Secuencia y cambios en los materiales y técnicas constructivas de la Huaca Cao Viejo, complejo El Brujo

La investigación arqueológica emprendida desde 1990 en la Huaca Cao Viejo, ha permitido reconocer siete edificios (A a G) superpuestos (Franco et al. 1996). Gradualmente, el análisis de la estructuración interna de estos edificios (Franco et al. 1994) ha brindado indicadores importantes que permiten confirmar esta evolución arquitectónica, y al mismo tiempo identificar características recurrentes en varios casos. Esta información nos ha conducido a establecer una cronología relativa aplicable a todos los edificios mochicas del Complejo El Brujo, la cual será contrastada con las que han sido propuestas para el valle de Chicama (Gálvez y Castañeda 1993) y la costa norte del Perú (Reindel 1993).

SECUENCIA Y CAMBIOS EN LOS MATERIALES Y TÉCNICAS CONSTRUCTIVAS DE LA HUACA CAO VIEJO, COMPLEJO EL BRUJO, VALLE DE CHICAMA

César A. Gálvez Mora
Antonio Murga Cruz
Denis Vargas Salvador
Hugo Ríos Cisneros

En el presente trabajo buscamos, entre otros objetivos, contrastar los datos de la morfología de los adobes y su ordenamiento en los rellenos arquitectónicos, tomando como criterio básico el de la superposición. Esto es particularmente útil cuando los acabados diagnósticos de los exteriores de cada edificio han desaparecido o no son reconocibles por problemas de conservación. Estos datos nos permitirán identificar algunas de las causas de los cambios entre uno y otro edificio de la Huaca Cao Viejo. También exponemos los problemas constructivos que han alterado, en su momento, la estabilidad de las estructuras de la Huaca Cao Viejo, y propiciaron la respuesta de los mochicas para superar estas deficiencias.

Moche: hacia el final del milenio. Actas del Segundo Coloquio sobre la Cultura Moche

(Trujillo, 1 al 7 de agosto de 1999), Santiago Uceda y Elías Mujica, editores, T. I, págs. 79-118.

Lima, Universidad Nacional de Trujillo y Pontificia Universidad Católica del Perú, 2003.

 

MATERIALES DE CONSTRUCCIÓN

Adobes

Los adobes son los materiales constructivos más comunes de la Huaca Cao Viejo. En términos generales, la tipología básica en este edificio se refiere a los adobes rectangulares, plano-convexos o hemisféricos, cuadrados y cilíndricos (Fig. 3.1).

ADOBES RECTANGULARES

Fueron producidos mediante el moldeado, y son los más comunes encontrados en el Complejo y principalmente en la Huaca Cao Viejo y en la Huaca El Brujo o Cortada (Franco et al. 1994). Sobre la base de los valores resultantes de la razón altura/ancho (h/a) en las muestras, para lo cual se da al ancho el valor de la unidad, resulta la clasificación de los adobes en los tipos rectangulares planos y rectangulares altos, existiendo adobes cuya proporción los ubica entre estos dos tipos generales.

Rectangulares planos

La proporción h/a en estos ejemplares es de 0,5/1. Un rasgo notable es la ausencia de una estandarización en las dimensiones. Su uso en los edificios A y B, indica esencialmente una reutilización.

Los adobes rectangulares planos pueden tener o no marcas de gavera y predominan en los edificios C, D, E, F y G, para los cuales fueron expresamente fabricados muy probablemente en gaveras de carricillo (Phragmites comunis) (Fig. 3.2), atendiendo a razones de durabilidad de este material, sin descartar la utilización de caña brava. En este caso, la profundidad y el diámetro de la impronta visible en las cuatro caras llegan hasta 6,93 mm y 10,02 mm, respectivamente. La incidencia de adobes con estas características se da en los edificios D y E.

Debido a la mínima exposición de sus evidencias, se han tomado pocas medidas de los adobes del Edificio G; sin embargo, aún cuando éstos varían en largo y ancho (30 x 19/23 cm), coinciden en la altura (11cm). También se dispone de escasas evidencias sujetas a ser medidas

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Fig. 3.1. Forma de adobes utilizados en la construcción de la Huaca Cao Viejo.

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Fig. 3.2. Secuencia estratigráfica-arquitectónica de adobes de la Huaca Cao Viejo.

para el Edificio F. Se observa que los adobes coinciden en ancho (21 cm), variando en longitud (28/32 cm) y alto (10/11 cm), presentan improntas de gavera y son también de lados lisos. Los adobes del Edificio E tienden a ser elaborados con tierra amarilla, sus dimensiones son variadas (33/36 x 22/25 x 12/14 cm), mostrando improntas de la estructura de la gavera antes mencionada.

En los edificios C y E hay adobes moldeados en este tipo de gavera, los cuales muestran en la cara superior las huellas de los dedos de los adoberos, representando el 30% de la muestra. Los adobes de lados lisos posiblemente fueron hechos en gaveras de madera o caña de guayaquil desbastada, pero no debe descartarse la posibilidad de que la ausencia de marcas de gavera se deba a la acción de desmolde. Es importante destacar que los adobes de lados lisos (planos o altos) son recurrentes en todos los edificios.

En los adobes del Edificio C, se advierte la presencia de una ranura vertical en la parte media de los costados de los adobes de grandes dimensiones, lo cual sugiere que los moldes fueron reforzados para resistir la masa de barro.

Las características de los adobes no presentan mayores diferencias en los cinco edificios más tempranos (C a F). En las muestras del Edificio E, el 81,30% tienen una proporción de 0,5/1, y el 6,90% corresponden a la proporción 0,4/1, lo cual indica una masiva producción de este tipo de adobes (88,20%). En la muestra del Edificio D, este tipo de adobes también es predominante (0,5/ 1 = 67%; 0,4/1 = 5,8%) y llegan al 72% del total. Aquí no se registran los adobes planos de menor dimensión (24-27 cm de longitud), los cuales sí fueron utilizados para construir el Edificio E.

Un rasgo muy relevante y diagnóstico del Edificio C, es el incremento del tamaño de los adobes en comparación con los precedentes. Sólo así se explica que los adobes de 33 cm de longitud representen el 43% de la muestra. Un indicador cronológico del Edificio C son los adobes de 70 x 40 x 20 cm, que forman parte de la estructura del muro soporte de los relieves que representan peces geometrizados en la pared norte de la pirámide, que también se hallan al interior de la plataforma principal. Independientemente de sus dimensiones, los valores de la proporción h/a indican un predominio de los adobes planos (0,5/1 = 46%; 0,4/1 = 37%; 0,3/1 = 4%), que suman en total el 87% de la muestra (Cuadro 3.1).

Es importante mencionar que en el Edificio B se advierte una brusca caída de los porcentajes de adobes planos (0,5/1 = 0,94%) producidos en este momento. En este caso, hay un número importante de adobes de este tipo que han sido reutilizados, los mismos que no han entrado en los cálculos.

Rectangulares altos

Los adobes rectangulares altos están asociados indiscutiblemente a los edificios A y B, los valores para la proporción h/a es igual a 0,7/1. Por lo general éstos se caracterizan por la mejor elección de la materia prima con un alto contenido de arcilla, por mostrar en su mayoría lados lisos. Esto significa que fueron moldeados tanto en gavera de carricillo como de caña de guayaquil chancada. Tampoco muestran la impronta de los dedos de los adoberos en el plano superior, existiendo evidencias que indican que al molde se le aplicaba arena fina para evitar que la masa de barro se pegue.

En una muestra de 1 058 ejemplares, que incluyen adobes marcados del Edificio A (Cuadro 3.2), se observa un brusco incremento de este tipo de adobes, los cuales llegan al 92,99% (0,7/ 1 = 33,1%; 0,8/1 = 45,84%; 0,9/1 = 13,98%). Mención especial tiene el hallazgo de adobes de extremos cuadrados (h/a = 1/1), los cuales si no son muy significativos, son similares a los reportados por Kolata (1980) en Chan Chan.

