Existe en el sur del Perú, un pequeño pueblo llamado Nazca, o Nasca, localizado aproximadamente a unos 450 Kilómetros al sur de la ciudad de Lima, en medio de uno de los paisajes más áridos de la tierra, no muy lejos del océano Pacifico, rodeado por interminables extensionesde arena, arcilla, calcita y soledad, camino hacia la frontera con Chile, este pueblo, alberga uno de los mayores misterios arqueológicos de todos los tiempos. Hasta aquí llegan diariamente visitantes de todo el mundo –turistas, científicos, escritores y místicos, entre otros ávidos por admirar, o intentar desentrañar este, hasta ahora, insondable misterio del pasado que apasiona a todos, y más aún luego de que su inclusión dentro de la lista del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco, en el año 1994, le proporcionara definitivamente fama universal.
Escribe: Roque Daniel Favale
Muy cerca del pintoresco poblado, en una superficie que abarca cerca de 50 kilómetros de longitud y unos 15 de ancho, se encuentra un terreno conocido como “la pampa”, que es el escenario propiamente dicho de este misterio. Se trata de un complejo sistema de geoglifos de enormes dimensiones, grabados sobre la superficie de la tierra, comúnmente conocido con el
nombre genérico de “Líneas de Nazca», que comprende una enorme cantidad de líneas y dibujos de figuras geométricas perfectas, espirales, laberintos, impresionantes diseños de animales marinos y terrestres de diversos orígenes, y vegetales, muchos de los cuales sorprendentemente sólo pueden ser apreciados desde el cielo.
Primeras referencias y estudios científicos
A pesar de lo impresionante que resulta la presencia de estas líneas y dibujos colosales y el misterio que representan, tanto por su propósito, como por su origen y la forma en que fueron realizadas, la humanidad, -o al menos la de nuestros días- recién tomó conocimiento de ellas hace relativamente poco tiempo.
La primera referencia a dichas figuras de que se tiene conocimiento, pertenece a una relación escrita por el español Cieza de León en 1547, en la época colonial, aunque en ese momento no se había llegado a identificar los dibujos, debido a que, por su tamaño excepcional, que en algunos casos llega a cientos de metros de diámetro, sólo pueden ser apreciados desde el cielo. Así, el español se refiere a la existencia de ciertas líneas sobre la pampa desértica al citar: “señales en algunas partes del desierto que circunda Nazca… para que las comunidades puedan encontrar el camino que deben seguir” Sobre ellas, algunos años más tarde, en 1568, el corregidor de su majestad, de las provincias de Rucanas y Soras, Luis de Monzón, en un intento por explicar su existencia las definió como carreteras trazadas por los indígenas del pasado. Por tal motivo, sólo a finales de la década de 1930, las líneas de Nazca fueron formalmente redescubiertas y presentadas al mundo
moderno.
En efecto, recién fue en el año 1926, que el arqueólogo Toribio Mejía Xesspe, (1896-1983) quien fuera discípulo de Julio César Tello (1880-1947), considerado el padre de la arqueología peruana, tuvo conocimiento de la presencia de líneas o trazos grabados prolijamente sobre la superficie del desierto de la pampa de Nazca, pero luego de realizar algunos estudios y
haber formulado una hipótesis, sobre las líneas, a las que identificó como antiguos caminos por los cuales los naturales se desplazaban durante la celebración de ritos religiosos a manera de procesión, honrando a sus dioses, y que fuera presentado en el XXVII Congreso Internacional de Americanistas reunido en Lima en la década del ’30, aparentemente no se les habría asignado mayor trascendencia ya que en la época se estaba trabajando sobre otros yacimientos arqueológicos a los que se les estaba dedicando todos los esfuerzos disponibles, por tratarse de restos de importantes ciudades que deslumbraban a los científicos de la época -también a los de la actualidad- como Chavín, Chan-Chan y, especialmente, Machu Picchu.
Tiempo más tarde, en 1939, la zona salió del olvido en que había caído, cuando arribó a Nazca el investigador e historiador estadounidense Paul Kosok, (1896 -1959), de la Universidad de Long Island, quien llegó al Perú junto a su esposa, con la misión de realizar estudios sobre los antiguos sistemas de regadío de las culturas precolombinas locales. El investigador se habría sentido atraído en un principio por este misterioso legado, cuando al detenerse al borde de una colina para hacer una observación, detectó la presencia de múltiples líneas de diversas formas, tamaños y orientaciones, esparcidas a ambos lados de la carretera, hoy en día la panamericana. Así, comenzó pacientemente a estudiar estas líneas que, al igual que
como le sucediera siglos atrás a Cieza de León, no les encontraba mayor sentido.
