Pocos saben que cuando el bautizado «Perro sin pelo del Perú» fue presentado ante la Asamblea General de la Federación Cinológica Internacional (FCI) de Bélgica para que fuera registrado como raza pura del Perú, ya Alemania lo había inscrito como suyo, pero fueron las cerámicas dejadas por Incas y Preíncas las que, entre otras pruebas, demostraron que este cuadrúpedo tan original estaba ligado a la historia de Perú.
La FCI reconoció y registró al perro sin pelo peruano el 12 de junio de 1985 en su nomenclatura de razas con el número 310. Lo clasifica en el
Grupo V, tipo Spitz, que es para aquellos perros atléticos y ágiles ideales para trineos.
Asimismo, lo ubica en la sección 6 de perros tipo Primitivos (raza pura), que no ha variado sus características morfológicas en miles de años.
El 22 de octubre de 1991, por Ley Nº 25737 del Congreso de la República, se le declara Patrimonio Nacional del Perú.
El 20 de septiembre de 1999 se le declara Patrimonio Cultural.
El INC, mediante resolución de enero de 2000, dispone la ubicación del perro sin pelo peruano en todos los museos de sitio y zonas arqueológicas ubicados en la costa peruana y que cuente con las condiciones necesarias que permitan su desarrollo natural y su crianza.
En el mundo canino hay muchos perros sin pelo o con poco pelo, pero la Federación Cinológica Internacional, con sede en Bélgica, sólo reconoce tres razas: el Xolointzcuintle, el Crestado Chino y el Perro sin pelo del Perú.
Si bien este can peruano fue muy reconocido y respetado en la cultura inca y preínca, no sucedió lo mismo cuando llegaron los españoles. Este valioso animalito casi desaparece a la llegada de los conquistadores, quienes ordenaron matarlos en su nacimiento por su singular apariencia y por estar ligado a los ritos incas. Sobrevivieron gracias a la fuerza de su raza, pues al cruzarse con perros con pelo pudieron “ocultarse” hasta recuperar su origen en la segunda o tercera generación. Cuentan que la primera vez que se vió a un perro sin pelo peruano fué cuando merodeaba en un quiosco de frutas. Hasta hace 24 años se los veía merodeando en mercados, por las calles peruanas, etc…, hoy es difícil encontrarlos en esta situación. Si bien a la fecha no hay un registro exacto de cuántos hay en el Perú, sí se sabe que este enigmático perrito ya no es considerado feo, ni maligno y mucho menos está abandonado.
Fuente: Sweet Ganeguin