La costa central continúa revelando sus secretos. Recientes actos de huaqueo han dejado al descubierto un nuevo asentamiento, tan antiguo como Caral, en la zona denominada Pisquillo, cerca de Huaral. Se le ha venido a llamar los Shicras, en alusión a un tipo de cuerdas propias del norte chico. Arqueóloga del INC, tras visitar el lugar de manera oficial, nos ofrece el primer alcance especializado sobre este nuevo espacio para la refl exión arqueológica.
En el distrito de Aucallama, provincia de Huaral, afi ncado en el valle del río Chancay, 120 kilómetros al norte de Lima, nos encontramos con uno de los vestigios más maravillosos y antiguos de la civilización andina: Shicras. Si bien Horkheimer, en 1974, además de Agurto Calvo y Sandoval, en 1962, realizan los primeros trabajos en la zona y establecen un registro parcial del sitio arqueológico de Shicras, no llegan a identifi car plenamente sus ocupaciones más antiguas.
La historia del hallazgo del sitio arqueológico de Shicras se remonta al año 2002, cuando el arqueólogo Walter Tosso, en un trabajo de prospección y registro de sitios arqueológicos de Palpa y de la quebrada de Orcón, auspiciado por el Museo Amano, detecta una serie de excavaciones clandestinas en un área de la zona denominada Pisquillo. Un año después, en colaboración con la Universidad Libre de Berlín, el mencionado investigador realiza la prospección de la quebrada de Orcón y asigna al sitio arqueológico de Shicras el código PV 44-22.
Posteriormente, en el año 2005, se suscribe un convenio de cooperación interinstitucional entre la Municipalidad Provincial de Huaral y el Instituto Nacional de Cultura, en el que se prioriza la defensa del patrimonio cultural.
Gracias a esto, y a la colaboración del Museo Amano, se realiza una intervención de emergencia en el área afectada por el “huaqueo”, que ya había destruido una serie de estructuras, dejando al descubierto pequeños muros de adobes plano-convexos del periodo formativo. Asimismo, se podía observar un recinto conformado por varios elementos adosados y remodelaciones, las cuales constituirían la superposición de fases arquitectónicas correspondientes a diferentes periodos. En este mismo recinto, los muros interiores presentan revoque y nichos cubiertos por rellenos de tierra, además de la presencia de bolsas de vegetal (shicras) con piedras canteadas, todo lo cual demostraría el largo periodo de ocupación cultural desarrollado en este sitio a través del tiempo. Es frente a esta situación que se solicita la ‘intervención de emergencia’ ya mencionada, la misma que estuvo a cargo del arqueólogo Walter Tosso, y que contó, además, con la colaboración de los arqueólogos de la Subdirección de Conservación y Gestión del Patrimonio Arqueológico del Instituto Nacional de Cultura.
Modelo de cooperación Según sus propias palabras, Tosso refi ere que el trabajo efectuado en Shicras es producto de una Acción de Emergencia Arqueológica, que buscaba, en primera instancia, salvaguardar la integridad del sitio, y, de paso, constituirse en un modelo de proyecto de cooperación interinstitucional entre el Instituto Nacional de Cultura, la Municipalidad de Huaral y el Museo Amano. No se debe perder de vista, sin embargo, que el estudio de Shicras es parte de una propuesta integral dirigida a demostrar la importancia de este valle y la red de vínculos que mantuvo durante el periodo precerámico tardío con los valles costeros cercanos.
El trabajo de emergencia realizado como medida de mitigación de los daños ocasionados por el “huaqueo” arrojó una serie de evidencias concretas que brindaron nuevas luces para el estudio de los periodos más tempranos de la civilización andina. Los fechados radiocarbónicos obtenidos durante la investigación arrojan para Shicras una antigüedad que va de los 2900 a los 2500 años a.C. (precerámico tardío), estableciéndose así uno de los fechados más antiguos obtenidos hasta el momento para este periodo del desarrollo andino.
La temporada de campo 2006 en el sitio arqueológico de Shicras, realizada por el investigador Walter Tosso y el equipo conformado por los arqueólogos Yaneth Vásquez, Mario Ramos y Carlos Hidalgo, busca ampliar la información que se desprende del trabajo preliminar de emergencia.
Nuevas perspectivas Con el descubrimiento científi co de Shicras estamos ante una nueva perspectiva de estudio del periodo precerámico en el Perú, pues se nos ofrece un nuevo elemento de comparación y asociación con los sitios más tempranos de los valles costeños aledaños, como Caral, Chupacigarro, Miraya, y Bandurria, por ejemplo. Es posible entonces que estemos ante una red social interconectada que funcionó durante el periodo precerámico tardío en la costa central del Perú y que tuvo como protagonistas a grupos u organizaciones sociales sumamente complejas en constante contacto e intercambio cultural.
Walter Tosso señala que el fi n principal del proyecto es entender el proceso de cambio de las sociedades de jefaturas a sociedades complejas. Nos dice también que los paralelos realizados con los estudios de la Dra. Ruth Shady sobre los sitios del valle de Supe indicarían que se “habría generado una intensa interacción cultural entre los valles de la costa central durante el precerámico tardío”, lo cual podría sustentarse en el hecho de que los diferentes sitios arqueológicos estuvieron vinculados por las actividades realizadas en los centros ceremoniales de cada zona o valle.
De aquí resulta que las investigaciones concentradas en un centro ceremonial dan las mejores pautas para conocer si tales actividades estarían vinculadas a algún centro principal o si eran simplemente el resultado de la organización local.
Los trabajos realizados hasta el momento en el asentamiento arqueológico constituyen el preámbulo de un largo y sostenido trabajo de investigación proyectado hacia futuro por Tosso y su equipo de investigadores, teniendo, como propósito fi nal, determinar las relaciones sociales que tuvieron lugar durante el precerámico tardío y el inicio de las sociedades complejas en los Andes, objetivos que consolidarán aún más el conocimiento científi co de nuestra identidad.
Alejandra Peláez.
Arqueóloga INC