Tiana: asiento inca

Resumen
El artículo revisa la etimología y las diferentes fuentes –arqueológica y etnohistórica– en donde se documenta la presencia de la tiana, un pequeño mueble prehispánico símbolo de estatus. Asimismo, se examina, preliminarmente, un ejemplar de la época colonial que indica la continuidad de su uso en este periodo, pero con cambios importantes en detalles morfológicos y decoración.

Palabras Claves: Tiana, periodo, Inca, Colonia.

Abstract
This article looks through the etymology and different sources –archaeological and ethnohistorical- where the tiana is documented, a little prehispanic furniture symbol of status. Also, preliminary, it examines a colonial epoch specimen which indicates the continuous of its use during this period, but with important changes in its morphology’s details and decoration.

Keywords: Tiana, period, Inca, Colony.

Autor: Victor Falcón Huayta
[email protected]

Introducción
Es conocido que el menaje o muebles de las viviendas o residencias en tiempos prehispánicos eran de reducido inventario. Los asientos, bancos y estantes, prácticamente, estaban incorporados en la arquitectura en la forma de poyos, banquetas u hornacinas. No se tienen noticias de la existencia de mesas o algo similar. Aparentemente, no habían sido concebidas en aquellas épocas.

La arquitectura para la teatralización del poder –sea en recintos especiales o espacios abiertos–jugaba un rol de primer nivel. Así, por ejemplo, tenemos: “cómo Atagualpa Inga desde los baños se fue a la ciudad y corte de Cajamarca y llegando con su Majestad y cercado de sus capitanes, con mucho más gente doblado de cien mil indios… en la plaza pública, en el medio en su trono y asiento, gradas que tiene, se llama usno, se asentó Atagualpa Inga…” (Guaman Poma 1993: 293[1615]). De este modo, las fuentes ceremoniales –impropiamente llamados “baños”–, complejos residenciales, caminos, plazas y usnos, entre otros, eran símbolos del poder imperial Inca.

En la pompa de los actos públicos y ceremonias la indumentaria, los accesorios y artefactos asociados al cuerpo también jugaban un rol importante para alcanzar la solemnidad que se requería y conformar la atmósfera dominante en estas sociedades autoritarias y estrictamente jerárquicas. Entre los artefactos asociados al poder o autoridad se encontraba un mueble singular que fue usado por las élites andinas pre y post conquista hispana: la tiana, asiento o banco, también poseía un sobresaliente carácter simbólico emanado de su forma, uso y función (1). El “asiento, para los dirigentes andinos, era la insignia principal” dice Martínez (1994:35), y su uso se prolongó hasta la Colonia que, como veremos más adelante, se llegó a representar en una propuesta de heráldica nativa de aquella época.

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(1) Aquí vale la pena hacer un breve comentario sobre el artículo femenino que siempre acompaña a la palabra tiana. Parece probable que el artículo femenino es una influencia del castellano sobre el quechua. Así, se ha “femenizado” al objeto por su terminación con la vocal “a”. Sin embargo, el objeto en sí y sus significados implícitos no tendrían un género –o contenido con implicancias de género– específico. Una observación similar fue hecha por Pierre Duviols al argumentar y proponer el artículo masculino “el” a la palabra huanca en vez del generalizado “la” (Duviols 1979). No encontramos una razón similar para cambiar el artículo generalmente usado con la palabra tiana, motivo por el cual seguimos su uso común a pesar que el diccionario de Lira y Mejía (2008: 494) le asigna el género masculino.
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No sobrevivieron muchas tianas precoloniales aunque las habían hechas de varios materiales, desde el oro hasta los humildes juncos, según la jerarquía del dignatario que las usaba. Hoy, los museos casi no tienen ejemplares que mostrar y cuando las exhiben no parecen llamar mucho la atención pues las que sobrevivieron son de madera llana, sin mayor elaboración ni decoración, en comparación con otros objetos más vistosos o “museables”; como los consabidos objetos de metales preciosos hasta las vasijas decoradas pasando por las primorosas telas. Sin embargo, este humilde objeto era, tal vez, el más personal de las posesiones simbólicas de los poderosos del mundo andino antes de Pizarro (2).

