Parque Nacional Huascarán – Patrimonio de la Humanidad

Inscripción

El Parque Nacional Huascarán (Perú) (N 333) fue inscrito en la Lista del Patrimonio Mundial de la Convención de la UNESCO de 1972 como bien natural bajo los criterios (vii) (viii), en la 9ª Sesión del Comité del Patrimonio Mundial, realizada en París, Francia, el 6 de diciembre de 1985.

Significado Natural

Localizado en la apropiadamente denominada Cordillera Blanca, el Parque Nacional Huascarán protege el corazón de la cadena de montañas tropical más alta del mundo, ubicada en los Andes centrales peruanos. La propiedad, de 340000 hectáreas, cubre un paisaje montañoso diverso que se inicia con elevaciones de aproximadamente 2500 metros sobre el nivel del mar y culmina en 27 picos nevados que superan los 6000 metros de altitud. Incluye al espectacular nevado Huascarán, el pico más alto del Perú con 6768 m.s.n.m, cuyo nombre, inspirado en el regente Inca del siglo XVI, Huascar, otorga la denominación del parque. Los picos nevados, los numerosos glaciares tropicales y lagunas de origen glaciar, las altas mesetas cortadas por quebradas profundas por las que discurren arroyos torrentosos y la variedad de tipos de vegetación y fauna de altura, conforman un paisaje espectacular de singular valor y rara belleza.

Al apreciar la geomorfología e impactante belleza paisajística del parque, es fácil pasar por alto que este también alberga notables ecosistemas y valores de biodiversidad. Desde los sectores más bajos hasta las cimas de las montañas, existe una impactante diferencia altitudinal de más de 4 kilómetros que abarca terreno agreste y variado con distintos tipos de vegetación.

La flora dominante está representada por diversos tipos de pastizales de páramo y matorrales de Puna, que muestran una transición hacia tundra tropical en las elevaciones más altas.

El amplio rango de ecosistemas se completa con pequeños bolsones de bosques montanos tropicales en algunas de las laderas y valles más bajos. En total, se han documentado alrededor de 800 especies de plantas, entre las cuales la más famosa y amenazada es la Puya Raimondi, conocida por su gigantesca espiga de flores.

El Parque Nacional Huascarán protege también una amplia gama de animales silvestres adaptados a ecosistemas de altura.

Entre ellos destaca la emblemática vicuña, una de las dos especies conocidas de camélidos silvestres sudamericanos.

Esta especie estuvo próxima a su extinción en la década de 1960, pero se ha recuperado notablemente desde entonces, evidenciando uno de los éxitos de conservación más espectaculares del continente. Otros mamíferos representativos son la taruca o venado de los Andes norteños, el puma, el vulnerable oso de anteojos y el gato montés andino en peligro de extinción. La avifauna cuenta con más de 100 especies registradas, entre ellas el cóndor andino y el colibrí gigante.

Además de su riqueza biológica y bellos paisajes, el parque alberga numerosos restos arqueológicos que evidencian la milenaria ocupación humana de este territorio. A estos antiguos habitantes les pertenecen restos de terrazas agrícolas y corrales, así como caminos, represas y canales de agua, vestigios del ingenio y creatividad aplicados para adaptarse a un medio muy difícil. Adicionalmente, existen notables pinturas rupestres, tumbas de piedra e infinidad de artefactos que identifican sus antiguos sistemas de creencias.

El Parque Nacional Huascarán es, en suma, una joya natural que preserva, de manera íntegra y equilibrada, un notable escenario geográfico de paisajes de altura y biodiversidad asociada.

Los grandes glaciares y lagunas del parque, en su calidad de grandes reservorios de agua, permiten la continuidad de la vida no solo dentro del área protegida, sino también en un territorio circundante significativamente más amplio cuya extensión es difícil de calcular. El parque también nos ofrece un vívido recordatorio de lo frágiles que son estos ecosistemas frente a los cambios ambientales, especialmente aquellos de incidencia mundial. Se estima que la cuarta parte del volumen del hielo glaciar de la Cordillera Blanca ha desaparecido desde finales de la década de 1960, un proceso que se mantiene en curso y que se cree continuará cambiando el aspecto visual del parque.

Criterio (vii): El Parque Nacional Huascarán cubre una parte considerable de la Cordillera Blanca, la cordillera tropical más alta del mundo. La característica visual más abrumadora es la concentración de 27 picos nevados por encima de los 6000 m.s.n.m., en particular el Nevado Huascarán o el Monte Huascarán, la elevación más alta del Perú con 6768 m.s.n.m. Desde las elevaciones más bajas de la propiedad, alrededor de 2500 m.s.n.m. a las cumbres, hay una impresionante diferencia altitudinal de más de 4 kilómetros que abarca un terreno y vegetación variados y escarpados. Los picos cubiertos de nieve, los glaciares tropicales y los lagos glaciares, las mesetas altas interceptadas por arroyos torrenciales que se extienden en profundos barrancos y la variedad de tipos de vegetación forman un paisaje espectacular de rara belleza.

Entre la rica flora, destaca la famosa Reina de los Andes (Puya Raimondi), conocida por su colosal inflorescencia. La fauna diversa incluye mamíferos y aves carismáticos, como la vicuña, el oso de anteojos y el puma, así como el cóndor andino y el colibrí gigante.