Cierto día, durante el desempeño de sus tareas de investigación, en una tarde en que sobrevolaba la zona, descubrió los primeros indicios de que las líneas, no eran sólo eso, sino que también existían descomunales dibujos grabados sobre la superficie de la pampa. Seducido por esas misteriosas figuras, tomó la decisión de dedicarse tiempo completo a investigar las líneas, y todo lo que pudiera saber sobre las antiguas culturas que las hubieran realizado. Como resultado de sus estudios, fue descubriendo uno a uno las líneas y dibujos, y llegó a la conclusión de que las Líneas de Nazca constituían el “mapa astronómico más grande del mundo”, cuya función era registrar los movimientos de los astros y constelaciones, como un calendario, con un sentido místico-religioso, así como también para conocer las diferentes épocas del año con el objeto de
facilitar sus tareas de cosecha y siembra, y agradecer por ellas a los dioses.
Esta teoría, expuesta por Paul Kosok a comienzos de la década del ’40, sería la primera teoría científica propuesta específicamente sobre los dibujos y, aunque adolecía de algunas carencias para explicar cada una de las incógnitas que proponía la existencia de estas líneas sobre la pampa de Nazca, tuvo el enorme valor de presentar al mundo por primera vez esta auténtica maravilla de la arqueología universal, y el comienzo de lo que sería la labor de protección y conservación de las mismas. Por otra parte, esta teoría sería la iniciadora de una corriente que jamás abandonaría esta línea de investigación hasta nuestros días.
Tiempo después, Kosok debió continuar con sus tareas en su país y partió de la zona, pero a pedido suyo, en 1949, lo sucedió una astrónoma y matemática alemana que se encontraba residiendo en el Perú, María Reiche (1903-1988), que sostuvo las teorías de Paul Kosok, y se dedicó durante más de 50 años a apoyarlas y desarrollarlas, así como también a proteger las
líneas y a crear conciencia de la importancia de este legado ancestral y de su conservación.
María Reiche, “La dama del desierto”
Durante el lapso de 50 años que duró su labor, María Reiche identificó nuevas líneas y diseños que no habían sido descubiertos, tomó medidas, trazó mapas, y elaboró nuevas teorías que apoyaban y enriquecían la de su mentor, en el sentido de profundizar el razonamiento de que lo que yacía sobre la árida superficie de la pampa de Nazca era un gigantesco calendario astronómico desarrollado en sucesivas épocas por las civilizaciones Paracas y Nazca, a lo largo de un período de unos mil años, aproximadamente entre el año 500 a.C. y el 500 de nuestra era.. Además concluyó que los trabajos realizados por los antiguos naturales en la pampa, eran algo así como un gigantesco templo al aire libre donde se realizaban determinadas ceremonias relacionadas con los acontecimientos astronómicos, y el tamaño de los geoglifos se debían a la
esperanza de que fueran vistos por los dioses desde su morada en el cielo.
María Reiche se propuso librar una batalla personal y quijotesca contra la ignorancia y la desaprensión que se traducía en el deterioro permanente del legado arqueológico. Desde el momento mismo de su llegada a la zona, se enamoró del lugar y del profundo misterio de las líneas de Nazca, y luchó con ahínco por su estudio y preservación dejando su vida en ello. A
mediados de la década del ’80, siendo una anciana inválida, no podía con su genio, y en su pobre condición física, -prominente ceguera y mal de Parkinson- se hacía llevar cargada por algún colaborador para seguir visitando la zona de la pampa, y así mantenerse en contacto con “sus” líneas.
En el año 1985, cuando ya se sentía cerca de encarar su último viaje, decidió buscar una sucesora, y pasar, de alguna manera, la posta que décadas atrás le había pasado el estadounidense Paul Kosok. Así, ofreció la responsabilidad a la astrónoma e investigadora Phyllis Pitluga, del Planetario y Museo Astronómico Adler, de la ciudad de Chicago, Estados Unidos, quien se
comprometió a continuar su labor y se manifestó orgullosa de haber sido depositaria de la fe de María Reiche..
