En Cajamarca existió una forma de sepultar a los muertos que consistía en excavar nichos en roca y colocar a los difuntos allí, haciendo uso de lo alto de los barrancos, a ese enigmático lugar popularmente se le denominó Ventanillas de Otuzco, a 8 km al noroeste de la ciudad en el distrito de los Baños del Inca, conocida así por el aspecto de los nichos cuadrados o rectangulares de 50 a 60 cm de altura, tallados en las paredes del cerro, que se asemejan a ventanas y pueden alcanzar hasta 8 y 10 metros de profundidad.
Algunos de estos orificios conducen a un corredor a través del cual se llega al corazón del macizo rocoso donde se hallan más nichos, en su mayoría simples, aunque también hay nichos múltiples que constituyen pasadizos con nichos laterales. Las Ventanillas de Otuzco destacan en medio del verdor de la naturaleza, que caracteriza a esta hermosa ciudad.
Cuenta la tradición, que los incas vaciaron el interior de la roca y dieron a los nichos un uso diferente, los convirtieron en depósito de granos para lo cual reorientaron las entradas contra el viento para mantenerlos frescos. También se dice que a través de algunas ventanillas se puede ingresar a galerías oscuras y misteriosas, cuyo final inalcanzable inspiró la imaginación del hombre en la creación de pasadizos secretos que unirían a Cajamarca con el departamento del Cusco.
Los restos arqueológicos conocidos como «Las Ventanillas de Otuzco» denominados así por encontrarse en el Centro Poblado del mismo nombre; pertenece al distrito de Baños del Inca. El lugar dista aproximadamente unos 8 kilómetros al norte de la ciudad de Cajamarca, teniendo una altitud de 2,850 m.s.n.m, el paisaje presenta de bosques de eucaliptos que conjugan con el verdor de la zona ganadera. Los restos arqueológicos muestran haber sido realizados en los promontorios rocosos; teniendo estas concavidades de formas rectangulares y otras casi cuadradas, permiten conocer que fueron elaboradas por el procedimiento del tallado de la superficie rocosa de origen volcánico. Estas concavidades inicialmente fueron diseñadas en hilera consecutivas y en forma horizontal, teniendo una función premeditada dentro de la concepción y estructura social de los Cajamarca.
Hace algunos años la arqueóloga Vivian Araujo, en una limpieza del lugar registró en el frontis principal la presencia de un entierro perteneciente a un niño de aproximadamente 12 años de edad, el cual estaba colocado en posición fetal sin presentar evidencias metálicas ni cerámicas. Las observaciones y estudios realizados permiten conocer un poco más de quienes lo elaboraron y cual fue su función, asi tenemos que el lugar fue anteriormente visitado y descrito por el Dr. Julio C. Tello en 1937, luego Reichlen en 1947 lo registra y posteriormente el Arq. Rogger Ravines, lo incluye en el inventario de Monumentos Arqueológicos de Cajamarca.
El Arql. Carlos Farfán en 1993 las identifica para el Período Medio de la Cultura Cajamarca, e igualmente reporta otras muy semejantes como las de Bambamarca, que superan en cantidad de cámaras mortuorias conservándose aún por el agreste del terreno. Los diversos reportes de esta zona nos manifiesta que este tipo de evidencias se presentan profusamente con características singulares sea en dimensiones y decoración entre ellas tenemos los que el INC Cajamarca registra como: Las ventanillas de Combayo, de Cerro Concejo, Tolón, Chacapampa, Jangalá, Bellavista, San Marcos.
El estado de preservación actual de estas y otras evidencias muestran desprendimientos de particulas litícas por efecto de meteorización y por la cual va perdiendo lentamente su forma inicial. Estos recintos manifiestan la amplia ocupación de la cultura Cajamarca, actualmente es admirable observar el paisaje y el contorno rocoso en las cuales fueron elaboradas. Este así como otros lugares requieren del apoyo del Estado y la cooperación Internacional para futuros proyectos de investigación y su futura puesta en valor al turismo.