A 60 kilómetros de Trujillo, en la provincia de Ascope y a 4 kilómetros del distrito de Magdalena de Cao, se encuentra el Complejo Arqueológico El Brujo, un lugar cuya secuencia cultural abarcaba 5 000 años atrás, hasta los últimos estudios que indican una antigüedad de casi 14 000 años.
La intervención del Ministerio de Cultura en convenio con la Fundación Augusto N. Wiese, durante 26 años de investigaciones, señala a esta última, como la única institución privada en el país que pone sus recursos económicos y un equipo de profesionales del campo de la arqueología y conservación para preservar y poner en valor un sitio arqueológico. A esto se suma el reciente Convenio con el Gobierno
Interior de Museo de CaoRegional de La Libertad para co-ejecutar el proyecto de Acondicionamiento Turístico del Complejo Arqueológico El Brujo del distrito de Magdalena de Cao, que permitirá por primera vez, hacer obras por impuestos, y con ello, viabilizar la continuación de las investigaciones arqueológicas, conservación y uso social de este sitio, hoy convertido en un destino turístico de la Ruta Moche.
El Complejo se abrió al público en el año 2006, tras el descubrimiento de la tumba de la Señora de Cao. En ese momento, se presentó una cubierta de membrana textil tensada, tratada e impermeabilizada contra rayos ultravioleta para cubrir 2 500 m2 de la fachada principal de la Huaca Cao Viejo. Fue considerada una obra novedosa en un sitio arqueológico de América, ya que además de proteger, permite la observación de toda la arquitectura del frontis principal. Esta membrana textil y soportes metálicos están siendo renovados completamente este año.
Un Museo para compartir

El Museo de Cao, inaugurado en 2009, presenta bienes culturales que abarcan una herencia de 5 000 años, desde el Precerámico hasta la ocupación colonial. En especial, cerámica, cestería, textiles, mates, entre otros objetos arqueológicos. Llama la atención la sala 6, donde aparece como preámbulo un cántaro en forma de búho colocado sobre el dintel para acceder al mundo sagrado de la primera gobernanta del Perú prehispánico: la Señora de Cao. Aquí, se aprecia la momia de esta autoridad Moche con su piel, tatuajes, cabello y uñas preservadas. Su cuerpo es observado a través de un espejo que lo refleja entero, tras un tul transparente que cubre sus partes íntimas; una presentación museográfica que evoca respeto al ancestro.
FACHADA. El museo de sitio se levanta frente a la Huaca Cao ViejoA los costados, se exhiben las dos porras de cobre dorado, encontradas en su fardo funerario. En las otras vitrinas de la misma sala, se presentan sus emblemas de poder, uno de sus vestidos, sus joyas personales y ofrendas: collares, aretes, coronas, diademas, narigueras, ofrendas de cerámica, estólicas, estandartes, implementos de tejido y agujas de oro.

La Ruta mística con expresiones tradicionales Se ha creado en el Complejo Arqueológico El Brujo, un sub destino turístico como valor agregado a la visita convencional. Es una alternativa para revalorar las prácticas ancestrales en la costa norte. El nombre del complejo se le debe a la Huaca El Brujo, ya que en el pasado, el sitio fue visitado por curanderos que llegaban para cargarse de energía y poder conciliar las fuerzas de poder, utilizadas en sus trabajos personales.
La Ruta mística ofrece la observación de la imagen recreada de la Señora de Cao, considerada en su tiempo como una lideresa de la religión y los elementos asociados a su mundo mágico-religioso. Durante la visita, también se aprecia una de las plantas milenarias del Perú, el cactus de San Pedro, conocido en los Andes como Wachuma, que ha sido utilizado en el antiguo Perú como una sustancia psicoactiva dentro de las prácticas rituales de todos los tiempos y como medicina para curar el alma.
En otro tramo de la ruta, en el lado norte del Montículo II, se observa un grafiti grabado en un muro, que representa a un personaje conocido por los arqueólogos como el Mensajero Moche, cuya característica es poseer una indumentaria bien elaborada con tocado circular y vincha que remata en la cabeza de zorro. Lleva en la mano una bolsa de cuero cargada de semillas de pallar de acuerdo a los hallazgos de Don Rafael Larco Hoyle. Los pallares fueron al parecer utilizados en juegos ceremoniales adivinatorios como oráculos, cuyos mensajes eran transportados a sus debidos destinatarios.

La Ruta mística culmina con la visita de dos pozos ceremoniales -únicos en su especie- construidos por los moche hace casi 2 000 años, que se componen por una fuente de agua alimentada con agua subterránea, donde se realiza una sesión de purificación, limpieza y florecimiento a cargo de un curandero del pueblo de Magdalena de Cao. Esta es una experiencia personal mágica que solo se puede vivir en el complejo El Brujo.
Desarrollo comunitario
Desde el año 2000, la Fundación Wiese profundizó su articulación con la comunidad a través de charlas de sensibilización, exposiciones especializadas y cursos de capacitación.
A partir del descubrimiento de la Señora de Cao, el crecimiento del flujo turístico ha contribuido al desarrollo económico de Magdalena de Cao, logrando la apertura de hospedajes familiares, restaurantes, tiendas de artesanías y centros de información

turística-municipal y policial. A partir de 2007, se formó un comité de fomento y promoción turística de este pueblo, integrado por diversas instituciones públicas y privadas, para trabajar un plan de revalorización de la imagen cultural-urbana del distrito de Magdalena de Cao.
Finalmente, la Fundación Wiese tiene el compromiso actual de continuar con la labor cultural y patrimonial sobre cuatro pilares: investigación arqueológica-conservación, sostenibilidad, línea editorial para compartir las investigaciones y reforzamiento del desarrollo comunitario.