altura.

El recinto estuvo cubierto por un techo a un nivel aproximado de 57 cm sobre el piso. Esta interpretación se sustenta en los abundantes fragmentos de enlucido con marcas de caña que se hallan en el fondo de los compartimientos y exactamente sobre el piso. Esta cubierta se apoyaba en los muros sur y este del recinto y en dos columnas de adobe, una que se encuentra en la esquina noroeste y la otra junto al muro oeste (Fig. 4.5). El muro oeste presentaba dos depresiones cerca a la cabecera, donde los adobes fueron colocados dejando un amplio espacio entre sí, y estas depresiones pudieron haber servido para ubicar maderos que sirvieran de apoyo a la cubierta. El acceso al recinto se hizo a través de una abertura localizada en el techo, desde la cual se pudo alcanzar el contenido con facilidad.

La parte superior del muro norte estuvo decorada con un friso elaborado con adobes dispuestos siguiendo un diseño calado, el cual está formado por tres rombos separados por barras verticales (Figs. 4.4, 4.5). La parte del friso que no estuvo cubierta por el techo fue rellenada después, posiblemente al mismo tiempo que se rellenó y enlució una ventana localizada en el muro oeste.

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PLATAFORMA ELEVADA CON NICHOS

En la esquina suroeste del Área 1 hay una plataforma cuadrada con pares de nichos en los lados oeste y sur (Fig. 4.6). La plataforma mide 195 cm de norte a sur por 195 cm de este a oeste. Los dos pares de nichos fueron construidos antes que la plataforma. Ambos nichos del lado sur también forman parte del gran muro que tiene nueve nichos, el cual corresponde al lado sur del Área 1. De los cuatro nichos que están alrededor de la plataforma, el par del lado sur presentan dimensiones más próximas entre sí, pues tienen 38 cm de profundidad (de adelante hacia atrás) y 63 cm y 61 cm de ancho, respectivamente. Los dos nichos del lado oeste son más variables, pues el nicho sur tienen 38 cm de profundidad y 71 cm de ancho, y el nicho norte 26 cm de profundidad por 71 cm de ancho. Cuando se construyó la plataforma, ésta encajó en la esquina al sur del recinto con cuatro compartimientos, y elevó el piso del área cercana a los cuatro nichos hasta una altura de 56 cm por encima del piso del recinto central (ver Fig. 4.3). En consecuencia, se hizo el correspondiente ajuste en los nichos, elevando los pisos hasta una altura de 26 a 30 cm sobre la superficie de la plataforma. Los muros laterales de los nichos fueron ampliados hasta una altura máxima de 168 cm encima del piso del recinto central.

Fig. 4.6. Vista desde el noreste de la plataforma elevada con nichos, ubicada en la esquina suroeste del Área 1.

 

MURO CON NICHOS

La construcción del muro sur del Área 1 se basó en la creación de los nueve nichos, que ocupan el largo total de la pared (Figs. 4.3, 4.7). Esto es evidente a partir de la secuencia constructiva. Primero se construyó una banqueta de aproximadamente 52 cm de ancho y alrededor de 60 cm de altura sobre el piso del recinto central. En segundo lugar, sobre la banqueta se habilitaron las columnas que formaron las paredes de los nichos, llegando a una altura de 170 cm sobre el piso del recinto central. Finalmente, se completó el muro sur del Área 1, rellenando los espacios existentes entre las columnas y añadiendo dos capas de adobes puestos de canto para alcanzar la altura total del muro, que se conserva hasta 2,23 m sobre el piso del recinto central. Los siete nichos ubicados al exterior de la esquina suroeste de la plataforma presentan dimensiones bastante consistentes, con profundidades (de adelante hacia atrás) de 37-38 cm, anchos de 67-72 cm, y alturas de 59-62 cm sobre el piso del recinto central.

ÁREA DE MOLIENDA

A lo largo del muro sur y al interior del recinto central, existe un rasgo en el piso que está formado por dos piedras colocadas dentro del piso, las cuales fueron enlucidas y están rodeadas

Fig. 4.7. Vista desde el oeste del muro sur del Área 1, con los nueve nichos, el área de molienda y las plataformas para dormir (camas).

por un borde de 10 cm de altura, elaborado con fragmentos de adobe y luego enlucido, y colindan con el muro sur (Figs. 4.3, 4.7). La piedra más grande mide 22 cm de norte a sur por 40 cm de este a oeste, en tanto que la más pequeña, ubicada al sur de la anterior, sólo tiene 5 cm de diámetro. Este rasgo se adapta bien a la actividad de molienda. El borde pudo haber servido para contener el material molido en la piedra más grande, la cual presenta un desgaste alisado debido al uso.

PLATAFORMAS PARA DORMIR
Fig. 4.8. Vista desde la parte superior de la plataforma (cama) más baja.

Dos plataformas rectangulares bajas ocupan la esquina sureste del Área 1 (Figs. 4.3, 4.8, 4.9). La plataforma más alta mide 212 cm de norte a sur por 93 cm de este a oeste y 39 cm de altura, y está junto a los muros este y sur del recinto central. Existe un compartimiento pequeño, formado por dos muros adjuntos al borde norte de la banqueta más alta y al muro este del recinto central, el cual mide 37 cm de norte a sur por 59 cm de este a oeste y 56 cm de altura. Este fue mal elaborado y no presenta enlucido, lo cual sugiere que fue construido después que el resto del Área 1. La plataforma de menor altura, que mide 212 cm de norte a sur por 100 cm de este a oeste y 19 cm de altura, se ubica inmediatamente al oeste de la plataforma alta. Cerca al extremo norte de la plataforma baja existe una posible cabecera de adobe (Fig. 4.8). Esta se compone de 1 1/2 adobes arreglados de tal manera que la superficie se inclina gradualmente en dirección sur. El tamaño y la forma de las dos plataformas, así como la presencia de la posible cabecera, sugieren que ambas pudieron haber funcionado a modo de plataformas para dormir.

DEPÓSITO
Fig. 4.9. Vista desde el sur del lado este del Área 1, que presenta las plataformas (camas) y la entrada al recinto de almacenamiento ubicado en la esquina noreste.

El recinto rectangular que está en la esquina noroeste del Área 1 contiene varios rasgos que probablemente están relacionados con el almacenamiento (Figs. 4.3, 4.9 a 4.11). Las dimensiones internas son de aproximadamente 3,30 m de norte a sur por 3,03 m de este a oeste, y el piso está 10 cm más alto que el del recinto central. El acceso al depósito se realizó por medio de un vano con escalón, localizado en el muro sur. La abertura tiene 54 cm de ancho, y el umbral tiene 44 cm sobre el piso del recinto central.

Al interior del recinto de la esquina noreste hay tres rasgos que al parecer sirvieron para el almacenamiento, y todos están bien dispuestos para ser fácilmente accesibles desde el interior del recinto. Existe un conjunto de tres compartimientos a lo largo del muro este del recinto. Las dimensiones internas (norte-sur por este-oeste) son 76 cm x 48 cm para el compartimiento norte, 64 cm x 48 cm para el compartimiento central, y 59 cm x 61 cm para el compartimiento sur, y los muros laterales varían entre 92 a 98 cm de altura. La dimensión este-oeste es mayor en el caso del compartimiento sur, debido a que éste carece del muro frontal (oeste). Aunque parte del muro frontal (oeste) del compartimiento norte tiene la misma altura que los muros laterales, es más probable que las paredes frontales fueran más bajas porque los compartimientos tuvieron cubierta; asimismo, el acceso hubiera sido imposible si los muros norte, oeste y sur de cada compartimiento hubieran tenido la misma altura. El muro oeste del compartimiento central tiene 58 cm de altura, y la cabecera del muro está ligeramente desgastada, lo cual indica que este compartimiento fue usado activamente estando el muro a esa altura.

Fig. 4.10. Vista desde el oeste de la fila de tres arcones, localizados en el lado este de la esquina del recinto de almacenamiento. El patrón del enlucido del muro que está detrás de estos arcones indica que tuvieron cubiertas, y que hubo una segunda fila de tres arcones encima de los que están preservados.

Tanto el patrón de la pérdida del enlucido del muro como la presencia de abundantes fragmentos de enlucido con marcas de caña en los pisos de los compartimientos, indican que hubo una segunda fila de tres compartimientos sobre los ya existentes (Fig. 4.10). Los fragmentos de enlucido con marcas de caña aún están adheridos al muro este en la parte posterior de los compartimientos, donde estuvieron localizados el piso, los costados y probablemente la cubierta de estos compartimientos. Tomando como referencia el patrón de la pérdida del enlucido de los muros, parece ser que el piso de los compartimientos superiores –el cual habría formado, a la vez, la cubierta de los inferiores– tuvo 11-12 cm de espesor; asimismo, que los muros laterales de la fila superior de compartimientos alcanzaron una altura de alrededor de 157 cm sobre el piso del recinto ubicado en la esquina noreste, y que la cubierta de los compartimientos superiores tuvo 8 cm o más de espesor. Este diseño de dos filas de compartimientos expresa un uso muy eficiente del espacio de almacenamiento.

A lo largo del muro norte del recinto que está en la esquina noreste (Fig. 4.3), hay una banqueta de 41 cm de ancho y 63 cm de altura sobre el piso de este recinto. Existen dos pilastras que dividen la superficie de la banqueta en tres nichos, dos de los cuales alcanzan un ancho de 73 cm y uno (en el límite este) tiene 70 cm de ancho (Fig. 4.11). Las evidencias de enlucido con marcas de caña, existentes en el muro localizado encima de las pilastras, indican que estos elementos soportaron también una cubierta de alrededor de 8 cm de espesor en la parte superior de los nichos.