Falleció en el año 1988, y en la actualidad, el moderno pueblo de Nazca, le rinde tributo como a la mujer que dedicó su vida entera a ellos y a su patrimonio, sin moverse por un interés económico, ni político, ni de ninguna otra naturaleza, a no ser por su interés en la labor científica y por su encomiable amor por la gente del pueblo donde decidió permanecer hasta el fin de sus días. Durante sus conversaciones con su biógrafa, Clorinda Caller llegó a manifestar: “¡Todo era por Nazca!. Si cien vidas tuviera, las daría por Nazca. Y si mil sacrificios tuviera que hacer, los haría, si por Nazca fuera”.
Las Líneas de Nazca son hoy en día lo que son gracias a su invalorable labor, sin la cual este inestimable patrimonio de la humanidad se encontraría en la actualidad seguramente en un estado de total deterioro irrecuperable.
Otras teorías (algunas muy disparatadas)
Muchos investigadores, algunos muy importantes, y algunos otros quizá no demasiado serios, discreparon con la teoría del “Libro astronómico más grande del mundo”, entre los que se destacó el astrónomo americano Gerald Hawkins (1928-2003), mundialmente célebre por sus estudios sobre la alineación astronómica de las ruinas de Stonehenge, en Gran Bretaña. Este
destacado científico se trasladó en 1968 al Perú con el propósito de comprobar las teorías de Kosok y Reiche, y luego de hacer estudios para la National Geographic Society de los Estados Unidos, opinó que no existían las necesarias coincidencias para relacionar de alguna forma a las líneas de Nazca con los astros. Más tarde, en el año 1973, realizó un trabajo con una sofisticada computadora y un programa de cálculo, con el cual estudió una selección de 186 líneas. Su estudio le permitió descubrir que tan sólo en un 20 % alguna línea de Nazca coincidía con un acontecimiento astronómico importante, y determinó que un promedio tan bajo se debía sólo al azar, lo que tornaba inadmisible la teoría del mapa astronómico.
Existen otras innumerables teorías, muchas de las cuales tienen que ver con lo religioso para explicar el propósito de su construcción, como la del investigador alemán Hans Horkheimer (1901-1965), apasionado estudioso del pasado peruano. Él consideró que las líneas y figuras geométricas estaban dedicadas al culto funerario, y cumplían la función de senderos sagrados que eran recorridos por los naturales durante la celebración de las ceremonias religiosas en honor a los dioses, mientras se llevaban a cabo los ritos. Al realizar todos los actos rituales, los naturales creían, de acuerdo a esta teoría, que las ánimas de los difuntos los visitaban durante las celebraciones y desplazamientos en las líneas o dibujos, por lo que
Horkheimer llegó a catalogar a las líneas como “caminos de ánimas”.
En sintonía con la teoría del investigador alemán, el explorador y cineasta británico Tony Morrison, defiende una teoría muy similar, con diferencia sólo en algunos aspectos. De acuerdo a sus estudios él cree que cada línea debe haber pertenecido a una diferente familia o clan quienes debían cuidarlas y mantenerlas en perfecto estado, para que siempre estuvieran en condiciones de cumplir con su función: albergar multitudinarias reuniones durante ciertas festividades religiosas, en las cuales se debían cumplir ritos de adoración a los dioses locales. De esta forma, habría sido una especie de proyecto comunitario. Las figuras de animales debían estar relacionados con el culto a los muertos.
Otro investigador alemán, el bávaro Georg A. Von Breunig, (1934- ), tuvo conocimiento de la existencia de las líneas, durante la década del setenta, cuando se encontraba trabajando en la ciudad de Rio de Janeiro, Brasil. De inmediato se sintió apasionado por el tema, y se trasladó al Perú para visitar la zona de Nazca. Luego de sus estudios, que se basaron en mediciones de las líneas, creyó descubrir que estas se distribuían sobre el terreno en una forma perfectamente asimétrica. Con este dato, el alemán elaboró una curiosa teoría según la cual las líneas habrían sido construidas para ser utilizadas por los naturales como pistas de carreras en competencias similares a los antiguos juegos olímpicos, probablemente con fines religiosos, durante varios siglos. Algo así como las competencias entre los mayas, que se enfrentaban por equipos en diversos juegos, especialmente de pelota, pero no con fines deportivos, sino con fines rituales. Esta teoría también fue apoyada por el profesor alemán Hoimar von Ditfurth, (1921-19898).