En cuanto al tamaño de este tipo de adobes, hemos ordenado la muestra de los edificios A y B (Cuadro 3.3), para demostrar la notable presencia de adobes pequeños con un 65%; por el contrario, los medianos y altos llegan al 30,27% y 4,16% respectivamente, tendencia que se mantiene en términos generales en la muestra del Edificio A.

TAMAÑO

.

DIMENSIONES

Max / Min (cm)

.

X

.

CANTIDAD MUESTRA

%

LARGO

ANCHO

ALTURA

LARGO

ANCHO

ALTURA

EDIFICIO E

24 – 27

26 / 24

21 / 16

10 / 7

25,0

18,5

8,5

28

20,9

27 – 30

29 / 27

20 / 17

12 / 7

28,0

18,5

10,5

50

37,3

> 30

33 / 30

27 / 18

11 / 9

31,5

22,5

10,0

56

41,8

.

.

.

.

.

.

TOTAL

134

100

EDIFICIO D

24 – 27

———

———

———

———

———

———

———

——–

27 – 30

29 / 27

20 / 18

11 / 9

28,0

19,0

10,0

8

4,2

> 30

33 / 30

22 / 19

12 / 9

31,5

20,5

10,5

180

95,7

.

.

.

.

.

.

TOTAL

188

99,9

EDIFICIO C

24 – 33

32 / 24

23 / 17

12 / 8

28,0

20,0

10,0

57

57

33 – 42

41 / 33

30 / 22

17 / 9

37,0

26,0

13,0

23

23

> 42

60 / 42

35 / 22

15 / 11

51,0

28,5

13,0

20

20

.

.

.

TOTAL

.

.

100

100

Cuadro 3.1. Adobes paralelepípedos planos de la Huaca Cao Viejo de acuerdo a su dimensión.

TAMAÑO

.

.

DIMENSIONES

Max / Min (cm)

.

X

.

CANTIDAD MUESTRA

%

.

LARGO

ANCHO

ALTURA

LARGO

ANCHO

ALTURA

EDIFICIO A

.

.

.

.

.

.

.

25 – 29

.

28 / 25

20 / 13

17 / 10

26,50

16,50

13,50

436

41,20

29 – 33

.

32 / 29

22 / 15

18,5 / 10,5

30,50

18,50

14,50

617

58,31

> 30

.

38 / 33

28 / 19

17 / 13

35,50

23,50

15,0

5

0,47

.

.

.

.

.

TOTAL

1 058

99,98

Cuadro 3.2. Adobes altos con marcas de la Huaca Cao Viejo de acuerdo a sus dimensiones.

TAMAÑO

.

DIMENSIONES

Max / Min (cm)

.

X

.

CANTIDAD MUESTRA

%

LARGO

ANCHO

ALTURA

LARGO

ANCHO

ALTURA

EDIFICIOS B + A

.

.

.

.

.

.

25 – 29

28 / 25

21 / 15

18 / 9

26,50

18,00

13,50

236

65,55

29 – 33

32 / 29

23 / 14

19 / 10

30,50

18,50

14,50

109

30,27

> 33

37 / 33

24 / 19

17 / 13,5

35,00

21,50

15,25

15

4,16

.

.

.

.

TOTAL

360

99,98

Cuadro 3.3. Adobes paralelepípedos altos con marcas de la Huaca Cao Viejo de acuerdo a sus dimensiones.

Los adobes marcados de los edificios A y B tienen como únicos antecedentes conocidos:

a) un adobe plano hecho en molde de carricillo, recuperado del relleno del Edificio D, el cual mide 32 x 24 x 11 cm, en cuya cara superior lleva una cruz con dos incisiones hechas con instrumento cilíndrico. En este ejemplar, las estrías de las incisiones horizontal y vertical tienen un diámetro de 13,12 y 10,07 mm, respectivamente, con una profundidad de 5,56 mm, medida casi coincidente con la impronta del carricillo lateral; b) un adobe recuperado del relleno del Edificio C, cuyas medidas son 23 x 17 x 19 cm, que muestra una incisión que cruza horizontalmente el plano superior del adobe de izquierda a derecha, con un diámetro de 10,85 mm y una profundidad de 4,81 mm.

La muestra más significativa de adobes altos marcados corresponde al Edificio A, donde hemos registrado 207 ejemplares (Fig. 3.3). Si bien la tipología de los símbolos utilizados para marcar los adobes es visiblemente menor al número de las muestras antes mencionadas, estamos convencidos de que hay una intencionalidad en variar la posición de cada uno de los símbolos dentro del plano rectangular de los adobes, pues salvo muy raras excepciones (muestras 204, 205, 206, por ejemplo), cada uno de los ejemplares registrados representan a un conjunto de adobes que tienen el mismo símbolo en la misma ubicación. De manera que convencionalmente el término “marca” será utilizado por nosotros para referirnos a cada uno de los 207 casos que hemos mencionado, reservando el término “símbolo” exclusivamente para individualizar cada uno de los motivos independientemente de su posición en el plano rectangular de los adobes.

En el sector sureste de la plaza ceremonial del Edificio B, fueron registradas las marcas 24 y 33 en los muros del recinto (RE2), localizado en el sector sureste de la plaza ceremonial, así como en la terraza más baja del frontis de la pirámide de la Huaca Cao Viejo (PE5). Es evidente que el marcado de adobes altos se inicia con la construcción del Edificio B.

Los adobes pequeños (Fig. 3.4) tienen 94 marcas exclusivas; los medianos 79 y los grandes 3. Los casos de marcas comunes entre los adobes pequeños y medianos es 79; y aquellas comunes a los pequeños y grandes son 3. Por último, las marcas comunes a las tres dimensiones de adobes son sólo 5.

Los adobes grandes representan sólo el 4,14% de la muestra total correspondiente a los edificios A y B, y el 0,47% de la muestra del primero de estos edificios. Este es un rasgo significativo, pues los adobes grandes no han sido objeto de una producción en masa. Este solo hecho abre la posibilidad de que las marcas no respondan exclusivamente al criterio de control de materiales de construcción por parte de grupos distintos, como ha sido sugerido por Hastings y Moseley (1975).

Finalmente, al establecer la comparación de las marcas comunes entre la Huaca Cao Viejo, las Huacas del Sol y de la Luna (Hastings y Moseley 1975) y Vichansao o Florencia de Mora (Pérez 1994), se obtienen los siguientes resultados:

Huaca Cao Viejo – Huaca del Sol

=

16,90%

Huaca Cao Viejo – Huaca de la Luna

=

9,66%

Huaca Cao Viejo – Huaca Vichansao

=

14,49%

Marcas comunes a los cuatro sitios

=

3,66%

Las marcas comunes son las de factura simple: puntos, líneas horizontales, líneas verticales y líneas diagonales (códigos 1, 6, 13, 25, 32, 33, 44 y 48). La Huaca Cao Viejo y la Huaca El Brujo son, hasta la fecha, los únicos sitios del valle de Chicama con adobes marcados. En el caso particular de la Huaca Cao Viejo, ésta tiene una importante proporción de marcas exclusivas, propias del valle de Chicama.

ADOBES PLANO-CONVEXOS

Son diagnósticos del relleno del Edificio D, el mismo que sirvió en la plaza ceremonial y la plataforma superior de la Huaca Cao Viejo para cubrir los espacios arquitectónicos del Edificio E, que es más temprano. En la superficie superior se nota la impronta de los dedos. Este tipo de adobes

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.

Fig. 3.4. “Marcas de fabricante” en los adobes de la Huaca Cao Viejo.

tiene medidas muy variadas; el largo, ancho y altura máximas son de 34, 27 y 16 cm, respectivamente. Los más resistentes son de barro amarillento y los menos resistentes de color gris.

Este tipo de adobes tuvo una función pasiva dentro de las cámaras de relleno, por lo cual es muy posible que la producción de los mismos hubiera estado supeditada a la necesidad de disponer de la mayor cantidad de materiales en una unidad de tiempo mucho menor a la requerida para la elaboración especializada de adobes rectangulares. Esta demanda de adobes planoconvexos pudo haber sido cubierta por adoberos no especializados, cuyo aporte contribuyó para lograr, por ejemplo, cubrir un edificio anterior para erigir sobre éste a uno nuevo.

