La Región Puno se extiende sobre la elevada meseta del Collao y desciende por el oriente hacia los bosques amazónicos que compartimos con Bolivia. Es riquísima. En paisajes, en testimonios arqueológicos, en expresiones de cultura viva. Su historia es un devenir de etnias en conflicto y de culturas ancestrales diseminadas en territorios extremadamente duros para vivir.
El lago Titicaca es sin duda uno de los mayores patrimonios naturales con que cuenta la humanidad. La importancia del lago para la cultura andina es inmensa: sus aguas desde siempre han significado para el hombre una fuente de recursos, ya que, al calentarse durante el día, crean diversos hábitat, que en distintos tiempos de la historia han servido para el sustento humano. Cerca del puerto de Puno, y hacia la península de Capachica, se extiende la Reserva Nacional del Titicaca, un área protegida que el tiempo y el descuido contaminaron en exceso, pero que hoy se encuentra en proceso de recuperación.
Actualmente Puno es un centro muy apreciado por el turismo, como destino en sí mismo o como punto de paso hacia Bolivia. La visita turística convencional incluye la ciudad de Puno, las ciudades lacustres y las islas peruanas de Uros, Taquile, Amantaní y Suasi. El visitante en estos espacios, toma contacto con comunidades de data muy antigua, que comparten sus formas de vida con él y le ofrecen sus espléndidos tejidos.
Conscientes del valor que tiene hoy la cultura viva para los viajeros de todo el mundo,una serie de comunidades puneñas se han abierto al turismo vivencial y rural, tanto en las islas como en el continente. Allí están los emprendimientos de Taquile, de Amantaní, de Uros, de Llachón. Estos emprendimientos se combinan de peculiar manera con aquellos situados al sur del Cusco, como para que el viajero, al recorrerlos, se haga una idea sobre la diversidad existente en el corredor sur andino del Perú.