En la década del 80, el célebre escritor británico de ciencia-ficción Arthur C. Clarke (1917- ), realizó una serie de televisión de 13 capítulos para la televisión británica llamada Mysterious World, y uno de los capítulos estuvo dedicado a las Líneas de Nazca. Si bien en el programa se enfatizaba sobre el misterio que representaba el hecho de que los dibujos sólo
pueden ser identificados desde las alturas, y quienes las construyeron no podían volar, él consideró que las líneas habían sido realizadas solamente por causa de un natural deseo del ser humano por dejar su huella en la tierra.
En otra línea argumental, la exploradora francesa Simone Waisbard, que ha escrito algunas obras sobre las líneas de Nazca , a las cuales, para enojo de varios científicos, denomina “pistas de Nazca”, expone una teoría de acuerdo a la cual se trata de un gigantesco calendario meteorológico dibujado sobre la superficie de la tierra, y su objetivo es la determinación de las
épocas e intensidad de las precipitaciones pluviales. La constante superposición de las líneas se debería a que los calendarios se habrían confeccionado una y otra vez a través del tiempo. Ella estima que las figuras zoomórficas encuentran conexión con profecías meteorológicas pertenecientes al sistema de creencias de la cultura Nazca. En las líneas de forma trapezoidal se
habrían juntado a los animales sagrados antes de sacrificarlos en ceremonias rituales, o habrían sido caminos comunicados con altares, observatorios o acueductos subterráneos, por los que se desplazaban los miembros de los diferentes clanes durante las celebraciones.
En los últimos tiempos, se ha dado mucho crédito a las teorías que relacionan las líneas con el agua y el culto a la fertilidad. Quizá la más destacada en este sentido es la que propone el afamado antropólogo y explorador estadounidense Johan Reinhard, (1943- )Investigador Asociado del Field Museum of Natural History de Chicago, explorador residente de la National
Geographic Society , famoso por sus numerosos hallazgos de momias incaicas en los Andes, y autor de una obra sobre el tema, titulada Las líneas de Nazca, un nuevo enfoque sobre su origen y significado, editado en 1987.
De acuerdo con su criterio de investigación, al ser la zona de Nazca un área en extremo desértica, el agua debe haber sido el elemento más importante para sus habitantes, especialmente por haberse tratado de una sociedad agrícola. Así, obedeciendo a creencias en antiguos mitos que convertían a montañas y cerros en dioses generadores de la lluvia, y por lo tanto, de la
fertilidad de los campos, las líneas no debían apuntar a astros celestes en el firmamento, sino a esas montañas y fuentes de agua divinas. De esta forma, estas líneas debían ser algo así como senderos sagrados hacia los dioses generadores de la fertilidad, a quienes se les rendía culto en determinadas ocasiones y se les ofrecían ofrendas. En este sentido, se han encontrado en algunos sectores, restos de pequeños altares de piedra con ofrendas de conchas de mar.
Esta teoría se relaciona en la actualidad directamente con la existencia de un extenso sistema de canales subterráneos para irrigación que fueron construidos por los antiguos nazcas, y muchos de los cuales aún hoy se continúan utilizando. Hay quienes asocian las líneas y dibujos justamente con estos canales y estiman que los trazados tienen relación con la dirección que corren esos acueductos. Desde la antigüedad se difunde la tradicional leyenda de que la fuente del agua que corre por los acueductos, no viene de los rios, sino que proviene de una misteriosa laguna que existe en el interior del Cerro Blanco, que es la mayor duna de arena que existe en el Perú.
Otra teoría sobre el agua, ha sido propuesta por el Dr. Anthony Aveni (1938- ), distinguido profesor estadounidense de astronomía, antropología y estudios americanos de la Universidad de Colgate, Estados Unidos, quien estudió las líneas durante los últimos 30 años, y las ha catalogado como “la octava maravilla del mundo”.
A través de los años, se convirtió en una de las máximas autoridades del mundo científico sobre este tema, y ha comunicado sus conocimientos y teorías en numerosas conferencias en congresos, museos y universidades de diversos países del mundo. Su investigación sobre el significado de las líneas también lo llevó a una teoría relacionada con los recursos hídricos.