Desde el punto de vista de la etimología tenemos tres referencias importantes. En el Léxico Quechua de Fray Domingo de Santo Thomas (1560) aparece la palabra tiana, tiána o tyana con el significado de “asiento, banco, escaño pequeño, morada, poyo para asentarse, silla, silla para asentarse”, y la frase wawa tiyana que significa “madre do concibe la mujer, madre donde está el niño en el vientre” (Szemiñski 2006:568). Es interesante constatar también que en el diccionario de Gonzalez Holguin figuran la frase Tiyani tiyacuni que significa “Sentarse estar sentado, estar en algún lugar morar habitar” (Gonzalez Holguin 1989:340[1608]). Finalmente, según el moderno diccionario de Jorge Lira y Marío Mejía Huamán la palabra tiána o tiyána se refiere a una “m. sentadera, objeto que sirve de asiento. f. Base de los objetos en que se quedan firmes.” (Lira y Mejía 2008:494). Como vemos, el vocablo estaba vinculado, además de a un “asiento o banco”, a los conceptos de “morada” o “hábitat” y, en relación a un nonato, con el vientre de la mujer. Todas estas acepciones son importantes para definir los conceptos asociados a la tiana, como veremos después.

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(2) Los españoles también las llamaron con la palabra de origen caribe dúho: “Asiento bajo, de madera o de piedra, usado por los indios” (Diccionario de la Real Academia Española, RAE). Fuente: http://catalogomuseolarco.perucultural.org.pe/detail.asp?NumeroIngreso=11399 [Consultada el 5-11-2009; 11:32 hrs.]
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Tianas precoloniales

La evidencia arqueológica indica que la tiana remontaría sus antecedentes al Periodo Intermedio Tardío (s. XII- XV d.C.). A este respecto, dos ejemplares, pertenecientes al Museo Arqueológico Rafael Larco Hoyle (MARLH) de Lima, procedentes de la costa norte, son bastante representativos. A continuación consignamos sus rasgos más importantes(3) para, posteriormente, hacer breves comentarios sobre cada una de ellas:

Número Ingreso: 11399
Código Catalogación: ML400010
Código MARLH: XXM-000-012
Material: Madera
Largo: 33.7 cm
Ancho: 15.2 cm
Altura: 8. 9 cm
Peso: 0.985 Kg.

Figura 1: Tiana ML400010. Vista lateral.

La tiana ML400010 se encuentra en regular estado de conservación pero está íntegra. Su morfología es típica de las tianas de madera. Nótese el ancho de los pedestales, su altura (menos de 10 cm) y cómo el borde de la sentadera es de labio agudo (es decir, tiene “filo”). La tiana fue tallada de una sola pieza de madera, vale decir, no tiene empalmes. Finalmente, un detalle interesante es que –de acuerdo con la observación de los anillos de crecimiento concéntrico que se ven en la sentadera– el bloque de madera fue extraído en forma trasversal al fuste o tronco del árbol que aportó la materia prima y cuya especie no ha sido identificada.

Número Ingreso: 11398
Código Catalogación: ML400009
Código MARLH: XXM-000-011
Material: Madera
Largo: 40.5 cm
Ancho: 24.7 cm
Altura: 15 cm
Peso: 1.436 Kg.

Figura 2: Tiana ML400010. Vista superior.

La tiana ML400009 posee una estructura similar a la anterior, sin embargo, es de mayores dimensiones y ostenta rasgos que le dan una apariencia más elaborada. Las patas –o pedestales– son más anchas y tienden a abrirse hacia la base o, al menos, da esa impresión por el calado del centro que define una figura triangular, a la par que muestra los bordes externos cortados en zigzag o escalonado, lo cual otorga a la pieza mayor prestancia y sofisticación. Igual que el ejemplar anterior, esta tiana fue tallada de una sola pieza de madera. Muestra buen estado de conservación, a pesar de haber perdido los dos extremos –que terminan en punta roma– ubicados hacia un lado de las bases horizontales.