El recinto de la esquina noreste presenta en la esquina interna suroeste un cuarto pequeño de forma rectangular, que probablemente fue usado para almacenamiento (Fig. 4.11). El cuarto tiene como dimensiones internas 2,1 m de norte a sur por 1,33 m de este a oeste. Los muros oeste y sur están formados por los muros del recinto mencionado al inicio, pero los muros norte y este son considerablemente más delgados y cortos, midiendo 94 cm y 98 cm de altura, respectivamente, a partir del piso del cuarto, el cual es 6 cm más alto que el piso del recinto más grande. El acceso al cuarto pequeño se realizó a través de un pequeño vano con escalón, ubicado cerca al extremo norte del muro este. El vano mide 44 cm de ancho, y el umbral elevado está a 38 cm por encima del piso del cuarto de almacenamiento localizado en la esquina suroeste. Este pequeño cuarto tuvo una cubierta o techo que se apoyaba en los muros norte y este y en dos pilastras de adobe, una de las cuales tiene 92 cm de altura y se localiza en la esquina suroeste del cuarto y la otra, que es mucho más baja y está evidentemente destruida, se localiza junto al muro oeste.

Fig. 4.11. Vista desde el sur de los nichos y el pequeño cuarto esquinero ubicado en el sector noreste del recinto de almacenamiento.

La evidencia adicional de cubiertas corresponde a los fragmentos de enlucido con marcas de caña que han sido recuperados cerca del piso del recinto, así como a una línea de enlucido con marcas de caña que está adherida a los muros oeste y sur del cuarto, justamente encima de las pilastras. El grosor de esta línea indica que el techo o cubierta del cuarto tuvo entre 7 a 9 cm de espesor. También es probable que esta gruesa cubierta, colocada apenas a más de un metro sobre el piso del recinto circundante, fuera usada bien como un espacio de trabajo o como un espacio adicional de almacenamiento.

El recinto de la esquina noreste fue bien planeado y bien construido para cumplir una variedad de funciones relacionadas con el almacenamiento. Entre los rasgos que tienen que ver con el almacenamiento dentro de la estructura del Área 1 en su conjunto, este recinto es el más alejado en relación a la estructura de entrada, y su acceso es el más restringido. Los nichos a lo largo del muro sur del recinto central son más accesibles debido a que están abiertos hacia todo el recinto. Los nichos de la esquina suroeste son un tanto menos accesibles, debido a que para llegar hasta ellos se debe ascender sobre la plataforma y hacia un área relativamente cerrada. El pequeño recinto dividido en cuatro compartimientos, y que está asociado al muro oeste, estuvo cubierto y sólo fue accesible mediante una abertura existente en la cubierta. De este modo, su contenido no era fácilmente visible desde el interior del recinto central. El acceso hacia el recinto de la esquina noreste estuvo restringido inicialmente por una entrada escondida que fue creada alargando el muro sur con la hilada de compartimientos. Al interior del recinto de la esquina noreste, las estructuras de almacenamiento presentan una accesibilidad variable. Los dos niveles de compartimientos asociados al muro este, y especialmente los nichos abiertos que se integran a la estructura en forma de banqueta y se asocian al muro norte, parecen mostrar contextos de almacenamiento más abiertos y accesibles. El cuarto pequeño y oscuro de la esquina suroeste es mucho más encerrado y restringido. Con la cubierta en su lugar, la entrada a este pequeño cuarto esquinero se habría efectuado por medio de una abertura de sólo 60 cm de altura y 44 cm de ancho aproximadamente. No obstante, dentro del gran recinto de la esquina noreste en general, los diversos rasgos relacionados con el almacenamiento están dispuestos cuidadosamente, para maximizar el uso efectivo del espacio interno del recinto y para permitir el acceso a cada estructura desde la parte central del mismo.

DORMITORIO NORTE

Fig. 4.12. Vista desde el este de la gran plataforma para dormir (cama) ubicada en el dormitorio norte. Las grandes ventanas de los muros sur y oeste estuvieron selladas y fueron reemplazadas por aberturas más pequeñas.

El posible “dormitorio principal” de esta estructura es un cuarto rectangular asociado al muro norte (Figs. 4.3, 4.12), el cual mide aproximadamente 1,90 m de norte a sur por 3,28 m de este a oeste. El muro norte es, a la vez, el muro norte principal del Área 1, que es el más alto, con una altura de 1,86 m sobre el piso del dormitorio, el cual está a 48 cm más alto que el piso del recinto central. Los muros oeste, sur y norte tienen alturas semejantes, y miden 1,60 m, 1,68 m y 1,60 m, respectivamente, tomando como referencia el piso del dormitorio. Los muros sur y oeste de este cuarto presentan grandes vanos o ventanas, que fueron posteriormente sellados con adobes y luego enlucidos. El único vano del muro sur estuvo a 126 cm sobre el piso del cuarto y tiene 54 cm de ancho. Los dos vanos del muro oeste estuvieron a 127 cm sobre el piso del cuarto y tienen 48 cm de ancho. Ninguna de las ventanas selladas conservan su altura total. Aparentemente, las ventanas selladas de mayor dimensión fueron reemplazadas por vanos mucho más pequeños y más bajos, que fueron habilitados en los muros (Fig. 4.12). El vano del muro sur está a 89 cm sobre el piso del cuarto y mide sólo 18 cm de ancho y 13 cm de altura. Los dos pequeños vanos del muro oeste se ubican a aproximadamente 87 cm sobre el piso del cuarto, y también miden alrededor de 18 cm de ancho y 13 cm de altura. Los tres pequeños vanos fueron habilitados ampliando el espacio existente entre dos adobes.

 

El acceso al cuarto se realizó mediante un vano que está cerca a la parte central del muro sur. El vano es del tipo escalonado, sin un umbral preparado de manera especial, y la superficie inferior está muy desgastada por el tránsito. Hacia el exterior del vano hay una grada que ayuda a salvar la diferencia de 48 cm existente entre el piso del dormitorio y el del recinto central. En realidad esta es una abertura o un asidero para el pie en vez de una verdadera grada, y fue creada removiendo un adobe del paramento del muro para habilitar un hoyo a una altura de 24 a 70 cm por debajo del umbral. La superficie de este hoyo también estuvo muy desgastada por el uso.

Este cuarto se describe como un dormitorio, debido a la plataforma baja que ocupa todo el espacio del piso localizado al oeste del vano y dentro del cuarto. Esta plataforma mide 192 cm de norte a sur por 135 cm de este a oeste y tiene 30 cm de altura. Al igual que las plataformas ubicadas en la esquina sureste del recinto central, esta estructura se interpreta como una plataforma para dormir posiblemente por dos personas. Los muros que rodean la probable cama estuvieron decorados con un enlucido amarillo, cuyo color fue diferente al del enlucido y mortero de tono marrón claro utilizados en el Área 1. En los muros sur y oeste, este enlucido amarillo fue aplicado sobre el enlucido original de color marrón claro, hasta una altura de aproximadamente 47 cm sobre la plataforma. En el muro norte, el enlucido amarillo se extendió a mayor altura alcanzando un máximo de alrededor de un metro, y fue aplicado siguiendo un patrón escalonado. Un enlucido amarillo semejante fue registrado en el paramento sur del muro que forma el lado este del vano de acceso, y posiblemente sobre la superficie de la plataforma para dormir.

Al interior de la esquina noreste del cuarto se descubrió una olla de pasta roja corriente, la cual estuvo empotrada en el piso y fijada sólidamente en su lugar con enlucido. Al ser removida ya estaba rota, pero su diámetro original fue de aproximadamente 24 cm y la altura de unos 30 cm.

Observaciones sobre el Área 1

El Área 1 es la unidad arquitectónica de mayor cohesión interna en ser excavada durante esta campaña. Esta fue cuidadosamente planificada y dispuesta, y asimismo fue construida como una sola unidad, mediante el uso de una combinación de elementos arquitectónicos, muchos de los cuales son conocidos en otros sectores arquitectónicos de Moche. Las estructuras internas fueron construidas para ser usadas como tales, y su remodelación fue muy infrecuente. Estas incluyen casi todos los elementos que uno podría esperar en una residencia de, relativamente, alto estatus: áreas para dormir, una variedad de áreas para almacenamiento, y algunas evidencias de preparación de comida. No se hallaron hornos para cocinar o para calefacción, posiblemente debido a que éstos se hallaban en un sector del recinto central que no fue excavado, o al exterior del área de dormir y de almacenamiento, en el área de la plataforma más visible que se ubica al noroeste, la cual tampoco fue excavada completamente.

El Área 1 es también la unidad arquitectónica mejor preservada de cuantas fueron excavadas. Su conservación excepcional y la cohesión de la estructura, permite usarla como un ejemplo o modelo que cumple el propósito de: 1) Discernir las asociaciones o patrones entre las estructuras arquitectónicas que también existen en otros lugares y 2) Interpretar y reconstruir tentativamente los ejemplos que están menos preservados o los rasgos similares existentes en otras áreas arquitectónicas.

Área 2

El Área 2 se extiende inmediatamente al norte del Área 1 (Fig. 4.2). Consiste de una serie de nichos, una plataforma y un pequeño recinto partido en cuatro compartimientos. Estos tres rasgos se adosan al mismo muro este-oeste, que todos comparten con la estructura del Área 1.

MURO CON NICHOS

Los detalles constructivos indican que la fila de cuatro nichos fue construida antes que el recinto dividido en cuatro compartimientos. Los nichos tienen dimensiones relativamente consistentes, y miden 53 cm de norte a sur por 22-24 cm de este a oeste, con una altura promedio de 90 a 93 cm sobre el piso que les rodea. Estos fueron construidos habilitando, en primer lugar, una banqueta junto al muro que está inmediatamente al sur, y luego añadiendo las columnas que forman los muros laterales de los nichos.

PLATAFORMA

Hacia el oeste de la fila de nichos hay una plataforma que sólo fue excavada parcialmente. La plataforma linda con el muro nichado oeste, mide 162 cm de este a oeste y tiene 23 cm de altura. Su dimensión norte-sur es desconocida porque su extremo norte no fue excavado debido a la gran acumulación de dunas arenosas que cubren la plataforma.

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Fig. 4.13. Detalle del grabado Moche, incidido en la superficie del muro que está debajo de los nichos, en el Área 2.

DISEÑOS INCISOS MOCHE

A unos 40 cm por debajo de la parte media del segundo nicho, empezando por el oeste, se descubrió un diseño inciso en el paramento del muro que forma la parte frontal de los nichos (Fig. 4.13). Este es de forma rectangular, y mide alrededor de 17 cm de longitud y 5 cm de altura. El diseño consiste en dos motivos escalonados de tres gradas, que presentan triángulos en el centro, uno de los cuales está asociado a un posible espiral abstracto. Todo el diseño está enmarcado por una línea que define un rectángulo.