Aveni descubrió, a través de sus reconocimientos aéreos y trabajos en campo, que muchas de las líneas rectas, más de ochocientas, estaban direccionadas hacia pequeños lechos de ríos y canales de irrigación de las elevaciones circundantes, y que en casi la totalidad de los 62 puntos donde las líneas se unen, pasan por lugares donde el agua surge de las montañas. Está convencido este investigador que las líneas se construyeron para caminar sobre ellas y para suplicar a los dioses del agua para que hiciera fértil la tierra. Manifiesta que, durante los ritos y desplazamientos, que se realizaban en determinadas épocas del año, la mentalidad de los antiguos pobladores les hacía sentir que estaban practicando magia. Sobre los diseños de las figuras, ha dicho que podrían ser figuras totémicas de culto, que eran adoradas durante la celebración de ceremonias rituales.
En un sentido menos científico, el escritor suizo de lengua alemana Erich von Däniken (1935- ), fue uno de los principales opositores a la línea de investigación y teorías de Paul Kosok y María Reiche, y fue el primero que, aunque con teorías aparentemente descabelladas, proporcionó fama internacional a las líneas, al publicar sus ideas en famosos libros como Recuerdos del futuro y El mensaje de los dioses, que se convirtieron en best sellers en todo el mundo. Von Daniken, afirma en sus obras que en épocas antiguas la zona de Nazca fue escenario de la visita de seres extraterrestres que se encontraban realizando viajes interplanetarios, y que las líneas, se construyeron precisamente como pistas de aterrizaje para las naves alienígenas, que realizaron los naturales para que los “dioses” volvieran a honrarlos con su visita, luego de que estos misteriosos visitantes partieran sin haber vuelto jamás. Los antiguos naturales habrían construido estas líneas siguiendo los surcos y rastros dejados por las naves extraterrestres en ocasión de los aterrizajes durante sus visitas. Además, deseosos por verlos regresar habrían diseñado los gigantescos geoglifos a manera de ofrenda para ellos, y lógicamente que el colosal tamaño de las figuras se debería a que esperaban que así pudieran ser contempladas desde el espacio.
Obviamente estas teorías son rechazadas de plano por los arqueólogos e investigadores científicos especializados en la zona, quienes casi sienten pudor por discutir sobre ellas, ya que no parece una teoría seria, sino más bien un argumento extravagante solamente ideado para vender libros y obtener enormes ingresos económicos. Si a alguien le quedaba alguna duda sobre esto, el mismo Daniken se ha encargado de despejarlas cuando en el año 2003, inauguró en la localidad suiza de Interlaken, -una de las mecas del turismo en aquel país- el mega parque temático Mistery Park, que, a manera de un parque de Disney, cuenta con siete pabellones que aluden a los supuestos mayores misterios de la antigüedad, de los cuales uno está dedicado íntegramente a las líneas de Nazca. El parque, en su primer año recibió la visita de cerca de medio millón de turistas que, además de consumir alimentos, bebidas y souvenirs, pudieron conocer algo sobre Nazca y, si bien no es probable que esto contribuya a aclarar las incógnitas que hasta el día de hoy persisten sobre las líneas, sirve, a su manera, para que esta maravilla peruana continúe creciendo más en la consideración mundial.
En definitiva, de todas las líneas de razonamiento, científico o no, que recorren innumerables teorías propuestas por decenas de científicos y habladores de todo el mundo, ninguna deja de tener lagunas. Es decir, con ninguna de las teorías propuestas cierran todos los enigmas, aunque últimamente, parecen tomar más fuerza las teorías que relacionan la construcción de las líneas y dibujos con el culto al agua y la fertilidad, y su función de gigantesco templo al aire libre, escenario de celebraciones religiosas.
Líneas y dibujos colosales
El escenario donde se encuentran las Líneas de Nazca, es una superficie árida de unos 50 kilómetros de longitud por 15 de ancho, -500 km cuadrados aproximadamente- localizado entre etros 419 y 465 de la carretera Panamericana Sur. El espacio que ocupa es genéricamente conocido como pampa, pero toda esa superficie posee varios sectores con nombres distintos: Palpa, Ingenio, Jumaná Nazca y Socos.