Una tiana colonial

La única tiana colonial de la que tenemos conocimiento es una pieza excepcional que pertenece a la colección del Field Museum (FM) de Chicago en los Estados Unidos de Norteamérica. Mide 29 cm. de alto por 40.5 cm. de largo. Este ejemplar colonial también es el único ornamentado que se conoce. Cronológicamente, ha sido ubicado en la parte final del siglo XVI y lleva el código N° 2832 (Burger y Salazar 2004:215,216). Vale la pena mencionar también que el web site del FM exhibe una foto parcial de la pieza como muestra de la “Montez Collection”; el departamento de antropología de ese museo “holds an exceptional collection of ancient Peruvian objects purchased in the 19th century from a private Peruvian collector. This collection consists of approximately 1,200 objects, of which the vast majority are ceramic vessels from the Inca Period” (http://fieldmuseum.org/explore/our-collections/montez-collection) [Consultada el 23-2-2012, 3:03 hrs].

Figura 3: Tiana ML400009. Vista lateral.
Figura 4: Tiana ML400009. Vista superior.

La forma de la tiana de la colección MontezLa estructura básica de la tiana del FM corresponde a la de aquellas precoloniales. Los dos listones de la base han sido tallados con el borde superior ligeramente convexo y los lados restantes –incluyendo el extremo o “punta”– quedaron planos. Desde estas bases arrancan dos “pies” o pedestales en forma de felinos tallados que sostienen la plataforma ovalada y de fondo cóncavo que constituye la sentadera(4). Asimismo, se perciben anillos de crecimiento en la superficie cóncava de la sentadera que señalan que la madera fue extraída en forma trasversal al fuste de un árbol, como sucedió con aquéllas antes descritas. Como se ve, el ejemplar del FM reviste mayor altura y sofisticación en su talla, así como, en su decoración, la cual es mayormente figurativa.

La sentadera es de forma oblonga y ovoide, de superficie cóncava pero con bordes o filos rectos que da lugar a estrechos espacios planos sobre los cuales se desplegó una iconografía que comentaremos luego. Como se ha dicho, los “pies” están constituidos por esculturas de felinos tridimensionales, parados y dispuestos en sentido contrario. No lo podemos aseverar con absoluta certeza –pues no hemos tenido acceso directo a ella– pero lo más probable es que toda la pieza haya sido tallada desde un solo bloque de madera, como lo eran las tianas precoloniales. Como vemos, sobre un esquema estructural “tradicional” esta tiana presenta rasgos morfológicos nuevos (5). Su estado de conservación es bueno.

La explosión de la imagen, la decoración

Figura 5: Tiana ML400009. Actualmente en exhibición en el Museo de Arte Precolombino del Cusco. Foto: Victor Falcón.

Este aspecto de la tiana del FM es completamente nuevo en relación a las tianas precolo-niales, ya sea en el estilo de las imágenes ejecutadas para decorarlo, en la aplicación del color o en la técnica. En el estrecho borde recto de la sentadera, la pieza está decorada con figuras polícromas geométricas a modo de tocapus(6). Los felinos escultóricos tridimensionales están pintados de negro con marcas pardas sobre la piel, a modo de anillos, pero el vientre y la parte interior de las patas están pintados de blanco. En la foto de Burger y Salazar (2004) no se nota, pero sólo uno de los felinos tiene un trazo en zigzag que corre sobre la parte posterior de sus patas. Así los dos felinos son similares, pero no iguales. Además, los rasgos de los rostros de los animales, igualmente, están bien delineados mediante la talla, los dientes pintados de blanco y nariz y los ojos de rojo encendido, estos últimos contorneados de verde.

Figura 6. Tiana de la colección del Field Museum de Chicago. Vista de perfil. Foto: Nicola Sharratt, 23-02-2010.

A su vez, los dos listones de madera que pisan los felinos están decorados en toda su superficie, excepto el lado interno de los mismos. Los lados externos de los listones ostentan una composición en donde dos felinos blancos –con manchas negras– vomitan de sus fauces una banda roja debajo del cual un arco tricolor cubre una cabeza que luce un tocado inca sobre un fondo blanco. Los extremos o puntas aplanadas de los listones también tienen decoración que, en este caso, se limitan a tocapus. Finalmente, la parte superior de estos listones tiene paneles rectangulares dentro de los cuales se disponen aves blancas y otros motivos estilizados rojos sobre un fondo verde. Al parecer, la técnica para aplicar los colores ha sido el llamado “encáustico”, usada para decorar los conocidos queros incas de la colonia.

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Figura 7. Tiana de la colección del Field Museum. Vista desde arriba. Foto: Nicola Sharratt, 23-02-2010.