RECINTO DIVIDIDO EN CUATRO COMPARTIMIENTOS

Fig. 4.14. Vista desde el norte del recinto con cuatro compartimientos del Área 2. Los hoyos ubicados en el muro sur y las depresiones correspondientes en el muro norte, probablemente sustentaron maderos que sirvieron como soporte de una cubierta. La entrada al recinto probablemente se hizo por la esquina suroeste donde hay gradas formadas por un conjunto de adobes.

Al igual que el recinto del Área 1, éste tiene forma rectangular y está dividido por muros de adobe en cuatro cuadrantes (Figs. 4.2, 4.4, 4.14). Aparentemente, el extremo este de la fila de nichos fue destruido para dejar un espacio destinado a la construcción del muro oeste del recinto.

 

Este recinto mide aproximadamente 2,30 m de norte a sur por 2,65 m de este a oeste. Se encuentra dividido por muros que se cruzan en ángulos de 90°. El muro divisorio orientado de este a oeste es muy bajo, y mide más o menos 50 cm, permitiendo un fácil acceso de norte a sur entre las cámaras. El muro divisorio norte-sur es considerablemente más alto y tiene 130 a 133 cm; sin embargo, el movimiento de este a oeste a través del mismo se realizó por un vano de 37 cm de ancho, localizado cerca al centro del muro.

Existe una buena evidencia que esta estructura estuvo cubierta por un techo. En el piso se hallaron fragmentos de enlucido con marcas de caña y cuerdas de junco. Además hay hoyos en el muro sur y otras depresiones correspondientes en el muro norte, que probablemente sirvieron para sujetar los maderos que soportaron el techo. Todos los muros de la estructura parecen preservar la altura original y no hay evidencia de vanos. Por tanto, el acceso se realizó probablemente a través del techo. Esto es más probable en la esquina sureste, donde hay un conjunto de adobes que forman dos escalones sobre el piso del recinto. El borde interno del muro este, localizado sobre los adobes, estuvo desgastado a causa del tráfico, en la medida que, aparentemente, la gente caminó desde la cabecera del muro hacia los adobes. Una vez que se alcanzó el interior, el acceso a los cuatro cuadrantes fue factible mediante el muro bajo este-oeste y el vano habilitado en el muro norte-sur, que tiene mayor altura.

Área 3

Se extiende hacia el norte de las Áreas 1 y 2 (Fig. 4.2). Consiste de una fila de cuatro recintos y plataformas que comparten el mismo muro sur. El recinto Este es el más elaborado y poco común debido a la secuencia de remodelaciones, y es el único que describiremos aquí.

Mide 2,35 m de norte a sur por 3,10 m de este a oeste. El recinto contuvo originalmente hiladas de compartimientos tanto en el lado norte como sur, con un pasadizo entre ellos. Los tres compartimientos de la pared sur tienen un tamaño relativamenten uniforme, de 63-64 cm norte a sur por 54-57 cm este a oeste. Cuando se excavaron los compartimientos, los muros fueron registrados entre 17 a 19 cm sobre el piso de los mismos, que –a su vez– es 14 cm más bajo que el piso del recinto, siendo ambos contemporáneos. Sin embargo, los muros tuvieron una altura mayor en su momento. La configuración del enlucido del muro sur del recinto, indica que los muros de los compartimientos tuvieron originalmente 93-95 cm de altura.

Se registraron cuatro compartimientos asociados al muro norte del recinto, los cuales estuvieron casi totalmente destruidos, y los tamaños se determinaron a partir de las evidencias de enlucidos que quedaban en el piso. Debido a ello, las mediciones son menos exactas y las dimensiones de los compartimientos parecen ser más variables. Las dimensiones norte-sur varían entre 60 a 67 cm y las dimensiones este-oeste varían entre 46 a 61 cm. Los pisos de los compartimientos se elevan hasta 35 cm sobre el piso del recinto. Casi todos los muros de los compartimientos han sido destruidos; los restantes tienen 26-28 cm de altura, medida a partir de los pisos de estas estructuras.

La destrucción de los muros laterales de los compartimientos ubicados al norte y la nivelación de los compartimientos del sur, hasta una altura menor de 20 cm, revelan que hubo una considerable remodelación del recinto este del Área 3. Esto implicó la destrucción casi total de los compartimientos localizados al norte, hasta la altura de los pisos elevados que están a 35 cm encima del piso del recinto original, así como el truncamiento de los compartimientos del lado sur. Luego, todo el recinto fue rellenado hasta el nivel de los compartimientos truncados del lado sur, creando de esta manera un nivel superficial sin rasgos internos que se extendió más hacia el oeste de los límites originales del recinto.

Observaciones

Los recintos y estructuras aquí descritos documentan numerosas actividades, especialmente un gran volumen de almacenamiento, y una variedad de contextos asociados a esta función. Se sabe que varias de las estructuras –nichos, compartimientos y, especialmente, los recintos hundidos con cuatro compartimientos– se repiten en las grandes unidades arquitectónicas. Sin embargo, aún en los casos de los recintos con cuatro compartimientos, que guardan ciertas semejanzas entre sí, hay una considerable diferencia en lo que respecta a los detalles. Esto sugiere que los constructores compartieron una idea general acerca de los elementos que fueron esenciales para este tipo de recintos, incluyendo la división cuatripartita, una cubierta y una entrada habilitada en la cubierta. Sin embargo, algunos detalles, como las alturas de los muros internos, pudieron variar considerablemente.

Los datos que presentamos aquí también sugieren que habría existido un patrón respecto a la asociación de rasgos específicos. Por ejemplo, las estructuras similares a casas del Área 1 y el Área 2, incluyen inmediatamente al norte un recinto con cuatro compartimientos, una plataforma elevada y una fila de nichos, todos muy próximos entre sí. Esto sugiere que, en un nivel más general, hubieron muchas ideas o creencias compartidas de que ciertas estructuras mayores o conjuntos de estructuras fueron vitales para cada complejo arquitectónico integrado. El Área 1 bien puede representar, en especial, la versión idealizada y desarrollada de lo que debe contener un complejo arquitectónico integrado. El Área 1 es diferente a las Áreas 2 y 3, porque ambas presentan evidencias de un importante remodelamiento, para añadir el recinto con cuatro compartimientos en el Área 2, y para cubrir los compartimientos y cambiar la función del recinto Este en el Área 3. El Área 1 parece haber estado mejor concebida y planificada antes de su construcción. Esto se puede ver en los muros del sur, donde los nueve nichos fueron habilitados en el muro conforme éste iba siendo construido, así como en la falta de remodelaciones importantes en la estructura.

PAVIMENTO DE CÍRCULOS DE ADOBES TRIANGULARES

Fig. 4.15. Plano de los círculos o rosetas hechas con adobes triangulares, los cuales formaron un pavimento o patio en la pampa localizada al sur de la arquitectura residencial.

En 1979, durante la exploración y excavación de posibles canales en la margen sur del valle, dentro de las investigaciones del Programa Riego Antiguo, descubrimos accidentalmente un área excepcional, con estructuras arquitectónicas elaboradas con adobes triangulares. Esta área está localizada junto a los cultivos modernos y en el borde sur del sitio, a unos centenares de metros al sur de la arquitectura que excavamos y que hemos descrito anteriormente.

 

Cada estructura es un círculo o roseta hecho con adobes triangulares, y todos fueron hallados bajo unos cuantos centímetros de arena eólica (Figs. 4.15, 4.16). Se descubrió un total de 13 círculos, dispuestos en un patrón irregular dentro de un área que mide alrededor de 15 m de este a oeste y 4 m de norte a sur. La evidencia superficial de adobes disturbados y erosionados, se extiende hasta 13 m hacia el oeste y a 28 m hacia el este de la excavación realizada en el área, donde están los círculos intactos. Hubieron tiestos erosionados de color rojo, dispersos en la superficie existente entre los círculos de adobes, algunos de los cuales probablemente pertenecen a la cultura Moche, mientras que otros no fueron diagnósticos.

Los círculos excavados tuvieron un diámetro original de 75-85 cm. Aunque sólo hubieron tres intactos, es evidente a partir de éstos y de los círculos preservados en forma parcial, que cada uno contenía 10 adobes triangulares. Las mediciones de los adobes triangulares, muestran que la longitud de los lados mayores de cada triángulo varía en un rango ubicado entre 33 y 38 cm con un valor medio de 35-36 cm. El lado más corto de cada adobe mide entre 22 a 26 cm de longitud con una media de 24 cm. La longitud de cada adobe desde el punto de unión de los dos lados de mayor longitud hacia el centro del lado corto, varía entre 30 a 37 cm con una media de 33-34 cm. El grosor de los adobes triangulares fluctúa entre 9 cm a 18 cm con una media de 15 cm. Las proporciones de los lados y la altura de estos adobes caen en el rango de medidas de adobes Moche, y proporcionan la mejor evidencia para datar estas estructuras. No se han hallado otros adobes triangulares en el valle de Moche (C. Campana, comunicación personal, 1999), ni en otro sitio del Perú.

La excavación realizada junto a y debajo de cuatro de los círculos mejor conservados, reveló que todos fueron construidos sobre arena eólica estéril. No hay evidencia que sugiera que estos círculos fueran algo distinto a estructuras superficiales. Dado el carácter único de estas estructuras, y a la ausencia de asociaciones con otros rasgos arquitectónicos o evidencias artefactuales, es  difícil interpretar su función con precisión. Por lo menos, parecen ser una suerte de pavimento superficial especial o patio que, tal vez, tuvo un significado conocido sólo para sus constructores.

 

CONCLUSIONES
Fig. 4.16. Vista de los tres círculos hechos con adobes triangulares, en la pampa localizada al sur de la arquitectura residencial.

Este artículo pone a disposición de los investigadores los resultados previos y aún no publicados del trabajo de campo realizado en el sitio de Moche en la década de los años 70. Los datos sobre la subsistencia son útiles a nivel local, porque proporcionan información acerca de los recursos de flora y fauna utilizados por la gente que vivía en el sitio de Moche. A nivel general, estos datos posibilitan la determinación de la dieta y de las prácticas de subsistencia Moche, dentro de un marco mayor de las culturas más tempranas y más tardías en el valle de Moche.