En este lugar se puede apreciar un enorme campo de geoglifos y líneas en todas direcciones, con todo tipo de formas y tamaños. No es algo inusual este tipo de manifestaciones de antiguas culturas de las zonas andinas, incluso en otras zonas del mundo también pueden encontrarse algunos restos arqueológicos similares, pero lo que distingue a las Líneas de Nazca de otras, es básicamente sus características únicas, que han causado el asombro de los especialistas de todo el mundo.
Hay dos tipos de figuras grabadas en la superficie. En primer término, las líneas: Se trata de una compleja red rayas que se cruzan unas a otras en todas direcciones, y se diferencian entres por poseer diferente anchura, largo o formas geométricas, como rectángulos, triángulos, trapezoides y espirales colosales, siempre con una asombrosa precisión en su trazado, de las que se han llegado a registrar varios miles. Llegan a medir desde unos pocos centímetros de ancho hasta varias decenas de metros, y varios kilómetros de largo, una de ellas alcanza los 65 km de longitud en línea recta. En medio de toda esta maraña que ofrece un panorama absolutamente increíble, se aprecian sectores en donde parecen converger multitud de líneas, especialmente sobre colinas o pequeñas elevaciones.
Como intentando salirse de entre las líneas, aparecen decenas de dibujos gigantescos –son cerca de setenta- que representan figuras de animales, vegetales y formas abstractas no identificadas hasta el momento. Algunas son colosales, como el lagarto, que mide cerca de doscientos metros de longitud., y el Pelícano, que mide 285 m. Algunos de los más famosos son la Araña, de 45 metros de largo; el Mono, de 142 m, la Orca de 30 m el Colibrí de 97 m y el Perro de 49 m. También existen representaciones de plantas, y escasas, casi nulas representaciones antropomórficas, de las cuales la más conocida es una extraña figura humana de unos 30 m, conocida como El Astronauta, o El Extraterrestre, que se encuentra como recostada en la ladera de una colina, algo alejado del grueso de los dibujos.
En razón de su tamaño descomunal y sus complejos diseños, la gran mayoría de estos dibujos solamente pueden ser apreciados desde una gran altura, únicamente accesible mediante el sobrevuelo de la zona, lo que ha llamado poderosamente la atención de los investigadores y los ha llevado a proponer múltiples teorías que aún no han podio explicar este enigma. Por otra parte, también sorprende sobremanera algunos detalles de los descomunales diseños, más allá de la perfección de su trazado y lo sofisticado de su diseño, -algunos, como el Colibrí, la Araña o el Chaucato, parecen realizados por un moderno artista de la actualidad en su mesa de dibujo-, como la representación de la Araña, que de acuerdo a los estudios, representaría a un ejemplar del género Ricinulei, uno de los más raros del mundo, que sólo habita en pocos lugares inaccesibles del Amazonas, y cuyo dibujo incluiría el órgano sexual femenino adosado a una pata, cosa solamente visible a través de un microscopio.
“El astronauta”, la misteriosa figura de 30 m de altura, trazada en la ladera de un cerro “El mono”, geoglifo de 142 m que se cree que podría representar alguna constelación. La asombrosa figura de la araña, que tiene 45 metros de largo.
El Cóndor, también conocido como“El chaucato”, de 142 m. Representación de un colibrí, el ave más pequeña del mundo que mide 97 m de largo Impresionante panorama desde el aire con líneas, dibujos y formas geométricas El geoglifo “Las manos” . Pueden apreciarse el mirador y la carretera Panamericana
¿Quiénes, cuándo y cómo las construyeron?
Si bien persisten a través de los siglos innumerables misterios sobre las Líneas de Nazca, no existe tanta diversidad de opiniones sobre la identidad de quienes las construyeron, al menos entre los miembros de la comunidad científica. Sus constructores habrían sido los miembros de la cultura precolombina llamados Nazcas, sobre quienes muy poco se sabe, aunque iniciada por otra cultura anterior a ellos, originarios de la zona de Paracas.