(3) Fuente: http://catalogomuseolarco.perucultural.org.pe/detail.asp?NumeroIngreso=11399 [Consultada el 5-11-2009; 11:32 hrs.]
(4) La palabra “sentadera” no está en el diccionario de la RAE. Nosotros la usaremos acá en sentido descriptivo para señalar la parte cóncava de la tiana que sirve para posar las nalgas.
(5) Aquí, es interesante traer a colación una cita de Cobo: “No tenían en sus casas sillas, escaños ni género de asientos, porque todos, hombres y mujeres, se sentaban en el suelo, sacando los caciques y grandes señores, que, por merced y privilegio del Inca usaban de asiento dentro y fuera de sus casas, al cual llamaban Duho y era un banquillo de madera labrado de una pieza, largo de dos palmos y alto uno semejante en la hechura a un animal que tuviese las piernas cortas, la cabeza baja y la cola alta; porque, comúnmente, le daban figura de animal.” (Bernabé Cobo 1653, citado en Flores et al. 1998:103. Negritas mías). Nótese que Cobo no menciona la palabra andina tiana sino la caribeña duho, sin embargo, sus descripciones son detalladas y juiciosas, no habría razón para dudar de la existencia de tianas con forma de animal para la época “del Inca” a la que se refiere la cita, pero éstas no se han encontrado. Asimismo, tenemos que considerar que cuando Cobo redacta su crónica ya había pasado más de un siglo desde la llegada de Pizarro.
(6) Hacia el centro de la sentadera los tocapus se encuentran borrados, lo que puede deberse al uso de la tiana.
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Figura 8. Tiana de la colección del Field Museum. Vista lateral. Foto: Nicola Sharratt, 23-02-2010.

Las tianas en la crónica de Guaman Poma de Ayala

Existen pocos ejemplares de tianas –tanto precolombinas como coloniales–, sin embargo, si consideramos las mostradas por la iconografía de los queros inca-colonial, así como, a la detallada mención e ilustraciones que se hacen de ellas en la crónica Felipe Guaman Poma de Ayala, la situación cambia notablemente. Hasta donde conocemos a través de la arqueología, las tianas precoloniales no ostentaban decoración sobre sus superficies. A lo más, podía haber tianas de formas más sofisticadas lo que, unido a su altura y material de confección, implicaba una jerarquía, la cual iba paralela a la importancia de la persona que las usaba. La diferenciación de tianas nos la proporciona Guaman Poma en su crónica de 1615 (1993). Para un mejor análisis mencionaremos los contextos en donde aparecen mencionadas (todas las negritas son mías):

Figura 9. Tiana de la colección del Field Museum. Detalle decorativo de la base. Foto: Nicola Sharratt, 23-02-2010.

“fue Cápac Apo Topa Inga Yupanqui, rey y señor hijo del sol, tenía una silla llamada tiana, de oro finísimo, tan alto como un codo7, fue rey e Inga en todo este reino…” (1993: 349 [1615]).

“Huno apo, este dicho principal ahora sirve de segunda persona, y ansí si no llegaba a cien mil indios tributarios, que en tiempo del Inga les llamaban huno Aucacamayoc, y si no llegaba a tantos indios no se les daba título ni tiana ni señorio. Y tenía su tiana de palo, medio codo llano, y la boca de la tiana le tenía pintado, estos dichos caciques principales y segundas de una provincia…” (1993: 349 [1615]).

“El dicho curaca de la guaranga… ha de tener tiana de palo, un palmo(8) y un jeme de alto, y no ha de ser pintada sino llano, y ha de ser el dicho curaca de mil indios tributarios…” (1993: 351 [1615]).

“El dicho curaca de pisca pachaca ha de ser tributario de quinientos indios tributarios, ha de tener tiana de palo un palmo de alto…” (1993: 351 [1615]).

Figura 10. Tiana de la colección del Field Museum. Detalles decorativos de la base. Fotos: Nicola Sharratt, 23-02-2010.