 

Los resultados de las excavaciones efectuadas en la arquitectura residencial, así como para exponer el pavimento de adobes, aumentan el corpus de datos en rápido incremento, el cual literalmente está “cubriendo la brecha” mediante la exploración de la extensa pampa ubicada entre la Huaca del Sol y la Huaca de la Luna. La información proveniente de la estructura del Área 1, que está excepcionalmente bien conservada y tiene cohesión interna, contiene el potencial necesario para contribuir con datos básicos que ayuden a la interpretación de los casos de estructuras similares menos preservadas, y para proporcionar un ejemplo especialmente armonioso de lo que podría ser la “plantilla mental” Moche acerca de la combinación particular de rasgos arquitectónicos.

(Traducción: César A. Gálvez Mora)

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En memoria de Santiago Uceda Castillo

santiago evaristo uceda castillo
Santiago Uceda

Santiago Uceda Castillo (12 Octubre 1954 – †14 enero 2018). Personalidad Meritoria de la Cultura Peruana, trascendió como un investigador excepcional de la cultura moche, dejando una huella imborrable en la comunidad científica nacional e internacional. Su arduo trabajo y dedicación lo convirtieron en un referente obligado para comprender la riqueza y complejidad de esta antigua civilización.

Arqueólogo de profesión y profesor principal de la Universidad Nacional de Trujillo, Uceda Castillo no solo se dedicó a la investigación, sino que también compartió su conocimiento con las nuevas generaciones, formando a innumerables profesionales que hoy en día continúan su legado.

Decano de la Facultad de Ciencias Sociales y director del Proyecto Arqueológico Huacas de Moche, Uceda Castillo lideró proyectos de gran envergadura que permitieron ampliar significativamente nuestro conocimiento sobre la cultura moche. Su pasión por la arqueología y su compromiso con la preservación del patrimonio cultural lo convirtieron en un ejemplo a seguir para todos aquellos que se dedican a esta noble disciplina.

En este artículo, compartimos un texto escrito por su hermano Manuel, en conmemoración de un nuevo aniversario de su nacimiento. A través de estas palabras, podemos vislumbrar la profunda admiración y el cariño que su hermano sentía por él, así como la enorme trascendencia que tuvo su obra en el ámbito de la arqueología peruana.

 

FELIZ DÍA EN EL CIELO

Por: Manuel Uceda Castillo
facebook.com/manuel.ucedacastillo

Es costumbre en nuestra familia, recordar el natalicio de nuestros familiares con una misa, estén o no con vida. Hace algunos años atrás, pague la celebración de una misa en una Iglesia ubicada en San Borja para recordar el natalicio de mi padre quien había partido al encuentro de sus padres, asistimos a la misa, los hermanos que residíamos en Lima y nuestra familia más cercana, en la homilía el cura molesto nos dijo que a una persona fallecida no se le debía celebrar su natalicio, yo quiero creer que solo es o fue dicho cura, quien piensa o pensaba que cuando una persona fallece ya no se debe recordad su natalicio en este mundo y solo debemos recordar el nacimiento a su nueva vida.

Con el perdón del cura y todos los que piensan así, debemos decir que el nacimiento de un ser humano en este mundo, marca el inicio de su vida, llena de tristeza, penurias sinsabores, odios, venganzas y todos los sentimientos que empobrecen al alma de un ser humano, pero también esta lo bueno, lo importante, lo grandioso lo maravilloso lo noble lo amable, lo amoroso, lo cariñoso, lo amigable, lo sencillo, lo alegre, lo honesto, lo honrado, que es o fue la persona que no solamente compartió con sus familiares, amigos, discípulos y condiscípulos estos invaluables sentimientos y valores, sino que nos ha dejado un gran legado histórico.

Un día como hoy, 12 de octubre de 1954, nace en Santiago de Chuco, Santiago E. Uceda Castillo, que no solamente trajo alegría y felicidad a la familia con su primer llanto, sino que trajo el inicio de un camino pletórico de éxitos, logros personales y luego profesionales, los cuales llenan de orgullo a la familia, a los amigos entrañables, a nuestra tierra Santiago de Chuco y al Perú, por todos los reconocimientos y premios internacionales logrados.

Quienes conocieron a Santiago Uceda, recordaran al niño inteligente, vivaracho, amigable y comunicativo, para quien, era lo mismo compartir una conversación entretenida y amena con un niño de su edad, que, con un adulto; las personas que conocían a Santiago como poseedor del arte de la conversación, no dudaban en llamarlo para conversar, cuando Santiaguito como lo llamaban paseaba por las calles inclinadas de nuestro pueblo, silbando alguna tonada que había escuchado.

Las interminables horas de conversación con los adultos se hacían tan cortas porque, no solamente disfrutaban de su inteligencia y locuacidad, así como de sus relatos que fluían de su imaginación, virtud de la que hizo uso en todos los actos de su vida, tanto familiar, como profesional.

Cuando Santiago tenia entre ocho a nueve años, llego a la casa muy contento y nos comunicó que había conseguido trabajo, Carmen mi hermana mayor, le inquirió por el trabajo, donde queda y que haces en el trabajo, Santiago respondió orgullosamente, lijo carros. El mencionado “trabajo” lo obtuvo Santiago (solo por un día), por su don de comunicación con las personas y fundamentalmente por su sencillez, porque él no hacía distingo de las personas por su posición económica o social, a todos los trataba con la misma naturalidad, aprecio y respeto, como solo un hombre con grandeza espiritual lo hace.

Un hombre inteligente, soñador grande de espíritu, debe instruirse y prepararse para afrontar la vida y hacer realidad sus objetivos, metas y sus sueños. Santiago lo hizo destacando sobre sus compañeros de promoción. Primer puesto en los seis años de instrucción primaria. Primer puesto y puesto de honor en los cinco años de estudios en el Colegio Nacional San Juan de Trujillo. Primer puesto en su formación profesional en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Trujillo. Destacado estudiante de Post grado en la UNIVERSITE DE BORDEAUX, donde obtuvo primero el grado de Magister D.E.A. – Geologie Du Quaternaire y luego el Doctorado de Estado en Ciencias, reconocido por el gobierno francés como el grado más alto que un estudiante puede aspirar.

Celebramos hoy día 12 de octubre, el nacimiento de quien desempeño diferentes cargos públicos y académicos con la transparencia, honestidad y honradez que su grandeza exigía. Gracias hermano a nombre de toda la familia por haber desempeñado tus cargos con la pulcritud que nos enorgullece, ahora que vivimos una vorágine de corrupción.

Natalia, mis hijos José, Emerson, Sheila, Erick y Lizet y mis nietos Heinrich, Salvador, Bruno, Flavia, Santino y Camila, celebramos tu cumpleaños y tu legado histórico como investigador de la Cultura Mochica y Moche, celebramos tus éxitos y premios obtenidos para el Perú, así mismo, celebramos tu inmortalidad por tu obra y tu legado.
Un abrazo de toda mi familia hasta donde te encuentres que sabemos estas con nuestra querida y amada Ninoshka.

Fuente: Post publicado en Facebook: https://www.facebook.com/SantiagoUcedaCastillo/posts/2158804081035012

 

Santiago Uceda Castillo

La Ofrenda de los Moches:  Monstruos marinos en Huanchaco

Los cetáceos fueron ofrendados por hombres de la cultura Moche. Se desconocía que sus ceramistas representaran a esta especie rara de mamíferos en su iconografía.

Por vez primera se hallan restos completos de dos kogias, cachalotes pigmeos, en Huanchaco. Los cetáceos fueron ofrendados por hombres de la cultura Moche. Se desconocía que sus ceramistas representaran a esta especie rara de mamíferos en su iconografía.

La ceremonia de ofrendas con las especies marinas más grandes conocidas hasta hoy se celebró hace más de 1,500 años, frente a las costas de Huanchaco, en la provincia de Trujillo, región La Libertad. La hicieron hombres de la cultura Moche (100-700 d. C.). ¿Su objetivo? Fundar y construir un templo sagrado, probablemente destinado al culto de una deidad que dominaba los grandes océanos.

Así lo ha revelado el director del Proyecto Arqueológico Huanchaco, Gabriel Prieto Burmester, tras las excavaciones en la Huaca de los Sacrificios (denominada así por el gran número de niños chimús inmolados), en la zona arqueológica de pampa La Cruz.

Hasta el momento, Prieto y su equipo han hallado cinco especies marinas que sirvieron de ofrenda durante esta ceremonia, compuesta por tiburones, peces luna o sol, atunes y rayas.

Hallazgo mayor

Sin embargo, lo que más ha llamado la atención del investigador nativo de Huanchaco son los dos esqueletos completos de kogia, especie poco común de cetáceo, cuya escasa información ha sido obtenida apenas por varamientos.

“Este es un hallazgo sensacional. Se trata de un conjunto de ofrendas marinas, peces muy grandes e inusual, incluso para la biología peruana. En particular, estos dos esqueletos completos de cetáceos o kogias, que posiblemente sirvieron como ofrenda fundacional para empezar la construcción de esta estructura en la época de los moches”, sostiene Prieto.

Alegoría

Las osamentas fueron encontradas en un relleno de tierra suelta y piedra en pampa La Cruz, mirando en posición contraria al mar, ubicación que sería, según Prieto, una alegoría, la cual se asemeja –salvando las distancias– a los repositorios de ofrendas halladas en el Templo Mayor en México. Ello refuerza la tesis de que estos animales formaron parte de una gran ofrenda.

“Nunca antes se habían encontrado arqueológicamente restos de una ballena completa, y menos de estos kogias, que miden 2.3 metros, aproximadamente, lo cual nos hacen repensar las técnicas de navegación del Perú antiguo porque para atrapar esta especie hay que salir a mar abierto y tener una tecnología diferente”, anota el arqueólogo.

Líneas de arte

Otro aspecto importante que revela el descubrimiento es que en el arte moche nunca se han visto representados los cetáceos, a diferencia de la cerámica de la cultura Lima o las líneas de Nasca. El hallazgo sugiere dos hipótesis: hubo contacto entre estas sociedades por el mar hacia el sur. Y los moches no representaban estas escenas en su iconografía y su arte mural, pero sí tenían presentes a las ballenas en sus ceremonias de ofrenda.

