El escenario es sobrecogedor. La majestad de las construcciones se encuentra enmarcada por un paisaje aparentemente inalterable. Parece que el tiempo no hubiera pasado y, sin embargo, son muchos siglos los que nos separan del esplendor de una cultura de la que recién comenzamos a entender su grandeza. Así, la Huaca de la Luna se eleva monumental recordándonos el mundo moche.
Un universo poblado por dioses y personalidades únicas de las que apenas sabemos detalles de sus vidas por lo que sus tumbas nos pueden revelar. Cómo vivían, cómo se expresaban, la compleja estructura social, la relación con el espacio natural y la religiosidad. Son misterios a los que nos podemos asomar a través de «Huaca de la Luna: templos y dioses moches», una publicación que da a conocer lo que han sido 25 años de trabajos de investigación, descubrimientos, restauración y preservación. Un libro que es resultado también del esfuerzo de una serie de instituciones liderada por la Fundación Backus y la ayuda del World Monuments Fund.
EL ESCENARIO LEGENDARIO
Como señala la introducción del libro, cuyo director editorial es Elías Mujica Barreda, la Huaca de la Luna como parte de las huacas moche ya se mencionaba en los documentos coloniales. Pero en términos científicos fue el arqueólogo alemán Max Uhle quien hizo el descubrimiento a fines del siglo XIX. Posteriormente fue investigada por Rafael Larco Hoyle, así como por los arqueólogos del proyecto Chan Chan Valle de Moche de la universidades de Harvard y California. «Sin embargo, hasta 1991, cuando se inició el proyecto arqueológico Huacas del Sol y de la Luna, gracias al apoyo inicial de la Fundación Ford, era poco lo que sabíamos del monumento –afirma Elías Mujica Barreda–. A pesar de su reconocida importancia, las huacas estaban abandonadas y en proceso de destrucción debido a la erosión generada por los agentes naturales, como los vientos cargados de arena marina o lluvias de eventos de El Niño. También contribuyeron a su desatención las actividades ilegales de los huaqueros, profanadores del patrimonio cultural que se remontan a la Colonia. En esa época se formaron empresas para explotar las huacas con la aprobación de las autoridades, según contratos oficiales que pueden leerse en los archivos históricos».
Felizmente las cosas cambiaron. Y hoy podemos decir que la Huaca de la Luna es un trabajo ejemplar en términos arqueológicos y también como resultado de la colaboración de diversas instituciones unidas con un solo objetivo. «Este libro es la culminación de 25 años de trabajo», continúa Mujica Barreda, uno de los impulsores de esta obra y quien no oculta su entusiasmo durante nuestra conversación frente a un ejemplar del libro.
«Cuando la Fundación Backus decide comprometerse con el proyecto con la Universidad Nacional de Trujillo, sabía que era un compromiso a largo plazo. Se trataba de una inversión muy grande y solo pedimos tres cosas: un plan de trabajo, que era imprescindible para entender el proceso; que la inversión que se haga sea para mostrar el monumento al público; y, finalmente, que tuviera impacto en la comunidad», señala.
En el camino, la Backus encontró aliados sumamente importantes para conseguir sus objetivos. Uno de ellos fue World Monuments Fund que participó activamente en el proyecto entre el 2002 y el 2012. Diez años en los que invirtió sumas de dinero realmente importantes. Pero lo más significativo fue que pusieron a trabajar en el Perú un modelo de gestión ejemplar. «Un modelo de gestión que Backus mantiene firmemente», enfatiza Mujica Barreda.
«Se trata de fomentar alianzas con entidades nacionales y extranjeras. Por eso ha sido significativo que la presentación del libro haya sido en el Museo Mario Testino, porque la idea es compartir con nuestros aliados», precisa. Como sabemos, Testino es presidente de World Monuments Fund Perú.
Martha Zegarra, directora ejecutiva de World Monuments Fund, nos dice al respecto: «Es el modelo de colaboración entre instituciones lo que funciona. Lamentablemente el patrimonio está descuidado en todo el país. Tanto el arqueológico como el histórico. Y el Ministerio de Cultura no tiene los recursos para atender esta demanda que es inmensa. Por eso, la Huaca de la Luna es la prueba de que sumando esfuerzos podemos sacar adelante una empresa enorme. Este libro demuestra lo que significan 25 años de alianzas en favor de nuestro patrimonio. Y como dice Elías, es un ejemplo a seguir».
LA CULMINACIÓN DE UN SUEÑO
Al revisar las páginas de «Huaca de la Luna: templos y dioses moches», no podemos dejar de sentirnos atraídos por una serie de descubrimientos que a lo largo del tiempo enfrentan a los arqueólogos con sus propias teorías. Cada vez que surge un nuevo hallazgo, surgen también nuevas pistas sobre el mundo moche.
«Fue un libro muy difícil de hacer porque queríamos contar varias historias a la vez, con un lenguaje sencillo y un diseño atractivo», nos explica el director editorial. «A la vez teníamos que cumplir con nuestros colegas arqueólogos. Porque teníamos que ser capaces de utilizar la información fidedigna de la mejor manera. Para que ambos públicos se sintieran satisfechos. Además, el hecho de que sea bilingüe nos complicó la vida tremendamente».
Pero este libro es mucho más que una publicación atractiva. Es símbolo de un modelo de trabajo y sus objetivos son bien claros, como nos los recuerda Elías Mujica Barreda: «Se habla mucho de este proyecto, sobre todo en el campo político. Se usa como ejemplo en el ministerio y en el Congreso. Y el libro tiene como primer objetivo dar a conocer a la gente qué es la Huaca de la Luna. Cómo la encontramos y cómo está ahora. En segundo lugar es una forma de promover las visitas. ¿Y por qué esto? Porque el turismo beneficia a la ciudad de Trujillo y a toda la región».
Otro de los objetivos, según cuenta Mujica Barreda, es consolidar la Ruta Moche. «No hay una política de Estado al respecto. Todos los que intervienen en cada proyecto y museo hacen lo que pueden, pero no hay el desarrollo de una visión global. Y este libro va a ayudar a cimentar uno de los grandes pilares de esta ruta. Queremos mostrar a los empresarios lo que se puede hacer si se hacen las debidas alianzas. Las investigaciones continuarán y en algún momento tendremos que entregar la posta a nuevas generaciones. Pero hemos logrado algo único en nuestro país y eso no debemos olvidarlo».
(El Comercio)