ADOBES CUADRADOS

Bajo este tipo genérico se incluyen a los adobes cuadrados propiamente dichos y a los que tienen una mínima diferencia en sus lados, debido a razones tecnológicas. Sin duda, son adobes especiales para la construcción de las columnas de los recintos de los edificios D y E en el frontis oeste y en la plataforma superior de la Huaca Cao Viejo, respectivamente. Los adobes fueron hechos con arcilla amarillenta y muestran la impronta de la gavera de carricillo (Phragmites comunis). Entre las dimensiones registradas tenemos: 33 x 33 x 9 cm; 40 x 35 x 9; 24 x 17 cm x 9 cm; este último no muestra impronta de gavera de carricillo, y fue hallado en el relleno del Edificio C.

ADOBES CILÍNDRICOS

Existe sólo una muestra incompleta de adobes cilíndricos procedente de uno de los recintos con hornacinas ubicados al suroeste del patio ceremonial que existe en la plataforma superior del Edificio D de la Huaca Cao Viejo, y ésta mide 28 cm de diámetro y 25 cm de altura. La materia prima es de color grisáceo y es muy resistente, sin embargo, presenta la impronta vertical del molde circular de caña de guayaquil chancada, conservando también enlucido y pintura.

Además de este ejemplar, ha sido recuperado uno en el sitio de Paredones en un sector alterado por los huaqueros. El diámetro superior es de 30 cm, la altura mide 22 cm y el diámetro inferior 32 cm. Fue elaborado con gavera circular, pues se nota la impronta de los elementos de ésta, que posiblemente corresponden a caña de guayaquil partida. La impronta de cada segmento alcanza hasta 3 cm de ancho, no es redonda y debió de ser cosida con cordelillo a un refuerzo o estructura exterior. Es posible que este tipo de adobes haya sido dedicado ex profeso para levantar columnas, de las cuales lamentablemente no tenemos ninguna evidencia in situ.

ADOBITOS

En esta categoría hemos considerado ejemplares pequeños que fueron recuperados durante la excavación de un forado prehispánico existente en la Plataforma 1 (PL1), inmediatamente al norte del recinto ceremonial (RE1) del Edificio A. Cronológicamente corresponden al Edificio C, debieron formar parte de una estructura que tuvo relieves, lo cual se deduce porque la mayoría de estos adobitos mostraba en una de sus caras incisiones y pintura de color gris y amarillo. Las dimensiones son variadas en longitud (14 a 17 cm), siendo el ancho y la altura coincidentes (5 cm).

Barro

Este material forma parte de las estructuras y fue colocado sobre cada capa de adobes, y también fue usado en la preparación de los pisos, el pañeteado de los paramentos y para enlucir las columnas y otros elementos arquitectónicos. En estos casos el barro no difiere mucho del material de los adobes; sin embargo, en los enlucidos se usó una mayor proporción de arena, que era colocada sobre el pañeteado para darle una textura lisa y evitar el agrietamiento.

Madera

Algarrobo (Prosopis sp.) y Espino (Acacia macracantha). Las evidencias de este material corresponden a horcones, de los cuales se han recuperado varias muestras en la plaza ceremonial, asociadas al paramento con el desfile de prisioneros y guerreros (PRP 7). En la plataforma superior se localizó vigas de algarrobo y espino en la cubierta de las Tumbas 1 y 2 (Fig. 3.5), y también como soporte de la cubierta de adobes apoyados que forman ángulo de las tumbas localizadas en los recintos 3 y 4 del sector exterior oeste de la plaza ceremonial. Además, fueron utilizados para elaborar pilares o columnas y para soportar las cubiertas de los espacios ceremoniales.

Otro uso de la madera es la elaboración de llaves para amarrar un bloque de adobes tramados con otro, según se ha verificado en el sector noreste de la plataforma superior (Fig. 3.6). Asimismo, existe un umbral de madera con ranura central en el Edificio C, ocupando la parte inferior del vano de acceso oeste del pasadizo ubicado entre la plataforma principal y un conjunto de recintos localizados en el sector noroeste de la plataforma superior (Figs. 3.7 y 3.8).

Caña brava (Gynerium sagittatum). La caña brava fue usada en las cubiertas de los recintos colocándola sobre las vigas, según lo prueban las improntas de caña presentes en el mortero del cielorraso policromado de la Plataforma 1, Edificio A, y en el mortero del patio superior de los edificios D y E. También se halla en el dintel de la hornacina del muro sur del recinto 5, Edificio D (Fig. 3.9), y en el vano de acceso entre el recinto 5 y 6, siendo del todo probable que casi todos los dinteles del edificio mencionado fueron de este material. También ha sido usada como amarre estructural integrándose en forma intercalada con las capas de adobe, amarrando muchas veces hasta tres estructuras (relleno-muro-relleno) lateralmente, como se ha registrado en la cama de caña existente en toda la cabecera del muro este del patio ceremonial ubicado en la Plataforma del Edificio D (Fig. 3.10). Este mismo material se encuentra a cada cierto trecho entre los adobes de relleno. De igual manera en la estructura del muro al sur

Fig. 3.5. Cubierta de vigas de madera de la tumba de cámara 2.

de la plataforma principal la caña ha sido utilizada a manera de amarre; sin embargo esto fue al mismo tiempo la causante del colapso de este muro (Fig. 3.11) (Franco et al. 1999: 86).

Caña guayaquil (Guadua angustifolia). Se ha registrado la impronta de este material en el mortero de las cubiertas recuperado al interior del Recinto 1, y en la estructura interna del edificio, aparentemente con la finalidad de delimitar tareas o bien por razones de estabilidad estructural. Asimismo, en los pisos hay improntas circulares de diámetro variado que corresponden a pies derechos de caña de guayaquil, que son distintas a las que tienen planta irregular que corresponden a los pies derechos de madera de algarrobo o espino. Un uso adicional es el de indicador de entierros, como fue registrado en la Tumba 2 de la plataforma superior (Franco et al. 1998b: 17).

TÉCNICAS DE CONSTRUCCIÓN

Para la construcción de los edificios se habilitaron estructuras sólidas como muros y plataformas; asimismo, unidades menores a las cuales se les ha agrupado dentro del término genérico de relleno de adobe tramado (RAT) (Uceda et al. 1994; Franco et al. 1994). Sin embargo, a pesar que este término es válido, no es muy preciso para establecer una diferencia entre las unidades en forma de prisma de base cuadrangular que preferimos denominar bloques de

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Fig. 3.6. Desface de estructura y “llave de amarre” como solución estructural.

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Fig. 3.7. Umbral de madera con acanaladura central.

Fig. 3.8. Umbral de madera con acanaladura central en el vano de acceso a la plataforma superior.

adobe tramado (BAT) (Fig. 3.12) y los rellenos de adobe tramado conformados por capas superpuestas sin una morfología horizontal definida, como se ha registrado en la plaza ceremonial del Edificio A (Fig. 3.13).

En la Huaca Cao Viejo también existen rellenos de adobes plano-convexos y rellenos de tierra suelta, cada uno de los cuales tuvieron sus ventajas para los fines del avance de la construcción pero al mismo tiempo ocasionaron problemas estructurales (Fig. 3.14). Para ello observaremos la albañilería y las soluciones a los problemas particulares de la construcción.

En la técnica de albañilería analizamos las diferentes formas de asentado de los adobes, partiendo de los aparejos de las estructuras sólidas de adobe y del uso de la madera, caña, enea, etc.

La albañilería

En todos los edificios de la Huaca Cao Viejo los adobes están asentados unos sobre otros y unidos con mortero colocado sólo en el lecho menos en las juntas, las cuales siempre están vacías. Las juntas de una hilada son cubiertas por la siguiente dando como resultado un aparejo regular de adobe. El asentado de adobes puede ser de soga, cabeza o tizón y canto.

