Un nuevo estudio realizado por investigadores peruanos analiza los hábitos de lactancia en la población de agricultores del valle de Supe.
La arqueología y antropología cuentan cada vez con más y mejores técnicas para conocer cómo vivían nuestros antepasados. Desde su forma de organización hasta su alimentación, la ciencia actual permite acercarnos más a sus hábitos de vida.
Un ejemplo de ello es el nuevo estudio realizado por el equipo de investigadores de la Zona Arqueológica Caral, dirigido por la doctora Ruth Shady, y el bioarqueólogo peruano Luis Pezo-Lanfranco, de la Universidad de São Paulo (Brasil), autor principal del trabajo que ha sido publicado en la revista especializada Bioarchaeology International de la Universidad de Florida (EUA)
El trabajo brinda detalles sobre la dieta y los hábitos de c en la población de agricultores del valle de Supe, hace 2500 años. Los autores determinaron que los recién nacidos lactaban exclusivamente hasta los seis meses, aproximadamente. Luego de ello, recibían progresivamente alimentos sólidos.
Pero el destete total ocurría a los 2,6 años, en promedio, lo cual sugiere que la tasa de natalidad en dicha población era menor. Para llegar a esta conclusión, los investigadores analizaron los isótopos estables de carbono y nitrógeno del colágeno extraído de las costillas de 12 adultos y 22 menores (seis de menos de un año y nueve menores de cuatro años), que fueron exhumados del cementerio Quebrada Chupacigarro, a un kilómetro de la Ciudad Sagrada de Caral.
Además del vínculo que se establece entre la madre y el hijo debido a la lactancia, la alimentación de los infantes revela mucho sobre la forma de vida de las comunidades. Así, por ejemplo, si en un determinado lugar la lactancia se da durante un reducido periodo de tiempo, se puede entender que había una alta probabilidad de que las madres vuelvan a quedar embarazadas más rápido, mientras que si esta dura más tiempo, entonces nacen menos niños en un mismo período de tiempo.
Es por ello que el hallazgo de los investigadores peruanos es importante, ya que nos muestra información valiosa de la natalidad en esta población y de su entorno. Sobre ello conversamos con los arqueólogos de la Zona Arqueológica Caral. En el estudio, además de Luis Pezo-Lanfranco y Ruth Shady, participaron los arqueólogos Aldemar Crispín, Marco Machacuay y Pedro Novoa. A continuación, sus respuestas:
– ¿Qué nos dice este estudio sobre la forma de vida de los antiguos pobladores de Caral?
Este estudio es sobre pobladores del valle de Supe de los años 500 a.C. Por tanto, son los descendientes de aquellos que vivieron en la época de la Ciudad Sagrada de Caral, que es 3.000-1.800 a.C. La información que nos pueden dar sobre poblaciones más antiguas son indirectas, porque los hábitos de lactancia materna son hábitos culturales muy conservadores. Este estudio muestra que el hábito de amamantar y destetar tardíamente (hacia los dos años y medio) es muy antiguo en las poblaciones de los Andes. Ya había sido referido así en crónicas coloniales tempranas y se ha constatado en poblaciones rurales andinas modernas, pero es la primera vez que se remonta a una época tan antigua. Es muy probable que este comportamiento haya sido común también en épocas anteriores. Sin embargo, debemos recalcar que, en este caso particular, también es probable que las mujeres utilizaran la lactancia materna como una forma de suplementar la alimentación de los niños, porque otros datos de los esqueletos muestran que la población estaba enfrentando una época de carestía de alimentos.
– ¿Por qué los resultados respecto al destete tardío sugieren que no hubo una alta tasa de fertilidad?
Teóricamente, un destete más precoz está relacionado con una mayor fertilidad. Debido a mecanismos hormonales, la lactancia inhibe la restauración de la ovulación, necesaria para restablecer el ciclo reproductivo. Una vez que cesa la lactancia y se restablece el ciclo ovulatorio la mujer puede quedar embarazada nuevamente. Si una sociedad desteta a sus niños más temprano, digamos antes del año, como sucede actualmente, el intervalo entre nacimientos será menor y las mujeres tendrán más hijos durante su vida reproductiva (en ausencia de cualquier mecanismo de control de la natalidad lógicamente). Una edad de destete de 2,6 años, como la observada en esta población, no es enteramente compatible con una alta tasa de fertilidad, pues el intervalo entre los nacimientos sería de más o menos 3-3,5 años, así la tasa de fertilidad no sería muy alta. Lo que sucede es que estos mecanismos fisiológicos pueden fallar debido a una serie de factores como el estado de nutrición de la madre, la disponibilidad de carbohidratos y la forma de amamantar al niño en los Andes. El trabajo discute varias posibles explicaciones.
– ¿Se utilizará o se está utilizando esta técnica para otros estudios en Caral?
Para hacer un estudio de este tipo se necesitan huesos y dientes que contengan la proteína colágeno. Esta molécula, debido al ambiente desértico es difícil de recuperar en individuos muy antiguos como los de la Ciudad de Caral y aún otros posteriores en el litoral y valle de Supe. Sin embargo, a pesar del escaso material recuperado, está previsto realizar estudios de destete similares a éste en los próximos meses, utilizando métodos todavía más novedosos y precisos.
Fuente: El Comercio