Esta cultura pre inca habitó largas extensiones de la región de la costa del sur del Perú, especialmente en torno a los valles de los ríos Pisco, Ica, Naca, Chincha y Acari, .y alcanzó un alto grado de desarrollo que los llevó a construir pirámides templos y ciudades de adobe, pero no dejaron demasiadas evidencias de su paso por la historia ni ningún material escrito. Todo lo que se sabe de ellos es a través del estudio de sus vasijas, sus tumbas, y de las líneas de la pampa de
Nazca. Era un pueblo eminentemente agricultor y aparentemente sin demasiados problemas, a no ser por la dura supervivencia en un medio natural hostil por su clima en extremo árido, que expresaban su arte a través de la alfarería y las telas, aunque habrían tenido una inclinación por la violencia, traducida en un marcado carácter militarista y sacrificios humanos, en la última etapa de su evolución, que comprende cuatro: Temprano, Medio, Tardío y Final, y que tuvo su desarrollo entre el año 300 a. C. y el 800 d. C..
Los diseños de Nazca habrían sido realizados dentro de un período de algo más de mil años, entre el 500 a. C. y el 500 . C., y se cree probable que se hayan realizado en dos etapas, primero las figuras, y luego las líneas, aunque todas estas suposiciones son muy relativas ya que, debido a las características del suelo es extremadamente difícil poder fechar con cierta seguridad el período en que fueron construidas, especialmente por las dificultades para aplicar el sistema de
datación del carbono 14, que ha dado pocos resultados satisfactorios. Así, los científicos han debido valerse de otros métodos, como identificar los dibujos y hacer comparaciones con motivos encontrados en alfarería de la cultura Nazca. Esto ha dado lugar a dudas sobre la exactitud de las conclusiones a las que se ha arribado hasta ahora, en cuanto a la antigüedad de
las líneas, lo que ha derivado en teorías que les asignan una mucho mayor antigüedad que la que se les asigna tradicionalmente.
En este sentido, en un reciente congreso internacional realizado en Bonn, Alemania, entre el 14 y 15 de junio de 2007, fueron presentados los resultados de un proyecto multidisciplinario de investigación de carácter internacional sobre las líneas de Nazca, organizado por el Instituto Alemán de Arqueología, en el cual se anunció que uno de los datos comprobados, fue que las
Líneas de Nazca tienen una antigüedad mucho mayor de lo que se creía. El Dr. Markus Reindel, coordinador del proyecto, estima que los primeros trabajos sobre la confección de los geoglifos, estuvieron a cargo de la cultura Paracas, antecesora de los Nazcas, y habrían tenido lugar en la zona de Palpa, durante la etapa Inicial de esta cultura, entre el 1500 y el1800 a. de C., e incluso algunos cientos de años antes, durante la etapa del período Arcáico.
Los científicos especializados en la cultura Nazca, opinan en general que la construcción de los geoglifos debe haber representado un importante esfuerzo comunitario, posible gracias al tipo de organización política de esta sociedad, basada en una fuerte estratificación y un gobierno totalitario, similar a otras importantes culturas agrícolas con este tipo de organización y grandes obras, como los incas, egipcios o babilónicos, capaces de movilizar grandes masas humanas como fuerza de trabajo.
Sobre la forma en que fueron construidas, no parece haber gran disparidad de criterios en cuanto a cómo fueron grabadas en el suelo. Existe una opinión ya generalizada de que se hicieron simplemente raspando la capa superficial de tierra oscura, hasta dejar al descubierto la tierra amarilla que se encuentra debajo, y acumulando le pedregullo sobrante a los costados del
surco, dándole una profundidad de varios centímetros. También se cree que podría haber sido una tarea manual, ya que no se han encontrado restos de algún tipo de máquina o huellas de
animales de tiro.
A pesar de estos datos, igualmente existen teorías que apuntan directamente a que las líneas fueron construidas por alienígenas mediante el uso de algún tipo de rayos láser, sin los cuales jamás podrían haber cortado la piedra con tal precisión, pero todas estas dislocadas teorías pierden sentido ante el más mínimo conocimiento de las características topográficas de la superficie de la pampa de Nazca.
Justamente por estas características del suelo, la sequedad de un ambiente donde puede llover un promedio de 25 mmm por año, y las condiciones climáticas en general, una vez que se hace una huella en esta superficie, puede quedar impresa allí para siempre, a no ser que sea quitada en forma artifical, y es por ello que se han mantenido hasta nuestros días, y podrán seguir
existiendo si se preservan de la acción humana sobre ellas.