“ni Apo ni curaca, sino allicac camachisca; y dicho allicac tenía tiana de chiuca, de caña de monte, como don Diego lo tenía, y no tiene que entremeterse a los demás caciques principales, y ha de ser tributario; como ahora les dice a los españoles capitán…

Desde aquí entran los mandones que llaman ayllo camachicoc, que quiere decir mandones de este reino; pachac camachicoc mandón de cien indios de tasa, tenía tiana de palo llano cuatro dedos de alto a manera de plato, ha de tener tal camachicoc cien indios cabales…” (1993: 351 [1615]).

“Pisca chunga camachicoc. A él tiene de darle tiana de socos, de caña de monte por tiana, y si no lo tuviere cincuenta indios de tasa cabales no se le de título…

Aquí entran los indios mandoncillos que quiere decir mandoncillos que han de tener tiana de matara, de heno, coho, ha de tener diez indios tributarios.

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(8) Según la RAE un palmo es la “distancia que va desde el extremo del pulgar hasta el del meñique, estando la mano extendida y abierta (aproximadamente 20 cm), y un jeme es la “distancia que hay desde la extremidad del dedo pulgar a la del índice, separado el uno del otro todo lo posible” (aproximadamente 17 cm.).
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Figura 11. Tiana de la colección del Field Museum. Detalles decorativos de la base. Fotos: Nicola Sharratt, 23-02-2010.

Pisca camachicoc de cinco indios, un mandoncillo sobre cinco indios de tasa, ha de tener tiana de paja llamada chillona; estos mandoncillos sirven de marca camayoc, que son veedores y regidores de cada pueblo… Y han de servir por quipocamayos cantadores [sic]…” (1993: 352 [1615]).

“Como cacique principal y príncipe han de diferenciar el hábito, ha de vestirse como español pero diferencie, que no se quite los cabellos que se la corte al oído, traiga camisa, cuello, jubón y calza botas, y su camiseta y capa, sombrero y su espada, alabarda y otras armas como señor y principal, y caballos y mulas; y se siente en una silla, tiana; y que no tenga barbas, porque no parezca mestizo, y que no pruebe vino ni chicha ni coca en su vida, ni sea jugador ni mentiroso, y que no tenga criados españoles, ni mestizos ni mulatos, sino que si quisiere tenga negros casados con negras porque no haya daño en la provincia. Y que se trate como español en el comer y en el dormir, y vajillas y haciendas, y que no le estorben los corregidores ni padres ni encomenderos, y que sea muy buen cristiano; que sepa latín, leer, escribir, contar, y sepa hacer peticiones, ellos como su mujer e hijos e hijas, y que no case a sus hijas con indios mitayos ni con españoles sino con sus iguales para que salga buena casta en este reino.” (1993: 605 [1615]).

“Segundas personas de este reino y cabildo de la dicha provincia por su Majestad, ha de obedecer a la cabeza mayor, y le ha de servir y honrar en todo lo que fuere mandado; y en cada provincia ha de haber una segunda persona solo, conforme a la ley antigua. Y ha de diferenciar el hábito y traje, vestido como español; que no se quite los cabellos y traiga sombrero, camisa cuello, jubón, calzón, medias, zapatos… y traiga un caballo con su silla y en otro su cama, y no tenga barbas; y así se diferenciará del cacique principal y parecerá su segunda persona de este reino. Dos indios reservados en sus ganados, y dos muchachos para su tiana…” (1993: 605 [1615]).

“Caciques de la guaranga; estos son curacas reservados y cabildo de la dicha provincia por su Majestad; han de diferenciar en el traje, que traiga su sombrero, un paño de manos colgando en el cuello y su ualón y botas, y su manta y camiseta; que diferencia de la segunda persona y que sea honrado como señor de mil indios tributarios… Tenga residencia y sea sujeto y obedezca al cacique principal y mayor, y tenga un caballo ensillado y enfrenado, y tenga su tiana y un muchacho que le sirva en sus ganados…” (1993: 608 [1615]).

“Mandón Mayor. De aquí entran los mandones indios tributarios y mandones y cabildo de las dichas provincias por su Majestad; estos han servir por alcaldes mayores para hacer acudir a las minas y plaza, y tambo, puentes y caminos reales, y para el servicio del cacique principal… El dicho camachicoc de pisca pachaca ha de ir por capitan de los indios a las minas o plaza, y han de diferenciar de la guaranga. Y que traiga un sombrero y un paño colgado en el cuello y su ualón, botas de vaqueta, y su manta y camiseta, y tenga un muchacho con su tiana de alto un jeme…” (1993: 611 [1615]).