Criterio (viii): El Huascarán se encuentra en los Andes altos e incluye elevadas mesetas de pastizales de Puna, donde picos y glaciares de 6000 m m.s.n.m. forman una región montañosa notable a nivel mundial, que incluye más de 600 glaciares, casi 300 lagos y 41 afluentes de tres ríos importantes: Santa, Pativilca y Marañón. Detrás del excepcional paisaje del Parque Nacional Huascarán se encuentra un amplio espectro de características y procesos geológicos en curso que configuran la impresionante geomorfología. La historia y las estructuras geológicas del área son muy complejas, con picos serrados y topografía accidentada que se originó a partir de la elevación de sedimentos mesozoicos que fueron severamente plegados y fracturados por la actividad tectónica compleja al final del período Cretáceo y sometidos a vulcanismo en las épocas del Plioceno y del Pleistoceno. Hasta el día de hoy, hay una fuerte actividad sísmica en el área, y los terremotos más importantes, tales como los de 1945, 1962 y 1970, sirven como recordatorios crueles. La glaciación es un elemento importante en la geomorfología e hidrología de la propiedad. Se estima que casi una cuarta parte del volumen de hielo glacial en la cordillera puede haber desaparecido desde fines de la década de 1960, un proceso que probablemente cambiará aún más la cara visual del Parque Nacional Huascarán.

Condiciones de Integridad y Autenticidad

El Parque Nacional Huascarán cubre una vasta extensión de terreno montañoso accidentado que alberga un amplio repertorio de los valores naturales propios de los Andes tropicales.

Está inscrito dentro de una reserva de biósfera aún más amplia que cubre la Cordillera Blanca casi en su totalidad, ofreciendo, así, una oportunidad para gestionar la propiedad a nivel del paisaje. Los factores naturales que contribuyen y han contribuido a la integridad del Parque Nacional Huascarán incluyen la gran altitud, las condiciones climáticas severas y la topografía accidentada. Los impactos que resultan de las actividades humanas contemporáneas son relativamente modestos y son manejables dentro del parque.

Los retos más complejos a la integridad a largo plazo del Parque Nacional Huascarán, a largo plazo, provienen de los valles circundantes de uso intensivo fuera de los límites de la propiedad y el interés en la extracción de minerales. A pesar de haber sido inscrito en la Lista del Patrimonio Mundial por sus valores naturales, el parque también es famoso por sus valores arqueológicos. Una parte significativa de los vestigios de culturas extintas parece haber escapado a la ambición de buscadores de tesoros, beneficiándose del carácter remoto y duras condiciones ambientales adversas que rigen en vastas áreas del bien. La identificación de los riesgos y la oportuna implementación de medidas efectivas, ayudará a preservar los valores naturales y culturales de esta extraordinaria parte de los Andes.

Gestión

En la década de 1960, la inminente extinción de la intensamente cazada vicuña, un camélido andino nativo, y las preocupaciones sobre la supervivencia de la emblemática Puya Raimondi, fomentaron la creación de una zona de monitoreo en el espacio que hoy ocupa el bien. Subsecuentemente, el 1° de julio de 1975, se creó, mediante Decreto Supremo N° 0622-75-AG, el Parque Nacional Huascarán bajo el amparo de la legislación nacional que versa sobre bosques y vida silvestre. Desde 1977, el parque también constituye la zona nuclear de la Reserva de Biósfera Huascarán, desde que esta fue reconocida por la UNESCO. El parque está protegido por la Constitución Política del Perú (artículo 68°) y por la Ley N° 26834, Ley de Áreas Naturales Protegidas, de julio de 1997, entre otras normas.

Originalmente bajo la tutela del Ministerio de Agricultura, el Parque Nacional Huascarán y la extensa reserva de biósfera que lo rodea, son hoy en día gestionados por el Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado (SERNANP), dependiente del Ministerio del Ambiente. Con un manejo adecuado, esto permite un enfoque integral de conservación y manejo, que incluye a los valles poblados y de uso intensivo adyacentes a la propiedad. La administración del bien es guiada por un plan maestro, aprobado en 2010 y por un comité de gestión que garantiza la participación de comunidades locales.

Los retos a la conservación del parque son mínimos y restringidos a la presencia de comunidades que se remontan a derechos consuetudinarios, lo que requiere la negociación de acuerdos en cuanto al uso de los recursos naturales. No obstante, las concesiones mineras y los planes de construcción de represas son retos que abordar. El turismo nacional e internacional, atraído por el espectacular paisaje y los importantes valores arqueológicos, si bien puede ocasionar riesgos de impactos culturales y naturales no deseados, brinda oportunidades para la economía local, el financiamiento de la conservación y la educación de visitantes.

Un desafío mayor que requiere constante monitoreo y preparación para la conservación del parque, es el rápido retroceso de los glaciares. Se calcula que los glaciares han perdido cerca de la cuarta parte de su volumen en un período de poco más de 50 años. El área es especialmente sensible a los efectos del calentamiento global, que no solo amenaza con destruir la belleza paisajística del parque, sino que también, genera el riesgo de agotar sus reservas de agua, que son la principal fuente de vida dentro del bien y de sostenimiento en los valles adyacentes que están siendo intensamente cultivados

Galería Fotográfica del Parque Nacional Huascarán – Patrimonio de la Humanidad

 

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