“La alegoría marina encontrada sobre esta plataforma nos muestra la cosmovisión de los pescadores milenarios de Huanchaco, y de lo que realmente eran capaces de capturar, y que los anzuelos hallados en etapas anteriores de excavaciones no eran simples adornos, sino que realmente se usaron”, acotó Prieto, también profesor de la Universidad Nacional de Trujillo.

Sobre las kogias

Al respecto, Aldo Benites Palomino, investigador del Centro de Paleontología Tropical y Arqueología del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales de Estados Unidos, asegura que los restos pertenecen a los cachalotes enanos del género kogia, animales extremadamente difíciles de ver.

“Lo que conocemos de estos animales se basa en los cadáveres varados y restos fósiles de especies antiguas. Existen menos de 10 registros de estos cetáceos en el último siglo para el Perú, y se debe a que habitan en el mar tropical-templado, cazando a sus presas [calamares] a grandes profundidades”, indicó.

Benites explica que estos animales están emparentados con el gran cachalote y que se diferencian en el tamaño y por poseer una nariz dividida en compartimentos. Además, carecen de dientes superiores y sus pocos dientes no los usan porque succionan vivas a sus presas. Sin embargo, su aspecto se parece al de los tiburones, debido a la cabeza triangular/cuadrada y a que poseen unas manchas a manera de falsas agallas.

Al respecto, Ali Altamirano Sierra, investigador de Museo de Historia Natural de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, asegura que existen dos tipos de kogia: el breviceps o cachalote pigmeo y el sima o cachalote enano. Este último con menos avistamientos. Por ello destaca la importancia del hallazgo. (Texto y fotos: Luis Puell)

Los torturados

En una capa superior donde fueron encontrados los kogias y demás especies marinas, el equipo halló textiles con iconografía moche y personajes masculinos con signos de haber sufrido torturas. Estaban amarrados con sogas en las manos y en el cuello. El arqueólogo Prieto sostiene que esta escena se asocia con la pintura mural hallada también a unos metros, con figuras de prisioneros amarrados, llevados por sus captores para ser asesinados.

La vestimenta de los moche

 

Los moches, o mochicas, desarrollaron entre los siglos I y IX de nuestra era una de las culturas pre-Incas más complejas en términos de organización social, política y económica de los Andes. Cómo se vestían los moches es una pregunta que no se podría responder cabalmente solo con los restos de tejidos hallados en las intervenciones arqueológicas. Y es que, debido a las condiciones ambientales de la costa del Perú, la mayoría de los tejidos de algodón y lana moches no se han conservado hasta nuestros días, salvo casos especiales. Mejor suerte han tenido las piezas de metal, hueso, piedra, conchas y otros materiales más resistentes a los agentes de deterioro, usados como ornamentos complementarios al vestido.

Autor: Henry Luis Gayoso Rullier

Fig. 1. Ejemplos de uso de barbiquejo tomados de la iconografía moche.

Por ejemplo, la muestra de los tejidos moches mejor conservados en el complejo arqueológico Huacas de Moche, otrora capital de los moches, provino de los edificios monumentales (la Huaca del Sol y la Huaca de la Luna) y la plataforma funeraria Uhle; una muestra reducida aunque bastante aceptable en términos de conservación si la comparamos con los pocos fragmentos pequeños que se encuentran ocasionalmente en el núcleo urbano, el

espacio que separa ambas huacas, y donde se encontraban las residencias y los talleres de producción. Las estructuras son muy frágiles, y su estado de conservación se podría calificar como de regular a malo, aunque la mayor parte de la estructura de los tejidos se conservó lo suficiente como para hacer el análisis tecnológico respectivo. Al respecto, destacan los trabajos de Lila O’Neale (1947), William Coklin (1978), Christopher Donnan y Sharon Donnan (1997), Arabel Fernández (1998, 2001, 2008), María Montoya (2006), entre otros. Con esos antecedentes de estudios tecnológicos, Luis Jaime Castillo y Flora Ugaz (1999: 235-236) elaboraron un listado de las diferentes formas de tejidos que conocieron los moches, identificando cinco grandes grupos: tejidos llanos, sargas, tejidos dobles, gasas y tapices.

El ya mencionado estado deficiente de conservación de las pocas piezas que se logran recuperar, sin embargo, no nos permite a los arqueólogos, en la mayoría de los casos, hacer una identificación de su función y, por lo tanto, acercarnos a la elaboración de un catálogo de productos textiles moches. Solo en un pequeño grupo de contextos funerarios, en el que destacan las tumbas reales de Sipán y de la Señora de Cao, se han conservado los tejidos, permitiéndonos identificar su función.

Algunas crónicas coloniales, sin embargo, permiten hacer una descripción general sobre cómo vestían los norcosteños. Aunque la cultura material mochica desapareció en el siglo IX de nuestra era, la información etnohistórica proporcionada por los cronistas refiere cómo vestían sus descendientes, los lambayeques y los chimúes, principalmente.

Los cronistas Gonzalo Fernández de Oviedo, Pedro Cieza de León, Agustín de Zárate y Pedro Sánchez de la Hoz, coinciden en que las personas de la costa norte del Perú hacían sus prendas de algodón y vestían de manera sencilla. Los hombres vestían camisetas y mantas largas como capas. En las cabezas usaban unos pañetes, diferenciándose en la forma, número y colores de los mismos. Las mujeres usaban una túnica larga y ancha, a manera de capuz, abierta por los lados para dar salida a los brazos. Esta descripción nos da una idea de la vestimenta cotidiana de la gente de la costa norte, sin discriminación de rango o status. Gonzalo Fernández de Oviedo (citado en Valcárcel 1985, v1: 119) al hablar del valle de Trujillo, dice que “Las mujeres se visten como las de Tumbes y los hombres lo hacen con camisetas y pañetes, sólo que llevan en la cabeza unas madejas de lana hilada colorada y muy fina que dan una vuelta y caen como barbiquejo. Los hombres usan una manta como capa y tienen por afrenta andar sin ella”.

Agustín de Zárate (1555/1968, capítulo VI) señala que las mujeres de la costa “visten unos hábitos de algodón hasta los pies, a manera de lobas; los hombres traen panetes y unas camisetas hasta la rodilla, y encima unas mantas; y aunque la manera de vestir es común a todos, difieren en lo que traen en las cabezas, según el uso de cada tierra; porque unos traen trenzas de lana, y otros un solo cordón de lana y otros muchos cordones de diversas colores; y no hay ninguno que no traiga algo en la cabeza, y en cada provincia es diferentemente”.

Ahora, responder a la pregunta de cómo vestían los moches, qué prendas utilizaban en su vida diaria o en sus eventos especiales, cada uno de los personajes que componían esta sociedad, se puede lograr gracias a la iconografía pictórica y escultórica. Así, la principal fuente de la que disponemos para una catalogación del vestuario moche, es el conjunto de escenas simples y complejas que los artistas moches representaron, principalmente, en la cerámica.

CATÁLOGO DE VESTIMENTA MOCHE

La forma básica del atuendo cotidiano de los moches parece no haberse diferenciado en función del rango, estatus o pertenencia a un grupo socioeconómico determinado. El uso de las mismas prendas y los mismos materiales, en el sentido más básico, indicaban lo que los mismos cronistas destacan como una forma de resaltar su pertenencia étnica, y por lo tanto, su diferenciación con otros grupos. Las diferencias en la vestimenta como marcadores jerárquicos empezaban en la calidad del trabajo, en el uso de ciertas técnicas complejas que implicaban la participación de expertas artesanas, en la carga iconográfica decorativa, y en el uso de elementos adicionales exóticos unidos a su estructura, tales como plumas y piedras semipreciosas, o en el uso de los metales y diferentes tipos de ornamentos corporales.

Veamos ahora las prendas textiles identificadas a partir de la iconografía moche.

Prendas para la cabeza

Son tejidos cuadrados a manera de pañuelo, o en forma de cinta ancha, a manera de vincha. Básicamente, las prendas textiles que se colocan en la cabeza son tres, y las hemos nombrado según la forma en que se colocan: barbiquejo, turbante y vincha. Adicionalmente, se puedan ver prendas textiles especiales, a manera de extensiones o apéndices, que adornan los tocados de personajes importantes, como las de los sacerdotes y guerreros.

Un individuo puede combinar al mismo tiempo dos o tres prendas en una sola puesta. Son prendas de uso masculino, y constituían el tocado más sencillo, probablemente el de uso cotidiano o para ceremonias sencillas, o para personajes de importancia menor dentro de la celebración de rituales. Los tocados más complejos incorporaban otros elementos como el metal, plumas de aves, etc.

Barbiquejo

Cuando se usa como barbiquejo, el pañuelo se pasa, a modo de venda, por debajo de la barbilla y se ata encima de la cabeza; este tipo de pañuelo parece ser más angosto (figura 1a). En algunos casos, el barbiquejo se ata a la altura del mentón, es decir de arriba hacia abajo, y parece sujetar una corona o tocado de metal (Fig. 1, b y c; Fig. 2).

Turbante

El turbante es un pañuelo de forma predominantemente cuadrada, generalmente sin decoración, que cubre la cabeza. Christopher Donnan (2004) ha hecho un estudio de los turbantes moches e identifica tres tipos a los que denomina A, B y C.

La forma más sencilla de colocarlo, es la que describe Christopher Donnan como tipo A. Se forma primero una banda, doblando o enrollando el pañuelo, para luego envolverlo alrededor de la frente, atándolo ya sea a la altura de la frente o del occipucio. De esta forma, el turbante no cubre completamente la coronilla. En su libro, Donnan muestra una fotografía de una vasija retrato con un personaje que se ha colocado el turbante en esta forma (Donnan 2004: 42-44, Figs. 4.1 y 4.2); sin embargo, en la iconografía y en algunas vasijas escultóricas vemos ejemplos de lo que parece ser esta forma de colocación combinándose con otras prendas en una misma puesta, como el caso que se observa en la figura 3, con el amarre hacia atrás, a la altura del occipucio.