“Y en el traje, hábito, ha de diferenciar del mandón de quinientos indios para que sea conocido; antepares y zapato, y su camiseta y manta; y tenga su tiana de palo de alto de cuatro dedos y un muchacho que le traiga y que le sirva…” (1993: 614 [1615]).

“Mandoncillo de cincuenta tributarios y cabildo por su Majestad de este reino, y han de tener oficio de regidores indios tributarios, y que sirvan en todos los servicios personales y minas y plazas, y obedezca al caique principal… Este dicho mandón menor son indios pecheros ellos y sus hijos, han de hacer mita, y diferenciar en el hábito que trajere del mandón de la pachaca: traiga un sombrero y su calzón, zapatos y su manta y camiseta, y traiga un caballo, y traiga un muchacho para su tiana de chiuca, cana de monte…” (1993: 614 [1615]).

“y ha de hacer acudir a las minas y plazas, y ha de entregar a los capitanes. Y ha de diferenciar en el hábito y en el traje, ha de tener su sombrero y calzón, y alpargatas, y su manta y camiseta natural, que diferencie del mandón de pisca chunga. Y le dé un muchacho de la doctrina para su tiana de hongo matara…” (1993: 617 [1615]).

Cuadro 1

“Mandoncillos. Son indios tributarios y cabildo de su Majestad. Estos han de servir en el oficio de alcaide o pregonero, o verdugo de este reino, los indios mandoncillos de cinco tributarios… Todos estos dichos mandones se hacía para que no faltasen indios de sus parcialidades y ayllo, para el servicio de Dios y de su Majestad, y que se han de diferenciar en el traje de chunga camachicoc, que traiga su hábito natural y su tiana de heno de paja chiluua, y que tenga un muchacho de la doctrina para ello…” (1993: 617 [1615]).

Figura 12. EL PRIMER NVEVA CORÓNICA I BVEN GOBIERNO CONPVESTO POR DON PHELIPE GVAMAN POMA DE AIALA.

De la tabulación de las menciones de Guaman Poma nos resulta el cuadro 1 (9).

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(9) Mi tabulación difiere ligeramente de la propuesta de Martínez 1995: 75.
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A partir de las citas de la página 605, Guaman Poma prescribe una serie de pautas para la indumentaria de las autoridades nativas que incluyen vestidos españoles en la mayor parte de los casos, excepto para los “mandoncillos” que deben de llevar “su hábito natural (1993: 617 [1615]). Sin embargo, todos sin excepción debían llevar una tiana y un muchacho que se encargara de portarla. De modo que, de acuerdo con lo que Guaman Poma nos transmite, podemos concluir que la tiana era un elemento simbólico de primer orden que denotaba estatus en el mundo colonial indígena. En ningún caso se menciona decoración u ornamento sobre ellas –a lo más alguna pintada– lo que podría marcarnos una pauta para la asignación temporal del ejemplar del FM antes expuesto.

Representaciones de tianas aparecen en varias láminas de la “Nueva Corónica”. Mencionaremos sólo tres de ellas para ilustrar la importancia que tuvieron estas “sillas-trono” andinas, tanto durante la época Inca, como durante la colonia. El primer caso es la carátula misma de la crónica, en donde la tiana aparece como uno de los elementos del escudo del propio cronista; obviamente el escudo posee una configuración europea, pero lo que nos interesa señalar aquí es la presencia de la tiana como símbolo de la pretendida nobleza de Guaman Poma. Un detalle de este dibujo muestra la forma básica y clásica de la tiana que, además, en esta como en las sucesivas no muestra decoración sobre ellas.

En el caso siguiente, la tiana aparece en un contexto de “revelación” cristiana, cuando dios ordena la escritura de la Nueva Corónica; aquí la tiana también muestra su forma clásica y llana. Finalmente, señalamos una escena imposible, el Inca Huayna Capac pregunta al español Pedro de Candia “¿Es éste el oro que comes?”. En este caso la tiana de Huayna Capac –al igual que el ejemplar del MARLH de Lima– muestra un calado en medio de los pedestales, detalle que da mayor sofisticación al banquillo y que está corroborado por la evidencia arqueológica.