Fig. 3.9. Vista de los restos de un dintel de caña brava.

Albañilería de soga y cabeza. Es la más frecuente en los diversos edificios de la Huaca Cao Viejo, que presentan la trama de los adobes de soga y cabeza o tizón, y donde la llaga es cubierta por la hilada superior. Estas hiladas son colocadas alternadamente, en ningún caso las juntas llevan mortero, el cual sólo fue colocado en el lecho (Fig. 3.15).

Hiladas de canto. En este caso, la hilada está formada por adobes puestos sobre uno de sus lados o costados. Esta forma de asentar los adobes es una característica de las construcciones Moche tardías correspondientes a los edificios A y B (Fig. 3.16), con escasos antecedentes en el Edificio D: a) en el vano del tramo sur del corredor asociado a los recintos del sector suroeste de la plataforma superior, donde en la superficie vertical oeste del vano hay dos adobes de canto que completan dos hiladas de adobes colocados de soga y cabeza (Fig. 3.17); b) en la parte superior del vano que conecta los recintos 5 y 6, los adobes de canto permitieron ganar altura; luego se colocó una hilada de soga y finalmente se puso la caña del dintel; c) en la mocheta ubicada en el extremo sur del pasadizo del recinto 5, antes de pasar al vano que intercomunica este recinto con el 6; d) en un muro del Anexo Este de la Huaca Cao Viejo, el cual cierra por este lado a la plaza ceremonial del Edificio D. De igual manera, hay algunas evidencias en los BAT del Edificio C, y se hacen con el fin de nivelar hiladas en los extremos de los bloques.

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Fig. 3.10. “Estructura de amarre” de caña brava y caña guayaquil.

Como se ha mencionado, esta técnica es de uso muy común en los edificios B y A, e incluye tanto a los adobes altos (con o sin marca) como a los reutilizados. Por ejemplo: en los muros soporte de la terraza con el tema del desfile de prisioneros y guerreros (PRP7), esta solución ha sido lograda muchas veces sólo con adobe reutilizado con la finalidad de incrementar la altura de las hiladas, en la medida que los mochicas no colocaron adobes rotos en los paramentos de las estructuras. Es menester considerar para el análisis la diferencia de las dimensiones de adobes en los diferentes tipos.

Albañilería soga-soga. No es una técnica común, y se registra excepcionalmente en los muros que forman el fondo de las hornacinas de los recintos de la plataforma superior del Edificio D, donde hay adobes asentados solamente de soga, y sin amarre en las juntas.

Albañilería de los muros que forman los recintos. De acuerdo al ancho de los muros se observa en planta la albañilería de soga-tizón-soga y soga-tizón-tizón-soga; luego en la siguiente hilada, tizón-soga-tizón y tizón-soga-soga-tizón, logrando así el amarre de la estructura, como se observa en los muros de los recintos del Edificio D. Pero como las estructuras están hechas en segmentos o bloques, se evita la rotura de los adobes colocando a éstos en dos hiladas a tizón juntas en un lado. En los tabiques que cubren los espacios

Fig. 3.11. Evidencias de caña brava utilizada como amarre estructural en el interior del muro colapsado de la plataforma superior.

entre las columnas, los adobes van asentados solamente de soga, y en los recintos de los edificios B y A, la técnica de albañilería que hemos observado es de soga-tizón y luego tizónsoga. Esta técnica también puede ser denominada muro de asta y media o dos astas (Ravines 1989: 52-54).

Albañilería sin amarre entre sí. Esta técnica es común a todos los edificios pero sólo entre un bloque constructivo y otro o entre uno y otro segmento, donde ningún adobe de un bloque determinado se amarra con los de otro bloque o segmento (Fig. 3.18). También se registra en el fondo de las hornacinas de los recintos del Edificio D, donde el espesor requerido para la estructura no permitió a los mochicas colocar hiladas de adobe de cabeza.

Técnica del dintel angular. Esta técnica se ha registrado en los nichos de un recinto localizado en el Anexo Este de la Huaca Cao Viejo, los cuales posiblemente corresponden al Edificio D. Esta solución es lograda en la parte alta del nicho mediante la colocación de dos adobes que se juntan en su extremo superior, resultando así un nicho que adopta la forma de un polígono de cinco lados. Para ello se usaron adobes especiales de mayor longitud que los demás.

Los otros casos de dintel angular se observan en la Tumba 2 del sector suroeste de la plataforma superior (Franco et al. 1998b), asociada a cerámica Moche IV, donde los muros están hechos con adobes de hasta 30 cm de largo, pero los dinteles fueron logrados con adobes más grandes que miden 43 x 28 x 14 cm (Fig. 3.19). En la Tumba 1 de la plataforma superior (Franco

Fig. 3.12. Bloques de adobes tramado (BAT) que cubren los recintos del Edificio D.

et al. 1999), asociada a cerámica Moche II/III, III y III/IV, se reutilizan adobes para hacer sus muros laterales, sin embargo en los dinteles angulares se utilizan adobes de mayor dimensión que tienen 34 x 14 x 23 cm. De igual manera, las tumbas localizadas en los recintos 3 y 4 del sector exterior oeste de la plaza ceremonial del Edificio A, presentan cubiertas con este tipo de dintel, el cual puede estar soportado por un madero en la parte central.

Cubiertas. La existencia de cubiertas se infiere de las evidencias recuperadas junto a los pisos de cada edificio, por lo general son fragmentos de cielorraso monocromo o policromo (Franco et al. 1998a), que en la parte posterior tienen la impronta de caña y soguilla en algunos casos.

Para ello se usaron vigas de algarrobo o caña de guayaquil, apoyadas en la cabecera de los muros y postes de algarrobo. Las evidencias más notorias se ubican en el piso de la Plataforma 1 del Edificio A, en el sector sureste de la plaza ceremonial, y corresponden a una cubierta formada por dos capas de caña brava amarrada con soguilla encima y debajo de vigas, posteriormente se colocaron esteras o simplemente la torta de barro en toda la cubierta.

Dinteles. Las evidencias recuperadas demuestran que fueron hechos de caña brava y de caña de guayaquil; sobre esta estructura se asentaron adobes tramados. Las evidencias fueron ubicadas en el vano que intercomunica los recintos 5 y 6 del Edificio D y en las hornacinas de ambos recintos. Asimismo, hubo un dintel en un recinto del Edificio F, localizado en la parte superior noreste del frontis principal.

Fig. 3.13. Bloques de adobes tramado que cubren el piso de la plaza ceremonial del Edificio B.

Columnas. Las columnas que soportaron las cubiertas del patio ceremonial de la plataforma superior del Edificio E, así como de los recintos del Edificio D, tienen sección cuadrada hechos con adobes elaborados ex-profeso con esta misma forma (Fig. 3.20), los cuales fueron colocados unos sobre otros uniéndolos con barro arcilloso. Estos adobes muestran improntas del carricillo y el acabado de las columnas fue mediante un enlucido y pintura policroma en el Edificio E, y enlucido y pintura blanca en el Edificio D.

Es probable que el patio ceremonial de la plataforma superior del Edificio D tuviera columnas de madera enlucida, lo cual supone que alrededor de los pies derechos de madera se colocó caña brava en forma vertical, amarrándola con soguillas de enea, y posteriormente se aplicó el revoque, culminándose el acabado con pintura. En el proceso de excavación se ha recuperado evidencias de dos modalidades de enlucido: a) existen fragmentos con superficie plana dando la impresión que las columnas que funcionaron con el primer piso del patio fueron cuadrangulares y estuvieron pintadas de blanco; b) los fragmentos con superficie convexa prueban que las columnas que funcionaron con el segundo piso tuvieron forma circular y decoración con pintura policroma.

Umbral Alto. En la Huaca Cao Viejo existen recintos con accesos indirectos, y en el caso del vano de ingreso al interior del Recintos 5 (Edificio D) existen un umbral alto de 93 cm de ancho y 50 cm de alto. Debemos indicar que en la arquitectura Chimú la continuidad de esta solución arquitectónica es visible en los depósitos del Palacio Tschudi.