Fig. 2. Representación escultórica de un corredor amarrándose el barbiquejo que sostiene su tocado. Fotografía PAHL.
Fig. 3. Vasija escultórica-pictórica y su detalle del tocado, donde se observa un turbante del tipo A colocado por encima de un turbante tipo B y por debajo de un barbiquejo. Foto PAHL.

 

Fig. 4. Resaltados en color rojo, vemos turbantes tipo solera (tipo B de Donnan), vestidos por personajes tomados de la iconografía moche. El turbante tipo B del personaje marcado con la letra C está parcialmente tapado por un turbante del tipo C de Donnan

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Fig. 5. Vista de perfil de la representación escultórica de un personaje que porta un turbante tipo solera (tipo B de Donnan). Fotografía PAHL.

 

El turbante tipo solera es el tipo B de Donnan, y tiene una forma peculiar de colocación, y parece ser el de más uso. A simple vista se observa que el pañuelo cubre la mitad superior de la cabeza y la nuca. Puesto que el pañuelo no solo parece caer sobre la nuca sino sostener el cabello “encapsulándolo”, es posible que la forma de colocarlo sea la que describe Donnan (2004), es decir, un lado de la tela se pasaba bajo el cabello y sus esquinas eran llevadas hasta la frente donde se ataban. Las puntas eran luego colocadas hacia atrás rodeando la cabeza. El lado opuesto de la tela, que hasta este punto descansa sobre la espalda, es jalado hacia arriba “encapsulando” el cabello y cubriendo la cabeza hasta la frente. Sus puntas son jaladas hacia atrás rodeando la cabeza para finalmente, amarrarse a la altura del occipucio. Parece que no se usa solo, sino que se complementa con otras prendas. En la figura 4a vemos que sobre él se colocó un barbiquejo. En la figura 4b, está rodeado de una vincha. En la figura 4c, sobre la solera se colocó un turbante del tipo C de Donnan. En la figura 5 se observa un personaje que se ha colocado un pañuelo en la forma o tipo B.

Una tercera forma de colocarse el turbante descrita por Donnan, su tipo C, consiste en doblarlo diagonalmente dándole forma triangular y colocar la parte media de la tela en la mitad de la coronilla o a la altura de la frente. La tela se jala hasta el mentón rodeándolo y subiendo luego hasta la coronilla donde se amarra. En la figura 6, ejemplos a y c, y la figura 7, la posición inicial del turbante es la mitad de la coronilla, mientras que en la figura 6b, la posición inicial es la frente. La figura 6c es un ejemplo de turbante decorado. Otra vez observamos la combinación de diferentes turbantes en una sola puesta. En la figura 6a está cubriendo un pañuelo tipo B de Donnan, en la figura 6b estaría cubriendo un turbante tipo A, y en la figura 6c está cubriendo un turbante tipo B y una vincha (Donnan 2004: 58).

 

Fig. 6. Turbante del tipo C de Donnan, vestidos por personajes tomados de la iconografía moche.
Vincha

Prenda en forma de cinta ancha que se coloca rodeando la cabeza a la altura de la frente, sin cubrir la coronilla. La posición inicial implica que se tomen las puntas y se acomode la parte media de la tela a la altura de la frente para, a partir de esa posición, empezar a rodear la parte superior de la cabeza una o más veces (generalmente dos), amarrándose de tal forma las puntas, hacia adelante (Fig. 9c) o hacia atrás (Fig. 9 a y b). Generalmente tienen decoración, con motivos geométricos y uno de los bordes aserrado.

Donnan (2004: 52-52) identifica una variante que tiene una tela adicional que pende en la parte central de la faja. En este caso la faja se coloca de atrás hacia adelante, de suerte que la tela adicional descansa a la altura de la nuca; tal como se observa en la pieza de la figura 8.

Prendas para el cuerpo

Son las camisas, camisones, cinturones o fajines, faldellines, mantas, los pañetes o taparrabos y las bufandas.

Camisa

Prenda con mangas o sin ellas, que cubre la parte superior del cuerpo, entre el cuello y la cintura (Figs. 10 y 11). Parece ser una prenda exclusiva de los guerreros en sus diferentes facetas rituales (guerrero, cazador de venados, recolector de caracoles, bailarín, corredor), de los cazadores rituales de focas, recolectores rituales de caracoles, pescadores rituales, así como algunos corredores. Las camisas de los guerreros son las más elaboradas, incluso algunas llevan objetos laminares de metal, sean placas o lentejuelas, que le dan a la camisa una apariencia de cota, aunque desconocemos si esa fue su intención.

Fig. 7. Representación escultórica/pictórica de un personaje que porta un turbante tipo C cubriendo otro de tipo A o B. Fotografía PAHL.
Fig. 8. Ejemplo de vincha con tela adicional en una vasija escultórica; vista posterior. Foto PAHL.
Fig. 9. Ejemplos de vinchas tomados de la iconografía moche

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Fig. 10. Ejemplos de personajes usando camisas, tomados de la iconografía moche.

 

Fig. 11. Vasija escultórica que representa a dos personajes practicando sexo oral. El personaje principal porta una camisa decorada con motivo escalonado. Foto PAHL

 

Fig. 12. Ejemplos de personajes que visten camisón, tomados de la iconografía moche.

 

Fig. 13. Vasija escultórica que representa a un personaje que viste un camisón decorado con motivos ajedrezados. Además, viste turbante y manto amarrado al pecho.

 

Fig. 14. Ejemplos de personajes que usan cinturón o fajín, tomados de la iconografía moche.

 

Fig. 15. Tipos de faldellines. Adaptado de la iconografía moche
Camisón

Prenda larga, con o sin mangas, que pasa la altura de la cintura y que llega a veces hasta por debajo de las rodillas. Es una prenda tanto masculina como femenina (Figs. 12 y 13). Los hay de un tejido llano sencillo, sin decoración, mientras que los más elaborados pudieron llegar a tejerse con hilos de dos o más colores creando motivos, o cosiéndole placas de metal a manera de colgantes, o combinando ambas formas de decoración.

Cinturón o fajín

Cinto que se coloca a la altura de la cintura para sujetar el faldellín, adornar el pañete, o, en el caso de las mujeres, ceñir el camisón a la cintura. Algunos parecen ser sencillos, hechos de una tela llana, mientras que otros son decorados y muy elaborados (Fig. 14). Los personajes masculinos que usan camisón, generalmente no usan cinturón o fajín.

Faldellín

Es una tela de forma rectangular que se sujeta en uno de sus lados mayores a una tira que a la vez permite atárselo a la cintura (Fig. 15a). Una variante que se observa en la iconografía moche, presenta las pitas para amarrarlo en ambas partes laterales de la pieza (Fig. 15c). En otra variante del faldellín, la prenda está conformada por varias secciones que cuelgan a manera de flecos (figura 15b).

Técnicamente es una falda corta, que no pasa las rodillas, de uso masculino. En la iconografía, parece ser una prenda usada exclusivamente por la mayoría de los guerreros (Fig. 16), incluso en su faceta de sacerdotes, lanzadores de venablos, cazadores de venados, de corredores, de recolectores de caracoles y de bailarines. Los más elaborados llevan objetos laminares de metal cosidos, sean placas o lentejuelas.

Fig. 16. Ejemplos de personajes que usan faldellín, tomados de la iconografía moche

En algunos casos, se observa corredores usando faldellín, aunque en la mayoría de las escenas, estos usan pañete.

Manto

Prenda que se usa a manera de capa (Fig. 17 a, b, c, d y e; Fig. 19). A veces, la manta se dobla y se usa colgando de la espalda, amarrado al cuello (Fig. 17f), incluso para cargar cosas (Fig. 17g; Fig. 18), y en el caso de las mujeres, para cargar a los niños (Fig. 17h).

Pañete o taparrabo

Es un tipo de calzón, de uso permanente, y exclusivamente masculino, aparentemente. No habría sido considerada una prenda íntima (Figs. 20 y 21). Consiste en una tela rectangular que tiene unas pitas en cada una de sus cuatro esquinas (Fig. 20a). La tela se pasa entre las piernas y se ata por medio de las pitas, a la altura de la cintura.

Faldellín trasero

Peculiar pieza que se cuelga a la cintura a manera de delantal a la inversa, y que cubre el trasero y parte de las piernas. En la figura 22, los cinco primeros personajes (a-e) forman parte de escenas de ofrendas o intercambio, mientras que el personaje de la figura 22f es un mítico adivinador o jugador.

Fig. 17. Ejemplos de personajes que usan manto, tomados de la iconografía moche.

 

 

Fig. 18. Detalle posterior de vasija escultórica de personaje usando un manto para llevar una botella de asa estribo. Foto PAHL.
Fig. 19. Vasija escultórica de personaje que usa manto y turbante con los mismos motivos decorativos. Foto PAHL.

 

Fig. 20. Ejemplos de personajes que usan pañete, tomados de la iconografía moche.

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Fig. 21. Vasija escultórica de sacerdote usando camisón y pañete. Vista anterior y posterior. Foto PAHL

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Fig. 22. Ejemplos de personajes que usan faldellín segmentado, tomados de la iconografía moche.

 

 

Fig. 23. Ejemplos de personajes que usan bufanda, tomados de la iconografía moche.
Bufanda

Prenda alargada y estrecha que rodea el cuello y se amarra en la parte posterior del cuello. Esta prenda es usada por músicos y bailarines (figura 23a, b, c y d), así como en escenas de lanzamiento de flores (Fig. 23e y f). Un personaje que participa en una escena de intercambio u ofrenda de alimentos parece también vestir este tipo de prenda (Fig. 23g)

Fig. 24. Ejemplos de personajes que usan bolsas (a y b) y extensiones (c, d, e y f), tomados de la iconografía moche

 

Fig. 25. Vasija escultórica de sacerdote sentado usando tocado del cual penden unas extensiones que descansan a lo largo de su espalda. Foto PAHL.

 

Otros

En este grupo señalamos prendas textiles que complementa el vestido clásico moche, como las bolsas y las extensiones de cascos, tocados y armas.

Bolsa

Saco de tela que permite guardar y transportar objetos por medio de un asa hecha del mismo material para llevar a mano o colgada del hombro (Fig. 24 a y b).

