Centro Histórico de Lima – Patrimonio de la Humanidad

Inscripción

El Centro Histórico de Lima (Perú) (C 500) fue inscrito en la Lista del Patrimonio Mundial de la Convención de la UNESCO de 1972 como bien cultural bajo el criterio (iv), en la 15ª Sesión del Comité del Patrimonio Mundial, realizada en Cartago, Túnez, el 13 de diciembre de 1991.

Previamente, el Templo y Convento de San Francisco se inscribió en la 12ª Sesión del Comité del Patrimonio Mundial, realizada en Brasilia, Brasil el 9 de diciembre de 1988.

Significado Cultural

El Centro Histórico de Lima, conocido como la Ciudad de los Reyes, se ubica en el valle del río Rímac en la costa central del Perú. Fundada por el conquistador español Francisco Pizarro en enero de 1535 sobre el territorio y edificios principales de un antiguo curacazgo prehispánico, Lima fue la capital política, administrativa, religiosa, económica y militar del virreinato del Perú y la ciudad más importante dentro de los dominios españoles en América del Sur. La ciudad jugó un rol de liderazgo en la historia del Nuevo Mundo desde 1542 hasta el siglo XVIII, cuando la creación de los virreinatos de Nueva Granada en 1718 y La Plata en 1777, puso gradualmente fin a la omnipotencia de la colonia española más antigua en América del Sur y, en consecuencia, a la condición de dominio absoluto que ostentó esta imponente ciudad.

En su condición de capital virreinal, Lima fue objeto de una intensa actividad constructiva que produjo los más insignes ejemplos de arquitectura monumental española. El proceso de evangelización trajo numerosas órdenes religiosas a finales del siglo XVI para emprender la complicada labor de evangelizar las diversas poblaciones asentadas en esta parte del continente.

Estas órdenes obtuvieron un gran reconocimiento que se tradujo en la construcción de muchas iglesias y conventos de gran extensión y sofisticación, además de hospitales, escuelas y universidades. La Universidad de San Marcos, fundada en 1551, posee el título de ser la más antigua de América. La vida religiosa, social y cultural de la ciudad se organizó dentro de estos lugares, otorgándole al centro histórico una imagen conventual que caracterizó su perfil urbano hasta la primera mitad del siglo XX. Allí, la creación y producción artística de alto nivel tuvo lugar e influyó en la mayoría de las regiones de América del Sur.

A pesar del intenso proceso de modernización urbana que experimentó el centro histórico en el siglo XX, se pueden apreciar todavía algunos conjuntos notables agrupados alrededor de la Plaza de Armas (con la Catedral, la Capilla del Sagrario y el Palacio Arzobispal), la Plaza de la Vera Cruz (con el convento e iglesia de Santo Domingo) y, especialmente, el complejo monumental del Convento de San Francisco que se destaca por su superficie, su coherencia, la belleza de su arquitectura y la riqueza de sus decoraciones interiores.

Muchas de las obras públicas construidas durante el virreinato son, hoy día, importantes monumentos históricos. Además de numerosos conventos e iglesias, se cuentan el puente de piedra sobre el río Rímac (1610), el Paseo de Aguas y la Alameda de los Descalzos (1610) y la Plaza de Toros de Acho (1762) ubicados en el actual distrito del Rímac, así como el Cementerio General (1808), actualmente llamado Presbítero Matías Maestro.

En el siglo XVII la ciudad estuvo rodeada por una masiva muralla defensiva dotada de 34 baluartes entre 1689 y 1875.

Durante este período, la arquitectura de Lima cambió debido a grandes terremotos ocurridos en 1586, 1687 y, especialmente, en 1746 que trajo una notable devastación. Las iglesias y otros edificios púbicos fueron restaurados. La arquitectura civil desarrolló una adaptación para hacer frente a los movimientos sísmicos, que consistió en una sólida primera planta construida con adobes y ladrillos, y una segunda planta levantada con una técnica de materiales aligerados (quincha) inspirada en tradiciones constructivas prehispánicas, mejorando, así, el comportamiento estructural durante los terremotos. Las grandes residencias exhibieron portentosas fachadas, corredores, patios y, particularmente, balcones cerrados o de cajón que variaron ligeramente en estilo y tipo durante el período republicano hasta el final del siglo XIX, cuando empezó la modernización urbana y se introdujeron nuevos estilos arquitectónicos inspirados en modelos europeos. Los monumentos históricos (edificios religiosos o públicos, como el palacio de Torre Tagle) que datan de los siglos XVII y XVIII, son ejemplos típicos del barroco hispanoamericano. La arquitectura de los otros edificios es a menudo representativa del mismo período. Así, a pesar de la adición de ciertas construcciones del siglo XIX (como la Casa Courret en el estilo Art Nouveau) al tejido urbano antiguo, el núcleo histórico de la ciudad todavía recuerda, en muchos aspectos, a Lima durante el tiempo del virreinato español del Perú.

Criterio (iv): El Centro Histórico de Lima ofrece testimonio del desarrollo arquitectónico y urbano de una ciudad colonial española de gran relevancia política, económica y cultural en América Latina. Representa una expresión excepcional de un proceso cultural regional, que preserva sus valores arquitectónicos, tecnológicos, tipológicos, estéticos, históricos y urbanos adaptados en términos de la disponibilidad de materiales, clima, movimientos sísmicos y los requisitos de la sociedad. San Francisco de Lima es un ejemplo sobresaliente de un conjunto conventual del período colonial en América Latina y es uno de los más completos.