Otra cosa diferente es la forma en que lograron plasmar con tal precisión y sin error alguno esos gigantescos dibujos en el suelo, sin que pudieran verlos jamás en su totalidad ya que sólo pueden verse desde el aire la mayoría de ellos. Para muchos científicos, esto permanece también en el terreno del misterio, pero no para todos.
Para María Reiche no existía misterio alguno sobre la forma en que fueron construidas. Ella nunca dudó que habían sido realizadas por los aborígenes naturales, simplemente clavando postes y tensando cuerdas entre ellos, y que estas mismas estacas con cuerdas amarradas girando a su alrededor, podrían haberse utilizado como compases.
Se han encontrado numerosos restos de estacas y cuerdas en diversos sectores de las líneas que la alemana vio como pruebas de esto. Aunque su teoría ha sido rechazada por muchos investigadores, que encuentran imposible que las líneas puedan mantener la asombrosa precisión que ofrecen, si hubieran sido confeccionadas de este modo. Ante esta postura, María Reiche
tenía un gran convencimiento en supuestas capacidades especiales que podrían haber tenido los antiguos peruanos, y por eso creía que los Nazcas poseían la facultad del pensamiento abstracto, tenían conocimientos de la aritmética y geometría y dominaban un método topográfico, además de manejar una unidad de medida basada en las del cuerpo humano, con las que elaboraron los dibujos.
Anthony Aveni también opina que la gente de Nazca hizo las líneas, hace siglos, limpiando de piedras la pampa dejando al descubierto la arena amarillenta que había debajo y amontonando la piedras en los márgenes para crear contornos rectos de hasta varias decenas de centímetros de altura , y se manifiesta maravillado al imaginar a los antiguos naturales moviendo manualmente toneladas de rocas y arena para confeccionarlas.
Una curiosa teoría fue propuesta por los estadounidenses Jim Woodman y Julian Knott, del Club de Exploradodres de Coral Gables, Florida, en 1975, cuando anunciaron a la comunidad científica internacional que los Nazcas habrían dominado la navegación aérea. Si bien en un principio pareció que se trataba de una teoría en consonancia con el estilo de investigación de Erich Von Daniken, luego de exponer sus estudios, recibieron al menos cierto crédito. Su teoría era que los ingenieros Nazcas podían construir globos aerostatos desde donde supervisaban la construcción de los geoglifos. Sus conclusiones se basaron en la decoración de piezas de alfarería, donde creyeron ver globos y en el hallazgo de restos de telas en tumbas nazcas, que eran impermeables y más livianas que las de los paracaídas, ideales para construir este tipo de transporte. Además, en algunos sectores de las líneas se encontraron unos pozos circulares ennegrecidos por el uso del fuego, que los entusiastas exploradores identificaron con el lugar donde calentarían el aire del artefacto, para lograr su elevación. Para comprobar la novedosa teoría, y ante la expectativa general, construyeron un aerostato con los elementos que supuestamente contaban los Nazcas en la época de construcción de las líneas, lo llamaron Cóndor I, y lo largaron al cielo de la pampa de Nazca, por donde estuvo desplazándose graciosamente durante 20 minutos, luego de alcanzar los 350 m de altitud y recorrer casi 5 kilómetros. Sin dudas un pintoresco suceso, pero poco valioso desde el punto de vista científico, de acuerdo con la opinión general de los especialistas.
Consideraciones
Siendo las propuestas teóricas más serias y fundamentadas las que ligan la construcción de las líneas a los astros celestes, y a los recursos hídricos y la fertilidad, ninguna de las dos consigue ofrecer respuestas definitivas. Tampoco los intentos por determinar la forma en que las líneas fueron construidas, y la época de la que datan han logrado resultados definitivos, lo que significa que con el correr del tiempo, mientras el viento continúa con su labor y el sol continúa calentando aquella pampa solitaria que añora el agua de lluvia a través de los siglos, se continuarán efectuando estudios que seguramente harán surgir nuevos elementos que complementen las teorías tradicionales, o nuevas propuestas hasta ahora desconocidas que
contribuyan a aclarar el misterio.
Aunque, ¿realmente alguna vez podrá aclararse el misterio de Nazca? La investigadora alemana manifestó: “Nunca tendremos todas las respuestas; precisamente en esto consiste un misterio”.
Roque Daniel Favale
* Fotos aéreas tomadas in situ por el autor
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www.edhistorica.com
http://unmuseum.mus.pa.us/nazca.htm