Extensiones

Son prendas textiles alargadas, de forma variada, que cuelgan de los cascos, tocados, y armas de algunos personajes. A veces imitan la forma de las cabezas o colas de algunos animales, o de cuerpos de serpientes, etc. (Fig. 24c, d, e y f; Fig. 25). En algunos casos, se combinan con otros materiales como por ejemplo el metal.

CALZADO Y ORNAMENTOS CORPORALES

Poco se sabe sobre el calzado moche, y los materiales utilizados para su confección. Incluso, en la mayoría, si no todas las escenas iconográficas moches, los personajes humanos y míticos son representados descalzos, a veces con los pies y pantorrillas pintados. Pero sabemos que sí conocieron el calzado, tal como lo demuestra el ajuar funerario de las tumbas reales de los señores de Sipán, en el valle de Lambayeque, donde se registraron sandalias hechas de algodón y metal. Es posible que el calzado más sencillo, aquel usado por los comuneros, fuese hecho de fibras coriáceas, cuero y algodón, aunque desconocemos la frecuencia de su uso.

La iconografía demuestra que los moches usaron una gran variedad de ornamentos corporales. Lamentablemente, la iconografía moche solo representó, en los casos en que se involucran seres humanos o seres antropomorfos, escenas rituales y míticas. No se representaron personas comunes en situaciones comunes, de la vida diaria. Esto nos limita en cuanto a la capacidad de afirmar cuáles prendas estuvieron restringidas a determinados personajes y grupos sociales.

A priori, asumimos que los ornamentos más elaborados, tanto en el sentido técnico y artístico, como en la carga iconográfica y los materiales empleados pueden ser un indicador del grado de restricción que tuvieron. Por ejemplo, los moches usaron collares y pectorales hechos de cuentas (chaquiras) y colgantes de cerámica, hueso, conchas, piedras semipreciosas e incluso de metal. Siguiendo la reflexión arriba señalada, en principio su uso no debió estar restringido. Pero, en la medida en que su estructura (número de hilos) era más compleja, o que sus partes integrantes eran más numerosas, más elaboradas, o estaban hechas de un material especial (digamos metal o piedras semipreciosas), se convertían en bienes de prestigio, de uso restringido a las elites.

Diversos personajes masculinos usaron orejeras que, técnicamente, son un tipo de arete o pendiente de oreja. Solo un personaje femenino ha sido representado con orejeras en el arte moche: la divinidad femenina, la Gran Sacerdotisa, la diosa de la Luna. La iconografía y los objetos recuperados en los sitios arqueológicos, como Huaca de la Luna, nos muestran diversos tipos de orejeras, tanto fijas como pendientes, según se observa en las figura 26. En el grupo de las orejeras fijas tenemos las discoidales y las tubulares. La orejera discoidal tiene un vástago o tubo que nace de la cara interna del disco, que se introduce en el lóbulo de la oreja, sin necesidad de rosca para asegurarlo (Fig. 26 a, b y c; Fig. 27). La orejera tubular es, como su nombre lo indica, un elemento en forma de tubo que atraviesa el lóbulo (Fig. 26, d y e). El grupo de las orejeras pendientes lo conforman diversas formas colgantes, geométricas o escultóricas, que se sujetan al lóbulo por medio de un alambre a manera de gancho (Figs. 26, f, g y h; Fig. 28). Existen un tipo de falsa orejera, que son ornamentos con forma de orejeras discoidales, pero que no se fijan ni cuelgan de las orejas, pues no presentan vástago, sino que están sujetas a los cascos de los guerreros, o a los tocados de los sacerdotes u a otros elementos de adorno. De allí que presenten en su estructura cuatro perforaciones, dos arriba y dos abajo, para fijarlas, tal como se observa en los dos ejemplares de la figura 29.

 

Fig. 26. Tipos de orejeras reconocibles en la iconografía moche.

 

 

Fig. 27. Ejemplar de orejera discoidal que ha perdido la matriz, por lo que se puede observar en la parte central los puntos de unión del disco con el vástago del que se puede observar la parte terminal.
Fig. 28. Dos ejemplos de orejeras colgantes registradas en una tumba de la plataforma I del Templo Viejo. Foto PAHL.
Fig. 29. Dos ejemplos de falsas orejeras circulares registrados en tumbas excavadas en la plataforma I del Templo Viejo. Foto PAHL.

 

Fig. 30. Ejemplos de narigueras reconocibles en la iconografía moche.

 

Fig. 31. Nariguera de cobre encontrada en la Plataforma Uhle.

 

Fig. 32. Corona en miniatura de dos diademas en forma de media luna registrada en la plataforma principal del Templo Viejo de la huaca de la Luna.
Fig. 33. Corona con motivos incisos en forma de porras. Foto PAHL

 

Fig. 34. Personaje que viste una corona rematada con una diadema en forma de media luna.
Fig. 35. Personaje portando una corona con diadema de características similares a las de la figura 152.

Las narigueras son pendientes de estructura laminar que se coloca en los orificios nasales, sujetándose al cartílago blando de la punta nasal mediante presión, sin perforarlo (Figs. 30 y 31). De acuerdo a la iconografía (son usados por guerreros y sacerdotes), y al uso exclusivo de metal en su fabricación, se puede afirmar que son ornamentos de prestigio y de uso restringido. También existen otros ornamentos que claramente son bienes de prestigio y uso restringido, tales como las coronas (Figs. 32 y 33), las diademas (Figs. 34 y 35), las muñequeras, los tocados, entre otros.

LA VESTIMENTA SEGÚN EL GÉNERO Y LOS PERSONAJES

Apoyándonos en la información colonial mencionada y en el corpus iconográfico del que disponemos para la cultura Moche, podemos discernir cuáles son las prendas usadas por los hombres y cuáles las de las mujeres. Así, los hombres usaban los turbantes (pañetes) o vinchas, colocados y combinados de diferentes formas. Probablemente, en el verano solo usaban un taparrapo para cubrir sus partes íntimas, además del turbante o la vincha. En el invierno, usaban turbantes o las vinchas, además del taparrabo, y una camisa, a veces con mangas cortas, a veces sin mangas. Completaba el atuendo, una manta que a veces se usaba como capa, otras para cargar cosas, otras como tapete para sentarse. La vestimenta se complejiza en cuanto a elementos conformantes, en función de la ocupación, el rango o el estatus.

Dentro del género masculino, encontramos ocupaciones que les son tradicionalmente inherentes, tales como la de guerrero, corredor, recolector ritual de caracoles o cazador ritual de focas. Los guerreros visten un casco de forma variable, probablemente de madera, protegido o decorado con diferentes materiales, incluidas plumas, láminas de metal y forros textiles. A veces llevan el torso desnudo, cubierto de tatuajes o pinturas. Otras, el torso está cubierto por una camisa. Abajo, está cubierto por un taparrabo y un faldellín. Un cinturón o fajín completa a veces la indumentaria; de dicha prenda parece colgar el cuchillo ceremonial con hoja tipo tumi. Los sacerdotes, en cambio, llevan siempre un turbante y un camisón como vestimenta básica, además del manto. La indumentaria se complejiza en la medida en que aumenta su rango y status, especialmente en lo que se refiere al tocado. Los recolectores rituales de caracoles y cazadores rituales de focas visten camisa y taparrabo; en la cabeza exhiben penachos o coronas sujetados con una vincha, un turbante o un barbiquejo. En algunas escenas, se observa a guerreros participando en la recolección ritual de caracoles, identificables gracias al uso del faldellín, prenda que parece ser casi de su uso exclusivo.

La vestimenta de la mujer, en cambio, se basa en el uso de un camisón largo, por debajo de las rodillas, a veces ceñido al cuerpo por un cinturón. Cuando la cabellera es larga, trenzan el pelo con un tejido. En algunas escenas, llevan una manta sobre la espalda, o amarrada al cuello cargando un niño o una vasija. Al igual que en el caso de los varones, la vestimenta se complejiza en cuanto a elementos conformantes, en función de la ocupación, el rango o el estatus. La vestimenta más compleja que se observa en la iconografía, es la de la sacerdotisa de la Luna, la cual viste un camisón decorado, un manto, extensiones que parten desde el cuello a manera de bufandas, que terminan en cabezas de serpiente. En la cabeza llevan un tocado conformado por una corona, penachos y borlas.

BIBLIOGRAFÍA CITADA

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El soberbio arte mochica, una muestra

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La exposición Moche y sus vecinos. Reconstruyendo identidades que se realizo en el Museo de Arte de Lima en Perú a mediados del año 2016, mostró la relación que entablaron los mochicas con las comunidades vecinas altoandinas. «Hubo convivencia, pero también disputas en torno al territorio y a los recursos», tal como lo explicó la conservadora Cecilia Pardo.»Se desarrolló un sistema de enfrentamientos ritualizados que permitió resolver las disputas intergrupales mediante el uso de violencia controlada. Antes que generar una guerra abierta, con una pérdida incalculable de vidas humanas, se optó por organizar duelos entre la élite guerrera de cada comunidad. Los ganadores no sólo podían sacrificar a los perdedores, sino también asegurarse los bienes en disputa», añade la conservadora.

La muestra que si usted no pudo visitarla, hoy se la mostramos en una breve colección de imagenes, reflejaron las relaciones de convivencia, conflicto y negociación entre los mochicas y sus comunidades vecinas altoandinas. Es el caso de los grupos que migraron desde las regiones de Recuay, Cajamarca o Huamachuco hasta las zonas de clima templado de los valles altos de Moche, Santa y Nepeña a comienzos del período Intermedio Temprano (100-300 d.C.) o aquellos que participaron en ceremonias en el valle de Jequetepeque en épocas posteriores (700-1000 d.C.). La muestra exhibío en total unas ochenta piezas que incluyeron vasijas de cerámica, monolitos y objetos de metal que pertenecen al arte mochica, recuay y cajamarquino. «Destacaría aquellas piezas que nos permiten reconstruir ciertos rituales vinculados a posibles alianzas entre los mochicas y sus vecinos altoandinos. Por ejemplo, un atuendo ritual con forma de felino, un conjunto de platos trípode cajamarquinos y un calero, un contenedor de cobre dorado para almacenar cal, que sirve para activar los alcaloides de la hoja de coca», detalla Pardo. «En el denominado Ritual de la Coca, el dios Ai-Apaec recibe diversos atuendos y parafernalia por parte de un grupo de oficiantes foráneos, permitiéndole integrarse al chacchado o masticación de la hoja de coca y recibir las primeras lluvias y la aparición de una gran serpiente bicéfala en el cielo», agrega la conservadora.