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Fig. 3.14. Relleno en base a adobes plano-convexos, bloque de adobes paralelepípedos y relleno de tierra suelta. Superposición constructiva.

Fig. 3.15. Aparejo irregular de un bloque de adobes tramado.

Fig. 3.16. Adobes colocados de canto en el Edificio A.

Fig. 3.17. Adobes colocados de canto y restos de dintel de caña brava al sur del recinto 5, Edificio D.

Fig. 3.18. Adosamientos de bloques de adobes tramado sin amarre.

Fig. 3.19. Dinteles angulares en el muro oeste de la cámara principal de la Tumba 2.

Elaboración del adobe

ELECCIÓN DE LA CANTERA

A la diversidad de formas y dimensiones de los adobes de la Huaca Cao Viejo se adiciona las diferencias en el tipo de tierra o cantera de procedencia de la materia prima. Sabemos que las canteras estuvieron en los lados norte y este del Complejo El Brujo, que por sus características se han diferenciado tres clases: a) cantera de tierra amarillenta ubicada en las cercanías del actual pueblo de Nazareno, a 4 km al sureste de El Brujo; b) cantera de tierra color grisáceo inmediatamente al este de la Huaca Cao Viejo; y c) cantera de tierra de color beige ubicada al noreste de El Brujo.

El material del sector de Nazareno fue usado para elaborar los adobes paralelepípedos utilizados para construir las estructuras de los edificios E y D, que son de buena factura, peso y resistencia. Los adobes plano-convexos del relleno del Edificio E se elaboraron combinando materiales de esta cantera y la del lado este de la Huaca Cao Viejo (tierra gris).

La cantera gris fue utilizada para la elaboración masiva de los adobes presentes en el relleno del Edificio C, entre los cuales hay adobes con mucho material orgánico, poco peso y mala resistencia; así como adobes muy arenosos de pésima resistencia y poco peso. Los

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adobes que tienen alto contenido de concreciones fueron hechos con material de la parte más profunda de la cantera gris, tienen buen peso pero poca resistencia. Muchas veces, estas clases de adobe están presentes en los BAT del Edificio C.

La cantera beige fue usada para hacer los adobes utilizados en las estructuras que formaron los muros y paramentos del Edificio C, como es el caso de los grandes adobes de 70 x 40 x 14/ 20 cm, los cuales no fueron de producción masiva debido a la dificultad en su traslado y manipulación. De esta cantera provienen también los adobes paralelepípedos altos de los edificios B y A, los cuales tienen muy buen peso y resistencia.

LAS GAVERAS

Frecuentemente se ha hecho referencia a la existencia de adobes con improntas de gavera de caña y gavera de tablilla. Nuestra experiencia en la Huaca Cao Viejo y anteriores observaciones de casos existentes en otros sitios, como el Castillo de Tomabal, el Castillo del Santa, Huaca Vichansao (Florencia de Mora) y las Huacas de Moche, nos ha permitido verificar que incluso en los adobes de lados lisos existen improntas de las denominadas gavera de caña; asimismo, hubo otro tipo de gavera, conforme veremos más adelante.

En la Huaca Cao Viejo existen adobes con improntas de la gavera de caña particularmente en los edificios E y D, pero son menos evidentes en los edificios más tempranos F y G, así como en los edificios C, B y A, en donde las caras son más lisas y las improntas no son tan claras. Sin embargo, se puede observar una impronta vertical, perpendicular a la longitud de la gavera en la mayoría de los adobes. Discrepamos con Reindel (1993: 427) cuando menciona en su clasificación a los adobes con improntas alisadas, suponiendo que después de hacer el desmolde se borraban las huellas de las gaveras, lo cual funcionalmente es incorrecto, porque las improntas se borran precisamente al momento de efectuar el desmolde.

El análisis morfológico de los adobes revela que hay muchas variaciones en la dimensión y diámetro de los elementos de las gaveras. Es evidente, asimismo, que muchos de ellos fueron producidos utilizando gaveras de caña guayaquil chancada, que puede corresponder a lo que se denomina “tablilla”. El caso que estamos analizando muy probablemente se debe atribuir a una gavera hecha con carricillo, planta que abunda en el entorno natural de El Brujo, cuyos tallos hemos usado en forma experimental, teniendo en cuenta que en los ejemplares arqueológicos la impronta de los tallos es muy angosta para que se trate de caña brava, lo cual no significa negar que en otros sitios esta planta haya sido utilizada como molde. Finalmente, se menciona el caso excepcional de un adobe con improntas de caña brava o carricillo chancado, pero dispuesto en forma vertical, lo cual supone que la gavera debió haber sido reforzada en el lado exterior.

En cuanto a los tipos de gavera, podemos clasificarlos en dos: gaveras rectangulares y gaveras circulares. Las gaveras rectangulares pueden ser: a) de carricillo o caña brava con refuerzo vertical partido al interior; b) de carricillo o caña brava con refuerzo vertical al exterior; c) de carricillo o caña brava con refuerzo vertical entero al interior en el centro de los lados; d) de carricillo chancado dispuesto en forma vertical con refuerzo horizontal al exterior; y e) de

Fig. 3.21. Molde experimental de carricillo.

caña guayaquil chancada dispuesta verticalmente y con refuerzo exterior. En cuanto a las gaveras circulares, son de caña guayaquil chancada.

EXPERIMENTACIÓN

Esta sección corresponde a un caso de gaveras rectangulares de carricillo con refuerzo vertical partido en el interior.

Armado de la gavera

El corte del carricillo se hizo de acuerdo a las dimensiones de un adobe con impronta procedente del relleno que cubrió al Edificio E. El adobe tenía un máximo de 9 improntas laterales en cada cara, y 4 improntas verticales los ángulos de la gavera, faltando las improntas verticales de las otras caras hasta completar un número de 8, por lo cual pensamos que los carricillos dispuestos verticalmente fueron colocados en el lado exterior, de ahí que sólo quede la impronta del amarre. La caña vertical fue partida por la mitad en algunos casos y en otros se la usó entera, pues la impronta vertical es más profunda en algunas caras del adobe mochica. También existe una caña o madera vertical al centro de los lados de mayor longitud, a manera de refuerzo.

En esta oportunidad nuestra gavera fue de 32 x 20 x 10 cm de altura, y cortamos los carricillos empezando por los que forman el largo y después por los que forman el ancho de la gavera. A los primeros se les dio 2 cm adicionales por lado y los otros fueron cortados unos más largos que otros con la finalidad de facilitar el engranaje. Luego se armó los 4 paneles por separado, para después unirlos atando 3 de los ángulos y dejando uno libre para poder abrirlo a voluntad. Lo importante de lograr el engranaje de los carricillos se debe a que en nuestro ejemplar las improntas son continuas horizontalmente en los cuatro lados (Figs. 3.21 y 3.22).

Preparación del barro

El barro no fue muy batido y sólo usamos la tierra que salió de las excavaciones, lo cual dio excelentes resultados pues el adobe no tuvo ninguna rajadura. Previamente habíamos observado que los mochicas no batieron bien el barro de los adobes de la Huaca Cao Viejo, siendo probable que usaran directamente el material sacado de la cantera, el cual debió ser muy húmedo debido a lo pantanoso del terreno.

Sin embargo, posteriormente preparamos el barro bien batido hasta lograr una masa que no se pegara en las manos y en la palana, a fin de colocarlo con facilidad en el molde humedecido con agua y rociado con arena fina, característica que hemos observado en los adobes de los edificios A y B.

Desmolde

En este caso se ha practicado dos modalidades. Primero, abriendo el lado suelto y retirando la gavera lateralmente, lo cual dio como resultado un adobe con improntas notorias en los cuatro lados. Es evidente que en el caso de los adobes arqueológicos con similares características se practicara esta modalidad de desmolde.

