Victor Falcón Huayta
vic1falcon@hotmail.com
Colaboración de la Revista Haucaypata. Investigaciones arqueológicas del Tahuantinsuyo. Nro. 2. 2011 (Director: Luis Rodolfo Monteverde Sotil)
Resumen
Este artículo trata sobre un objeto cuya trayectoria muestra un registro arqueológico de, por lo menos, dos mil años en la historia andina. Se trata del vaso libatorio ceremonial que los incas llamaron “quero”. Durante el Tawantinsuyu (ca. 1440-1532 dC.) estos vasos libatorios se convirtieron en símbolo del poder Inca, confeccionándose de cerámica (sanu), madera (quero) y metal (aquilla) (Cummins 2004). Los vasos de madera, considerados de menor jerarquía que los de metal, sobrevivieron a la conquista y, a través de la Colonia, llegaron hasta la época republicana y contemporánea.1 Aquí analizaremos un quero Inca colonial recuperado por Toribio Mejía Xesspe en Apurímac en 1925 (Soldi 1997), perteneciente a la colección de materiales orgánicos del Museo Nacional de Antropología, Arqueología e Historia del Perú (MNAAHP).
Palabras claves: Quero, Inca, Colonia, Perú.
Abstract
This article is about the trajectory of an object that shows an ancient archeological record, more or less two thousand years in andean history. We will talk about the ceremonial beaker that Inca people named “quero”. During the Tawantinsuyu (ca. 1440-1532 dC.) these beakers became a symbol of Inca power, made of pottery (sanu), wood (quero) and metal (aquilla) (Cummins 2004). Wood’s beakers, considered less hierarchical level than metal’s, survived the European conquest and, between the Colony, they arrived until republican and contemporary times. Here, we are going to analyze a colony Inca quero recovered by Toribio Mejía Xesspe in Apurimac in 1925- and belongs to the organic material collection of the Archeology, Anthropology and History National Museum of Peru (Soldi 1997).
Keywords: Quero, Inca, Colony, Peru.
Aspectos etnobotánicos
Existen pocas dudas acerca del importante significado de los árboles en las sociedades andinas (Ansión 1986; Sherbondy 1986). Una de las fuentes para establecer esta premisa es la etnohistoria. Aquí no haremos un repaso de lo conocido al respecto, sólo enfatizaremos el resultado de la asociación de esta fuente con la botánica. De acuerdo con este enfoque, el pionero de la investigación botánica y etnobotánica en la región del Cuzco fue Fortunato L. Herrera (1920, 1926, 1931, 1933, 1941, 1943). Sus contribuciones son fundamentales para hacer un recuento de estas disciplinas en el Perú (Vargas 1944). Hasta hace poco, la única posibilidad de identificar los árboles que proporcionaron la madera para los queros provenía de la fuente etnohistórica,2 que designa al “chachacomo” como el árbol preferido para hacer los queros incaicos de la Colonia, en segundo lugar figura el “lambran” y otros de menor mención.3
Así, Herrera informa que los queros “Son tenidos por los aborígenes en grande estima y sólo se les usa para libaciones de la akk’a (chicha), en sus fiestas religiosas o populares, en que se congrega todo el aillo para celebrar el aniversario de un santo; el Aimurai o cosecha de maíz; el p’allchai, consagrado a la procreación del ganado; el pukllai o fiesta del carnaval o en sus ceremonias fúnebres del P’ampai (entierro) y Pusak-tuta [exequias].” (Herrera 1926: 1). Este autor propone que fueron fabricados posiblemente también de unka (Eugenia oreophila, Diles) o kiswar [Buddleia incana, R. y P.] (Herrera 1926: 2).Manuel Chávez Ballón, otro pionero en el estudio de los queros, informa que eran confeccionados de chachacomo, “árbol que crece en el Cuzco y tiene madera de color pardo rojizo, compacta y dura, que según los antiguos escritores españoles de la Conquista y de la Colonia, y la actual tradición, es una madera que posee la cualidad especial de hacer evidente la presencia del veneno o ponzoña cuando se pone la chicha en vasos hechos de ella.” (Chávez Ballón 1964: 27). En una contribución más reciente, aumenta el número de especies al señalar al quishuar y al lambram como materias primas (Chávez Ballón 1984: 97).
Por su parte, José Sabogal dice que “La durísima “chonta”… fue empleada en primitivos “keros”;… hasta que se hizo más corriente la madera “chachacomo”, compacta y de denso color pardo rojizo, inmune a la polilla y con la virtud maravillosa de hacer evidente la ponzoña por alguna extraña reacción de la chicha con el tanino, según consigna un viejo cronista… Estos vasos de madera cusqueña de los indios keros de Paucartambo fueron decorados de vivos colores en predominante rojo cinabrio, poderosamente adheridos a la superficie vegetal por medio de una especial resina encontrada en la selva de aquellos sus dominios keros. Es una pintura de alta calidad y muy resistente, conocida hasta hoy como esmaltes o lacas” (Sabogal 1952: 15,16).
