Principales Culturas
Costa Norte
LA CULTURA CUPISNIQUE
Esta es otra etapa cultural que se caracteriza por la conquista agrícola de la parte superior de los valles mediante el sistema de irrigación. Al fundamentar de esta cultura Rafael Larco mencionó: «Si analizamos cuidadosamente las diferentes culturas que se han pretendido involucrar dentro de la llamada Civilización Chavín, llegaríamos a la conclusión de que sí bien tienen elementos culturales en común, tienen otros y en mayor cantidad que nos permiten diferenciar una cultura de otra» (Larco:1947).
Descubrimientos como los de Puémape, dio luces sobre el origen de los cupisniques sumándose a ello las encontradas en el valle de Jequetepeque: Limoncarro, Tolón, Monte Grande y Yonán que versan de una densa población. Larco al referirse sobre la difusión manifiesta que existen «palpables variaciones» entre la cerámica de Barbacoa, Santa Ana, las encontradas en Pacasmayo y las halladas en la Hacienda San Idelfonso perteneciente al valle de Virú.
Los Cupisniques presentan manifestaciones propias en su arquitectura, en forma de «U», sus muros de adobes cónicos, su cerámica de color pardo oscuro, rojo, anaranjado y biocromado, diversos materiales muestras en las que se puede apreciar rasgos singulares y diagnósticos de este proceso social, tales como:
- Dibujos en forma de «L»
- Círculos ..
- Dibujos en forma de volutas que semejan sierpes.
- Representaciones de felinos que se caracterizan por hocico en forma de «hoja de lotus», cuyos labios son gruesos tipo negroide, destacando los colmillos.
- Representaciones del cóndor o falcónida.
- Dibujos de ojos en forma cuadrada, con la pupila redonda y mirando hacia arriba .
- Representaciones en forma escalonada, que tienen mucha similitud con las torres o almenas.
- Líneas dobles horizontales, en cuya final (generalmente) presenta una figura cuadrada a manera de mancha, clara alusión al plumaje de ciertas aves.
El origen de Cupisnique todavía se sigue en proceso de investigación, lo cierto es que aparece mucho antes que Chavín de Huántar y, por lo tanto, tiene elementos singulares. Estos debieron formarse a través de intercambios, que luego permitieron a los desarrollar su propio estilo y más tarde extenderlo a los demás valles.
Los Cupisnique es un fenómeno de lenta maduración que empieza a fines del precerámico hasta aparecer en el Formativo. Por ahora no existe un centro principal de esta cultura, aunque se conjetura que debió ser el «Templo de los Reyes» en el denominado como Caballo Muerto, por ser el único lugar que hasta la fecha presenta evidencias de un templo muy singular de esta etapa cultural. Manifestaciones Cupisnique las encontramos en todos los valles de la costa norte, aún con muy poca evidencia arquitectónica; pero, en cambio su cerámica permite identificar las tres fases del Formativo.
El artista Cupisnique logró crear imágenes de su mundo circundante, empleando diversos trazos (desde geométricos hasta diseños visuales observables y sofisticados) en las cuales para resaltar la diferenciación de planos en la superficie lisa del cerámio que trabajaba creó hábilmente la técnica del «puntillado, el «rasqueteado sencillo», el «peinado cruzado» y en otros cerámios, sobre estas técnicas usaba el relieve y en pocos casos representaba también esculturas.
A raíz de los hallazgos encontrados en la «Huaca de los Reyes» y los hallados en los valles de la costa norte, podemos determinar la representación de sus deidades principales, una de ellas, el personaje central sería el ser antropoformizado, mitad hombre, mitad animal, de rostro feroz caracterizado por ojos, fauces y colmillos amenazantes, cuyas manos sostienen báculos denotando autoridad; como complemento de este ser, el artista cupisnique llenó los espacios armoniosamente con sierpes, aves, felinos (que en muchos de los casos se representan las cabezas, ojos o picos) y otros elementos, todos ellos diseñados combinando inteligentemente las líneas rectas, curvas, volutas y círculos que muchos autores lo han denominado «arte decorativo geométrico». Asimismo el artista cupisnique modeló algunas representaciones de su entorno, ora en la cerámica, ora en el barro.
Según Larco Hoyle los estilos de la cerámica cupisnique son cuatro:
A. De asa tubular muy gruesa, circular, de doble conducto, de gran diámetro y en forma de estribo, pico ligeramente acampanulado y con reborde pronunciado.
B. De asa tubular delgada en forma de estribo (aunque por lo general es circular) pico corto, recto y con labios o rebordes pronunciados.
C. De asa tubular delgada en forma de escrito y muy achatada, pico corto y definitivamente acampanulado.
D. De asa tubular delgada en forma de estribo de arco más alargado, pico largo y recto.
Todos estos estilos presentan ornamentación geométrica, así como expresiones en relieve y -en algunos casos- se encuentran ceramios escultóricos.
Es muy importante observar cómo el artista cupisnique logra organizar el espacio, tanto en la piedra, en la cerámica como en el tejido. De modo que, trabajando con líneas rectas, ondulantes, volutas o círculos, crea una composición, que siendo monótona, no aburre y es sólo observable en esta cultura.
Así cuando teje, al presentar el diseño de sus dioses, organizan su espacio pictórico combinando los elementos citados, al cual agrega suaves colores en aparente contraste, destacando sobre manera el «dios de los báculos», de rostro feroz, acompañado de elementos secundarios que en su mayoría son cabezas de sierpes.
Con la llegada de los cupisnique, el tejido plano dio un gran avance al emplearse las tramas y urdiembres suplementarias, así como las urdiembres entrelazadas. tiempo después, este artista, incorporaría a su arte textil el tapiz, la trama excéntrica y la trama machihembrada.
Es muy posible que durante los primeros años usara la tela pintada (tradición que continuó durante muchos años), antes de emplear las técnicas enumeradas, para diseñar sus deidades. Para esto usó colores suaves, entre ellos: ocre, siena, rojo de venencia claro, blanco, cuya característica es su falta de intensidad y contraste. Sin embargo, a pesar de los diseños repetidos y los colores monótonos, éstos al contemplarlos crean en el espectador un ritmo muy especial porque es toda una composición que sólo el artista cupisnique pudo lograr.