Segundo, jalando la misma gavera hacia arriba, para lo cual se amarró previamente el lado suelto, comprobándose que las cañas inferiores (de la base) sirvieron de rastra y borraron todas las improntas, quedando solamente las superiores. Es evidente en la elaboración de los adobes, en vez de usar agua para evitar que el barro se pegue en la gavera, los mochicas emplearon arena fina (probablemente de río), la cual ingresa en las ranuras junto con el barro de manera que no dejaba improntas en la cara de los adobes. Esta técnica aún se sigue usando en la elaboración de los ladrillos, a pesar del tiempo transcurrido hasta el presente.

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DE LA CONSTRUCCIÓN

Elección del terreno

A los criterios de orden ceremonial para ubicar un edificio de función religiosa con –por lo menos– siete edificaciones (A a G) recurrentes en el mismo espacio, la elección del sector que ocupa la Huaca Cao Viejo es la cima de la terraza natural de El Brujo, la cual garantizó el aislamiento de la edificación respecto al nivel de la napa freática. Actualmente se halla cerca de los campos de cultivo, pero a juzgar por los restos de moluscos de agua dulce (Helisoma trivolvis y Helisoma peruvianus) identificados en la masa de los adobes, se infiere que en la época mochica el entorno inmediato debió ser de carácter pantanoso, con fuentes de agua, pequeños riachuelos y flora asociada donde quienes rigieron la vida y el culto pudieron visualizar la biología de la fauna propia de este ecosistema y aprehender su valor simbólico para incorporarla posteriormente a los muros de este edificio. Además, como hemos expuesto, en el sector del lado este colindante con el complejo estuvieron localizadas las canteras de materia prima para los adobes.

Posteriormente el terreno fue adecuado para atender el requerimiento de espacio del edificio. Pese a que es difícil definir con amplitud la morfología de esta superficie, la investigación arqueológica preliminar de la plaza ceremonial de la Huaca Cao Viejo permitió registrar la adecuación del suelo natural para hacer unos pasajes angostos con rampa y foso. El foso asociado a la parte inferior de la rampa fue adecuado hasta lograr una planta semicircular sin enlucido. También el terreno natural compacto fue trabajado hasta lograr superficies horizontales y en pendiente, las cuales fueron enlucidas posteriormente.

Cimentación

Hasta el momento no se han identificado los cimientos de los edificios tempranos. Al parecer después de nivelar el terreno se construyó directamente sobre éste y posteriormente se elaboró el piso. Como la estructura es escalonada no fue necesario hacer un cimiento de gran profundidad. En la parte baja de la fachada oeste del Edificio A se ha encontrado la cimentación de adobe que mide 44 cm de profundidad, pues la estructura propiamente dicha se inicia desde los 16,34 msnm y el piso está a 16,78 msnm; falta hacer más investigaciones para poder definir cómo empieza la construcción de los edificios más tempranos.

Construcción maciza

Todos los edificios de la Huaca Cao Viejo tienen la apariencia de ser macizos, por el gran volumen que presentan; pero en sí están conformados por unidades menores: en bloque, en cámara y en capas.

CONSTRUCCIÓN EN BLOQUES

Técnica de construcción que hasta donde sabemos existe a partir de la construcción del sello del Edificio E realizado por los constructores del Edificio D. Se trata de unidades sólidas de forma prismática y base cuadrada o rectangular, formadas por hiladas de adobes paralelepípedos tramados en forma alterna de soga y cabeza o tizón, los cuales están unidos en los lechos por un mortero que tiene la misma composición de los adobes por lo cual planteamos que el barro fue sacado de la misma cantera y colocado por puñados sobre los adobes, de manera no uniforme, pero no existe en las llagas las cuales siempre quedaban vacías.

En el Edificio C hemos registrado bloques donde sólo se colocó tierra seca, y éstos tienen distintas dimensiones. Por ejemplo, uno de los bloques tiene 4,30 m de largo, un ancho en su base de 1,10 m y en la parte superior de 70 cm, alcanzando una altura de 5,20 m, destacando la diferencia las dimensiones de la base y la parte superior. En todos los bloques registrados hemos observado que no existe aplome y siempre son trapezoidales. Examinando tres bloques contiguos observamos que primero se hacían dos bloques paralelos con un espacio libre al centro y después se construía el tercero al centro, pero que al contrario de los otros, el ancho

Fig. 3.23. Relleno de adobes desordenados entre dos bloques de adobes tramado.

de la parte superior era mayor que la inferior. También encontramos bloques delgados paralelos, como dos que han sido registrados en la Tumba 2 de la plataforma superior, los cuales tienen 4,45 m de largo x 0,63 m de ancho y 5,61 m de altura (Fig. 3.14).

Cuando se construían dos bloques paralelos con un espacio al centro para un tercero, éstos quedaban muy juntos impidiendo que el operario pudiera asentar bien los adobes del último bloque, los cuales quedaban en forma muy desordenada (Fig. 3.23). También hemos registrado bloques muy bien ejecutados y hechos con adobes de excelente calidad, ordenados tomando como referencia líneas trazadas en el piso de la plaza del Edificio B; en cambio hay otros muy mal asentados y con adobes de mala calidad, lo cual interpretamos como un indicador de la existencia de diferentes grupos de operarios en la construcción de los bloques de adobe tramado.

En el Edificio A hemos registrado el volumen más importante de bloques de adobe tramados en la plaza ceremonial, lo cual permitió elevar el piso hasta en 2,70 m sobre el nivel del piso del Edificio B. En este caso, los bloques tienen generalmente adobes con marcas diversas, advirtiéndose la tendencia a agrupar los que tenían con marcas similares en el contexto de una determinada capa. Los adobes van tramados en forma alterna de soga y a tizón y muchas veces de canto; los bloques tienen dimensiones variadas pero han sido mejor elaborados, observándose que en el lecho se ha empleado barro o simplemente tierra seca.

Fig. 3.24. Celdilla de relleno constructivo cubiertas con adobes plano-convexos en la plaza ceremonial, Edificio D.

CONSTRUCCIÓN EN CÁMARA

En primer lugar se construyó un espacio cerrado con cuatro bloques, el mismo que fue rellenado con tierra. Frecuentemente el relleno contiene tiestos, textiles, huesos humanos; en otros casos el relleno se compone de tierra y basura que contiene huesos de camélidos y peces, textiles, elementos vegetales y moluscos. Las cámaras han sido registradas en el Edificio A y en el Edificio C, por lo general sobre un relleno de bloques de adobe tramado. Una variante es la que ha sido registrada en el relleno del Edificio D que cubre las estructuras del Edificio E, donde el relleno está formado por adobes plano-convexos colocados sin mortero ni amarre entre ellos (Figs. 3.25 y 3.26).

CONSTRUCCIÓN EN CAPAS

Se registra en el relleno del Edificio C, donde hay varios sectores que presentan un primer nivel de bloques de adobe tramado y sobre éste una capa de tierra suelta o de barro, que da como resultado una superficie lisa que sólo es un nivel de construcción. Sobre éste se coloca una o más capas de adobe que son cubiertos por una capa de tierra suelta, encima de la cual se elabora el piso (Fig. 3.25).

Fig. 3.25. Perfil estratigráfico mostrando la secuencia de pisos y rellenos constructivos.

Desmontaje

Es la remoción parcial de las estructuras de un edificio determinado para colocar el relleno que va a soportar estructuralmente al nuevo edificio. Esto se observa en toda la secuencia arquitectónica. Por ejemplo, los muros decorados del patio ceremonial del Edificio D fueron desmontados parcialmente afectando la parte superior que soportaba la pintura mural existente sobre los relieves policromos. El recinto del sector sureste del patio también fue desmontado, incluyendo parte del vano del muro norte, para ampliar el ingreso de materiales destinados al relleno de este espacio arquitectónico. Es importante mencionar que en este relleno se han registrado adobes con enlucido pintado o relieves policromos. También fueron desmontados los muros de los recintos del sector exterior oeste del patio ceremonial. En el caso del recinto 5 (sector suroeste), sólo queda en pie parte de un tabique y sólo la parte inferior de las columnas de sección cuadrangular. Las columnas fueron desmontadas para evitar una elevación excesiva del nivel del piso, como sucedió al interior del patio ceremonial.