“El chachacomo (o “chachacoma”) ha sido identificado como Escallonia resinosa (R. et P) Pers. [sic], desde hace algún tiempo” (Herrera 1941: 196).4 Por otro lado, el botánico cusqueño César Vargas Calderón, discípulo de Fortunato L. Herrera, señala que “El material usado en la fabricación de los vasos o keros, pertenece a algunas especies vegetales, a saber: “Chachacomo”, Escallonia resinosa, frecuente. “Lambran”, Alnus jorullensis, menos frecuente y de algunas Palmeras, Bactris, principalmente, menos frecuente.” (Vargas 2001: 89).
Actualmente, el análisis microscópico de secciones delgadas abre perspectivas más precisas, pues es necesaria la contrastación de los árboles nombrados en las crónicas y la sistemática de la moderna taxonomía botánica a través de la observación microscópica de muestras provenientes de queros de madera precolombinos, coloniales y/o republicanos,5 aunque esto es una práctica aún ausente en el Perú.6 Sólo existe una experiencia de identificación directa de la madera de queros en muestras extraídas de especímenes de la colección del Museo de América de Madrid (Carreras y Escalera 1998). En este estudio, de un conjunto de 42 queros, se llega a la conclusión de que “la mayoría de las piezas fueron confeccionadas con madera de Escallonia resinosa conocida como Chachacomo. Otras dos piezas pertenecen a Alnus jorullensis, conocida como Lambrán (sobre lo cual no existían reportes anteriores) y otra de las piezas pertenece a Hymenae courbaril, conocida como Jatobá, Quebracho o Courbaril. Todas estas especies están representadas en la zona del Cuzco, correspondiéndose con la procedencia de las piezas.” (Carreras y Escalera 1998: 217, 218).7 Asimismo, las 39 piezas (98% de la muestra) fueron definidas como Escallonia sp., y “probablemente” son Escallonia resinosa, pues habría más integrantes de la familia Escalloniacea que poseen una estructura anatómica muy homogénea que haría difícil la diferenciación entre especies de esta familia. Hay que señalar también que las muestras observadas fueron contrastadas con Escallonia tortusa recolectada por Lebacq en Perú. (Carreras y Escalera 1998: 219, 220).
Al parecer, esta diferenciación entre las especies de la familia Escalloniacea ya fue anotada por Fortunato L. Herrera tan tempranamente como 1920, pues en la serie de contribuciones a la flora cusqueña señala las especies: Escallonia myrtilloides, L.; Escallonia resinosa, Pers. y Escallonia Pilgeriana, Diel; todas conocidas como “Chachacomo” (Herrera 1920: 8).8 Para culminar, actualmente la chachacoma (Escallonia resinosa) ofrece características de una madera considerada de alta calidad y buena dimensión, apropiado para leña y carbón de alto poder calórico que, además, tiene usos medicinales, tintóreos y potenciales melíferos (Paredes s/f [en línea]).
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1 Aún está en uso en algunas zonas rurales del Perú y se les conoce como “queros campesinos”.
2 Como mencionamos, los vasos ceremoniales tienen una larga vigencia, sin embargo, específicamente, y hasta donde sabemos, el vaso de madera decorado tiene un registro que se remonta al Horizonte Medio. Lo atestigua un hermoso ejemplar decorado con iconografía Wari en relieve de la colección del Museo Nacional de Arqueología, Antropología e Historia del Perú, con código MO-0120.
3 El diccionario de Gonzalez Holguin señala: “Chhachha coma: Un arbol que sirue de leña” (Gonzalez Holguin 1989: 90 [1608]).
4 Esta identificación se mantiene en uno de los estudios más extensos sobre el tema de los queros que apela a otras experiencias en la identificación directa de la madera (Flores et al. 1998: 45).
5 Debe considerarse una interrogante pertinente el saber a ciencia cierta si lo que las crónicas llamaban “chachacomo” se refiere al árbol que actualmente se designa así, o, la variedad, o variedades, que pueden haber sido usadas en la confección de los queros coloniales. La misma premisa es válida para los queros de diferentes periodos a lo largo de su historia.
6 Recientes trabajos del Departamento de Etnobotánica y Botánica Económica de la UNMSM aplican la técnica, pero no sobre muestras de maderas de queros.
7 Como vimos, sí existían referencias al uso de lambran como árbol que proporcionaba la materia prima para fabricar queros.
8 Aunque, posteriormente, este mismo autor señala sólo dos especies Escallonia resinosa y E. myrtilloides L. f. (Herrera 1943: 45). Cabe mencionar, asimismo, que de acuerdo a una anciana informante natural del Cuzco, actualmente, se distinguirían tres tipos de chachacoma y hasta una calle llamada “chachacomayoq”. Agradecemos esta referencia a Betsy Vallenas Centeno (com. pers., 2004).