Las tianas en los queros incaicos de la Colonia

Figura 13. Detalle del dibujo anterior. Nótese la tiana en la esquina inferior izquierda del escudo de Guaman Poma, arrodillado a la derecha.

De acuerdo con John Rowe los diseños incaicos sobre los queros de madera de la colonia “están entre los más finos productos del arte Inca, y son dignos de comparación con los mejores trabajos de los códices mexicanos” (Rowe 1946:245. Traducción mía). Como ya se ha señalado (Martínez 1995; Burger y Salazar 2004, entre otros) las tianas aparecen representadas con cierta frecuencia en las decoraciones de los queros coloniales, señalando su vigencia, consideración e importancia como elemento significativo del estatus de la nobleza indígena en esa época.

Figura 14.

Para ilustrarlo mostramos un quero cefalomorfo de la colección del Museo Nacional de Arqueología, Antropología e Historia del Perú. La parte anterior está tallada con el rostro de un personaje con orejeras, vincha con diseños romboidales incisos y cabello hasta el cuello, su rostro está pintado de rojo. Una banda de flores rojas –aparentemente el ñucchu (Salvia oppositiflora)– en dos hileras decora la base del vaso. La decoración grabada y pintada en la parte posterior del quero muestra un personaje con capa o túnica sentado sobre una tiana y asistido por un hombre que sostiene una sombrilla. Al costado del personaje aparecen representadas otras insignias reales.Finalmente, queremos señalar los notables rasgos del rostro tallado, el mismo que –en nuestra opinión– muestra un estilo con personalidad propia y vinculada a una tradición precolonial antes que a alguna de origen europeo. Tanto en los casos de las tianas de la crónica de Guaman Poma como en el caso de las tianas representadas sobre los queros, la morfología de estas “sillas-trono” andinas es la del tipo precolonial, como aquellas provenientes del MARLH expuestos inicialmente.

Comentarios finales

Figura 15. GVAINA CAPAC INGA, CANDÍA, ESPAÑOL

De acuerdo con la crónica de Guaman Poma habrían existido tianas de diversos materiales que iban acorde al estatus del personaje que las usaba. Estos materiales eran desde el oro para la tiana del Inca, hasta la “paja chillona” para el pisca camachico –“mandoncillo”– de 5 tributarios(10). Al presente, sólo habrían sobrevivido las tianas precoloniales de madera, sin decoración alguna excepto por alguna talla que las dotaba de un grado de sofisticación adicional. Habrían existido también tianas de madera pintadas pero de éstas no quedó ningún testimonio hasta ahora. No se tiene evidencia de mujeres de estatus sentadas en tianas(11). Así, durante la época precolonial esta “silla-trono” habría sido de uso muy personal y de apariencia más bien discreta y sobria, lo cual no menoscabó su enorme carga simbólica vinculada al poder y al estatus social.

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(10) Se mencionan las variedades de fibras vegetales como: “matara” “coho” “heno” “caña”, etc. cuya especie particular sería difícil identificar. Sin embargo, la primera de ellas podría ser una Typha sp.

(11) Sin embargo, no se debe descartar que las usaran. Así, Oscar Ibáñez nos informa que –hacia los años cuarenta y cincuenta del siglo pasado– en Salta (Nor-oeste de Argentina) las matronas tenía la costumbre de sentarse en una silla principal que, además de “tiyana” se nombraba como “tiacuna”. (Com. pers, mayo de 2012).
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Figura 16. Quero MO-10391. Vista anterior. Foto cedida por Ivan Ccachura.

Señalaba también el “lugar” físico que correspondía a una persona en las reuniones solemnes. Así, Joan de Santa Cruz Pachacuti nos narra que “los capitanes por sus órdenes saliendo por la otra puerta a la plaza de Haocaypata y Cuçipata con el canto de quichu, y asienta por sus órdenes los curacas en sus tiyanas y quitasol etc., en donde el dicho Pachacuti Ynga Yupangui sienta con su hijo Topa Ynga Yupangy y Amaro Ttopa Yupangui, todos tres con yguales tiyanas de ruua hechas de oro.” (1993: 232,233 [1613]). Por su parte, Betanzos agrega: “Y, visto por Yamque Yupangue la merced que le hacía su tío Topa Ynga Yupangue, levantóse de su silla y asiento, que tenía de señor, y fuese a su tío y besóle en el carrillo en señal de amor y agradecimiento por la merced que le hacía; y esto hecho, tornóse a sentar en su silla.” (Betanzos 2004:210 [1551-1557]. Negritas mías).

