Caral es un sitio arqueológico donde se hallan los restos de la principal ciudad de la civilización Caral. Se encuentra en el valle de Supe, a 182 kilómetros al norte de Lima (Perú), a 23 km del litoral y a 350 msnm. Se le atribuye una antigüedad de 5000 años y es considerada la ciudad más antigua de América, pues no se ha encontrado hasta ahora en dicho continente otro sitio más antiguo con semejante diversidad de edificios monumentales, con distintas funciones ceremoniales y administrativas. Ha sido declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO.
La cultura Caral se desarrolló entre 3000 y 1800 a. C. (Arcaico Tardío y Formativo Inferior) es decir, fue contemporánea de otras civilizaciones primigenias como las de Egipto, India, Sumeria, China, pero a diferencia de ellas (que intercambiaron sus logros), se desarrolló en completo aislamiento. En América, es la más antigua de las civilizaciones prehispánicas, superando en 1500 años a la civilización Olmeca, otro importante foco civilizatorio situado en Mesoamérica.
Funcionamiento: Un conducto de ventilacion corre por debajo del piso y conecta el exterior del recinto con el interior del pozo alimentando de oxigeno la flama producto de dicha incineracion. Es comun que el piso de este ambiente presente dos niveles, uno mas alto, que corre pegado a los muros y otro nivel mas bajo, al centro, donde se ubica el pozo de las incineraciones. A la pequeña habitacion circular del fogon solo tendria permiso (y espacio) para acceder una persona, la encargada de realizar las incineraciones como parte de una ceremonia de tributo o pago por algun favor solicitado a los dioses.
Templo del altar circular. Estructura de forma piramidal, es la segunda en dimensiones de la parte baja de la Ciudad de Caral.
Caral
Caral
Caral
Caral
CARAL- La Construcción
Al descubrirlas, los arqueólogos pensaron que estas figuras representaban a unos danzantes. Hoy se sabe que, en realidad, eran niños famélicos debido a la falta de comida que azotó el valle hace miles de años, durante una sequía por el cambio en la temperatura del mar (Foto Juan Ponce / El Comercio)