Las estructuras del frontis norte del Edificio C también fueron desmontadas, quedando expuestos parte de los bloques de adobe tramado, al ser destruida la mayor parte de las superficies verticales enlucidas y pintadas. A veces la remoción de los adobes llega hasta los paramentos pintados del Edificio D, que fueron acondicionados para iniciar la construcción del Edificio B, lo cual también es visible en la esquina suroeste del edificio. Asimismo, en el frontis oeste hemos observado que para levantar las estructuras del Edificio A también fueron desmontadas las estructuras del Edificio B.

Se debe mencionar que en los edificios C, D y E es evidente que el retiro de los adobes tramados daba lugar a un espacio que posteriormente se rellenaba con basura. Esto permitía contar con adobes reutilizados en la elaboración de nuevas estructuras.

Acabados

Todas las estructuras con superficies verticales expuestas presentan como acabados pintura mural y relieves policromos. Primero se aplicaba una capa de barro arcilloso (pañeteado); después se añadía una capa delgada de tierra con arena a modo de enlucido, y finalmente el color monocromo o policromo a las superficies lisas y a las que tuvieron relieves. En el caso de los relieves de las paredes exteriores norte (Tema Complejo 1) y oeste (Escena de combate) del recinto ceremonial (RE1) del Edificio A, y norte del recinto ubicado al sureste del patio ceremonial en la plataforma superior del Edificio D, se observa que inicialmente se aplicó pintura blanca y sobre ello se hizo la incisión del diseño, luego el tallado y posteriormente se puso una capa de barro, concluyéndose con la aplicación del color.

Para la ejecución de la pintura mural y los relieves previamente se realizaban los diseños incisos en el enlucido para lograr el volumen necesario, después se colocó una capa de barro arenoso y finalmente el color (Franco et al. 1994). Tanto para las superficies lisas como para los relieves, el color se aplicó mediante la técnica de pintura al temple. Las superficies horizontales también tuvieron un acabado especial; por ejemplo los pisos de los edificios C y D fueron pintados de color blanco con la misma técnica que las superficies verticales, conforme se registró en el piso de la plaza ceremonial, en el piso de la terraza de la “Escena de sacrificio” del Edificio C y en los pisos de los patios ceremoniales de ambas fases.

Reparaciones

Se observan en las estructuras, los relieves, pinturas murales, enlucidos y pisos en la mayoría de edificios. Dentro de los relieves, en el panel con la “Escena de sacrificio” del frontis norte del Edificio C se elaboraron nuevos relieves. En el panel con los “Personajes asidos de la mano” u “Oficiantes” del frontis norte, se registra que en un principio el volumen fue menor y que después se añadió una capa de mortero y otra de color. Igual sucede en el panel de la “Escena de combate” del muro oeste del Recinto Ceremonial del Edificio A, y con el panel con relieves policromos de peces (life) en el muro oeste del patio ceremonial del Edificio D, donde en las franjas oblicuas que definen los espacios con los relieves se puso otro color. Asimismo, en el ángulo suroeste de este patio se resanó una grieta con mortero dándole un mal acabado.

Sin embargo, es en los pisos donde se ha encontrado las mayores evidencias de reparaciones, en especial en los edificios C, D y E. En los pisos desgastados por el uso o

Fig. 3.26. Perfil que muestra las sucesivas reparaciones de los pisos. Corredor que une el frontis principal con la plataforma superior.

afectados por hundimientos que ocurren debido al asentamiento de los rellenos, se colocó capas delgadas de barro. En el piso del patio ceremonial del Edificio C, ocurrió un asentamiento que obligó a hacer otro piso para nivelar la diferencia. Finalmente, el color de los pisos ha sido repintado varias veces como sucede con las sucesivas capas existentes sobre las superficies del corredor de trayectoria norte-sur que une el patio ceremonial con el frontis norte del Edificio C (Fig. 3.26). De igual manera, se repintó el piso sobre el cual están los pies de los personajes de frente registrados en este mismo edificio. Esto indicaría que con ocasión de las ceremonias los edificios eran remozados, repintando las superficies verticales y horizontales.

Problemas estructurales

Por ser los adobes de materiales procedentes de diferente cantera, y debido a su diferente técnica de elaboración y asentado en las estructuras, se han originado problemas estructurales acentuados por las lluvias y movimientos sísmicos, lo cual se registra en los diferentes edificios. Como se conoce poco los edificios F y G, nuestro análisis se hizo a partir del Edificio E, que aparentemente tiene sus estructuras sobre rellenos no compactos. Por eso una de las columnas del patio ceremonial ha sufrido un desfase hacia el sur, provocando una inclinación de 10 cm con relación a la vertical. Por esta misma causa, el muro decorado sur también se asentó, sufriendo agrietamientos y craquelamiento de los enlucidos policromados.

También existen en la plataforma superior pisos que presentan depresiones a causa del relleno suelto subyacente. Los paramentos tienen agrietamientos que parecen deberse a un movimiento sísmico. Las estructuras del Edificio C son las que más sufrieron por la mala resistencia de los adobes y la construcción de cámaras de rellenos. Al producirse un evento de El Niño, el agua percoló entre los adobes, causando asentamientos de las estructuras y produciendo inclusive el colapso de éstas, como sucede en el ángulo noreste del patio ceremonial, donde las hiladas de adobes de los BAT se hallan inclinadas con relación a la vertical, e incluso las cañas que sirvieron de amarre se han asentado. Por eso, para hacer el Edificio B se hizo un gran desmontamiento de la arquitectura hasta alcanzar las estructuras del Edificio D. El Edificio A sí tuvo problemas estructurales, pero después de su abandono, lo que hemos podido verificar con el asentamiento al oeste del Recinto 1 en la plaza ceremonial y el colapso del muro norte del patio superior.

MATERIALES CONSTRUCTIVOS Y CRONOLOGÍA

Superposición de elementos arquitectónicos

La superposición de edificios incluye la superposición de elementos arquitectónicos en los distintos sectores de la Huaca Cao Viejo. Por ejemplo las plazas, recintos, corredores, patios, etc., aún cuando mantienen su ubicación a través del tiempo, presentan cambios de dimensiones como sucede con las plazas de los edificios B y C que son más reducidas en área, mientras que la plaza del Edificio A se amplía hacia el este alcanzando un ancho de 75 m. En este mismo sector se observa la superposición de las estructuras con rampa en las plazas de los edificios tempranos. De igual manera se da la superposición de los recintos del sector sureste de la plaza ceremonial de los edificios B y A.

En la parte superior noreste del frontis principal se registra la superposición de unos recintos correspondientes a los edificios G y F, este último (PMP1) con pintura mural. En el sector superior noroeste de este mismo sector se superponen en una misma área tres corredores que permitieron el acceso desde el frontis norte a la plataforma principal de los edificios E y D y al patio ceremonial del Edificio C. Los dos primeros corredores tienen rampas, pero el tercero es horizontal y más amplio que los anteriores. En este mismo sector se observa el emplazamiento más al oeste de los corredores que corresponden a los edificios B y A. Estos últimos son más amplios que los tres corredores tempranos ya mencionados. Finalmente, en el extremo sur de los corredores ya mencionados se registra la superposición de las rampas de acceso (oesteeste) hacia la plataforma principal de los edificios A, B y C. Las rampas de los edificios más tempranos que éstos no han sido localizadas, aparentemente por haber sido desmontadas parcialmente o cubiertas por las más tardías.

Al sur y suroeste de la plataforma principal se superponen los patios ceremoniales de la plataforma superior, con muros perimétricos exornados con relieves policromos y pintura mural, habiéndose identificado hasta el momento los patios que corresponden a los edificios E y D. Es muy probable que los patios de los tres últimos edificios ocuparan recurrentemente este mismo sector, y han sido afectados por la destrucción post abandono y el intemperismo.