Señalaba también el “lugar” físico que correspondía a una persona en las reuniones solemnes. Así, Joan de Santa Cruz Pachacuti nos narra que “los capitanes por sus órdenes saliendo por la otra puerta a la plaza de Haocaypata y Cuçipata con el canto de quichu, y asienta por sus órdenes los curacas en sus tiyanas y quitasol etc., en donde el dicho Pachacuti Ynga Yupangui sienta con su hijo Topa Ynga Yupangy y Amaro Ttopa Yupangui, todos tres con yguales tiyanas de ruua hechas de oro.” (1993: 232,233 [1613]). Por su parte, Betanzos agrega: “Y, visto por Yamque Yupangue la merced que le hacía su tío Topa Ynga Yupangue, levantóse de su silla y asiento, que tenía de señor, y fuese a su tío y besóle en el carrillo en señal de amor y agradecimiento por la merced que le hacía; y esto hecho, tornóse a sentar en su silla.” (Betanzos 2004:210 [1551-1557]. Negritas mías).

Figura 17. Detalle de Quero MO-10391. Vista posterior. Foto cedida por Ivan Ccachura.

Bajas y sin respaldar, anatómicas a las sentaderas y cómodas constituyeron una base estable y sólida que mantenía al cuerpo de los dignatarios y autoridades erguido, en una posición muy semejante a la fetal –casi de cuclillas– tal vez relacionada a la posición del cuerpo en el vientre de la madre para lo que tenían una frase: “wawa tiyana” (que podría ser traducida como lugar o asiento del bebé), y en cuya postura se amortajaban finalmente para ser paseados y/o venerados luego de la muerte como lo muestra el dibujo titulado “ENTIERO DE COLLA SVIOS” de Guaman Poma.

Durante la colonia se habrían confeccionado solamente de madera, sin embargo, como contrapunto se incrementó la elaboración en la talla y la decoración, que estuvo dominada por la técnica del “encaústico”, laca o pintura incrustada y el figurativismo profusamente usados por los querocamayocs coloniales incas (Chávez Ballón 1964; Flores et al. 1998; Cummins 2004). Por esta coincidencia en materiales, en la técnica y en la imaginería –amén de la maestría en su ejecución– proponemos que ambos, queros y tianas decoradas, fueron hechos en las mismas clases de talleres a demanda y pago de los mismos interesados. En otras palabras, por la misma clase de artífices y a instancias de la misma clase de personajes de la sociedad colonial nativa de entonces. De hecho, el uso conjunto de queros y tiana en ceremonias locales está documentado a mediados del siglo XVII en la crónica del padre Bernabé Cobo de 1653 (Allen 2002:184-185).

Figura18. ENTIERO DE COLLA SVIOS

La tiana del FM demuestra claramente la tendencia a su sofisticación –tal como sucedió con los queros– durante la colonia, tal vez con mayor énfasis desde la segunda mitad del siglo XVII12. Esta vez los pilares artísticos de esta exhibición de estatus, distinción y rememoración en el mundo de la nobleza andina colonizada fueron la imagen y la escultura figurativa. En niveles y técnicas equiparables a las occidentales, pero completamente subordinadas y al servicio de la imaginería de la élite andina y sus intereses económicos y políticos.

Agradecimientos

Agradezco al Dr. Patrick Ryan-Williams Associate Curator and Chair del Field Museum de Chicago por responder mis consultas y proporcionarme fotos para el estudio más cabal de la tiana colonial de la colección Montez. Asimismo, a Nicola Sharratt por la diligencia en tomar las fotos de la pieza. También deseo agradecer a la Dra. Catherine Allen, profesora de Antropología de la Universidad George Washington por responder prontamente mi requerimiento de bibliografía de su autoría. Asimismo, a Oscar Ibáñez, escritor salteño, por la lectura del manuscrito y sus recuerdos. Finalmente, a los evaluadores anónimos de este artículo. Todos ellos sólo han contribuido a enriquecerlo pues los defectos y limitaciones son del autor.

Bibliografía

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