Condiciones de Integridad y Autenticidad

A pesar de haber sido severamente dañada por diversos terremotos en el siglo XX (1940, 1966, 1970 y 1974), el área delimitada como Centro Histórico de Lima conserva todos los elementos y características físicas que transmiten su Valor Universal Excepcional como antigua capital del virreinato del Perú. El área protegida, que totaliza 259.36 hectáreas, es lo suficientemente amplia para preservar, además de la traza urbana original, numerosos testimonios de arquitectura doméstica, pública, religiosa, militar e industrial que datan de los siglos XVII a XX. Entre ellos resaltan notables conjuntos religiosos, como la Catedral, el convento de San Francisco, Santo Domingo, San Pedro, Santa Teresa, San Agustín y La Merced. Adicionalmente, similares características urbanas y constructivas permanecen en la zona de amortiguamiento, donde se encuentran muchas construcciones principalmente de los siglos XIX e inicios del XX que testimonian el desarrollo urbano del centro histórico. Además del deterioro natural que afecta la integridad material de los edificios por factores ambientales y el transcurso del tiempo, el Centro Histórico de Lima registra factores adicionales derivados de la sobrepoblación, el tránsito y el comercio.

La autenticidad del Centro Histórico de Lima se preserva en gran medida, en tanto éste mantiene los rasgos originales de su diseño fundacional urbano, que adquirió la forma de un damero organizado alrededor de antiguos caminos prehispánicos.

El centro histórico integra también parte del área de expansión desde el siglo XVI hasta el XIX, dentro y fuera de los límites demarcados por una muralla defensiva.

Numerosos edificios públicos, privados y religiosos conservan generalmente sus valores arquitectónicos, tecnológicos, tipológicos, estéticos, históricos y urbanos originales, fruto de la implantación de estilos europeos propios de diferentes etapas del proceso histórico-evolutivo de la ciudad desde el siglo XVI hasta el XX. Estos edificios denotan, adicionalmente, una ingeniosa adaptación al medio ambiente local en términos de materiales, protección frente al clima, medidas antisísmicas y requisitos sociales. El uso, las funciones y las tradiciones relacionadas con la vida de la ciudad, expresados en su traza y el patrimonio edificado, otorgan al Centro Histórico de Lima su propio carácter, singularidad e identidad y representa una expresión única e irrepetible de un proceso cultural regional. La autenticidad del bien se ve, ocasionalmente, amenazada por presiones y desarrollos urbanos inapropiados que son controlados a través de la aplicación de regulaciones y directrices precisas.

Gestión El Centro Histórico de Lima está protegido por distintas leyes, ordenanzas municipales y resoluciones diversas, siendo las más destacadas la Constitución Política del Perú (artículo 21°) y la Ley N° 28296, Ley General del Patrimonio Cultural de la Nación de julio de 2004. La Resolución Suprema N° 2900-72-ED, promulgada en diciembre de 1972, declara a la ciudad antigua como zona monumental y a sus edificios con valor histórico como monumentos nacionales. Desde entonces, numerosos documentos legales, que incluyen resoluciones ministeriales, resoluciones del Instituto Nacional de Cultura, ahora Ministerio de Cultura, así como ordenanzas municipales, han distinguido a numerosos edificios históricos como monumentos con valor patrimonial.

Los límites del Centro Histórico de Lima, con su máxima protección y zonas de amortiguamiento, están claramente establecidos por la Ordenanza Municipal N° 062, emitida por la Municipalidad Metropolitana de Lima de agosto de 1994. Esta misma ordenanza contempla un reglamento para administrar el centro histórico, incluyendo una propuesta de zonificación que considera, además de dos zonas nucleares, una tercera zona de protección paisajística de uso fundamentalmente recreativo.

Los tipos de intervenciones permisibles en los edificios históricos y su entorno monumental están establecidos en este documento y regulados en la Norma A-140 (Título IV) del Reglamento Nacional de Edificaciones.

La Municipalidad Metropolitana de Lima comparte la responsabilidad de la gestión del Centro Histórico de Lima con la Municipalidad Distrital del Rímac, a quien le corresponde parte del área inscrita como Patrimonio Mundial. El Ministerio de Cultura es la institución gubernamental especializada en preservar el Patrimonio Cultural de la Nación y coordina con estos municipios asuntos relacionados con la protección y recuperación del bien.

La Municipalidad cuenta con el Programa Municipal para la Recuperación del Centro Histórico de Lima (PROLIMA), de la Gerencia de Desarrollo Urbano y la Empresa Municipal Inmobiliaria de Lima (EMILIMA) encargado de desarrollar proyectos de renovación urbana destinados a revalorizar el centro histórico de la ciudad. Ellos trabajan en estrecha coordinación con el Ministerio de Cultura siguiendo los lineamientos establecidos en el Plan del Cercado del Centro Histórico de Lima y su Zona de Influencia al 2010 (Plan Maestro del Centro de Lima). Este documento establece regulaciones y normas básicas y propone intervenciones y proyectos relacionados a la estructura y situación urbana, medio ambiente, uso de suelos, sistemas de transporte, habitabilidad y dinámicas urbanas, entre otros. Son importantes los proyectos de recuperación de inmuebles históricos y ambientes urbanos monumentales que realiza la Municipalidad (tal como el jirón Ancash), y el proyecto de Revitalización de Centros Históricos que viene organizando el Ministerio de Cultura con la participación del Banco Interamericano de Desarrollo para los próximos cuatro años.

Galería fotográfica del Centro Histórico de Lima
Mapa de Ubicación del Centro Histórico de Lima

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