Fuente: Resumen del articulo publicado en National Geographic por ALEC FORSSMANN
http://www.nationalgeographic.com.es/historia/actualidad/el-museo-de-arte-de-lima-exhibe-el-soberbio-arte-mochica_10182/9

Falleció el destacado arqueólogo Santiago Uceda Castillo

El arqueólogo, docente e investigador Santiago Uceda Castillo falleció el 14 de enero del 2018 en horas de la noche a los 63 años de edad a causa de una falla cardíaca. La noticia fue confirmada por el Ministerio de Cultura.Trujillo le dice adiós a una de sus figuras más importantes de la cultura y las ciencias sociales.

Santiago Uceda se desempeñó como director del Museo Bruning de 1981 a 1982, del Proyecto Arqueológico Chavimochic de 1987 a 1991, y como co-director del Proyecto Arqueológico Huacas del Sol y la Luna desde 1991 hasta la fecha. Fué uno de los mas prominentes investigadores de la cultura moche, quien con sus estudios y descubrimientos cambio la historia de lo que se conocía de esa importante cultura que se desarrollo en el norte del Perú.

Uceda ocupó hasta el año pasado el cargo de decano de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Trujillo. Amante de las tecnologías de la información, hizo importantes avances en dicha casa de estudios superiores desde tiempos en que la tecnologia recien asomaba en el Perú y él promovio su aplicación en el trabajo diario de los proyectos que manejaba y en las áreas administrativas que dirigió.

Fue uno de los pioneros y promotores de la Internet en el norte del Perú. Hizo importantes convenios con la Red Científica Peruana, siendo en los años 80, el principal promotor del servicio de correo electrónico en esta parte del país y gestiono el primer backbone de INTERNET fuera de Lima.

En el 2013 el Ministerio de Cultura lo reconoció con el título de ‘Personalidad Meritoria de la Cultura’.

Natural de Santiago de Chuco, Uceda Castillo cumplió un papel fundamental en las investigaciones científicas de las culturas pre-incas peruanas. Obtuvo una licenciatura en Arqueología en la Universidad Nacional de Trujillo, y más tarde, una maestría y doctorado en la Université de Bordeaux, con tesis doctorales inéditas sobre las industrias de nuestros ancestros.

Asimismo, fue distinguido en Perú por el Congreso de la República y por la Municipalidad Provincial de Trujillo; en China por el Shangai Archaelogy Forum, y en Francia con las Palmas Académicas en la orden de Caballero.

La cultura peruana pierde un valioso descubridor de la realidad mochica, sus obras son y seguirán siendo libros obligados de consulta de nuevas generaciones y actuales estudiosos de esta rica cultura.

Asi se informa del lamentable deceso:

«Lamentamos informar que esta noche falleció Santiago Uceda, director del proyecto arqueológico Huacas del Sol y de la Luna desde 1991 y Personalidad Meritoria de la Cultura en 2013. Su ardua investigación deja un inigualable aporte a la arqueología peruana», publicó el Ministerio de Cultura en su cuenta de Twitter.

 

Santiago Uceda Castillo

http://laindustria.pe/noticia/fallece-el-arquelogo-e-investigador-santiago-uceda-16437

http://larepublica.pe/sociedad/1170967-fallecio-el-arqueologo-santiago-uceda-a-los-63-anos

https://diariocorreo.pe/edicion/la-libertad/quien-fue-santiago-uceda-el-arqueologo-cuya-partida-ha-conmocionado-la-comunidad-cultural-797500/

https://elcomercio.pe/peru/la-libertad/trujillo-fallecio-reconocido-arqueologo-santiago-uceda-noticia-489172

http://noticiasresponsables.com/mas-de-32-millones-de-soles-invierte-burgomaestre-santos-rafael-en-distrito-de-simbal/

https://publimetro.pe/actualidad/noticia-fallecio-reconocido-arqueologo-santiago-uceda-trujillo-69715

http://www.satelite.laindustria.pe/noticia/fallece-el-arquelogo-e-investigador-santiago-uceda-16437

http://miquiosco.com/ver/34415-registro-danos-sismo-arequipa-noticia-489185

http://peru.shafaqna.com/ES/PE/903007

http://andina.pe/Agencia/noticia-trujillo-fallece-director-del-proyecto-huacas-del-sol-y-luna-695931.aspx

http://chicameros.blogspot.pe/2018/01/santiago-querido.html

Jefa de gabinete del Perú expresa condolencias

 

 

Fuente: Medios de Prensa

Álbum: Huacos Eróticos de la cultura Moche

En el arte de la cerámica Mochica, el sexo se relacionaba con la fecundidad de la tierra. Quizá por ello, a pesar del detalle con el que los artesanos moche modelaron los genitales de sus esculturas, no pusieron mucho empeño en reflejar gestos de placer.  En cambio, abundan las escenas sexuales que nada tienen que ver con la fertilidad, como el sexo oral, la masturbación e incluso el coito con los muertos. He aquí una pequeña muestra de la extraordinaria expresión artística de los moche.

“Sipán nos demostró que sabíamos poco de los Moche”

Jeffrey Quilter es profesor de la Universidad de Harvard. Allí, junto con Luis Jaime Castillo, arqueólogo de la PUCP, acaba de editar New Perspectives on Moche Political Organization, uno de los más avanzados estudios sobre la cultura Moche. Aquí nos habla de su ciencia y del Perú.

«Cuando era joven, mi papá me llevaba todas las semanas a los museos de Nueva York. Mi madre era inglesa y pasé muchos veranos en Inglaterra, admirando los castillos, las edificaciones romanas, etcétera. Esta combinación de experiencias hizo de mí un amante de la historia, de la ciencia, de la arqueología”. Jeffrey Quilter, arqueólogo de la Universidad de Harvard y experto en la cultura moche, nos habla del inicio de su vocación.

¿Por qué su interés en el Perú?
Cuando era joven me interesaba todo: los egipcios, los romanos, pero en 1965 tuve la oportunidad de ser asistente en un museo de Brooklyn. Allí gané una beca para venir al Perú como alumno de intercambio. Arribé el 21 de junio de 1966, el día que cumplí 17 años. Cuando llegué, me enamoré del Perú, de su comida, de sus habitantes, de su cultura, de todo. Al regresar a los Estados Unidos, ya sabía que me iba a dedicar a la arqueología peruana. Tuve otras ‘novias’, pero el Perú fue la primera, la más importante, y por eso volví 10 años después, en 1976, a trabajar en Chilca.

¿Cómo fue su encuentro con la cultura Moche?
Bueno, nació con mi visita a los museos de Arqueología y Larco, pero creció en los años ochenta con los libros sobre iconografía mochica que estudié. En 1999 visité la Huaca de la Luna, El Brujo y otras huacas de los moche. Allí afiancé mi interés en esta cultura.

En 1987 se descubrió al Señor de Sipán…
Es uno de los puntos de quiebre en la historia de la arqueología mundial, y no solo del Perú. La tumba es valiosa porque muestra a los hombres ricos y sus joyas; pero, además, por la cantidad de información que aporta a la ciencia. Por ello es que creo que su descubrimiento es comparable con el de Tutankamón.

Entonces, Sipán hizo atractiva –para los científicos del mundo– a la cultura Moche…
En cualquier ciencia hay ‘olas’: periodos de gran interés y periodos de desinterés. El descubrimiento de Sipán ha abierto una puerta para ‘reinvestigar’ a los mochica. Hasta los años setenta, muchos investigadores pensaban que ya se conocía todo de ellos, pero Sipán nos demostró que no era así. Ahora tenemos a Cao, a San José de Moro, a la misma Huaca de la Luna. Las posibilidades de investigación son inmensas. Los moche tienen aún demasiado que decirnos. Además, resultan atractivos para todos porque su arte es bastante figurativo, fácil de apreciar. La simbología sí corresponde a los expertos.

Sus estudios van más allá de observar los huacos y las joyas, porque usted trata de conocer, a partir de ellos, su organización política y social…
Hoy, como se dice en Estados Unidos, estamos estudiando a “los indios detrás de las flechas”. En el Perú podría decirse “a las personas detrás de los huacos”, a las personas que los usaban. Cómo era su vida, cuál fue su aporte a la civilización mundial, cómo era su organización política, cómo era su vida cotidiana…

¿Qué han descubierto?
Que sabemos muy poco, que necesitamos saber más (risas). Moche fue, sin duda, una de las más importantes civilizaciones del mundo antiguo. Pero hace 20 años pensábamos que era un Estado uniforme, con el mismo sistema de gobierno desde Nepeña hasta Piura. Ahora sabemos que, casi valle por valle, era un mundo más complicado, con procesos culturales y sociales diferentes. Su mismo desarrollo era distinto, al igual que sus señores. Hay tiempos de síntesis y tiempos de revelación: hoy son tiempos de revelación.

Usted hace ahora ‘arqueología colonial’. Ha encontrado valiosos documentos en Cao…
Hemos encontrado varios documentos antiguos, y en uno de ellos aparece una lista de números arábigos escritos en alfabeto romano –el que nosotros usamos–, pero en una lengua desconocida hasta ahora. La lengua no es muchik y no es quechua. Los cronistas escribieron que en el siglo XVI había una lengua llamada yunga: creemos que esta es la muchik. Pero también se habla de una lengua ‘pescadora’ y de otra, llamada ‘quingnam’, hablada por los mochicas del sur. Como no tenemos un diccionario quingnam ni un diccionario pescador –sí hay un diccionario muchik–, creemos que lo que hemos encontrado quizá pertenezca a cualquiera de estas lenguas. Quizá este sea el primer paso para hablar de una lengua desconocida, pero necesitamos más que este pequeño documento: me gustaría compartirlo con otros científicos.

Gonzalo Pajares Cruzado

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