Ñaimlap, el rey que vino del mar

Probablemente el lector se pregunte por qué este artículo lleva el nombre de Ñaimlap en lugar del acostumbrado y quizá más auditivamente cadencioso Naylamp. Ello se debe a que la traducción literal del vocablo ‘Naylamp’ en la gramática mochica no tiene sentido. Más bien, Ñaimlap, como topónimo mochica, equivale a «ave del agua» o «gallina del agua», pues ave es ‘ñain’ y agua es ‘lap’. De la lectura que está pronto a descubrir, los cronistas Miguel Cabello Valboa y Justo Modesto Rubiños y Andrade, estudiados y comentados en una seria de articulos que se publican en esta web de la publicación «Ñaimlap: Memoria lambayeque y materialidad histórica» de Carlos Wester, muestran en sus versiones el cuidado de los topónimos mochicas y, basados en ellos y en esta explicación, es que el uso de Ñaimlap resulta etimológicamente plausible.

La historia de Ñaimlap (¿+/- 750 d. C.?) tiene una dicotomía de base: ¿Existió o no? ¿Será que su mito no tiene asidero histórico y no es más que una leyenda? ¿Acaso los cronistas que recogieron su historia coincidente entre sí con más de 200 años de diferencia se refieren a una «fantástica fantasía»? A la ausencia de un registro escrito de la época de su —opino— ocurrencia, las evidencias que la arqueología, antropología y etnohistoria en general aportan son riquísimas evidencias que rescatan un pasado aún no tan conocido de nuestro acervo de peruanidad. Y, sin embargo, las huellas de las imponentes construcciones están allí; los monu- mentos, los palacios superpuestos, los entierros, la iconografía diferente a la de la cultura mochica (en declive ¿+/- 750-850 d. C.?), ¿cómo se podrían negar si las podemos recorrer hoy? El estudio de Ñaimlap y de la cultura lambayeque, y su datación posterior a la cultura mochica, pero anterior a la conquista chimú (+/- 1375 d. C.) y luego el sobrevenimiento de la conquis- ta inca (¿1470?-1532 d. C.), proveen un eslabón histórico maravilloso a la historia del Perú, que invoca a su pro-}fundización, rescate y desarrollo de la «historia que cuente nuestra historia (de Ñaimlap)». Resulta imperdible visitar el Museo Arqueológico Nacional Brüning, en Lambayeque, para conocer más los estudios acerca de Ñaimlap, así como también visitar el Museo Tumbas Reales de Sipán para conocer más acerca de su predecesora, la cultura mochica.

Tumi de oro con incrustaciones de piedra turquesa. Cultura lambayeque. Museo de Oro del Perú, Armas del Mundo, Fundación Miguel Mujica Gallo, Lima. / Golden Tumi with turquoise embeddings. Lambayeque culture. Museo de Oro del Perú – Armas del Mundo, Fundación Miguel Mujica Gallo, Lima.
 Botella de doble pico y asa puente de oro. Cultura lambayeque. Museo de Oro del Perú, Armas del Mundo, Fundación Miguel Mujica Gallo, Lima. / Golden bottle with double spout and bridge. Lambayeque culture. Museo de Oro del Perú – Armas del Mundo, Fundación Miguel Mujica Gallo, Lima.
Botella de doble pico y asa puente de oro. Cultura lambayeque. Museo de Oro del Perú, Armas del Mundo, Fundación Miguel Mujica Gallo, Lima. / Golden bottle with double spout and bridge. Lambayeque culture. Museo de Oro del Perú – Armas del Mundo, Fundación Miguel Mujica Gallo, Lima.

Extracto del Proemio de la publicación «Ñaimlap: Memoria lambayeque y materialidad histórica» de Carlos Wester. Adaptado para web.
Autor: Paulo Pantigoso Velloso da Silveira
Country Managing Partner
EY Perú

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