En el lado oeste del patio ceremonial del Edificio D y ocupando el sector suroeste de la plataforma superior de la Huaca Cao Viejo, existen recintos nichados y con columnas, identificados hacia el exterior de los muros oeste y sur del patio ceremonial del Edificio D, siendo muy probable que también existieran hacia el lado este. Es probable que este patrón se haya dado en varios de los edificios. En las fachadas norte y oeste de la Huaca Cao Viejo se observa el adosamiento o superposición de las diferentes fachadas, pero se han perdido los niveles superiores de los más tardíos. En la fachada oeste se observa la misma técnica del adosamiento de fachadas con plataformas superpuestas, de las cuales la más completa corresponde al Edificio D, pues las otras han sido destruidas.

Se advierte que en cuanto a la superposición de las técnicas constructivas no hay mayores variaciones en el asentado de los adobes y en la construcción de los bloques de adobe tramado, mas sí en el tipo de relleno. Por ejemplo, en los rellenos que corresponden al Edificio D se hace mediante los bloques de adobe tramados y las cámaras constructivas rellenadas con adobes plano-convexos. Sin embargo, los adobes asentados de canto expresan una técnica diagnóstica de los dos últimos edificios (A y B) y de la arquitectura mochica en el valle de Chicama, pero en los edificios anteriores es de uso muy eventual para solucionar el llenado de espacios libres al interior de las estructuras o en las esquinas de los bloques de adobe tramado.

Superposición de la técnica decorativa

Se registra también la superposición en la técnica de elaborar la decoración. En el muro este de un recinto del Edificio F localizado en el sector noreste y superior de la fachada principal se registran evidencias de pintura mural policroma (PMP1), ordenada en un patrón ajedrezado con escaques cuadrangulares (Franco et al. 1996: 12) representando la cabeza de un ser con colmillos y ojos exorbitantes, rematado en apéndices alrededor del cuerpo. En el Edificio E existe pintura mural policroma en los paramentos internos del muro perimétrico del patio ceremonial localizado en la plataforma superior; pero los motivos ocupan paneles diagonales y representan, entre otros elementos, peces estilizados. Las columnas del patio también presentan pintura mural.

En el patio del Edificio D, además de la pintura mural policroma, existen relieves policromos, según se ha registrado en el muro oeste. Éstos y los del muro sur ocupan paneles diagonales, advirtiéndose mayor policromía que en el patio ceremonial del Edificio E. En la parte superior noreste de la fachada principal del Edificio D hay pintura mural policroma dispuesta en pequeñas cuadrículas (PMP2) que representan cabezas de peces.

Lamentablemente se ha perdido parte de la arquitectura de la parte superior de la fachada norte del Edificio C. Sin embargo, en los niveles inferiores existen cuatro paramentos con relieves policromos, los cuales han sido descritos por Franco y colaboradores (en este volumen).

Mientras que el Edificio B no ha tenido pintura mural policroma ni relieves, el Edificio A fue profusamente exornado con relieves policromos y pintura mural, incluyendo el tratamiento policromo de las cubiertas, hecho que ya ha sido abordado en publicaciones anteriores.

CRONOLOGÍA RELATIVA DE LOS EDIFICIOS

Como resultado del análisis de la superposición de los elementos y técnicas constructivas se han diferenciado siete edificios, a los cuales, según se ha expuesto, les han sido asignadas letras correlativas empezando por el más tardío (Franco et al. 1996: 50).

El Edificio A tiene adobes muy bien elaborados con materia prima seleccionada que aparentemente procede de la misma cantera. Persiste el moldeado con gavera de carricillo o caña brava, pero la altura de los adobes es significativa respecto al ancho. La técnica de albañilería está en hiladas alternas de soga-tizón y también de canto; sus cuatro fachadas fueron escalonadas, de las cuales la fachada norte o principal fue profusamente exornada, como sucede en el caso de la Huaca de la Luna, y lo mismo sucedió en la plataforma superior. La cerámica asociada a este edificio corresponde a Mochica IV (ver Franco et al. en este volumen).

El Edificio B no fue concluido, pero los adobes altos bien elaborados y las técnicas constructivas son similares a las del Edificio A. El Edificio C se caracteriza por el empleo de los grandes adobes que miden 69 cm de largo x 39 cm de ancho x l5 cm de alto, identificados en la estructura soporte del paramento con peces o serpientes estilizados, que corresponde a la cuarta terraza del frontis principal de este edificio. También presenta grandes bloques de adobe tramados, con materiales de muy mala calidad y los pisos pintados de blanco, como elemento diagnóstico en varios sectores del frontis principal. La Tumba 1a, excavada en el relleno del sector oeste de la plataforma superior, contiene cerámica Mochica II/III y III, que consideramos estuvo temporalmente asociada a este edificio, quedando por definir la correlación de la Tumba 1b, que en época posterior utiliza recurrentemente la cámara antes mencionada, y contiene en sus hornacinas cerámica Mochica IV (Franco et al. 1999).

El Edificio D fue construido con adobes paralelepípedos colocados sobre un relleno mixto de adobes paralelepípedos y plano convexos en diversos sectores (plaza ceremonial y plataforma superior). La cerámica asociada a un entierro coetáneo a la primera remodelación del piso del patio ceremonial es Mochica I, y otros ejemplares con una forma atípica de gollete. Los adobes plano-convexos son usados exclusivamente en el Edificio D.

El Edificio E presenta adobes elaborados con gavera de carricillo o de caña brava, con improntas muy marcadas, y sus paramentos están enlucidos totalmente con arcilla amarilla, como elemento diagnóstico. Los edificios F y G no muestran cambios significativos en los materiales y técnicas constructivas.

COMENTARIOS

Las investigaciones continuas (1990-1999) sobre los materiales y técnicas constructivas de la Huaca Cao Viejo, no sólo nos han permitido la identificación y descripción de éstos, sino que disponemos de elementos de contrastación para analizar los edificios mochicas del valle de Chicama y de la costa norte.

Pese a compartir características generales con otros edificios mochicas, es evidente que la Huaca Cao Viejo presenta en su estructuración interna rasgos particulares que incluyen formas especiales de materiales (adobes cuadrados, adobes plano-convexos) y técnicas constructivas (uso de incisiones sobre los pisos para ordenar los bloques de adobes tramados y el relleno de adobes tramados dispuestos en capas, adecuación del suelo natural, dinteles angulares) y decorativas (elaboración de relieves mediante el tallado o escisión de los muros); asimismo, la existencia de marcas sui generis en los adobes tardíos es otro rasgo particular. Esto es un reflejo de la persistencia de la tradición local, que permite particularizar estos rasgos como elementos diagnósticos de los edificios mochicas del valle de Chicama y, al mismo tiempo, destacar la variedad de materiales constructivos que utilizaron los mochicas en la construcción de los siete edificios que conforman la Huaca Cao Viejo, así como la eficiente organización laboral.

Definitivamente, el aporte de la arqueología experimental nos ha permitido precisar aspectos importantes de la tecnología de la fabricación de los adobes, no sólo en cuanto a la morfología de las gaveras sino a los resultados del uso de las mismas, particularmente al momento del desmolde, tradición que perduró hasta las fases finales de Moche.

La superposición de los elementos arquitectónicos y decorativos nos han permitido establecer una cronología relativa que es válida para otros edificios mochicas del valle de Chicama, pero al mismo tiempo demuestra que los cambios en la arquitectura no están aparejados con los cambios en el estilo de la cerámica (fases Mochica I-V), lo cual es corroborado por el trabajo de Franco y colaboradores (en este volumen), y que es riesgoso forzar una asociación entre ambos en tanto no se defina sobre la base de la estratigrafía y a una casuística más amplia derivada del estudio de sitios con arquitectura monumental.

AGRADECIMIENTOS

Agradecemos a nuestros colegas Régulo Franco Jordán (Fundación Augusto N. Wiese), Segundo Vásquez Sánchez (Universidad Nacional de Trujillo) y al personal técnico y obrero que participa en el Programa Arqueológico Complejo El Brujo; y a los investigadores participantes al Coloquio por sus oportunas críticas y observaciones a nuestro trabajo.

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